Capítulo 35

-HARRY STYLES-

ESTABA LLOVIENDO EN el aeropuerto. Era un ambiente acorde a la despedida con mi madre. Estas dos semanas han sido increíbles después de tanto tiempo sin verla, pero aún no eran suficientes. Echaba de menos despertarme con una cantidad innecesaria de comida para desayunar. Echaba de menos sus abrazos. La echaba de menos a ella en general, y en el momento en que subimos al avión, ya la estaba echando de menos otra vez.

Intenté equilibrar la despedida pensando sobre mi reencuentro con Delilah. La echaba de menos muchísimo, también. Ella era la única razón que me motivaba lo suficiente como para irme. Quedarse era muy tentador, pero estar con Delilah de nuevo lo era incluso más. Vendría conmigo la próxima vez. Creo que le gustaría mucho.

Desiree se sentó a mi lado en el avión, agarrando mi mano con fuerza. Había decidido que no le gustaba volar. El avión se agitaba mucho, decía. Me hizo sentarme al lado de la ventana, y Gemma hizo lo mismo con Zac porque a ella tampoco le gustaba volar. Supongo que vendrá en los genes femeninos porque a Mamá tampoco le gusta, pero a mí no me molestaba.

De hecho, me gustaba. Estar sobre las nubes sin nada alrededor mas que el cielo frente a ti. No había fin cuando estabas tan arriba, y eso me hacía sentir cómodo. No me gustaba pensar sobre los finales porque la mayoría nunca eran satisfactorios.

Al contrario que la lluvia del aeropuerto, el cielo estaba despejado y azul y era enorme. Nubes aquí y allí, pero la mayoría despejado.

Me hundí en el asiento, preparándome para el largo vuelo. Cerré mis ojos pero los abrí tan rápido como Des me agarró la mano imposiblemente fuerte.

"No puedes dormir," dijo en voz baja.

Fruncí el ceño. "Es un largo viaje, Des."

"Pero, ¿y si pasa algo? No puedes dormir," repitió.

"Nada va a pasar," le aseguré. "¿Por qué no intentas echarte una siesta? Apuesto que eso te relajaría."

Sus ojos se abrieron. "¿Estás tonto, Harry? No puedo dormir. Tengo que estar despierta. Tengo que saber lo que está pasando. Dormir no es seguro."

Me reí entre dientes. "Creo que estás siendo un poco dramática."

"No... ¡Harry! ¡No cierres los ojos!" agarró mi cara con sus pequeñas manos, usando sus dedos para abrirme los ojos.

"Des, vale... Des, para." Quité sus manos, agarrando sus muñecas. "Está bien, ¿vale? ¿Crees que te dejaríamos hacer algo que no fuera seguro?" pregunté, señalando a sus padres al otro lado del pasillo, que parecían estar teniendo una conversación similar mientras Gem se agarraba con miedo a Zac.

La niña pequeña lo pensó por un minuto, entonces negó con la cabeza.

"Exacto," dije. "Estás a salvo."

"¿Lo prometes?"

"Lo prometo."

Des aún parecía desconfiada. "¿Puedo sentarme en tu regazo para sentirme más segura?"

"Necesitas tener el cinturón de seguridad abrochado, cariño. No sería seguro que te sentases encima mía."

Puso un puchero, intentando acercarse agarrando con ambos brazos el mío. Besé su cabeza, entonces para animarla agarré un mechón de su pelo y se lo restregué por la cara.

"¡Hey! Me ha llevado dos minutos peinarme esta mañana," dijo, pero estaba demasiado asustada como para apartarse el mechón.

Sonreí, dejándolo tras su oreja. "Estaba intentando hacerte sonreír. Preocuparse crea arrugas, ¿sabes?"

Abrió la boca sorprendida. "¿De verdad?"

"Mhmm."

"Entonces ya no me preocupo."

"¿Segura?"

Asintió, dejando su cara en mi hombro. "Dijiste que estoy a salvo, así que lo estoy. Confío en ti, Harry. Y no quiero tener arrugas."

