Capítulo 6
JUSTIN Y YO tuvimos otra pelea anoche. Parece que suelen ocurrir a menudo, y eso es mucho decir considerando que teníamos una casi todos los días. Ahora apenas podía levantarme por las mañanas sin tener miedo de los gritos, e incluso no dormía por las noches por miedo a sus manos. Siempre estaban en puños, siempre más alzadas de lo que deberían.
Anoche me dijo que era mi culpa que él estuviera tan enfadado. Mi culpa que no pudiera vivir en paz. No necesitaba decirme tales cosas--ya lo sabía. Nunca le gustaba estar en público conmigo durante mucho tiempo. No quería que los demás le vieran tan avergonzado, decepcionado. Lo entendía. Por desgracia lo entendía bien.
Por poco no fui a la comida que le dije a Harry que asistiría, pero con un poco de maquillaje y firmeza tuve que jugar mi parte, así que fui. Él necesitaba creer que no ganaría para hacer esto más fácil. El objetivo del juego era simple: evitar la humillación. Juega tu papel y pronto serás coronado vencedor. Se rendiría cuando se diera cuenta de que no ganaría. No habría otro motivo por el que tuviera que seguir con su misión.
Me llamó anoche para concretar dónde quedaríamos y cuándo. También quería confirmar que todavía iba a ir. Tras una rápida confirmación, tuve que colgar porque Justin había llegado a casa y la dureza de sus pasos contra el suelo eran suficiente evidencia como para saber que estaba cabreado. No quería provocarle más.
El coche de Harry llegó al parking del café después de que yo llegara. Salió, con gafas de sol sobre su nariz y pasó una mano por su pelo. Lamió sus labios y parecía enfadado. ¿Al fin entendió que no le dejaría ganar?
Dudosamente, salí de mi coche y entré en su campo de visión. Me ofreció una sonrisa pero estaba fingiendo, estaba más distante de lo normal. Era falsa, pero un tipo diferente de falsedad. Estaba intentando hacerme pensar que estaba feliz en vez de hacerme pensar que le importaba. Se le daba mejor hacer lo último. Ahora, su humor era mucho más claro.
Abrió la puerta del café para mí, y me mantuve en silencio hasta que el mesero nos llevó a una mesa para dos en mitad de la sala. No estaba muy lleno. A penas era mediodía. Se llenó rápidamente, de todas formas, y la gente se sentó en las mesas cercanas a la nuestra muy pronto.
Harry estaba mordiéndose el interior de la mejilla, revisando el menú. No era propio de él no empezar conversación.
"Te ves animado hoy," murmuré con sarcasmo.
Él suspiró. "Lo siento. ¿Es tan obvio?"
"Tan obvio como que el fuego da calor."
Rió, apoyando su espalda en el respaldo de la silla. Había una extraña mirada en sus ojos, una que no había visto nunca antes. Se sentó bien de nuevo y jugó con el anillo de su dedo corazón. Parecía algún tipo de reliquia familiar. Contestando a mis pensamientos, dijo, "Mi abuelo me dio este anillo cuando tenía 12 años, en su lecho de muerte. Dijo que si lo perdía, vendría a atormentarme." Mostró una sonrisa, pero no había sinceridad en ella.
"Parece que fue una buena persona," bromeé.
"Lo era, hasta cierto punto. Siempre era algo pesimista y muy posesivo con sus cosas. Fue impactante que incluso me confiara esto."
Le miré fijamente por un momento antes de mover la cabeza hacia un lado. "¿Es esto una especie de treta para hacerme ver que puedo confiar en ti?"
"¿Acaso no se me permite hablar de mi vida contigo?" preguntó, alzando las cejas. "No tienes que confiar en mí para tener una conversación."
Odiaba admitir que me sentía un poco ridícula. Él solo estaba intentando conversar conmigo y yo acababa de ser persuadida de que simplemente me estaba manipulando. Abrirse a alguien es una buena forma de conseguir su confianza, pero también una estupidez. Les influencias, lo cual es el por qué prácticamente no sabe nada sobre mí.
