Capítulo 30

HARRY ESTABA MOLESTO. Había estado intentando conseguirme un billete de avión a pesar de todos mis rechazos. Sin embargo, el vuelo era el día de Año Nuevo y estaba completamente lleno. Los únicos billetes que quedaban eran de primera clase, que estaban lejos de su alcance monetario. Incluso si llegara a encontrar uno, le hubiera cogido su tarjeta o algo para que no pudiera comprarlo. Era un regalo de Navidad para él--no se devuelven.

Estaba mordiéndose el labio, frunciendo el ceño a su móvil. Estábamos en el parque después de comer, sentados en una mesa de picnic viendo a los patos nadar. Bueno, teníamos batidos, lo cual era lo máximo que comería pero era una comida considerada, ¿verdad? No terminé todo, pero intenté imaginármela como si fuera una bebida. Podía tolerar los líquidos, pero las comidas sólidas nunca se quedaban en mi estómago por mucho tiempo.

"¿Podrías relajarte?" dije, alcanzando y tomando su móvil. Cerré la web de la compañía aérea y bloqueé la pantalla. "No necesito un billete, Harry. Es un viaje en familia."

"Pero quiero que vengas," respondió.

"Habrán más oportunidades, a menos que planees ir y no volver." Alcé mis cejas, bromeando aunque la preocupación se asentó en mi estómago.

"Claro que voy a volver." Me miró.

Sonreí. "Más te vale."

Su móvil vibró en la mesa, pero Harry no se movió para cogerlo. Dudé, insegura de si estaría bien con ello, entonces su pantalla se iluminó para ver quién era. Suficientemente patético, se sentía bien de alguna extraña manera. No podía recordar la última vez que había sido capaz de mirar el teléfono de alguien. Ellos--principalmente el que no debe ser nombrado--siempre habían sido protectores con sus móviles.

"Es Gemma," le dije. "Quiere saber si ya has hecho las maletas."

Aún parecía un poco descontento por no estar acompañándole, apoyó la cabeza en la mesa. "Dile que más o menos."

Confusa, le di una mirada curiosa. "Así que... no la has empezado."

"No, pero no se lo digas directamente. Me dará un par de minutos mientras intenta descifrar lo que intento decirle."

"Puedes ser muy cruel. No pensé que serías así."

Sonrió, rodando sus ojos. "Ah, sí. Confundir a alguien con palabras es probablemente la cosa más cruel que haya hecho."

"No lo dudaría."

Envié un mensaje a Gemma exactamente con lo que Harry me dijo, y en un momento contestó: "Deja de ser estúpido, Harold, y dime si lo has hecho o no." Él se rió, así que entonces dijo que contestara con un simple no.

"Mañana es Noche Vieja, ¿no?" preguntó, alzando su cabeza de la mesa.

"En todos los calendarios del mundo podrías decir que el 31 de Diciembre es el último día del año."

"¿Cómo nos hemos vuelto tan inteligentes?"

"Mi madre nos llamaría sarcásticos."

"Da lo mismo."

Reí antes de que algo captara mi atención. Me había acostumbrado a ellos las pasadas semanas, honestamente. Sus risas y sus dedos señalando y sus bromas que ocultaban en susurros. Ya no me sorprendían cuando aparecían donde quiera que estuviera. Empecé a esperarles, especialmente en sitios públicos. Usualmente en casa, con mi familia, me dejaban en paz. Pero cuando no tenían donde ir, se aseguraban de aparecer.

Sin embargo, incluso aunque les esperara, la sorpresa no dejaba de causar sequedad en mi boca y temblores en mi cuerpo. Era desconcertante, por lo menos. El verles hacía que el sudor cubriera mi piel, bajando por mi espalda. El verles me hacía tragar más fuerte, mi boca estaba tan seca que apenas podía tragar algo. Hacía que cada vello de mi espalda de mi nuca y mis brazos se erizara, una punzante sensación igual de incómoda.

Cuando me di cuenta de que Harry me estaba mirando, aparté mi mirada de ellos hacia mis manos. Él no diría nada. No le gustaba sacar el tema de repente. Podía ver en la forma en que a veces me miraba que se sentía culpable si lo mencionaba. A veces casi parecía tan nervioso como yo, y otras tantas la preocupación en su rostro me hacía sentir estúpida. Él no pretendía hacerlo; no le dije que me sentía estúpida o patética y menospreciada. Pero no dejaba de preocuparse.

"Vámonos, ¿vale?" dijo en voz baja, sacándome de mi ensimismamiento.

Él ya se estaba levantando cuando le miré, así que le seguí. Su mano encontró la mía y entrelazó nuestros dedos, dando a mi mano una caricia. No hablamos sobre el incidente, y lo agradecía.

