Capítulo 23

EL SUEÑO FUE un recuerdo resurgiendo, uno agradable que envió calma a través de mi cuerpo. El sol había estado brillando aunque la brisa había ofrecido una temperatura confortante, y la sombra del gran sauce añadía serenidad. Los pájaros cantaban, las hojas bailaban en el aire, y un brazo estaba sobre mis hombros, acercándome a su amplio pecho cubierto por una camiseta impregnada en colonia.

Sus dedos giraban y se enroscaban en mi pelo, sus labios cada dos por tres chocaban contra mi frente. La hierba era suave bajo nosotros y podría haberme quedado tumbada ahí para siempre, segura en su abrazo y aliviada por su tacto.

"No podría imaginar una vida sin ti," susurró, sus dedos ahora viajaban por mi brazo de arriba abajo.

"No planeo abandonarte."

"¿Lo prometes?"

"Lo prometo. Aunque, ¿eso es lo que te preocupa ahora?" Era alentador escuchar la preocupación en su tono cuando usualmente estaba muy seguro de sí mismo. Casi estaba orgullosa de que le afectara tanto, en el buen sentido.

Él rió, más nervioso que divertido. "Sí, lo es. Vamos a ser claros. Iremos a la universidad y los tíos babearán por ti. No puedo mantenerte alejada de todos ellos. ¿Qué pasa si prefieres a alguno de ellos antes que a mí? ¿Qué pasa si terminas amando a otra persona?"

Sacudí mi cabeza contra él. "Estás siendo ridículo."

"Lo digo en serio, Delilah."

Y cuando alcé la mirada hacia él, pude ver que era cierto. Su frente estaba arrugada, su ceño fruncido y sus labios, también. No me devolvió la mirada, así que alcé mi mano para agarrarle de la barbilla, sonriendo cuando sus brillantes ojos se encontraron con los míos. Le besé suavemente.

"Te amo, Justin. Siempre lo haré."

Pero el recuerdo se convirtió en una pesadilla, y la preocupación ya no se mostraba en su rostro. De alguna manera había acabado en el suelo y apartada, otra chica estaba acercándose a él como si estuviera pegándose a él con pegamento. Ninguno de ellos habló, pero sus sonrisas decían suficiente. Se miraron a la cara, juntaron sus labios, y no me podía mover, no podía apartar la mirada. Mi pecho dolía, mi corazón se comprimía hasta que no pudo encogerse más y se disipó por completo. Ya no estaba respirando. Estaba cayendo. Estaba muriendo.

Estaba despierta.

Ningún chillido dramático se escapó de mis labios o un espasmo me despertó. Mis ojos se abrieron, y el dolor en mi pecho aún seguía presente, pero estaba viva. Ese día con Justin había parecido ser hace una eternidad, y quizás si lo haya sido. Fue en el instituto, cuando Justin era el único que se preocupaba de ser olvidado. Joder, cómo han cambiado las cosas.

Frunciendo el ceño en confusión cuando me di cuenta de que estaba abrazada a alguien, me chocó rápidamente que no fuera Justin. No, eso fue simplemente un recuerdo, y era mejor que se quedara en eso.

Recuerdo cómo finalmente le conté a Harry lo que pasó con el terapeuta. No me había dicho nada porque le dije que no lo hiciera, en vez de eso me abrazó y le expliqué que quería quedarme tumbada con él. No había planeado quedarme dormida, pero Harry era bastante cómodo, y supongo que el cansancio de mi pánico de antes me pilló.

Aunque él también se durmió. Su pecho subía y bajaba calmadamente, su latido iba a un ritmo lento y me encontré a mí misma escuchándolo. Había algo en ese latido relajado que me tranquilizaba. Eran extrañamente apacibles de escuchar. Como las olas que rompen en la orilla por la noche.

Mi puerta se abrió, y apenas reuní la motivación para alzar la cabeza. Mamá mostró su cabeza, sus labios se alzaron en una sonrisa cuando nos vio. Ni siquiera tenía la fuerza para sonrojarme, así que la miré interrogante. Ella vocalizó "¿Vas a cenar?" y yo la respondí de igual manera "más tarde".