"Lo siento," dije en voz baja.
A pesar de la melancolía en sus ojos, sonrió. "Está bien. Estás paranoica. Lo entiendo."
"No estoy paranoica."
Se quedó mirándome tanto tiempo que me sentía incómoda. Sus ojos especialmente se centraron en la parte izquierda de mi cara, parte en la que Justin golpeó anoche. Miré hacia mi derecha, intentando conseguir que mi pelo cubriera la zona herida. Todavía estaba mirándome.
"No olvides mis condiciones," le dije para detener cualquier conclusión que estuviera haciendo.
"No lo he olvidado, Delilah."
"Entonces deja de mirarme."
"Vale, ya no te estoy mirando."
Miré de reojo y vi que aún seguía mirándome, entonces tontamente volví a girar mi cara. "¡Me has mentido!"
Se estaba riendo. "Bueno, lo siento, pero me gusta mirar tu cara."
"Eso suena a lo que diría un asesino en serie para atraer a su presa," le dije, pero irónicamente, una parte de mí se relajó.
No respondió y fue un momento de silencio. No quería arriesgarme a mirarle en caso de que aún siguiera observándome, aún buscando respuestas. Así que seguí mirando hacia la derecha por la ventana, esperando que la gente no estuviera juzgándome ya que estábamos en mitad de la cafetería.
De pronto, sentí algo pequeño y húmedo golpear mi mejilla. Fruncí el ceño, observando la pequeña bola de papel húmeda que se encontraba en la mesa. Alcé la mirada hacia Harry, con la mandíbula y los ojos bien abiertos. Estaba intentando contener su risa mordiendo su labio inferior, con una pajita en su mano.
"¿Me acabas de tirar una bolita de papel mojada de saliva?"
"No, la metí en agua. Así que te he tirado una bolita de agua."
Parpadeé múltiples veces, entonces le di una mirada confusa. "¿Por qué?"
Se encogió de hombros. "No me ibas a mirar. Tenía que atraer tu atención y hablarte no estaba funcionando."
"Una ruta un poco infantil la que has escogido."
"Ha funcionado."
De alguna manera, estaba intentando reprimir mi risa. Esto era claramente lo que él buscaba: atraer a la presa para hacerlo más fácil. ¿Por qué le estaba dando la satisfacción? Me dije a mi misma que no le podría dejar ganar.
Aun así me reí, sujetando mi cabeza y poniendo mis manos sobre mi cara. Él se estaba riendo también. Le miré, con las manos aún tapando mi cara. Parecía imposiblemente adorable riéndose. Los ojos entrecerrados, los hoyuelos haciéndose más profundos en sus mejillas, una brillante sonrisa que le iluminaba el rostro. No debería haberme quedado mirándole, pero era difícil no hacerlo. Estaba segura de que la cafetería entera tenía sus ojos puestos en él.
La camarera vino a tomar nota de nuestro pedido y nuestras risas cesaron. Harry se pidió una hamburguesa con patatas fritas, entonces se dirigieron a mí. Estaba un poco sorprendida de que me dejara ordenar. Era mi entrenador, ¿no quería asegurarse de que no tomara comida basura? Justin lo hacía y solo era mi novio.
"Oh, um...No tengo hambre," la dije.
"¿Estás segura, cariño?" preguntó la mujer de mediana edad con un acento sureste.
Sonreí y asentí.
"De acuerdo entonces. Su hamburguesa estará lista en poco tiempo."
Cuando se fue, hubo una tensión creciente entre Harry y yo, una vez más. Le miré y frunció sus labios. Sabía que la pregunta estaba al caer, y apenas un segundo después de que lo pensara, preguntó, "¿No tienes hambre?"
"He desayunado hace poco," mentí.
Era difícil saber lo que estaba pensando. No estoy segura de si me creyó o no. Me dio una sonrisa débil y no dijo nada más.