***

Papá y Nat dispararon morteros a la vez, ambos volando alto en el cielo oscuro antes de explotar en unas gamas de colores. Algunos sonaban como petardos, otros brillaban antes de desaparecer, y otros eran una mezcla de colores de neón. Cada uno hacía ese familiar ¡boom! al ser lanzado, y luego pintaba el cielo de un breve color.

Harry, aprendí, no era un gran fan de los fuegos artificiales. Admitió que le gustaban sus brillos y su belleza, pero el sonido era casi intolerable para él. Estaba tapándose los oídos y entrecerrando los ojos, como si le costara mirarlos. Parecía tan infantilmente asustado que no pude resistirme a sacar el móvil y hacerle una foto. El flash le asustó, y se iba a cubrir la cara pero era demasiado tarde.

"¡Eso no es justo, Delilah! No puedes mantener la debilidad de un hombre por tu propia diversión," dijo, aún inseguro de si debería alzar la mirada o no.

Reí, mirando la foto. "Pareces tan... frágil."

Finalmente se sentó otra vez y abrió la boca para abrir, pero el ruido de otro fuego artificial le hizo saltar y acercarse a mí. Me reía mucho más ahora, inintencionadamente, de verdad. Había algo inmensamente adorable en su miedo, aunque no podía dejar de reírme.

Me estaba mirando, así que me calmé y señalé a Des. "Incluso ella no está asustada, Harry. No puedes culparme por encontrarlo un poco demasiado divertido."

"Des no tiene miedo a nada, Delilah, eso no es una justa comparación. La única cosa que le asusta es quedarse sin purpurina."

Me encogí de hombros. "Un miedo razonable."

"¿Cuál es tu miedo, eh?"

"Como si te lo fuera a decir."

"Lo averiguaré tarde o temprano. O podría simplemente preguntar a Nat..." Estaba sonriendo, alzando las cejas. "Bitsy."

Mis ojos se abrieron de par en par antes de girar mi cabeza en la dirección de Nat, quien estaba ayudando a Des con una bengala. "Pequeño diablo," murmuré en voz baja.

Harry se rió, sonriendo triunfalmente. "Oh, sí. Me contó que no llegaste a medir 1,5 metros por casi tres años. No creo que tuviera ningún problema en contarme tu miedo."

"No creo que pueda fiarme de ti nunca más."

"Bitsy no es tan vergonzoso, Delilah."

Le miré mal. "Considerando que todo el instituto me lo llamaba, sí, diría que es muy vergonzoso. No es mi culpa que fuera retada a ser bajita por un tiempo."

"Esa es una extensa manera de llamarte a ti misma bajita."

"Igual que tú intentando confundir a Gemma." Aparté el tema. "Más palabras me hacen sentir mejor."

Otro fuego artificial explotó, y Harry casi se cae encima mía. "Estoy a punto de irme," dijo, sonando firme pero ambos sabíamos que no lo haría. Se deslizó en el asiento trasero de la furgoneta de mi padre donde ambos estábamos sentados, entonces maldijo en voz baja antes de que Nat se acercara a nosotros.

"Ya se han acabado. Menos uno que estamos reservando para media noche. Mamá sugirió que saliéramos a un restaurante porque no va a hacer la comida." Me miró durante un tiempo, con sus labios presionados y la frente arrugada.

Tragué fuerte, pero intenté sonreír. "Me quedaré aquí..."

"Delilah..."

"Estoy bien, Nat."

No parecía convencido lo más mínimo, pero estaba acostumbrada. Se giró hacia Harry, y compartieron una especie de momento telepático porque Harry le asintió como si dijera a Nat que lo entendía. ¿Ya habían creado una especie de vínculo fraternal? Habría sido divertido si la situación fuera diferente.

Harry y yo ayudamos a limpiar, y Gemma dijo que iban a casa de Zac porque su madre había preparado comida. Eso hizo que mi madre se sintiera mal, pero Papá le aseguró que iban a comer fuera y estaba bien. De todas formas iba a cocinar por Año Nuevo. No tenía sentido hacer comidas grandes tan seguido.

Cuando se fueron, Harry y yo entramos. Se preparó un bol de cereales, diciendo que era un desayuno nocturno. De nuevo, me dijo que se sentía mal por comer frente a mí, pero le recordé que ya no me importaba. Eso no le hizo sentir mejor. Terminó los cereales rápidamente, como si fuera necesario, dejó en bol en el fregadero y nos subimos a mi habitación.

"Podrías haber ido también, ¿sabes?" le dije mientras nos sentábamos en mi cama, encarándonos.

Rodó los ojos. "No te dejaría aquí sola, Delilah." 

"Me siento mal."

Agarró mis manos, acariciándolas. "No lo hagas. Prefiero estar contigo que en un restaurante abarrotado. Tendrán suerte si consiguen mesa en menos de una hora."

