Capítulo 7
ME DESPERTÉ EN una cama vacía, las sábanas estaban frías a mi lado. Apenas progresivamente me estiré antes de levantarme. Fuera de mi visión periférica, podía ver las flores marchitas que Justin me dio por mi cumpleaños. Era hora de tirarlas. No volverían a la vida. En un sentido curioso, me sentí identificada. Quizás eso es el por qué no había sido capaz de tirarlas a la papelera.
No había ninguna notita esperándome en la mesa de la cocina, ni flores ni chocolates ni peluches. No había pulseras bonitas o collares relucientes o anillos de compromiso. La mesa estaba vacía menos por una mancha de vino que la tintaba. Había sido mi vino y Justin lo había tirado cuando por poco vuelca la mesa en una pérdida de cabeza anoche.
Después de confesarle a Harry mis secretos ayer, la atmósfera en casa era diferente. Más rancia, más sofocante. Mi cerebro estaba partido en dos: una mitad contenta por contarle a alguien incluso el más mínimo detalle de mi vida, y la otra mitad hundiéndose en hambre y paranoia.
Como si fuera una señal, mi estómago rugió. No fui a la cocina.
Domingo por la mañana. Justin no tenía clases los domingos, ni tampoco tenía turno en el trabajo que empezó a principios de año. Cogí mi móvil, jugando con él en mis manos. Se enfadaría si le llamara. Podría estar en mitad de algo importante. No debería interrumpir.
Para cuando salí de la ducha y me puse ropa nueva, era más de mediodía. La televisión del salón estaba encendida y las llaves de Justin estaban en la habitación. Pasé una mano por mi pelo y me agarré las mangas del suéter cruzándome de brazos. Entré al salón, intentando poner mi mejor sonrisa.
No pregunté dónde había estado. No le pregunté si se había olvidado de nuestro aniversario. No quería agitarle.
"Hey," dijo. "¿Has dormido bien?"
No lo he hecho durante todo el mes.
"Claro," me senté a su lado, manteniendo distancias en caso de que no me quisiera cerca. "¿Y tú?"
Se encogió de hombros y cambió de canal. "Supongo que dormí bien."
Tragué, mirando fijamente a la pantalla en vez de a él. "Sabes, probablemente haya partido como todos los domingos."
"Hasta las tres no," me dijo. "Ya he hablado con unos amigos y he quedado con ellos en el bar para verlo. Hay nachos gratis." Me miró un instante y yo inintencionadamente crucé la mirada con la suya. Al menos se las apañó para fingir una sonrisa. "¿Quizás el próximo fin de semana?"
"Oh, claro."
Dejó descansar su mano en mi rodilla y le dio una caricia, después cruzó sus brazos sobre su torso. Con la tensión creciendo, podía sentir las paredes cerrándose sobre mí. Educadamente me excusé antes de volver a mi habitación y sentarme al borde de la cama-no me sorprendía que se olvidara de nuestro aniversario. No me sorprendería que no tuviera ni idea de que ya van ocho años.
Divisé mi móvil en la mesita de noche. ¿Por qué sentía la necesidad de llamar a Harry? Me dijo que lo hiciera si me hería o si estaba asustada. No estaba ninguna de las dos cosas. ¿El pánico crecía en mi estómago o era simplemente hambre? Ambas me hacían sentir débil, como si estuviera muriendo. La única cosa que empezó a asustarme fue pensarlo. La muerte había estado vagando por mi cerebro a menudo estos días. ¿Por qué? No era una suicida. No estaba depresiva o me habían diagnosticado alguna otra enfermedad mental. Solo estaba regodeándome en la autocompasión. Me hacía parecer más necesitada y patética de lo que ya era.
Desbloqueé mi móvil, miré el número de Harry en mis contactos. Cómo de fácil sería olvidar a Justin por un día. Seguramente él parecía haber conseguido olvidarse de mí. Solamente estaría dándole a probar su propia medicina. Excepto que no lo estaría porque hay una diferencia entre él y yo-yo me preocupaba por él. Mi ausencia le supondría un alivio. Así que, ¿por qué me causaba esto tanto dolor?
"Te lo dije, te dije que no serías capaz de resistirte."
Por poco me muero del susto, mi móvil calló al suelo en el proceso. Ni siquiera había escuchado a Justin venir a la habitación, pero ahí estaba, cotilleando sobre mi hombro. Me levanté instintivamente, dando la espalda a la mesita de noche. No tenía dónde esconderme, no tenía dónde ir. Quizás he estado demasiado tiempo deliberando sobre la idea de pedir ayuda.