Reí, suspirando contento. "Oh, Des. Hazme un favor y nunca crezcas."

"Pero tengo que hacerlo," me discutió. "Quiero ser una niña mayor."

"Cuando seas mayor, no querrás ser una niña mayor."

"Estoy confusa."

"Al menos no cambies tu forma de ser, ¿vale?" Pasé mi brazo por sus pequeños hombros. "Nunca cambies. ¿Prometido?"

"Prometido."

Se acurrucó tan cerca de mí como pudo, y milagrosamente, se durmió.

***

Eran alrededor de las siete de la tarde cuando llegamos. Bostecé, intentando mantener los ojos abiertos mientras esperábamos por nuestro equipaje. Eso era lo peor de volar, el cansancio. Dormir un poco en el avión ayudó algo, y todo lo que quería era dormir otra vez.

Des aun seguía durmiendo, sus brazos alrededor de mi cuello y sus piernas agarradas a mí por la cintura. Tuve que sujetarla con una mano, haciendo dificultosa la tarea de coger mi equipaje. Zac me vio intentándolo y rió, ofreciéndose a cogerlo. Acabó llevando una de mis maletas, concluyendo que Des probablemente no me soltaría.

La casa de Gemma estaba cerca del aeropuerto, así que el taxi les llevó a ellos primero. Tuve que entrar y tumbar a Des en su cama porque, como sospechaba, no aflojó su agarre ni lo más mínimo cuando Gem intentó cogerla. Incluso para dejarla en la cama tuve que usar ambas manos para apartarla y se cayó en la cama antes de que pudiera evitarlo. Me congelé, asustado de que se despertara, pero solté un suspiro de alivio cuando no lo hizo.

Le dije al taxista la dirección de Delilah. No era muy tarde y su casa estaba de camino a la mía. Afortunadamente no lo encontraría raro, a mí apareciendo en su casa. No lo creo. No era para nada extraño, ¿verdad? Había estado fuera por dos semanas así que era normal que quisiera verla tan pronto como me fuera posible, ¿no? Además, hablamos de esto...

Rodé los ojos por la ridiculez de mi debate mental, apoyé la cabeza en la ventana. Aún estaba cansado, y probablemente me habría dormido de no haber sido porque ya había llegado a su casa. Pagué al hombre, inquiriendo que Delilah me llevaría a casa. Como dije, hablamos de esto antes de que me marchara. Me recogería en el aeropuerto o podría ir a su casa y ella me llevaría a la mía. No creo que hayamos llegado tan tarde, lo cual era lo que me asustaba que fuera raro.

Pero, ¿por qué la hora marcaría la diferencia?

Una vez más, molesto por mis pensamientos, agradecí al taxista, le pagué la cantidad exacta y salí para coger mis maletas. Las dejé al lado del coche de Delilah, acercándome a la puerta y llamando un par de veces. Metí las manos en los bolsillos, esperando de alguna manera incómodamente.

Nathan abrió la puerta, lo que me enervó un poco. Me sonrió cuando me vio. "¡Hey! Mira quién ha vuelto."

Estrechamos las manos antes de darnos un breve abrazo. Delilah lo llamó "abrazo de bros" una vez, algo que aparentemente todos los chicos suelen hacer.

"Lo siento por pasarme a estas horas," dije.

"Nah, no importa, tío."

"¿Está Delilah en su habitación?"

Con eso, Nathan frunció el ceño antes de que cierto entendimiento cruzara su mirada. Murmuró en voz baja, pasando una mano por su cara. "Bien hecho, Delilah," gruñó.

Fruncí el ceño en confusión. "No creo que la noticia que estás a punto de darme vaya a hacerme muy feliz."

"Tienes razón." Suspiró, dejándome entrar antes de cerrar la puerta tras de sí. "Mamá y Papá han ido al supermercado a comprar comida. Pero bueno, probablemente no te importe. No puedo creer que no te lo dijera. Me lo prometió."

"¿Qué está pasando?" pregunté, queriendo llegar al tema principal mientras la preocupación se creaba en mi estómago.

