Capítulo 37

TUVE UNA MOLESTIA en el fondo de mi mente durante toda mi estancia en el hospital. Milagrosamente, comía. Pequeñas porciones, pero era comida al fin y al cabo. Hubo un par de veces en las que dudé sobre todo y sentí mucho peso sobre mis hombros, pero entonces pensé en la vida del bebé y en Harry y ya no sentía náuseas.

Aunque estaba preocupada. Sobre cómo me vería físicamente durante el embarazo, si el bebé viviera. Cómo sería después. Es inevitable que las mujeres ganen peso con esto, y es difícil para la mayoría perderlo después. Yo no quería peso extra, y me asustada no poder deshacerme de él. Me asustaba terminar en el hospital otra vez con un tuvo que me alimentara y cien veces peor.

Harry dijo que sería fácil perder peso cuando le confiara mis miedos, considerando que estábamos siendo sinceros y yo estaba decidida a seguir así. Él ayudaría, y me vigilaría de cerca para que comiera y me mantuviera sana y cuerda. Seguía diciéndome que no creía que recayera de nuevo desde que decidí mejorar, pero las personas pueden recaer muchas veces.

Lo que fue sorprendente es que Lacy fuera la primera en enterarse de todo. Vino un día mientras Harry me visitaba (la mirada en su rostro no tuvo precio cuando nos vio hablar como si fuéramos amigas de toda la vida), y de algún modo lo descubrió. No pude creerlo y pensé que quizás había echado un vistazo a mi historial, pero me dijo que las personas no reúnen tanta motivación de la nada como yo había hecho.

"Podrían," le dije. "¿Y si soñaran con la motivación y de despertaran con ella?"

"No funciona así," me dijo, mientras Harry aún seguía sin poder hablar, mirándonos. "Algo ha tenido que hacerte quererlo, Delilah."

"Creo que eres telepática, o invasora de la privacidad."

"¿No puedo ser ambas?"

La miré mal, lo que la hizo reír.

"Por suerte para ti," dijo, "no soy ninguna. Sólo intuitiva."

Vino un par de veces a la semana, y cada vez que estaba en su descanso para comer me preguntaba si quería algo. Me negué un par de veces, pero ahora no me parecía tan vergonzoso. Me prometió traerme una gran bolsa de patatas fritas y té dulce, y juré que podría haber sido mi mejor amiga perdida. Ella no me dejaba pagar.

Cuando se fue, Harry se giró hacia mí. Parpadeó un par de veces, entonces entrecerró los ojos. "No me has contado exactamente todo lo que ha pasado."

"Oh, cierto." Asentí. "Lacy es guay."

Me miró como si me hubiera ofrecido voluntaria para nadar entre tiburones enfurecidos. "¿Guay? Quiero decir, no estoy en contra, pero... una explicación ayudaría a entenderlo un poco."

Así que le conté cómo vino a mi habitación hace dos semanas con su plan de meter a Justin en prisión. Harry estuvo de acuerdo antes de que pudiera terminar la frase. También le expliqué cómo Justin la había engañado haciéndola pensar que nosotros habíamos estado saliendo, rompimos, y sólo éramos "compañeros de piso". Harry sacudió la cabeza.

"Y estoy muy segura de que a Nat le gusta," añadí al final. "Cada vez que la ve, se pone rojo y no puede hablar correctamente. Es un poco gracioso, honestamente. No te lo podrías esperar de un hombre militar, que se ponga nervioso."

"Agitado," me corrigió. "Eso ocurre cuando alguien te gusta."

No pude evitar sonreír un poco, recordando cómo prácticamente él me había dicho lo mismo hace un par de meses.

Por Dios, el tiempo vuela, ¿verdad?

Marty vino dos veces por semana, siempre por la mañana. Ya no resultaba tan raro hablarle. y sinceramente, a veces esperaba con ganas que pasara. Él era tan sincero como Harry, y siempre se quedaba callado para que yo pudiera continuar hablando, simplemente hacía alguna que otra pregunta de vez en cuando. Una vez me dijo que le gustaba verme intentando mejorar, aceptando la ayuda.

El doctor vino un día, para revisar que todo iba bien. Me sonrió con aprobación, informándome que podría volver a casa en los próximos días si seguía así. Si continuaba comiendo y no vomitaba.

También dijo que las posibilidades de que el bebé sobreviviera eran altas, y si yo hubiera tenido dudas después de haber comido, habían desaparecido.