Mientras esperábamos por su comida, tuvimos una pequeña charla. Cosas típicas y sin importancia como nuestros gustos en películas y libros, hobbies y actividades. Sin embargo, no podía dejar de pensar por qué estaba tan malhumorado antes. ¿Era porque no quería comer conmigo pero su papel se lo requería?
Decidí preguntarle, dejando mi papel aparte. Ladeó su cabeza con una sonrisa divertida en sus labios, pero un rayo de angustia cruzó sus ojos.
"¿Quién es el cotilla ahora?" bromeó.
Rodé mis ojos, sintiendo mi cara enrojecer. "No importa. Olvida la pregunta."
Se echó hacia adelante en la mesa. "Te propongo un trato. Si respondo a tu pregunta, te pregunto algo a ti. Es justo, ¿no crees?"
"Es lo típico que hacen los cotillas," discutí. "No voy a tragármelo."
"Todo el mundo es cotilla," dijo. "Y he llegado lejos, ¿no?"
Me mordí el labio inferior, contemplando la opción. Quería saber por qué estaba tan malhumorado y si yo era la causa. No me sorprendería si fuera así, ya que suelo provocar frustración. Tengo ese efecto sobre los demás.
Pero lo cierto es que su pregunta me pondría entre la espada y la pared. ¿Podría ver lo que escondía? ¿Podría hacer una pregunta difícil que no pudiera ser capaz de responder? ¿Acaso el preguntar merecía saber la causa de su espanto?
"De acuerdo," dije insegura. "Pero tienes que contestar con sinceridad."
"No te mentiría," dijo Harry. Entonces pensó un poco y habló, "Tú tienes que ser sincera también."
Después de un largo momento de debate. "Trato hecho."
Inhaló una bocanada de aire y empezó a girar el anillo de su dedo de nuevo. "Anoche, Gemma me llamó y dijo que mi exnovia no dejaba de llamarla y colgar. Me cambié de número después de que rompiéramos, y Gemma pensó que solo estaba tratando de contactar conmigo. Así que la llamé desde el móvil de un amigo y le pedí que dejara de molestar a mi hermana."
Harry hizo una pausa cuando la camarera vino con su hamburguesa, entonces retomó la charla cuando ésta se fue. "Esta mañana se presentó en la casa de Gemma. Cuando rompí con ella, vivía en la casa de un amigo, así que obviamente no sabe dónde estoy ahora. Conduje hasta allí y empezó con la típica escenita que seguro levantó a todo el vecindario. Gemma tuvo que amenazarla con llamar a la policía para conseguir que se marchara."
Estaba confusa-¿Yo no era la causa de su agitación?
"Bueno," dije finalmente, "parece muy acosadora."
Rió débilmente. "Un poco, la verdad."
Me imaginé la escena en mi cabeza lo mejor que pude. No había visto nunca a Gemma, pero me la imaginé con pelo marrón como su hermano y los ojos verdes. Delgada y un poco pálida, pero igual de compasiva-o al menos es lo que parecen. Ella estaba de pie en la puerta de su casa, Desiree a su alrededor. Una delgada y perfecta chica rubia con curvas teniendo una rabieta en el césped. Harry conduciendo hacia la casa, intentando calmarla con sensatez antes de frustrarse y chillarla.
Era un desastre y estoy segura de que lo era mucho más encontrarse en medio de esta situación.
"¿Puedo preguntar yo ahora?" dijo, trayéndome de vuelta a la realidad.
El nerviosismo cruzó a través de mí. "Supongo que de eso iba el trato."
Estaba mirándome fijamente a la cara de nuevo y yo estaba esperando, esperando ansiosamente. Iba a preguntar sobre ello, pues claro que lo iba a hacer. ¿Por qué no lo haría? No era típico solo en él, sino que cualquier persona lo preguntaría. ¿Cómo iba a responderle? Podría intentar mentirle, pero normalmente es bueno cazando la mentira. Podría decirle la verdad, pero Justin no-
"¿Vas a asistir a la sesión del lunes?"