"Está en el hospital, tío," dijo en voz baja. "Tuvo otro pequeño desliz un par de días después de que te fueras. Aunque esta vez fue peor..." Una mirada pesimista se creó en su rostro y no me dio más información.

Suspiré, pasando una mano por mi pelo. La preocupación se mezclaba con un poco de frustración, y me sentí mal por estar enfadado. "¿Por qué no me lo diría?"

"Dijo que no quería arruinar tu viaje," contestó. "Lo siento, Harry. Si hubiera sabido que no te lo diría..."

"Está bien." Pero no lo estaba, ¿verdad? No era tarea de Nathan explicarme todo lo que había pasado. Era de Delilah, y no lo había hecho. ¿Por qué no quería arruinar mi viaje? Era una excusa, supongo, pero no una buena. No lo suficiente para mí.

Nathan mordió su labio, entonces se encogió de hombros. "¿Quieres tomar algo? ¿O te llevo a casa?"

No tenía apetito en estos momentos. "Si me llevas a casa te lo agradecería, si no te importa."

"Para nada."

Una vez en casa, inmediatamente comencé a deshacer las maletas. Típicamente lo dejaría para el día siguiente, pero necesitaba distraerme para mantener mi mente relajada. Si pensaba demasiado sobre ello, me enfadaba un poco más y no quería estar cabreado con Delilah. Siempre he intentado comprenderla y ser paciente, pero me estaba quedando sin paciencia. ¿No podía ver que estaba destrozando a todos sus cercanos y especialmente a ella misma?

Creerías que la soledad motivaría a alguien para esforzarse un poco más.

Gruñí, poniendo algo de música para añadir otra distracción. Sólo canta y deshaz las maletas. No pienses en Delilah hasta mañana por la mañana cuando no estés cansado y tengas la mente más despejada. Era más fácil decirlo que hacerlo, pero no tenía caso. Hice un montón de ropa sucia y otro de ropa limpia, me preparé un sándwich, cambié la música por comedia, y me calmé.

Después de la película, me tumbé en la cama, metiendo la cabeza bajo la almohada con la esperanza de que si cubría mi cabeza, escondería los pensamientos. Necesitaba dejar de pensar. Estaba exhausto. El sueño debería venir con facilidad, y quizás lo habría hecho de no haber sido por la noticia de antes.

La única vez que cerré los ojos fue para parpadear.

***

Delilah parecía avergonzada en el momento en que me vio, rápidamente apartando la mirada hacia su regazo donde jugaba con sus manos. Había estado ordenando mi mente de camino al hospital, intentando decidir si era mejor decirlo de sopetón o tantear un poco las cosas. Esto no era lo que imaginaba al volver a casa. Había parte de mí que estaba asustado, pero no creo que ella dejara que ocurriera de nuevo.

"Lo siento," dijo, siendo la primera en romper el silencio.

Mordí el interior de mi mejilla, cruzando mis brazos sobre mi pecho. "Casi todos los días hablábamos por teléfono. ¿Por qué no me lo dijiste?"

Se encogió de hombros apenada. "Estabas con tu familia..."

"Delilah, deberías haber sabido que no podrías ocultármelo. Si hubieras conseguido salir antes de que llegara, ¿me lo habrías dicho?" alcé mis cejas cuestionándola, pero aún no se había atrevido a mirarme.

Se volvió a encoger de hombros.

Sentí como si estuviera regañando a un niño que se había metido en problemas. "¿Ni siquiera me lo dirías si hubiera vuelto después de que salieras?"

"Te cabrearías," murmuró.

"Es un poco tarde para evitar que me enfade, ¿no crees?"

"Lo siento."

"No quiero enfadarme contigo, Delilah, pero lo estoy. Porque honestamente, no creo que vuelvas a intentar cambiar. Eso no quiere decir que tú disfrutes con esto, pero no estás haciendo nada por mejorar tampoco," le dije, sintiendo un poco de alivio por decirlo finalmente. Había intentado negarlo, inquiriendo que cualquiera querría esforzarse por mejorar, pero ella se estaba rindiendo.