Harry estaba en la habitación conmigo en ese momento, y pensé que iba a romperse el labio de tanto mordérselo para contener una gran sonrisa.

Gemma y Desiree incluso vinieron a visitarme, el día antes de que me pudiera ir a casa. Como estaba mejor, el doctor permitió a todos entrar a visitarme a la vez. Mamá, Papá, Nat y Harry ya estaban allí cuando Gemma y Des aparecieron. La habitación estaba un poco abarrotada, pero sentaba bien saber que había gente que se preocupaba por mí.

Entonces Desiree comenzó a saltar de alegría y gritó, "¡Voy a tener que cuidar de otra pequeña princesita! Oh, Delilah, por favor di que será una princesa."

Abrí la boca sorprendida y me giré hacia Harry, con los ojos abiertos.

Sus mejillas se enrojecieron. "Lo siento," murmuró. "Mi emoción se llevó lo mejor de mí."

Eso provocó que un estallido de voces de mi familia se originara.

Nat: "Whoa, ¿qué demonios? ¿Voy a ser tío?"

Mamá: Delilah, oh por Dios! ¿Por qué no me lo dijiste?"

Papá: "Me siento un poco confuso."

Al terminar la frase, Papá miró a Harry con las cejas alzadas, lo que provocó que se sonrojara y rascara su nuca avergonzado. Nat nos miró a ambos feliz y llamándose a sí mismo viejo. Mamá sonreía de oreja a oreja.

Entonces Desiree susurró, "Oops."

Gemma me miró comprensiva. "Lo siento, Delilah. No sabía que era un secreto, de ser así habría dicho a Desiree que no dijera nada."

"No, está bien," miré a mi familia, que aún seguían murmurando entre sí. "Iba a decírselo pronto de todas formas." Entonces centré mi mirada en Harry. "Sin embargo, . Te has metido en problemas."

Harry alzó las manos. "¡Lo siento! Cuando el doctor dijo que iba a estar todo bien, mantenerlo en secreto me fue imposible."

Mamá se adelantó antes de que pudiera decir nada más, agarrando mi cara y besando mi frente. "Por fin. Empezaba a creer que nunca sería abuela. Sólo confiaba en ti, porque Nathan lleva sin novia años."

"Mamá." Nat la miró, poniendo un puchero.

"Aún te quiero, cariño. Pero me estoy volviendo vieja. Quiero disfrutar de nietos mientras pueda moverme," dijo, riéndose.

"No eres vieja, Mamá," la aseguré.

"Dije que me estoy volviendo vieja."

Esta vez, llamaron a la puerta. Lacy la abrió con una mano, manteniendo su chaqueta cerrada con la otra. Dudó un momento cuando vio a tanta gente allí, con una mirada tímida en sus ojos.

"Lo siento," dijo en voz baja. "No pretendía interrumpir..." Dudó antes de acercarse a mí, abriendo su chaqueta para revelar la pequeña bolsa de comida rápida y una bebida. "Lo de siempre," dijo con una sonrisa. "Té dulce y patatas fritas."

Le devolví la sonrisa. "Gracias, Lacy."

Tímidamente depositó un mechón de su pelo tras su oreja, asintiéndome. Avergonzada se encaminó hacia la puerta, y cuando se fue, sólo le tomó un instante a Nathan para levantarse de repente y seguirla.

"Está pasando," dijo Harry, como si los aliens nos estuvieran invadiendo. "Que no cunda el pánico. ¡Nacy está surgiendo!"

Golpeé su hombro en broma, rodando los ojos. "Suena a nombre de vieja."

Aunque fue divertido, Nat volvió con una sonrisa y un nuevo contacto en su móvil.

***

"Voy a vomitar, Lacy."

"No, no lo vas a hacer. Sólo respira profundamente, ¿vale?"

"No sé qué hacer."

"Yo hablaré, si quieres."

Estábamos en la entrada de la comisaría, yo abrazándome a mí misma y Lacy animándome acariciando mi hombro. Me sentía mareada, incluso aunque sabía que esto era lo correcto. Incluso aunque prometí a Lacy que lo haríamos.

Harry se enteró y me intentó ayudar anoche, al igual que mi familia, quienes descubrieron todo lo que íbamos a hacer. No es que no pensara que se mereciera estar entre rejas, sino que era lo que venía después lo que me preocupaba. ¿Y si saliera e intentara buscar venganza o alguna locura? ¿Y si descubría lo del bebé y se ponía histérico?

