Epílogo

Este último tomo nos trae al principio de la historia, una forma de entender un poco más acerca de los personajes.

Anthony Feargal se había aliado no solo con Bruno Rizzo, si no también con Gabriel Lombardi, dos grandes capos de la Mafia Italiana. 
Pero de alguna forma Tony se hizo un poco más a favor del principal capo de la Familia Lombardi, esto era en gran parte por su amigo Raffael De La Vega.

Hace tiempo lo hizo participe de un nuevo cambio de imagen, solo para atraer más la atención del Mafioso de ojos azules.
Bruno necesitaba un espía y parecía que había encontrado al tipo ideal.

Pero un click cambio en sobremanera el rumbo de las cosas. Y todo se debió a una inesperada visita del capo de los Lombardi, quien como recordamos buscaba un sitio para dar en marcha el nuevo negocio que tenía en manos.

«La policía no tiende a buscar en los Institutos, por que al parecer estos estan alejados de tipos como yo»

Gabriel Lombardi tenía una voz ladina con un tacto de elegancia, no solamente eso sí no que cuidaba cada detalle de su vestimenta. El aura que emanaba de él era distinta a cualquier persona que el profesor había conocido. 

Aquél hombre era el tipo que Tony mencionó, la persona que deseaba obtener el Instituto para sus negocios.

No le había dado tiempo de tan siquiera cambiarse los lentes, parecía que le había fallado a su amigo. Estaba tan distraído con los exámenes de los alumnos que olvidó el tema por completo, más que Tony llevaba tiempo sin aparecer.
Pero seguía sin explicarse lo que haría su amigo con las fotos que les tomó a todos hace tiempo, parecía que todo comenzaba a encajar de algún modo.

El director Matt convocó a los profesores y miembros escolares, quería presentarles al nuevo dueño del Instituto Alexandria.

—Les presento al nuevo dueño del Instituto Alexandria C.N, Gabriel Lombardi Basteri, empresario de bienes raíces, inovación tecnologíca e importación de productos.

—Mi único interés es salvar este lugar escolar, poner innovaciones y hacerlo un lugar más adecuado para los alumnos, puedo lograr que este Instituto sea el mejor de toda Italia.

Cada uno de los miembros del Instituto paso a saludar al nuevo dueño, pero el profesor de ojos grises estaba en un lugar apartado, no tenía las agallas para ir y saludarlo nada más.
Sin darse cuenta no podía dejar de mirarlo, por lo que prefirió bajar la mirada y quedarse en dónde estaba. Solo que una voz lo hizo volver a la realidad.

—¿No piensa saludarme Profesor? Soy amigo de Tony, él me recomendó este lugar para innovarlo con tecnología de mi empresa, solamente busco el bien de este Instituto y quiero su aprobación.

—No hay opinión más importante que la del Director, es lo único valido aquí.

—¿Si usted fuera el Director me miraría a la cara? Tiene unos ojos muy lindos como para esconderlos.

—Lo lamento señor —respondió con nerviosismo—, es solo que no sé como podría serle de utilidad.

Había logrado sonrojarlo, la cercanía le estaba haciendo mal y eso lo supo de inmediato el hombre de ojos azules, por lo que tomó su rostro para mirarlo fijamente.

—Amo todo aquello que no puedo domar y lo que no puedo tener. Me encantaría llevarte a la perdición, deseo hacerte probar los deseos más bajos, podemos salir de la rutina que nos amarga la vida.

—¿El deseo de salir de la rutina?

«Una obsesión puede surgir por el deseo de escapar de la rutina»

Ya lo había sujetado de la cintura, pero él no estaba dispuesto a dar el primer paso, quería verlo caer antes, nada sería más dulce que hacerle perder la cordura a un joven profesor y él era la persona indicada para hacerlo.
Hace tiempo que no sentía esa emoción y el tipo era lo suficiente lindo como para dejarse llevar por una aventura.

—Un gusto conocerte cariño.

—Me llamo Raffael.

—Lo sé.