Agarró mi brazo, apretando los dientes. "Siéntate," ordenó, su mirada era fría como una piedra y tan vacía como siempre.
Hice lo que me dijo mientras él se agachaba para recoger mi móvil. Me centré en tranquilizar mi corazón, dándome cuenta de que se estaba acelerando. Un ataque de pánico no me serviría de mucha ayuda ahora mismo. Pero, ¿cómo podía hacerlo cuando estaba cotilleando mi móvil? No había estado haciendo nada malo, al menos no que yo sepa. Aparentemente para Justin, lo estaba haciendo todo mal. De vez en cuando me miraba antes de volver los ojos a la pequeña pantalla.
"¿Fuiste a comer con ese bastardo ayer?" preguntó, con las cejas alzadas expectante. Me enseñó el móvil donde Harry me había enviado un mensaje después de colgarle. Todo lo que decía era, No te olvides, Maddie's café @12:30 :). No le había respondido, pero eso no le importaba a Justin.
"Yo-Yo solo fui a comer," tartarmudeé. "No pasó nada, lo-lo juro-"
La palma de su mano golpeó mi mejilla y me caí hacia un lado, cubriéndome donde me golpeó mientras intentaba reprimir el llanto. Bruscamente me empujó del hombro, agarró el cuello de mi camiseta y me empujó hacia arriba. Estaba en mi cara, el vacío en sus ojos ahora se había reemplazado por algo mucho más acojonante y despiadado-Su ira.
No dijo nada durante un largo período de tiempo, solo me miraba. Había esperado que hubiera un pedazo de su antiguo yo en él, estancado en algún rincón. Esperaba hacerle feliz de nuevo, llenarle de felicidad como solía hacer. La verdad agonizante hizo a mi corazón encogerse.
"Justin," suspiré, reprimiendo las lágrimas. "Es nuestro octavo aniversario."
No había esperado ese efecto en él, pero su agarre se atenuó. Sus ojos perdieron un poco de locura y sus manos golpearon sus pantalones. Me miró fijamente, y por un momento pensé que él podría llorar.
No derramó una sola lágrima ni tampoco habló. En vez de eso, se giró y cogió sus llaves de la mesita de noche. Abandonó la habitación. Momentos después, escuché la puerta de casa siendo cerrada.
Sosteniendo una mano sobre mi boca, nivelé mi respiración y pestañeé reprimiendo las lágrimas. Me agaché y cogí mi móvil, sacudiendo las manos como si me ayudara a calmarme. Sólo dudé por un instante, entonces esperé ansiosamente por una respuesta.
"¿Hola?"
Suficientemente extraño, no fueron mis revelaciones lo que me hicieron romperme. No había sido las incontables verdades que creí que había cubierto. Fue su voz. El mero sonido de su voz era como un puñetazo en mis entrañas y no podía evitar el huracán de emociones que me arrastraba.
"L-lo siento si te m-molesto," removí mis pensamientos, secándome las mejillas. "No iba a llamarte p-pero..."
Harry ignoró completamente mis disculpas. "Delilah... ¿por qué lloras? ¿Estás bien?"
Pellizqué el puente de mi nariz, mi voz era apenas audible. "No."
"¿Estás herida?"
Era mi turno de evitar su comentario. "¿Puedes...puedes quedar conmigo en algún sitio? Creo que voy a explotar si...si me quedo aquí por más tiempo."
"Estoy cerca del parque. ¿Te parece bien?"
Asentí, aunque no pudiera verme. "Gracias," murmuré, sintiéndome increíblemente culpable por molestarle con mis problemas.
Guardé mi móvil en mi bolsillo y miré alrededor de la habitación. Suspiré y fui al baño, intentando parecer como si no hubiera estado llorando. Mi mejilla todavía estaba ligeramente roja por el manotazo, pero se iría pronto. No había infligido más daño, sin embargo sentía que no había terminado. Simplemente estaba ganando tiempo.
Conduciendo al parque, sentí una fresca ola de emociones. Todavía en un debate interno conmigo misma sobre en quién estaba confiando y en quién no, concluí en que no me importaba si Harry era de confianza o no. No iba a contarle la historia de mi vida. Él era un hombro temporal en el que llorar, y cuando el juego acabase, no le guardaría rencor. Él había sido un respiro de sensatez para mí. Fingiera o no, era mejor que no tener a nadie que se preocupara por mí.
