Capítulo 36

NO PODÍA RESPIRAR. Era como si la habitación se hiciera más pequeña, dejándome sin oxígeno y oprimiendo mis pulmones. Me llevó mucho tiempo asimilar la noticia del doctor, procesarla por completo en mi mente. No podía pillarle el sentido no importa cuánto lo intentara. No podía estar feliz, no podía estar triste; no podía sentir nada.

Y especialmente no podía arriesgarme a mirar a Harry.

"Sé que puede ser un poco chocante, pero el embarazo puede ser detectado con un mínimo de dos semanas después de haber mantenido relaciones sexuales--"

Harry habló, en voz baja, sin emoción alguna. "Usamos protección..."

"Los condones pueden romperse." El doctor se encogió de hombros, indiferente. "No hay garantía de una total protección. A veces incluso el nacimiento no es exacto. Pero necesitas entenderlo, Delilah," dio, centrando su atención en mí. "Estás increíblemente malalimentada y no estás en condiciones de estar en ese estado. Me temo que si no empiezas a tener una dieta normal, el bebé no sobrevivirá."

Mis pulmones se oprimieron más y más hasta que estaba segura de que se romperían en pedazos.

El doctor aclaró su garganta. "Para concluir esta charla, si no accedes a cooperar y comes algo solido, tendremos que intubarte. Por ahora, en la Unidad Psiquiátrica, no estás en posición de negarte. Como paciente, no podemos sentarnos mientras voluntariamente te matas de hambre. Lo siento por soltarte todo esto de repente, Delilah, pero tienes decisiones vitales que tomar."

Me callé. No podía hablar aunque quisiera. El doctor dudó, asintió a Harry, y se fue. Todavía no podía moverme. Mi visión se puso borrosa y me di cuenta de que lágrimas se formaban en mis ojos, excepto que esta vez no pude pararlas. Mis respiraciones eran rápidas y cortas, temblorosas.

"Delilah--"

"¿Qué he hecho?" suspire, apenas pudiendo pronunciar las palabras.

"No fuiste tú," murmuró Harry. "Debí haberme asegurado..."

"Va a morir por mi culpa," continué, ignorando lo que había dicho. Podía culparse por lo del embarazo, pero sólo yo era responsable de su salud. Él no tenía la culpa de eso.

"Hey, no lo va a hacer." Sentí que agarró mi mano, pero mis ojos aún no se movían de enfrente, aún borrosos por las lágrimas mientras continuamente caían por mis mejillas. "Ya le escuchaste. Aún hay tiempo de mejorar las cosas, Delilah."

"¿Y si no puedo? ¿Qué pasa si como y eso no es suficiente?" pregunté, finalmente reuniendo valor para continuar la conversación. "¿Y si no quieres tener un bebé ahora o no quieres tener uno conmigo o--"

Me paré cuando Harry secó mis lágrimas. "¿De verdad crees que te dejaría sola con un niño? ¿Que haría lo mismo que el ex de Gemma hizo?" agarró mi barbilla gentilmente, forzándome a mirarle. Había una pequeña sonrisa en sus labios. "A decir verdad, estoy emocionado."

Eso me preocupaba más. "No lo estés," pedí, "porque si no vive entonces estarás decepcionado y nunca podré perdonarme por ello."

"Sigues siendo negativa," dijo. "¿Por qué no te enfocas en lo positivo?"

"No soy exactamente una persona positiva, Harry."

Secó otra de mis lágrimas, entonces me besó ligeramente. Cuando se separó, besó mi frente. Empezó a jugar con mi mano, algo que tendía hacer. "Aunque podrías empezar. Piensa en todas las cosas buenas que podrían pasar, no en las malas."

"No puedo."

"Sé que no puedes, por eso seguiré recordándotelo. Pero como dije antes, las palabras no resuelven los problemas. Tienes que esforzarte también."

