XIII - La Verdad
El principal capo de los Lombardi estaba un tanto nervioso por involucrar a su protegido en sus asuntos, pero debía prevenirlo.
El capo solamente le dio un último beso, uno profundo que lo dejará suspirando.
No quería reconocerlo pero estaba preocupado por Raffael, necesitaba conocer la situación que estaban atravesando.
Solo que no era fácil apartar al profesor, ya que aún deseaba profundizar el beso. Era indispensable controlarse ante sus bajos deseos, pero su imposible no lo hacía nada sencillo.
Por lo que optó por ir dejando besos por alrededor de su cuello mientras lo acariciaba, pero aquello solo empeoro la situación por que escuchó como la respiración de su protegido iba en aumento.
El joven de ojos grises abrió las piernas y lo atrajo más hacía él, necesitaba sentirlo cerca, quería impregnarse totalmente de su esencia.
—Cariño sabes lo mucho que te deseo, pero hay un asunto importante del que debemos hablar.
—¿Sobre qué es?
—De verdad no quiero involucrarte en mis asuntos, pero si es que vas a regresar al Instituto tengo que prevenirte de algunas cosas —suspiró con pesar—, no quiero que te sientas culpable de nada.
—No te preocupes por mí, te prometo que estaré bien.
El capo postro un beso en la frente de su protegido, luego acarició su rostro y después de meditarlo un poco decidió llamar a Sergio.
Su hermano no estaba de acuerdo en que Raffael estuviera ahí, lo miro con mirada de negación, los asuntos que iban a discutir eran serios.
Seguido de Sergio entro Bianchi, el Consigliere de la Familia.
—Gracias por venir Bianchi, se de lo que te pedí hace rato. Pero creo que es necesario que todos los presentes estén al tanto de la situación.
Principalmente de lo que ocurrió en mí ausencia, este asunto de Rizzo no ha terminado.
Gabriel cerró los ojos y le hizo una señal a Bianchi para que empezará a hablar. No podía mirar a Raffael a los ojos, sabía lo que probablemente sentiría su protegido.
—Mataron al Director del Instituto, entregaron su cabeza cersenada y probablemente envíen un dedo también. Aclararon que encontrarían al siguiente después.
El estilo de los Rizzo siempre ha sido visceral, así que probablemente envíen el cuerpo entero.
—Suficiente —menciono y lanzo una mirada severa al consigliere—, no pedí detalles.
—El tipo se lo merecía, tarde o temprano iba a pasar ¿Cuál es el problema? Todos vamos a terminar muertos, no es ninguna novedad.
—Sergio da igual si se lo merecía o no, el asunto a discutir es que tanto sabe Rizzo, tenemos que tener en cuenta todos los escenarios posibles.
Raffael estaba tratando de procesar la muerte del Director, no lo había conocido del todo bien. Pero no merecía morir como murió.
¿Cómo se habrá involucrado él en la Mafia? ¿Y qué tal si fue por qué de alguna forma Gabriel lo amenazó?
No se veía el tipo de persona que estuviera metido en eso, pero aparentemente nada es como él creía.
El capo debía poner al tanto a Sergio de lo ocurrido en la reunión, le mencionó la tregua temporal y lo que eso conllevaría.
Mientras que el joven de ojos grises tenía la mirada perdida, estaba pensando en las repercusiones que esto le traería. Hace tiempo que no hablaba con su Padre.
¿Y cómo hacerlo? Si en un principio Gabriel lo alejó de todo, solo le permitió en una ocasión mandarle un mensaje a Tony.
Lo que le daba tranquilidad es que su Padre se había ido de vacaciones a Inglaterra, un viejo conocido lo invito a pasar una temporada allá.
Eso era lo último que supo de él, luego toda su vida cambio para siempre.
Tampoco se molestó en buscar información de lo ocurrido en las calles y lo más seguro era que tuvieran todo cubierto. Ya que el Gobierno no quería que se filtrara la información de lo ocurrido.
Había algo que no lo dejaba estar en paz y lo atribuyó a la noticia de la muerte del Director.
Después de que terminaron de hablar, Gabriel le pidió a Sergio y a Bianchi que lo dejarán a solas con Raffael.
El joven Profesor ni siquiera se dio cuenta que se habían marchado, solo volvió en si cuando sintió que el capo lo rodeaba entre sus brazos.
—Perdóname por hacerte pasar por esto. Pero es que no tiene caso que te oculte las cosas, de todas maneras ibas a saberlo.
Solamente hay una cosa que puedo asegurarte, si Rizzo se atreve a acercarte a ti lo voy a matar —suscitó con seguridad mientras tomaba el rostro de su protegido—, es una promesa.
—Ahora no quiero pensar en lo que viene después, solamente quiero olvidarlo por un rato.
Gabriel ¿Ya puedo tomar mí teléfono? Necesito hablar con mi Padre, quiero saber si ya regresará de su viaje.
Lombardi asintió, luego de unos minutos regresó con el teléfono de Raffael y parte de sus documentos, con excepción del pasaporte.
—No lo necesitas, además que no sé en qué lugar esta.
—¿Aún no confías en mí?
—Es lo que tengo por ahora, tal vez se revolvió entre mis papeles, después reviso los sitios en los que puede estar. He incluso quizás lo tengas tú.
Gabriel se despidió de Raffael con un beso, dejándolo totalmente desconcertado con su actitud.
Los rumores eran ciertos, no es fácil ganarte la confianza de alguien de la Mafia.
Dejo pasar el asunto del capo, tal vez su actitud era por que había tenido una semana difícil.
Retomando el asunto primordial, la última vez que habló con su Padre fue antes de que él se fuera de viaje.
Finalmente era hora de hablarle y quitarse la preocupación de encima.
No quería decepcionar a su Padre, solamente quería saber que estuviera bien, eso era todo.
Ahora que revisaba sus mensajes, noto que tenía un viejo mensaje de texto de Tony, dónde hablaba cosas terribles sobre Gabriel.
También le mencionaba que conocía a alguien que podía salvarlos a los dos.
El joven de ojos grises había decidido no creer ni una sola palabra, se estaba enamorando del capo y no quería alejarse de él.
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