No debería importarle, pero nunca se sabe lo que pasa por su cabeza. Siempre había sido como el calor y el frío, el día y la noche. Nunca aclaraba su mente. Quizás ni siquiera él tenía idea de lo que quería la mitad de las veces. Diría una cosa y después lo contrario. Dejé de preocuparme de eso, y empecé a temer su próximo movimiento.

"Piensa en lo que te ha hecho," susurró, trayéndome de vuelta a la realidad. "Al menos tenemos que intentar pararle para que no dañe a nadie más."

Solté un suspiro tembloroso, asintiendo. "Tienes razón."

Hacía frío en la comisaría, apenas había gente. Un oficial estaba sentado tras un gran escritorio, y había un par de personas sentadas en la sala de espera o en los bancos. Un adolescente estaba en una esquina murmurando sobre el escarmiento que su vecino se merecía, y que la pintura en espray no dañaba a nadie. Había una mujer a su lado que parecía su madre, y le decía que tendría que disculparse.

Entonces Lacy dio un paso adelante y aclaró su garganta.

El oficial era calvo aunque tenía una pequeña barba rodeando su mandíbula y haciéndose más notoria en su barbilla. Alzó la mirada hacia nosotras con sus cansados ojos azules. "¿Puedo ayudarlas, señoritas?"

"Sí, agente. Queremos denunciar un caso de abuso," dijo Lacy calmada, como si hubiera ensayado esa línea miles de veces.

Nos miró a ambas. "¿Ambas son víctimas de la misma persona?"

"Desafortunadamente, sí."

Rascó su barbilla, entrando a una pequeña sala por unos instantes. Regresó con dos portapapeles, ambos con un par de folios. "Necesitarán rellenar los documentos por separado para describir los incidentes," dijo. "Si pueden proveer el nombre de un doctor o terapeuta como referencia, asegúrense de apuntarlo. Llamará más la atención del que lo investigue y encontrará el caso legítimo. Devolvédmelo cuando hayan terminado." Nos sonrió.

Cada una cogimos un portapapeles y tomamos asiento. Lacy murmuró algo sobre quizás incluso conseguir una orden de alejamiento si esto no llegara a funcionar, y estuve de acuerdo en que no sonaba a mala idea. Harry lo había pasado mal intentando conseguir una contra Nicole, pero al final lo logró y desde entonces no le ha molestado.

No me gustaba revivir cada escena, así que no lo hice. Simplemente cogí las peores, las más violentas. No podía recordar las fechas exactas, pero recordaba todos los detalles con claridad. Pensé que quizás estaba escribiendo demasiado, pero Lacy dijo que debería proveer una buena descripción de cada hecho. Al final donde preguntaba por referentes, anoté al Doctor Marty Allen y al doctor del hospital. Esperaba que no les importara.

El oficial dijo que podría tomar un par de días antes de que alguien contactara con nosotras cuando le devolvimos los portapapeles. Me preocupé por Lacy; ¿se quedaría en esa casa con él? Se lo pregunté cuando salimos al verla decepcionada, pero intentó sonreír a pesar de ello. No podía engañarme con una sonrisa que yo solía poner.

"¿No tienes algún sitio donde ir?" pregunté.

Se encogió de hombros. "Mi madre puede que me deje volver... Me escapé de casa cuando tenía 18 años. No fui muy lejos, pero la asusté demasiado y aún no me ha perdonado del todo," explicó. "Pero no hay nada malo en preguntar, ¿verdad?"

"Estoy segura de que en cuanto le cuentes la situación, no lo pensará dos veces," dije.

"Quizás," murmuró, presionando sus labios.

Mordí el interior de mi mejilla. "Sé que esto puede parecerte incómodo, pero mi madre podría invitarte. O podrías incluso quedarte con Harry y conmigo. No creo que le importe."

"¿Quedarme con la pareja más asquerosamente dulce de todo el planeta?" se estremeció en broma. "No gracias."

Cuando salí del hospital la semana pasada, volví a casa con mi familia. Pero entonces Harry nunca-antes-tan-tímido sacó el tema de mudarme con él, especialmente desde todo el tema del bebé. Al principio no estaba segura, pero tenía sentido. Le pregunté muchas veces si estaba seguro de que estaría bien, pero me besaba cada vez que lo hacía.