Solté un suspiro, parpadeando rápido para evitar que más lágrimas cayeran. La realidad de la situación me golpeó de pronto como una tonelada de ladrillos, y sabía que no podía hacerlo. Era algo que me ponía en riesgo, pero no podía hacerle eso al bebé, alguien que probablemente no tenía ni el tamaño de un guisante. Se merecía una oportunidad de vivir, ¿no? Criar a un hijo definitivamente no estaba entre mi planes, pero sería plausible...

"Lo intentaré," dije finalmente en voz baja. "Pero Harry, si no llega a funcionar..."

Se llevó mi mano a sus labios. "No me voy a ir a ningún lado, Delilah. Lo prometo."

Suspiré, en cierta manera aliviada y ansiosa. "No quiero decírselo a nadie," le dije. "Ya sabes, en caso de que..." ni siquiera podía decirlo en voz alta.

"Lo entiendo."

"Eres demasiado bueno para mí," admití, bajando la mirada con un rubor en mis mejillas. Todavía no podía comprender cómo había llegado hasta mí, él de entre todas las personas.

No respondió. En vez de eso, palmó el lado de mi cama para sentarse. Iba a quejarme, pero ya se estaba acomodando en la cama de tamaño medio del hospital. De ninguna manera estaba hecha para dos personas, pero Harry se quedó en su lado al igual que yo en el mío, y de alguna manera era cómodo.

Sus manos bajaron hasta las mías, y acarició las marcas de mis muñecas. No dolían. Era más el color de la piel que las hacía parecer moratones. ¿Cómo reaccionaría si le dijera lo que había pasado? Que su novia se había vuelto loca en la sala de emergencias así que tuvieron que atarla a la cama por días. Oh sí, le gustaría oírlo, seguro.

"¿Qué pasó?" repitió la pregunta de ante, con voz más suave y mirándome a los ojos.

"Probablemente no quieras saberlo," dije.

"Puedo asegurarte que sí o no preguntaría."

Mordí mi labio, apartando la mirada hacia las marcas. "Yo, um... Esto es humillante, Harry." Cogí aire profundamente, decidiendo que era hora de ser completamente sincera con él. "Aparentemente, me puse un poco, bueno, loca cuando Nathan me trajo. Tuvieron que, ya sabes, atarme o algo por días y..." Me encogí de hombros. "Dejó marcas."

Algo como remordimiento pasó por sus ojos cuando con valor le miré. "Lo siento," susurró. "Debería haber estado ahí contigo."

"Eso es exactamente el porqué no te lo conté," dije. "Sabía que te sentirías así, pero no deberías. No puedo esperar que siempre estés ahí para mí."

Frunció los labios, pero gracias a Dios no lo discutió. "Mamá no puede esperar a conocerte, por cierto."

Sonreí. "Yo tampoco puedo esperar a conocerla. ¿Te lo pasaste bien?"

Su cuerpo pareció relajarse un poco. "Fue increíble volver a verla. No puedo agradecértelo lo suficiente, Delilah."

"Un gracias es suficiente."

"No, la verdad que no lo es." Pasó un brazo por mi cintura y me acercó a él.

"Tengo la oportunidad de abrazar tigres," le recordé. "Eso es suficiente para mí. Y abrazarte a ti es un buen bonus."

Sonrió. "Me suelen decir que soy achuchable."

Fruncí el ceño. "No quiero escuchar que alguien te ha dicho eso y no he sido yo."

Rió. "Es justo."

Nos quedamos en silencio, pero no era incómodo. Por supuesto seguía pensando en todas esas cosas del embarazo, pero justo ahora quería centrarme en el. Discutimos cuando llegó, y no quiero entrar en más debates. Sólo quiero tumbarme aquí con él agarrándome y pretendiendo que todo está bien.

Aunque aún había algo rondando en mi mente, algo que había reservado para más tarde. Después de un momento de silencio, lo solté.

"¿Harry?"

"¿Hmm?"