Atravesando el parque estaba el café donde fui ayer y el bar al que Justin siempre iba con sus amigos. Tenía el presentimiento de que estaba allí ahora mismo. Cuando salí del coche, no giré para ver el edificio, como si estuviera allí vigilándome. Me acerqué al roble donde Harry y yo quedábamos para las sesiones de entrenamiento, intentando poner a Justin en el fondo de mi mente.
Harry ya estaba allí. Cuando me vio, se quitó las gafas de sol y se acercó, puso una mano en mi barbilla y la otra buscaba marcas por mi cara. Me reí por la preocupación que parecía ser sincera, y absorbí este momento en vez de alejarle.
"Estoy bien," le dije. "Lo juro."
Solo cuando le miré a los ojos sus manos se apartaron de mi cara. "Estaba en casa de Gemma cuando llamaste. Me asustaste, de verdad."
"Lo siento. No quería llamarte porque no quería ser una molestia, pero yo...necesitaba tomar el aire, ¿sabes?"
"Delilah, te dije que me llamaras. No ibas a molestarme," me aseguró. "¿Qué ha pasado?"
Le conté todo lo que había pasado. Cómo me desperté sola, cómo Justin vino a casa de un humor extraño, entonces vio mi teléfono. Incluso le conté que me pegó, pero le aseguré que solo fue una vez. Le dije cómo recordé a Justin el día que era y entonces se fue sin siquiera decir una palabra.
"Se debe sentir culpable," sugirió Harry, frunciendo el ceño. "Quiero decir, si se olvidó."
"Quizás."
A penas pasaron diez minutos cuando mi teléfono sonó. Era un mensaje de Justin, me decía si podía quedar con él en el bar. No decía nada de si quería disculparse o no, solo me dijo que fuera.
"Está justo al otro lado de la calle," le dije a Harry.
Él asintió. "Iré contigo."
"Eso podría enfurecerle."
"Me mantendré alejado a no ser que me dé razones para no hacerlo," dijo, mirándome casi de manera protectora. "Si ha estado bebiendo, no sería considerado por mi parte dejarte a solas con él."
"Siempre un caballero," susurré, sacudiendo mi cabeza. Sin embargo, mis nervios se calmaron solo con saber que habría alguien que me animara moralmente.
Cruzamos la calle y vi a Justin fuera. Tenía un cigarro en una mano y en la otra, la cintura de una chica. Mis pulmones empezaron a oprimirse, mi estómago punzaba. No podía hacerlo. Sabía lo que me iba a decir. Esto no era una disculpa, esto era el fin de nuestra relación.
Justin alzó las cejas cuando vio a Harry tras de mí, su mandíbula se apretó. Titubeé con mis manos, intentando no mirar a la chica cuatrocientas veces más guapa que yo. Solo era cuestión de tiempo hasta que decidiera cortar conmigo. Lo sabía, y aun así había desperdiciado mi tiempo. Mi tiempo se había agotado y estaba afrontando las consecuencias.
Ninguno habló por largo tiempo y fue una situación un tanto incómoda. Justin finalmente tiró el cigarro y lo aplastó, entonces se dirigió a mí. Quería encontrar remordimiento en su mirada, alguna evidencia de que todavía le importaba.
No había nada.
"Debería habértelo dicho antes," dijo. Hizo un gesto con sus manos entre él y yo. "Esto no estaba funcionando, Delilah."
Mis rodillas flaquearon. Justin me cogió del brazo y me apartó de Harry y de la chica. Me solté bruscamente de su agarre en cuanto estuvimos alejados. El dolor empezaba a notarse en mi cabeza.
"Yo...yo estaba cambiando por ti," le dije, con ojos llorosos. Hablé demasiado alto. Harry y la otra chica se giraron para vernos. "Todo este tiempo he estado intentando hacerte feliz."
Arrastró una mano por su cara, sacudiendo la cabeza. "No eres la chica que solías ser."
Yo estaba intentando controlar la respiración mientras hablaba. "Sé que no soy tan pequeña como solía ser, pero lo estoy intentando Justin. Todo lo que siempre he querido era hacer que esto funcionara."
Posó sus manos en mis hombros, girándome para ver a Harry y a la chica. "Mírala."