Después de aquello opto por marcharse, pero no sin antes darle un beso en la comisura de los labios, los ojos del profesor estaban cerrados, como si estuviera esperando algo.

Toda su vida se redujo a sus estudios y a su carrera, jamás hizo espacio para el romanticismo, hasta el momento ninguna mujer le había atraído lo suficiente como para perder su futuro. Solo que aquél sujeto era totalmente distinto, era demasiado lindo como para no ceder.

La única realidad es que era simplemente un seductor, tenía el modo correcto para envolver a cualquiera.
No iba dejarlo marchar, por lo que sujeto su mano con firmeza, todo sin importarle los demás a su alrededor.

—¿Cómo sabes sobre mí?

—Habla con Tony.

—No sé nada sobre él desde hace días.

—Si estas en problemas búscame, yo voy a protegerte si lo necesitas. Pero debes de venir a verme personalmente, no admito extraños en mi territorio.

Había puesto una tarjeta en su saco, ya sabía que Tony lo estaba traicionando, pero lo necesitaba para obtener a Raffael.
Él no quería mancharse las manos, por lo que le hizo llegar a Rizzo su propia información, alguien estaba en problemas.

Lo que el capo detestaba era ver a Raffael preocupado por el tema. Sabía dónde estaba Tony, probablemente Bruno estaba con él y planeaba sacarle información o voltearlo en su contra.
Y no estaba alejado de la realidad, por que realmente el profesor estaba preocupado por su amigo, ya que llevaba tiempo sin saber de él, pero le agradaba ver con regularidad al mafioso, aunque aún no sabía que tenía tan cerca a un criminal.

Lo único que había cambiado eran las rosas blancas en su escritorio, esto era un alivio en medio de tanto trabajo.

Solo que no sabía como pagaría el último pago de la renta, sin Tony presente no tenía forma de pagar el total del alquiler. Y el trabajo de lavatrastes lo estaba matando.
Estaba por darse por vencido, cuando sintió una mano tocar su cabeza con suavidad, el tacto se sentía bien, que no quería levantar el rostro del escritorio.

—¿Está todo bien cariño?  

—No tengo forma de pagar el alquiler de mi departamento este mes, si Tony no aparece no podré hacerlo.
El costo es un poco alto para mí sólo, por eso necesite a un compañero para poder con el gasto de un departamento.
Aun estoy pagando el préstamo que pedí hace tiempo para terminar mi carrera, eso se lleva gran parte de mi sueldo, no sé que hacer ahora.

Gabriel le tendió una rosa y Raffael solo sonrió, ya sabía que todas aquellas rosas debían ser de él. Al menos esos gestos aligeraban gran parte de su día.
Pero el capo no se limitaría con rosas, sacó su chequera y le entregó un cheque con una cuantiosa cantidad, además de algo de dinero en efectivo.

—No puedo aceptarlo. 

—Es la forma legal de hacerlo cariño y no soy de los que acepta un «no» como respuesta. Pronto vas a descubrir quien soy, pero por favor no temas mi vida.

—¿Quién eres Gabriel?

—Solo ten en cuenta que me gustas y procuraré protegerte de todo.

Dicho esto solamente se despidió del profesor con un beso en la comisura de sus labios, solo que el joven de ojos grises lo había detenido para darle un pequeño beso en la mejilla.

Con el paso del tiempo se enteró de la verdad y acerca de la nueva identidad del nuevo dueño del Instituto. 
Y como si fuera un profeta... realmente necesito de su ayuda, solo que ahora el mafioso tenía las intenciones de dejarlo ir.

Pero aquel beso rompió su determinación, su obsesión por un profesor común había sido sembrada, haría lo que fuera por otro beso de sus labios. Pero todo sería como en un principio, el capo esperaría que él diera el primer paso otra vez, no quería obligarlo a nada.

Mientras que el profesor estaba dispuesto a convertirse en un traidor y un posible capo por solo un beso de un mafioso en particular.

No habían sido las rosas, ni aquellos ojos azules tan hipnóticos como el cielo, solamente era el deseo de escapar de la rutina y una monótona vida.

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