"Sois adorables," ella susurró, pareciendo estar a punto de reírse como una mejor amiga haría.

La eché con la mano, y cerró la puerta lentamente.

Harry, aparentemente, se había despertado. "Me ha dicho que soy adorable," susurró.

No pude contenerme—me reí. "Corta el rollo."

"Parece algo difícil de realizar."

Resoplé.

Estrechó su agarre, acariciando mi brazo con su mano. "Tu cama es extremadamente cómoda."

"Lo sé demasiado bien. Por esa razón es mía."

"Te crees graciosa, ¿verdad?"

"La que más."

"Corta el rollo," me imitó.

Usando cada músculo de mi cuerpo, me las apañé para sentarme. Harry frunció el ceño y me dijo, "Estaba bromeando. Porfa, túmbate otra vez."

"Pero he estado tumbada todo el día," le dije. "No me levanté porque me ofendieras."

"Tenía que asegurarme." Se alzó apoyándose con los codos sobre la cama. "¿Sabes?, la última vez que me eché una siesta fue... Ni siquiera me acuerdo." Frunció el ceño y juntó los labios presionándolos, pareciendo estar sumido en sus pensamientos.

Sonreí divertida. "Menuda memoria tienes."

Ojalá yo tuviera una memoria horrible. Haría todo este proceso mucho menos doloroso, mucho más fácil.

"Quizás, pero recuerdo a tu madre venir hace apenas dos minutos diciendo que había preparado la cena."

"¿Ahora sólo vienes por la comida o qué?"

"La comida y el pastel."

"Lo sabía."

Rió entre dientes, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura antes de que pudiera protestar. Me agarró firmemente contra su cuerpo, sus brazos inmovilizando los míos para que no pudiera escapar. Me las arreglé para levantar la cabeza, a pocos centímetros de la de Harry, e intenté mirarle lo mejor que pude. Él simplemente rodó sus ojos en diversión y besó mi nariz. La arrugué, aún intentando parecer enfadada, pero era increíblemente difícil con él siendo tan juguetón y dulce.

"Te morderé, Harry Styles," dije amenazadoramente, pero no me había dado cuenta de la manera en que sonó hasta que se rió.

"He estado con chicas con fetiches más raros."

Le miré boquiabierta, lo que le hizo reír aún más. Me las apañé para sentarme a horcajadas sobre él, tirando hacia arriba hasta que sus brazos me liberaron. Él aún estaba en mitad de un ataque de risas.

"Tu cara no tenía precio," dijo, sin aliento.

Entrecerré los ojos, curiosa a pesar de que mi mente me decía que no preguntara. "¿Cómo de raros?"

Era el turno de Harry de parecer sorprendido, aunque parecía haber diversión en su mirada. "Mi intención no era empezar una conversación sobre eso."

"Tienes razón." Aparté mi propio comentario. "La gente es grosera y rara, y no quiero más información."

Él se rió entre dientes de nuevo.

"No he sido tan graciosa," remarqué.

"Has sido muy graciosa."

Sacudí mi cabeza, yendo a levantarme de la cama pero agarró mi cara en el último momento para besarme. Bufé aunque sonreí un poco. "Deja de ser molestamente adorable por dos segundos, por favor."

Sonrió. "¿Molestamente adorable? Primero tu madre y ahora tú. No estoy seguro de si puedo soportar tanto halago."

"Harry, podría llamarte el peor nombre que se me pudiera ocurrir, y aun así lo considerarías halago."

"Quizás no fuera el peor de todos. Hay algunos bastante malos."

"Puedo empezar a alistarlos hasta que te ofendas horroríficamente y—"

"No, no, estoy bien. Vamos a ver esa cena, ¿vale?"

Sonreí en satisfacción.

Nathan y Papá estaban viendo el partido de fútbol de la universidad en el salón mientras Mamá caminaba alrededor con el teléfono. Harry me siguió a la cocina donde un gran recipiente de espagueti descansaba en la encimera al lado de un bol de ensalada. Harry resopló tras de mí, emocionado. Mordí mi labio inferior, el aroma del espagueti normalmente me tentaba, aunque hoy me hacía sentir náuseas.