Bueno, eso no me lo esperaba.
"Sí," dije, mirándole confusa con las cejas fruncidas.
Sonrió, pero entonces captó mi desconcierto y dijo, "¿Qué?"
"Sé que lo has visto."
Quería pegarme una bofetada a mí misma. ¿Por qué no podía mantener mi boca cerrada cuando estaba con él? Posiblemente se me quedaría mirando y sonriendo por un rato más y yo le diría cualquier cosa que se me viniera a la mente. Era muy fácil entablar conversación con él, lo que hacía más difícil confiar.
Harry no preguntó porque sabía exactamente a lo que me refería. "Sí, lo he visto."
"Pensé que ibas a preguntar por ello," admití, mentalmente golpeándome. "Podrías haberlo hecho, pero no lo hiciste."
"Me dijiste que no fuera cotilla."
Abrí mi boca para hablar, pero la cerré. Esto era otro truco. Seguro que lo era. La gente no respeta los deseos de los demás literalmente. Cualquier persona normal habría preguntado sobre el moratón bajo el maquillaje que se puede ver con claridad si te fijas bien, pero él no lo ha hecho. No tenía sentido.
Aún estaba flipando cuando se encogió de hombros, una sonrisa fácil se dibujó en sus labios. "Si quisieras decírmelo, lo harías. No le veo sentido cómo esa pregunta ayudaría a no presionarte. El primer paso para confiar es el respeto."
Era definitivamente un truco.
Pero apenas creía en mí llegada a este punto.
"¿Tienes tiempo de dar un paseo cuando termine de comer?" preguntó.
No pude hacer nada más que decir, "¿Cómo es que no te hartas de mí?"
Su mirada se transformó en una seria. "Te lo dije hace tiempo, disfruto de tu compañía Delilah. También te dije que nunca te he mentido."
***
¿Alguna vez dejaría de fallar?
La comida de Harry parecía tan tentadora, era difícil apartar la mirada de ella. Me preguntó varias veces si quería un poco, aunque rechacé las ofertas. Pero pude oler las patatas fritas y parecían tan bien hechas, al punto de sal. La boca se me hacía agua, mi estómago rugía, y quería probar al menos una. Solo para calmar mi conciencia.
Robé una intentando parecer un juego y así no sospecharía. Se rió de mi acto, sacudiendo su cabeza antes de poner el plato en mitad de la mesa. Al momento me arrepentí de haber robado la patata, porque después quise una segunda y una tercera. A la cuarta, quería vomitar.
Cuando fuimos al parque, Harry me enseñó un sendero natural donde a veces lleva a Desiree. Pude entender el por qué. Había un río en el que había un sucio y pequeño pez saltando y nadando. Vimos un ciervo en la distancia. Las mariposas estaban por todos lados y eran variadas. El lugar era impresionante, y no era nada de lo que me esperaba.
Nos sentamos en un banco que estaba al lado del río, los pájaros cantaban a nuestro alrededor. Era tan pacífico, probablemente podría haberme dormido. Una ligera brisa removió mi pelo, y bajo la sombra de incontables árboles, había una buena temperatura.
"Se honesto," dije en voz baja, no me atrevía a mirarle. "¿Crees que soy una carga?" Era difícil incluso decir las palabras en voz alta lo suficiente para que me oyera.
Harry no habló por un momento largo. "¿Él te dice que eres una carga, Delilah?"
Empecé a jugar con mis manos. Sabía que me estaba mirando, así que me encogí de hombros, todavía mirando a mis pies. Estaba segura de que Justin no pretendía decir todo lo que me dijo anoche. Estaba borracho. Pero aun así, ¿no dicen que los borrachos siempre dicen la verdad?
Harry suspiró en descontento, parecía que se puso un poco agraviado. "Cualquiera que te diga que eres una carga no se merece conocerte. Sé que dijiste que no fuera cotilla, pero...Delilah, ¿por qué narices sigues con él?"