Lo hice. El sedoso pelo negro le llegaba a mitad de su espalda, un top corto exponía su delgada y a la vez tonificada tripa, los shorts revelaban sus piernas delgadas que cualquier mujer envidiaría. Su cara estaba esculpida perfectamente. La nariz no demasiado grande ni demasiado pequeña, los labios carnosos pero no demasiado grandes. Sus ojos eran de un azul deslumbrante, su piel blanca y de complexión clara. Parecía un ángel, una diosa incluso.
"Ahora mírate," susurró, todavía cerca de mí. "Y dime a quién elegirías."
También lo hice. Bajé la mirada a mis muslos gruesos, mis voluminosas caderas, mi grande vientre. No podía mirar mi cara, pero lo había hecho antes muchas veces en el espejo por largos períodos de tiempo. No era nada mejor. Mejillas rechonchas, la nariz un poco demasiado grande, los labios un poco demasiado pequeños. Ojos marrones apagados que no tenían brillo, la piel medio morena y mi cara tenía pequeñas pecas y manchas.
"Ella," dije, con la voz rompiéndose. "La escogería a ella."
La chica se había acercado a nosotros. "¿Cómo ha ido?"
Me sentía entumecida, vacía, perdida.
Justin me miró antes de sonreírla. "Lo ha entendido."
La chica posó una mano sobre mi hombro, con los ojos enfermamente llenos de falsa sinceridad. "Está bien, cariño. No todo el mundo puede ser modelo."
Casi me había olvidado de que Harry estaba ahí hasta que habló. "Espera, espera, espera. ¿De verdad estás echando a perder ocho años de relación sólo por el peso de Delilah?"
"Eso no es asunto tuyo," gruñó Justin.
"¡Ha estado pasando hambre las últimas tres semanas! Ha perdido una insaludable cantidad de kilos. Seguro que te has dado cuenta," discutió Harry, pareciendo haber llegado al límite.
A penas estaba escuchando nada. Mi cuerpo dolía y solo quería tumbarme y nunca despertar. Flotar en una sensación de serenidad y esconderme, donde nadie pudiera dañarme de nuevo. No desearía este dolor ni a mi peor enemigo. Dar tanto de ti por alguien sólo para descubrir que realmente no te quería para nada...
Justin empujó a Harry por el hombro. "¿Por qué no cierras la boca antes de que te arrepientas? Soy el capitán del equipo de fútbol de la universidad, tío, no quieres tener problemas conmigo."
Harry se mofó. "Soy entrenador físico con un pasado de atleta también. Diría que estamos en las mismas condiciones."
"¿Quieres poner a prueba tu teoría?"
La chica parecía demasiado entusiasmada por verles pelear. Ver a Justin en la cara de Harry me trajo de vuelta a la realidad lo suficiente como para interponerme entre ellos. Puse mi mano sobre el pecho de Justin, pero no podía atreverme a mirarle a los ojos.
"Ya has causado suficiente daño," susurré. "Sólo déjanos marchar."
Podía sentir la intensidad de su mirada sobre mí, pero le di la espalda y empujé a Harry hacia atrás un poco. Mantuvo su mirada fija en Justin, con la mandíbula apretada, pero pronto le dio la espalda. Caminó a mi lado a través de la calle, y solo me giré una vez para mirar a Justin sobre mi hombro. Ni siquiera me estaba mirando. Su cara estaba pegada a la de la chica guapa a su lado.
Quizás verle besándose con otra es lo que me hizo pararme. Recuerdos felices de nosotros pasaron por mi cabeza, haciéndome anhelarlo aún más. Pero lo había perdido todo. Había fallado. No había vuelta atrás para lo que ya se había perdido. Él estaba con ella ahora, y nunca volvería a ser mío.
Entonces estaba Harry, con sus ojos fijos en mí con preocupación. Se había quedado a mi lado, incluso aunque había llegado al parque con él hace poco. Estaba en la cuerda floja cuando apareció, pero ahora estaba cayendo al abismo. Había estado esperando a que Justin alcanzara mi mano, para salvarme de tocar fondo y desaparecer para siempre.
Finalmente, me di cuenta de que Harry había sido el único que había estado intentando alcanzarme. Estaba dispuesto a subirme para mantenerme a salvo.
Todo lo que tenía que hacer era agarrarme con fuerza.
☆☆☆☆
Novela original escrita en inglés por juliaxwrites
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