XIX - Titulares
Las noticias matutinas estaban repletas del arresto de Fernando Rizzo, causante del conflicto que se había desatado en el centro de la ciudad. Y acreedor de otros delitos, entre ellos los negocios ilícitos.
El principal capo de los Rizzo se encargó de hacerle llegar una carta a Lombardi, dónde le explicaba lo sucedido y los planes de las demás familias.
El hombre de ojos azules no podía creer lo que estaba pasando, siempre había sido honesto con el resto de las 4 Familias, nunca había dado un paso en falso con ellos.
Aunque pensándolo fríamente era de esperarse, la envidia siempre existiría y el querer derrocar al rey era un escenario tentador.
Pero a Damián Lombardi eso no le importaba, él quería saber el por que Rizzo había tomado esa salida rápida. Por lo que movió algunos contactos que tenía en la policía y pudo ver a Fernando, quién estaba confinado en una celda apartada.
Había hablado sobre el tiempo, pero no comprendió bien a que se refería con exactitud.
—No debiste hacer esto, los dos habríamos podido encontrar otra salida. Siempre lo hemos hecho.
—Te mereces una vida tranquila Damián, vive lo que puedas por ahora y no te preocupes por mí.
Logré averiguar un par de cosas en esta semana y estoy seguro quién desencadenó todo esto fue Jhon Miller, algo me dice que tiene planeado eliminar a las 5 familias.
Dile a Gabriel que tenga cuidado con él y hazlo tú también.
—Te juro que voy a sacarte de aquí.
—No deseo que lo hagas, quiero que seas feliz... lejos de todo esto, el tiempo que te quede disfrútalo con tus hijos. No desperdicies tu tiempo en mí, no lo merezco.
Y hasta dónde sabes tú y yo somos enemigos a muerte.
—Si es que salimos de esto —hizo una pausa tratando de esconder su estado de animo—, no vuelvas a hacer una locura sin consultarme.
Fernando no quiero que estés aquí, déjame ayudarte por favor.
Rizzo no quería que desperdiciara su tiempo en él, lo que había hecho solamente lo hizo para salvarlo. No para darle preocupaciones y era lo que Damián se negaba a entender.
—No lo hagas más difícil, te juro que estaré bien.
—Me hubiese gustado que hablaras conmigo antes.
Solamente pudo tomar sus manos y despedirse así de él, realmente lo tenían custodiado. Ni siquiera podían abrir la reja sin que se informará a toda la zona.
Damián ahora tenían un consejo importante que darle a su hijo, debía poner más esfuerzo en comprar a la política y a la policía.
Esa fue la última vez que pudo verlo, y eso fue por que Fernando movió varios contactos que tenía dentro de la policía y les pidió que lo trasladaran a un lugar apartado, sin visitas. Y a cambio daría información importante.
No quería atormentar a Damián Lombardi, solamente quería que fuera feliz los días que le quedaban.
El día que murió el principal capo de los Lombardi, no pudo evitar llorar.
Aún guardaba profundamente el recuerdo de la última vez que lo vio.
Fernando estaba destrozado, ni siquiera podía despedirse de él.
Probablemente Gabriel, ni Sergio lo permitirían, así que de todas formas el final seguía siendo el mismo.
Ahora realmente lo había perdido todo, solamente le quedaba seguir rodeado de esas paredes y rejas.
Sabía que Damián le había dejado una carta, pero no era capaz de leerla, no quería tenerla entre sus manos.
Ya era castigo suficiente el saber sobre su muerte, no quería saber que probablemente había muerto odiandolo.
Un nuevo capo había surgido, la descendencia directa de Damián Lombardi.
Fernando tan solo esperaba que esta vez las cosas fueran diferentes.
Aunque se esperaba que la verdad nunca saliera a luz, era una de las peticiones de las demás familias. Que jamás se tocará el tema a las nuevas generaciones.
Y hasta el momento eso se había cumplido con exactitud. Ni Adrián, Gabriel, ni Sergio sabían acerca de lo sucedido.
Ése asunto se había enterrado para siempre.
Fernando Rizzo cargo con todo el odio por un bien común. Entregandose él... la Mafia volvió a ser parte de un mito.
Con su decisión salvo la vida de muchas personas y evitó una guerra innecesaria.
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