"Desde, ya sabes, que estaos siento honestos y esas cosas, quería preguntarte algo..." Dudé, mirándole pero él ya lo estaba haciendo. "Nunca hablas sobre tu padre," dije en voz baja, esperando que no se enfadara.

No lo hizo, en verdad. Sólo parecía un poco molesto. "No hay mucho de lo que hablar."

Le miré mal.

Suspiró. "Vale, sinceridad. Es justo." Se movió un poco, de pronto parecía incómodo. "De verdad que no hay mucho que contar. O sí pero ojalá no. Estoy yéndome por las ramas, ¿verdad?"

Sonreí, paciente. Como él siempre hacía conmigo.

Ahora estaba tumbado boca arriba, haciéndome acurrucarme en su lado. Mi cabeza estaba en su hombro, pero aún tenía agarrada una de mis manos. Jugaba con mis dedos antes de entrelazarlos, y agarraba mi mano firmemente, aunque de alguna manera estaba siendo gentil.

"Mi padre era un poco alcohólico," empezó. "Nunca se puso físicamente agresivo ni nada, pero gritaba demasiado. No puedes hablar con un borracho, ¿sabes? Le entraría por una oreja y le saldría por la otra. Así que una de las veces que estaba así, todos supimos que teníamos que dejarle solo y que durmiera." Me miró. "¿Quieres la versión larga o la corta?"

"La que quieras contarme."

"La verdad no quiero contar ninguna..." Frunció el ceño. "Mejor una versión entremedias."

"Me parece bien."

"Bueno, sólo había un par de días a la semana que estaba sobrio. Los días que tenía que trabajar, estaba bien hasta la noche cuando llegaba a casa. Su trabajo era muy estresante, supongo. Era un reportero del periódico, y bueno, obviamente los periódicos ya no tienen mucho éxito. Eso siempre le molestó. Y nunca podía encontrar una historia que de verdad quisiera hacer, así que supongo que se sentía como si estuviera desaprovechando su vida o algo. Pero amaba escribir, así siguió con ello, negándose a encontrar otro trabajo. Era un buen hombre cuando estaba sobrio, en serio. Siempre me llevaba a partidos de fútbol-o soccer, como los raros americanos decís--"

"No somos raros," discutí. "A veces sólo ilógicos."

Rió y continuó. "También le gustaba pasar tiempo con Gemma. Incluso la llevó de compras para su vestido de graduación. Pero cuando bebía, era como si cambiara por completo. Ni siquiera podías recordar al padre amable porque no podías verlo en él. Voy a intentar llegar al asunto porque de verdad no quiero revivirlo más de lo que debo. Era mi 18 cumpleaños. En Inglaterra, y casi toda Europa, esa es la edad en la que se te permite consumir alcohol. Así que me llevó a su bar favorito con un par de mis viejos amigos y algunos de los suyos. Yo estaba aterrado porque obviamente sabía que la noche no iba a ser divertida con él. Aunque sorprendentemente fue divertido la mayoría del tiempo. Sólo bebí una o dos copas para poder conducir de vuelta a casa, pero eso estaba bien para mí. Cuando llegó la hora de irnos, él no quería. Todos se habían ido y sólo quedábamos nosotros y un par de personas más. Estaba cansado así que prácticamente le saqué arrastras mientras él se tambaleaba por todo el lugar gritando que no estaba siendo justo. Que él era el adulto y no podía decirle lo que tenía que hacer, y esas cosas." Cogió aire, fijó la mirada distante en el techo. "Tuvimos otra pelea por las llaves. Él decía que estaba bien para conducir. Cogió las llaves antes de que pudiera pararle y se sentó en el asiento del conductor. Yo aún seguía intentando convencerle de que me dejara conducir a mí, pero se enfadó más... Esa fue la primera y única vez que mi padre me pegó."

Le miré, pero aún estaba sumido en los recuerdos.