Y era obvio.

"Puedo arreglarme," discutió.

"No estás rota, Delilah."

"Puede que sí," gruñó. "No funciono como una persona normal, así que, ¿qué otra palabra hay para ello? ¿Anormal? ¿Dañada? Todas significan lo mismo."

"Podrías funcionar como una persona normal si lo intentaras," dije, intentando no alzar la voz. "Lo he visto en ti antes. Como la vez pasada, intentaste comer aquella sopa, no importa cuán desagradable fuera. Ahora, todo lo que haces es mirar algo y decir que no puedes hacerlo. Es imposible mejorar con tu mentalidad."

"No es tan simple, Harry." Finalmente me miró a los ojos. "No puedo simplemente decir que la comida tiene buen aspecto cuando no lo tiene. Es más fácil no molestarme en ello."

"Eso es a lo que quiero llegar," dije. "Ya ni siquiera lo intentas. No quieres ayuda de un terapeuta, no quieres escucharme... Delilah, no puedes recibir ayuda a menos que tú quieras ser ayudada."

"Te escucho," dijo.

Sacudí mi cabeza. "No, no lo haces. Todo lo que te digo es cierto, pero las palabras no solucionan los problemas."

"Nada resolverá esto, Harry. No me gusta, pero ya estoy acostumbrada. No puedo seguir intentándolo cuando no funciona."

Frustrado y ligeramente molesto, pasé una mano por mi cara antes de rascarme la nuca. "Aún no me estás escuchando."

"Sí lo hago, sólo que no estoy de acuerdo. Estás intentando hacer que suene como un proceso simple, pero no lo es. Sigo diciéndoselo a todo el mundo, pero nadie me está escuchando a ."

"Delilah, nunca dije que fuera fácil," solté.

"Pues eso es lo que a mí me parece," replicó.

Sacudí mi cabeza. "No puedo seguir así, Delilah. Estoy cansado de ir en círculos. No eres la única que está herida, sino que estás hiriendo a los que te rodean. Mira a tus padres y Nathan. ¿Crees que a ellos les gusta ver esto? ¿Crees que ellos quieren que te rindas? ¿Crees que a me gusta esto? Ninguno de nosotros quiere verte sufrir."

Se calló, con los ojos llorosos. "Lo sé," susurró. Dudosa, casi tímidamente, su mirada se deslizó hasta la mía. "Te estoy alejando de mí, ¿verdad?"

Inhalé con fuerza, soltando el aire lentamente. "Un poco."

Cogió aire temblora. "Lo entiendo," susurró de nuevo, quizás incluso más bajo. "Si quieres irte, lo entiendo."

Toda la discusión, ira e impaciencia desaparecieron en mi interior y suspiré, pasando una mano por mi pelo. Me senté en la silla de al lado de su cama. "No quiero dejarte, Delilah. Y no voy a hacerlo. Sólo quiero..." Me paré, frunciendo el ceño en confusión al ver las marcas alrededor de sus muñecas. Eran del ancho de un cinturón, quizás más. "¿Qué te ha pasado?"

Delilah se estremeció ante mi pregunta, ocultando las manos bajo las sábanas. "Nada. No es nada." Parecía avergonzada.

Antes de que pudiera preguntar de nuevo, llamaron a la puerta antes y el doctor entró con una enfermera a su lado. Tenía una mirada de desaliento, casi de arrepentimiento mientras pegaba el portapapeles a su pecho.

"Delilah, tenemos noticias nuevas..." Sus ojos pasaron a mirarme a mí, entonces volvió a mirar a Delilah cuidadosamente.

"Está bien," le dijo. Sacó una mano de debajo de las sábanas y agarró la mía, tenía la palma un poco sudada. Cuando la miré, parecía asustada, acongojada.

El doctor rascó su barbilla. "Bueno, los resultados del análisis han llegado y han mostrado algo interesante..."

"Por favor, suéltelo."

"Delilah, al parecer estás embarazada."

☆☆☆☆

Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

Comentad, votad, difundid.♡

All the love, A.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top