X- El Siguiente
Cuando trabajas durante tanto tiempo en la mafia agarras un cierto sexto sentido, el cual te hace saber si estas a punto de morir. Puedes sentirlo en el aire y esta vez parecía no ser la ocasión para Lombardi.
El hecho de que su instinto le dijera que no había por que cuidarse, no impedía que el capo estuviera listo para cualquier ataque. Y no solamente él, sus hombres de confianza estaban más que preparados para atacar a cualquiera.
No podía morir ahora, mucho menos cuando sabía que Raffael lo estaba esperando. Él se había convertido en una parte crucial de su vida.
Un beso suyo le hacía olvidar el mundo entero, amaba la sonrisa del profesor y todo el aroma que emanaba de él.
Incluso en más de una ocasión se planteó lo que sería recorrer su cuerpo, mientras lo veía sucumbir ante el anhelo y la pasión.
De pronto escucho la voz de Rizzo llamarlo, tal vez Gabriel usaría las navajas que portaba en su cinturón.
El capo no confiaba ni en su sombra, si cualquiera de los dos era capaz de atacarlo... al menos se encargaría de llevárselo con él. Solo necesitaban un corte magistral en la vena yugular.
—Gabriel no vine hasta acá solo para verte, quiero proponerte un trato ¿Por qué no dejamos qué las 3 familias restantes decidan de cuánto nos toca?
—No fuiste a la última reunión ¿Ahora quieres resolverlo? Tienes un cierto grado de bipolaridad.
—Ambos tenemos negocios en marcha que no han seguido su curso, probablemente sean los más rentables de las 5 familias.
—¿Qué negocio rentable encontraste?
—Esperemos que el tiempo decida cual es el mejor.
Pero por ahora quiero poner todo mi tiempo en ello y se que probablemente tú piensas lo mismo. Te doy mi palabra como caballero que me detendré cuando estés en tu casa, solo quiero darte un último regalo —suscitó con una ligera sonrisa—, se que les encantará. No fue fácil conseguirlo.
—¿A quiénes? Estoy completamente sólo.
—No arruinare mi sorpresa, por favor muestraselo también.
Por ahora no comprendía que habían sido esas palabras y aunque no quisiera logro dejarlo intranquilo.
Quería safarse de ese lugar, pero Miller no tenía planeado dejarlos ir.
Necesitaba ponerlos al tanto de algunas noticias y trucos que estaban usando él y las demás familias.
Al final se dieron un apretón de manos, pactando una tregua temporal en lo que las restantes familias dictaminaban una resolución satisfactoria para ambas partes.
Lombardi salió con prisa del lugar y en el momento que entro a su carro llamo a Sergio.
—¡¿En dónde estás cabron?!
—Estoy en tu casa revisando unos papeles ¡Qué sorpresa tan grata saber qué no estás muerto!
—Ni en tus sueños, no salgas de ahí por favor. Dile lo mismo a Raffael, no dejes que se mueva de donde esté.
—Así lo haré, pero dime ¿Qué fue lo qué pasó?
—Te contaré todo al llegar, por ahora haz eso que te pedí.
Sergio ya se sentía hombre muerto, no encontraba a Raffael por ningún lado.
Tuvo que salir a preguntar al personal, hasta que finalmente lo encontró en medio de los campos frutales.
Era un sitio que le gustaba frecuentar, pues era un lugar que le irradiaba paz y la calma que tanto necesitaba.
Sergio se estaba controlando las ganas de gritarle, pero sabía que si Gabriel se enteraba no le iría muy bien.
Ambos tenían que esconderse en un lugar seguro debajo de la casa, sabía que probablemente la famosa reunión no terminaría bien.
Y aunque lo fuera, estaba seguro que Rizzo les daría un regalo de despedida.
No iban a terminar las cosas así como así, nunca nada es tan fácil y esta vez no sería la excepción.
El menor de los Lombardi se encargo de proveerle una arma a Raffael, solo deseaba que supiera como usarla en caso de necesitarla.
—¿Has usado una de éstas?
—Gabriel me ha obligado a practicar, así que supongo que sí. Hablando de él ¿Todo resulto bien en la reunión? Es que parece que en esta casa nadie sabe nada.
Sergio prefirió no responder, después solo le dijo que guardará silencio.
Luego de unas horas Gabriel recibió una llamada, era del Consigliere que le hablaba para avisarle de algo.
Habían recibido un paquete en la entrada con un envoltorio de regalo.
Necesitaban su permiso para examinarlo, además de eso venía acompañado de una nota para él.
Gabriel aguardo en la línea, al igual que dio su consentimiento para que lo abrieran. Solo que pidió que tuvieran mucha precaución con eso, también pregunto por Sergio y Raffael.
Así que uno de los miembros de la Mafia se acercó con cuidado, primero verifico que no se tratará de un explosivo.
Después finalmente abrió el paquete y se encontró con algo familiar.
El olor era bastante nauseabundo que el soldati debió dar un paso hacía atrás.
—Estoy a nada de llegar ¿Qué fue lo que encontraron?
—Es la cabeza cercenada de Sáenz, junto con una nota que dice encontraremos al siguiente después, al menos pudo comprar el Instituto antes de que sucediera esto.
—Bianchi, no permitas que Raffael vea esto. Ya sabes que hacer.
—Le juro que así será, puede estar tranquilo de ello. Tenemos la casa vigilada de todos los puntos, no permitiremos que algo le pasé.
Rizzo tendrá que matar a mucha gente antes de que pueda llegar a él y además Sergio también esta.
Gabriel colgó el teléfono y se quedo pensando en el siguiente paso que daría. No le gustaba el rumbo que habían dado las cosas.
¿Qué tanto sabía Rizzo ahora?
Esto no era algo bueno, tal vez ahora realmente Raffael estaba en peligro y eso no lo permitiría.
Mataría antes a Adrián Rizzo si era necesario, nadie le arrebataria al hombre que tanto trabajo le costo conseguir.
Era un desgraciado, si se atrevía a tocar a su protegido lo tomaría como una declaración de guerra.
Lombardi construirá un ataúd con las medidas de Rizzo y no descansaria hasta verlo muerto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top