"No supe qué hacer después de eso, no podía creérmelo. Así que me callé y le dejé conducir y... tuvimos un accidente. Yo sólo recibí un par de rasguños y moratones. Pero Papá... él no llevaba cinturón de seguridad así que salió disparado por la luna delantera del coche y murió casi al instante."

No sabía si debería hablar, así que no lo hice. A veces las personas necesitan un momento para recomponerse. Cuando volvió en sí, de vuelta a la realidad, parpadeó rápidamente antes de mirarme.

"Es mi culpa que él muriera," me dijo. "Si hubiera luchado un poco más por coger las llaves..."

"No es tu culpa, Harry. Ya lo has dicho, no se puede hablar con un borracho." Aparté un mechón de su pelo de su frente, pasando mis dedos por su pelo.

"Esa es la principal razón por la que Gemma y yo nos mudáramos," dijo. "Quedarnos en esa casa era sofocante. Mamá pensaba lo contrario. Que si se iba, sería como si estuviera abandonándole. En parte lo entiendo, pero no pude hacerlo. Especialmente porque yo soy la razón por la que murió."

Me apoyé sobre mi codo, pellizcando su mejilla. "Deja de decir eso."

"Es difícil pensar lo contrario. Creo que por eso me enfado cuando no comes, o como ahora cuando estás en el hospital." Frunció el ceño, con sus vista fijada en el techo como si fuera la cosa más interesante en el mundo. "Soy tu entrenador--¿lo era? Bueno, me siento como si debiera prestar más atención. Quizás podría haber evitado que todo empeorara."

"Yo soy la única culpable de esto," dije en voz baja. "No puedes tomar toda la responsabilidad de mis actos. Y no puedes tomar la responsabilidad de lo de tu padre, tampoco."

Se encogió de hombros un poco. "Es más fácil decirlo que hacerlo."

Entonces me di cuenta de que nuestras situaciones eran un poco similares. Harry tenía un problema de siempre tomar todas las culpas y yo tenía un problema con la comida. Él no podía convencerse de que no era su culpa, y yo no podía convencerme de que la comida no me dañaría. Diferentes situaciones, por supuesto, pero no enteramente opuestas.

Me acurruqué de nuevo a su lado, contemplando todo lo que había pasado de nuevo. Me chocó que no me sentía incómoda en esta habitación de hospital desde que Harry llegó. Incluso cuando se enfadó conmigo, aún me sentía segura y en paz.

Las palabras salieron de mi boca antes de poder pensarlo dos veces. "Yo también te quiero."

Su brazo se reafirmó sobre mis hombros, y me atreví a mirarle. Estaba sonriendo, con los ojos cerrados. Dudé un breve instante antes de acercarme, presionando mis labios con los suyos sonrientes. Se rió en voz baja y me devolvió el beso.

Cuando de nuevo llamaron a la puerta, me sorprendí y aparté. Esperaba que Harry se levantara, pero seguía ahí tumbado. Había movido sus brazos detrás de su cabeza y aún me estaba sonriendo, pero yo miraba al doctor que acababa de entrar.

Miró a Harry. Por un momento parecía haber un ligero trazo de sonrisa en sus labios antes de que sacudiera la cabeza y aclarara su garganta. "Sé que no has tenido mucho tiempo para decidir, pero necesitamos una respuesta. Y si no tienes esperanzas de que el bebé sobreviva--"

"Estoy lista," dije, cortándole, aunque mi voz sonaba pequeña y tímida. Mi estómago se revolvió, y una vez más, si era de ansiedad o hambre nunca lo sabría. Me puse derecha, intentando sonar más firme esta vez. "¿Qué hay de comer?"

El doctor no se molestó en ocultar su sonrisa esta vez.

Después de preparación mental y el apoyo de Harry y un montón de esfuerzo como me sugirió, me las apañé para tomar muchos bocados de guisantes y un pequeño bol de puré de patatas.

☆☆☆☆

Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

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