Cuando le pasé a Harry un bol, me miró concienciado con descontento en sus ojos. Sabía que no podía hacer nada, así que dejó el tema en paz y jugó con la comida, como si se sintiera culpable por comer cuando yo no lo haría—no podía. Aunque me senté en la mesa, sintiéndome mal por hacerle sentir mal. La habitación estaba repleta de una culpabilidad excesiva.

No pasó mucho desde que nos sentamos hasta que Harry pinchó un poco de lechuga con el tenedor y me lo ofreció, su mirada esperanzada y las cejas alzadas. Mi estómago lo pedía a gritos; mi mente me urgía apartar el tenedor de un manotazo. Estaba entre la espada y la pared por enésima vez, y nunca había una victoria clara. La comida que comí antes subió por mi garganta. No podía ganar aunque quisiera, y desesperadamente quería.

"Lo siento," susurré, apartando la mirada para evitar la tristeza que aparecería en su mirada.

Hubo una larga pausa antes de que escuchara el tenedor chocar contra el bol, señalizando que se había rendido y se lo había comido él.

Mamá colgó el teléfono y entró, preguntando a Harry si le gustaba el fútbol. Nat debió escuchar la respuesta afirmativa de Harry porque gritó al "chico británico" para que se uniera a él y a papá en el sofá. Harry preguntó a Mamá si podía ayudarla con los platos primero, pero ella se rió de él y le llevó hasta el salón. Mamá nunca deja a nadie que le ayude a limpiar. Nathan y yo nunca tuvimos "tareas de casa" como los demás niños. A ella le gustaba hacer las cosas por sí sola. Le pregunté una vez por qué, y dijo que era porque le resultaba relajante.

Me senté en el sofá al lado de Harry, que estaba al lado de Nathan (que estaba en el suelo), y Papá estaba en el sofá de al lado de la ventana. El equipo de nuestra ciudad y el oponente estaban saliendo al campo, incitando a las fans del estadio a que saltaran y movieran los brazos. Recordé el primer partido de fútbol al que Papá nos llevó a Nathan y a mí, cómo apenas podía escucharme hablar porque todo estaba muy alto. Aunque era más divertido. Estar allí en vez de verlo tras una pantalla.

"¿Has ido a algún partido, Harry?" preguntó Papá, como si estuviera leyendo mi mente.

"No, señor."

"Hmm. Tendremos que cambiar eso."

Harry sonrió, asintiendo levemente.

Mientras los equipos calentaban, los locutores hablaban de los jugadores y lo demás. Todo fue bien hasta que un último nombre familiar captó mi atención, y me tensé. Justin estaba sosteniendo su casco en la mano, con una gran sonrisa en su rostro. Los locutores lo alabaron como jugador, conversando sobre sus estadísticas. Pude notar los ojos de todos en la habitación volverse hacia mí, pero me acerqué más a Harry y descansé mi cabeza en su hombro para equilibrar el vacío de mi interior. Estaba triste; estaba feliz. Había perdido algo; había ganado mucho más.

La cámara se quedó enfocada en él cuando una chica se inclinó sobre la valla del campo, dándole un corto beso en los labios. Fue como un puño en el estómago, aunque sentí que podía rodar los ojos a la vez. Esta constante batalla en mi interior porque le echaba de menos, pero sabía que estaba mejor sin él.

"Gilipollas," gruñó Nathan en voz baja, y usualmente habría dicho mucho más, pero la tensa atmósfera debe haberle retenido.

Mordí mi labio, queriendo centrarme en algo más. Así que cuando la cámara se apartó de él, también lo hizo mi mente. "Papá, ¿no hay un nuevo quarterback en el partido?"

Hubo una pausa, entonces Papá dijo, "Pues claro, el entrenador quiere ponerle a jugar antes de que se acabe la temporada. Es mejor que no se ande con tonterías. Es el desempate, después de todo."

Nat no tardó en unirse. "Vi algunos de las juagadas de antes, y parece suficiente decente. Tiene un brazo increíble."