Eso fue suficiente respuesta, y aún sigo moviendo mis cosas.

"Aunque te lo digo en serio," la dije. "Sé lo que es quedarse allí con él, y es sofocante."

Se giró hacia mí, sonriéndome esta vez con sinceridad. "Gracias por preocuparte, Delilah. Pero me sentiría como una molestia. Como si estuviera metiéndome de por medio."

Oh tío, cómo conocía ese sentimiento.

No pude evitar sonreír un poco. "Estoy segura de que a Nat no le importaría que te quedaras."

"No empieces."

"Está bien si te gusta, Lacy. Es un buen chico. Y definitivamente le gustas."

"Odio que me hagas sonrojar," gruñó, cubriendo sus mejillas con sus manos. Entonces un rastro de sonrisa marcó sus labios. "¿De verdad crees que le gusto?"

"¿Cómo puedes ser tan ingenua?"

"Es mono," dijo, casi para sí misma.

Fruncí el ceño. "Espero que no estés esperando que te diga lo mismo porque eso no va a ocurrir."

Se rió. "No lo planeaba. Sólo hablaba en voz alta, supongo."

Crucé mis brazos sobre el pecho, mi humor turnándose serio mientras la miraba. "Si se pone más agresivo, me lo dirás, ¿verdad? ¿Saldrás de allí?"

Los ojos de Lacy casi parecían llorosos. "Sí," susurró. "Serás la primera persona en enterarse."

"O Nat."

Rió y dijo, "O Nat."

***

Estaba tumbada en mitad del salón de Harry, sobre mi estómago. Fue un gesto de exageración cuando regresé de la comisaría, y desde entonces no me he molestado en levantarme.

Harry aún no había llegado a casa. Era martes y tenía un cliente por la tarde. Me dio su llave para que pudiera entrar, sabiendo que yo llegaría primero. Intenté decirme a mí misma que debería levantarme antes de que llegara, sin embargo no podía reunir la fuerza suficiente como para hacerlo.

Quizás diez minutos después, escuché el pomo de la puerta girar mientras entraba. Ni siquiera me giré para mirarle--seguí ahí tirada como si estuviera muerta. Puede que Harry pensara que me había vuelto a desmayar o algo, porque se quedó en silencio mucho tiempo. Moví los pies para probar que estaba viva. Finalmente escuché la puerta cerrarse, y sus pasos acercarse.

Entonces su cara se encontró con la mía. "Esto es inaceptable, Delilah."

"¿Estar tumbada en el suelo?" pregunté. "Tú también lo estás haciendo."

"Me asustaste," admitió. "Si no te hubieras movido, habría llamado a la ambulancia o algo."

"¿O algo?" alcé mis cejas. "Eso deja la puerta abierta a muchas posibilidades, y no me siento cómoda con la mayoría de ellas."

Rió entre dientes, poniéndose boca arriba. "'O algo' probablemente sería Nathan. No le digas que le he llamado 'algo'."

"Oh, se lo voy a decir. Te lo debo por sonsacarle lo de Bitsy."

"Bitsy es dulce," dijo, encogiéndose de hombros lo mejor que pudo al estar tumbado. "No me arrepiento de haberlo preguntado. Hablando de preguntar, ¿cómo te fue en la comisaría?"

"Papeleo," contesté vagamente. "Dijeron que llevaría un par de días que alguien contactara con nosotras."

Nos quedamos en silencio un momento, ambos tirados en el suelo como una pareja de locos exhaustos. Me hizo reír cuanto más lo pensaba. Harry ni siquiera me había preguntado por qué estaba tirada en el suelo; simplemente se había tumbado a mi lado y había expresado su alivio al verme consciente. Me reí más con cada momento extra que reflexionaba sobre ello.

Harry tenía los ojos cerrados, pero también se estaba riendo, con esa brillante sonrisa en su rostro. Se giró para ponerse de lado, mirándome. Cuanto más se reía, más me reía yo, y más dolían mis mejillas y mi estómago. Aunque era dolor del bueno, si acaso. Dolor de felicidad.

"Ni siquiera me preguntaste por qué estoy tirada en el suelo," dije mientras cogía aire, teniendo que ponerme boca arriba para respirar mejor.

Harry no podía siquiera responder mientras secaba sus lágrimas.