Fruncí el ceño, aunque me seguía sintiendo culpable. ¿Qué pasa si Harry quería ir pero no quería decírmelo para no hacerme sentir peor? Odiaba eso de él tanto como a mí. Tenía que lidiar conmigo siendo tan dependiente todo el tiempo, y ahora no podía siquiera ir a comer sin dejarme atrás y sentirse mal por ello. No se merecía a alguien así, alguien que apenas podía mantener la cabeza en orden. Él se merecía mucho más...

Como si estuviera leyendo mis pensamientos, sus labios se encontraron con los míos. Era tan reafirmando sentir la pasión detrás del beso, sus grandes manos descansaron en mis caderas justo bajo mi camiseta. Eran cálidas en mi piel, o quizás era el beso que había hecho a mi cuerpo sentir calor. Mis brazos se enroscaron alrededor de su cuello, acercándole más a mí.

De alguna forma me había tumbado sobre la cama, con su cuerpo sobre el mío. Sus labios se movieron hacia mi mejilla, luego bajaron por mi mandíbula hacia mi cuello antes de volver de nuevo a mis labios. Estaba sin aliento, sentí un hormigueo en mi cuerpo.

"No quiero que te vayas mañana," admití en un susurro, su cara se alejó de la mía lo suficiente como para pronunciar la frase.

Paró un momento, sus ojos se encontraron con los míos y había cierta seriedad en ellos que no había visto antes. Una mirada determinada, casi. "Delilah," dijo en voz baja. "Necesito decirte algo. Y... no tienes que responder, pero..."

"¿Qué pasa?" Estaba asustada por si eran malas noticias, como que quizás había decidido quedarse más de dos semanas allí, o que no iba a volver por mucho tiempo. Todos esos pensamientos aparecieron en mi cabeza, pero ninguno guardaba relación con las siguientes palabras que Harry susurró a la vez que sus labios acariciaban los míos.

"Creo que estoy enamorado de ti."

Hubo un silencio mientras intentaba asimilarlo, los ojos de Harry estaban cerrados como si estuviera asustado de ver mi reacción. No deseaba nada más en este mundo que decirle lo mismo, pero había algo que me lo impedía. Un vago pensamiento en mi mente. Si decía las palabras en voz alta, no podría echarme atrás y lo haría real, y estaría totalmente vulnerable. No había ido bien las veces anteriores que había dicho esas tres pequeñas y estúpidas palabras, y estaba asustada. Incluso aunque estuviera segura, me asustaba de verdad.

"No tienes que responder," dijo, sonando un poco decepcionado. "Sé que puede que sea demasiado pronto o cualquier cosa, pero... sólo pensé que deberías saberlo y--"

Estaba empezando a irse por las ramas como siempre hacía cuando estaba nervioso, así que le corté, enganché mi dedo en el colgante que siempre llevaba para conectar nuestros labios de nuevo. Me aseguré de hacerlo con la misma pasión que él hacía, esperando que captara el mensaje. Quizás sentiría que la duda no era ninguna duda, sino algo mucho más profundo.

El beso se intensificó, casi desesperado. Sus manos estaban a ambos de mis lados, las mías en su pelo. Cuando sentí sus manos moverse y agarrar el borde de mi camiseta, volví en mis sentidos y las aparté, mis manos cubrían las suyas.

Al principio parecía avergonzado, pero entonces debió haber captado mi mirada. Ahora no había duda, y había vergüenza.

"Yo... yo no..." No podía encontrar palabras para decir, para explicar.

Pero parecía captarlo--de alguna forma siempre lo hacía. Se dio cuenta de tantas cosas, tantos detalles pequeños que la gente pasaba desapercibidos. Él era perceptivo, y la única persona que podía sinceramente captar lo que pensaba; el único que era comprensivo con mis pensamientos.

"Eres preciosa," susurró, besando mis labios. 

Mis manos lentamente se alejaron de las suyas, y tomó eso como un permiso. Gentilmente, alzó mi camiseta y yo me senté un poco para que así pudiera quitármela del todo. Instintivamente, mis brazos intentaron tapar mi cuerpo expuesto, pero él los apartó. Cogió aire al ver las marcas débiles de arañazos y cortes y cicatrices, pero no dijo nada. En vez de eso, besó cada rasguño, cada corte, cada cicatriz, todo mientras murmuraba esas dos simples pero poderosas palabras una y otra vez.

Cuando era obvio que estábamos tomando un nuevo paso en nuestra relación, empecé a sentirme cohibida de nuevo. Harry era tan atractivo, no había manera de que no tuviera experiencia, pero...

"Sólo he estado con Justin," murmuré, casi inaudible por lo patética que parecía.

"Quizás él haya sido tu primero, pero espero ser tu último," dijo, encontrando mis labios de nuevo antes de entregarme a él.     

☆☆☆☆

Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

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