Y así, cualquier pensamiento sobre Justin se esfumó.

Aun así, me acurruqué más en Harry, quien me respondió estrechando el abrazo sobre mis hombros. Mientras Nat y Papá estaban hablando de jugadores, y Mamá limpiaba la cocina, Harry niveló su cara con la mía y susurró, "¿Estás bien?"

Me giré para mirarle, sonriendo. "Todo va bien," confirmé.

Harry frunció el ceño antes de cortar la distancia entre nosotros. Estaba sorprendida de que fue suficiente atrevido como para besarme frente a mi hermano y mi padre, o quizás ni siquiera pensó en ellos. Aunque el beso no duró demasiado, y Papá y Nathan no habían parado de hablar sobre el juego.

"¿A qué ha venido eso?" le pregunté.

Se acomodó de nuevo en el sofá, acercándome a él. "Estaba asegurándome de que no estuvieras mintiendo."

Le miré confusa. "¿Y qué has podido averiguar?"

Frunció el ceño. "No funcionó como se supone que lo hace en las películas."

Alcé las cejas en diversión. "Menudo palo entonces."

"Ha merecido la pena."

"De todas formas no estaba mintiendo."

"Nunca puedo saberlo," dijo en voz baja. "Algunas veces me preocupo."

"Bueno, no te preocupes."

"Wow, qué fácil, ¿verdad?"

"No."

Harry rió, lo que me alivió porque las arrugas de su frente desaparecieron. No parecía tan preocupado como antes.

"¿Quieres oír un chiste?" le pregunté.

"Así que tus chistes están permitidos, pero, ¿los míos no?"

Me encogí de hombros. "Puedes contar chistes."

"Mejor no. Venga, dale."

"¿Qué le dice un plátano a una gelatina?"

Los ojos de Harry brillaron de diversión, "Aún no me he desnudado y ya estás temblando."

Le pegué en el pecho. "¡No me robes las líneas!"

"Vale, vale, lo siento. ¿Qué le dice?"

Repetí como si no hubiera dicho nada. "Aún no me he desnudado y ya estás temblando."

Harry se rió.

"Ahora un chiste verde rápido. Una lechuga en una moto"

"Ya vale, Delilah. Eres divertida, lo pillo."

"Hola, ¿está Félix? Qué va, hoy estoy tristex."

Harry se dio un manotazo en la frente.

"Vale, ya he acabado," dije, riendo.

"¿De verdad?"

Presioné mis labios, entonces dije, "¿Por qué se suicidó el libro de matemáticas? Porque tenía muchos problemas."

"Acabas de subir el listón," remarcó. "Recordaré este momento."

"¿Crees que puedes superarme?" pregunté, fingiendo dolor.

Frunció los labios. "Un guerrero nunca rechaza un reto."

Extendí mi mano. "De acuerdo."

La estrechó con la suya. "Ahora, deberíamos callarnos antes de que Nathan deje de usar la mirada para lanzarnos dagas."

Ambos le miramos, que estaba sacudiendo la cabeza.

Le di un pequeño codazo a Harry. "Le vamos a hacer llorar."

Harry estaba a punto de acrecentar el ataque de risa cuando dijo, "Va a tener una *crisis."

Nathan miró a Papá. "Por Dios. Papá, hazles parar."

Pero Papá estaba riéndose al igual que Harry y yo.

Nat se tiró al suelo, gruñendo.

Una vez más, Harry me superó. "Supongo que Nathan es intolerante a la *lactosa."

Las risas no pararon por acerca de treinta minutos.

☆☆☆☆

*Crisis: tiene gracia si lo lees en inglés. Cuando Delilah dice que le van a hacer llorar, llorar en inglés es cry, entonces Harry dice que va a tener una crisis. Cry=cri-sis. Ahí tiene la gracia.

*Lactosa: tiene gracia también si lo lees en inglés. Están todos riéndose y Nat se desespera, entonces Harry dice que es laughtose intolerant, laugh=risa, intolerante a la risa.

Novela original escrita por juliaxwrites

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