Cuando nuestras risas cesaron, aún teníamos que levantarnos. Nos acomodamos mejor para que él pasara su brazo sobre mis hombros y yo pusiera mi cabeza en su pecho. Su suelo era sorprendentemente cómodo. Eso, o en verdad no nos dimos cuenta de lo contario.

"He estado pensando," dijo después de un rato.

"¿Sobre qué?"

"Nombres."

"Harry, ¿en serio?"

Besó mi frente. "¿Cómo no has podido notar que estoy emocionado?"

Sonreí. "Adelante."

"Bueno, si es una chica me gusta Olivia. O Evelyn, porque me encanta el mote de Evie. Si es chico... en verdad no he llegado tan lejos. Los nombres de chico son peores."

Pensé. "Me gustan. Pero si es chico, no podemos llamarle Nada."

"Podríamos, confundiría a los doctores o al tribunal."

"Creo que deberíamos esperar a verle o verla. Sé que Mamá dijo que iba a llamarme Sophie, o algo así, pero entonces me vio y dijo que me pegaba más Delilah."

Se separó ligeramente, mirándome. "Sí, definitivamente te pega más Delilah," dijo, y besó mi nariz.

"Y a ti Harry," le dije. "No puedo verte y llamarte de otra manera."

"Me está empezando a doler la espalda," admitió. "Quizás deberíamos levantarnos."

"Quizás."

Aún así, ninguno de nosotros se movió.

Mordiendo mi labio, empecé a pensar en todo lo que habíamos pasado. En unos ridículos seis meses me habían dejado después de ocho años de relación, en el día en que estábamos celebrándolo (¿yo lo celebraba?); me convertí en la princesa de una niña de seis años; Nathan volvió a casa después de haber estado siete años fuera; me desmayé y estuve ingresada en el hospital--dos veces; conocí a un chico imposiblemente perfecto que impidió que me cayera por un precipicio, y me enamoré de él.

Y estaba embarazada. No puedo olvidar esa.

Tanto en tan poco tiempo, aunque podrías decirme que han pasado años y me lo habría creído.

Pensando en todo esto, me acurruqué en Harry y dudé un momento antes de preguntar, "¿Qué pensaste la primera vez que me viste?

Me miró, confuso por la repentina pregunta, pero respondió de todas formas. "Pensé que eras preciosa, y que tenía mala suerte de que tuvieras novio."

"No era preciosa," murmuré. "Estaba gorda."

"¿No puedes ser ambas?" preguntó, alejándose un poco más para mirarme mejor. "¿Por qué la palabra 'gorda' se ha convertido en un insulto?"

Me encogí de hombros. No tenía respuesta para ninguna se sus preguntas.

"La gordura sólo es carne," dijo. "Unas personas tienen más que otras, pero no es nada por lo que sentirse avergonzado. Se puede arreglar."

"¿Cómo?"

"Bueno, se puede perder peso," sugirió. "O podrías decir 'vete a la mierda' a los demás y ser feliz contigo misma."

"O ambas," añadí.

Sonrió débilmente. "O ambas," dijo de acuerdo. "Pero como me has preguntad, yo también quiero hacer lo mismo: ¿qué pensaste la primera vez que me viste?" movió las cejas, con una sonrisa dibujada en su rostro.

"Vi tu hoyuelo," dije honestamente, "y eso fue suficiente para mí."

Echó la cabeza atrás, riéndose.

Me incliné hacia delante para besar su cuello. Paré al darme cuenta de que me amaría fuera como fuera.

Me miró, con los ojos brillantes y llenos de felicidad, vida y amor. No pude evitar copiarle, apoyando mi frente en él ahora que ambos estábamos ladeados. Usó un dedo para alzar mi barbilla, entonces me besó. Era difícil no sonreír cuando me besaba. Era difícil no sentir cosquilleos.

Era difícil no ser feliz.

Todo iba bien cuando estaba con él, incluso cuando a veces no todo estaba bien. Estar en el hospital o en casa, no había diferencia. Él me hacía sentir segura. Irradiaba luz cada vez que se marchaba, y todo el mundo podía verlo. Estar triste era algo temporal con él. Ser insegura era prácticamente imposible. Sentirse amada era estupendo.

Como si estuviera leyendo mis pensamientos, separó los labios de los míos lo suficiente como para susurrar esas palabras que tanta fuerza me daban: "Te amo, Delilah."

"Puede que yo te ame más, Harry."

Sonrió en mis labios. "Eso es discutible."

Espero que yo le diera fuerzas también.

☆☆☆☆

Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

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