Estaba inmersa en mis propios pensamientos. Su pregunta entró por un oído y salió por el otro. Mis dedos se posaron sobre el moratón de mi mejilla. Las lágrimas se acumulaban en mis ojos y quería culpar a la marca, pero lo cierto es que sabía que era porque yo era la única que estaba mintiendo. A mí misma y a todo el que me rodeaba. Estaba decepcionada, después de todo. Debería culparme por todas las cosas malas que he hecho, por todas las mentiras.
Diciendo mis pensamientos en voz alta, ya no estaba segura de lo que estaba haciendo. "Le creo," susurré. "Cuando me dice cosas así, le creo. ¿Por qué no habría de hacerlo? Me miro al espejo y veo lo que me llama. Lo veo todo y veo todas las cosas que me dijo. Es mi culpa por ser una carga. Entiendo por qué siente la necesidad de herirme. Yo también lo haría."
Sabiendo que no sería capaz de mirarle, Harry se levantó del banco y se arrodilló frente a mí. Estaba intentando hacer contacto visual. "¿Te has herido a ti misma, Delilah?"
Arrastré mis manos a través de mi pelo, mis uñas clavándose en mi cuero cabelludo. Estaba llorando. ¿Por qué lloraba tanto? Odiaba eso de mí. Odiaba llorar tanto y lo odiaba mucho más. Me odiaba a mí misma. Odio, odio, odio.
Agarró mis manos, tal y como lo hizo ayer en el supermercado y las sujetó fuertemente. "Delilah, quizás...quizás necesitas ver a un profesional. Solo quiero ayudarte y estoy empezando a preocuparme mucho por ti."
Mis latidos se aceleraron, las yemas de mis dedos se entumecieron. Podía sentir que el ataque se aproximaba y estaba abrazándome a mí misma lista para tocar fondo. Seguía acercándome, acechando. ¿Cuándo caería de cara? Sería el fin, entonces. ¿Me importaría? Casi suena deseable.
Cálidas, grandes manos se posaron en mis mejillas y ojos verdes contactaron con los míos. Misteriosamente, mis pulsaciones se fueron atenuando gradualmente. Pude sentir mis dedos agarrando el borde del banco. No apartó la mirada y yo tampoco, y era extraño, sentí que nos unía un vínculo. Irracionalmente, creía que solo era más manipulación. Racionalmente, creía que de verdad le importaba. Prefería mucho más la última.
"Estás bien, ¿no?" susurró.
Inhalé lentamente, después exhalé de la misma manera como preparándome. Asentí para persuadirle de que estaba bien. Inciertamente, sus manos se deslizaron por mis mejillas. Debería haber sido vergonzoso la manera en la que nunca rompió el contacto visual, pero de alguna manera fue totalmente lo contrario. Por una vez en mucho tiempo, me sentí en paz, incluso aunque antes me estaba convenciendo a mí misma de que esos ojos engañaban.
Después de un rato, tomé otra bocanada de aire y aparté la mirada. "Nuestro octavo aniversario es mañana," le dije, ignorando el comentario que hizo sobre la ayuda de un profesional. Jugué con mis dedos, mirando mi regazo. "¿Qué pasa si me hace daño?" Odiaba lo débil que sonaba, tan patética e insignificante.
Harry habló más severo que nunca antes le había oído. "Si eso llega a pasar, me llamas. Iré a por ti. Incluso si te llega a asustar, sales de esa casa, ¿entendido?"
Asentí e intenté sonreír, intenté calmar mis nervios. Mi cabeza se despejó durante cinco minutos, lo suficiente como para tener tal conversación con Harry. Se estaba nublando otra vez. Me asusta que siempre lo haga. Un momento de cordura antes de que todo colapse. ¿Cuánto tiempo sería capaz de aguantar con estas idas y venidas?
No me llevó mucho tiempo descubrirlo.
☆☆☆☆
Novela original escrita en inglés por juliaxwrites
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