Capítulo 17

《Fuiste herida, pero he decidido que valía la pena luchar》- Heart Vacancy, The Wanted.

☆☆☆☆☆☆☆


-HARRY STYLES-

ELLA ESTABA TAN preciosa bajo la luz de la luna; su largo cabello marrón se despeinó por la brisa, sus oscuros ojos parecían tener destellos, e increíblemente sus hombros no estaban tensos ni su cuerpo rígido. Un aura confortante la rodeaba, allí tumbada en el césped. No podía recordar haberla visto así de aliviada antes.

Tampoco pude recordar que yo alguna vez dijera en voz alta lo preciosa que era. No creo ni que Justin lo hiciera tampoco, o si lo hizo, no se lo decía lo suficiente. Porque si lo hubiera hecho, ella no sería tan crítica con su apariencia y su peso. Necesitaba decirle que pensaba que era preciosa. Lo necesitaba, pero no podía atreverme a sólo decirlo. Lo vería solo como un cumplido, pero sería mucho más que eso.

Mordiendo el interior de mi mejilla, me senté a su lado y doblé las rodillas, descansando mis codos sobre ellas. Desde donde estábamos, podías ver la masa de niños subiendo y bajando la calle, hablando alegremente sobre las chuches que habían conseguido de cada casa. Me pregunté cuántas habría conseguido ya Desiree. Había estado diciendo "truco o trato" por una hora, probablemente yendo de puerta en puerta sin dejar una sola atrás en todo el vecindario.

Delilah también había estado mirando a la multitud. "¿Alguna vez lo has echado de menos?"

"¿Ser un niño?"

"Era genial cuando la cantidad de caramelos que habías conseguido era la única cosa por la que necesitabas preocuparte."

Asentí. "O por por perder la carrera hasta lo alto de esa cosa," dije, señalando a las cuerdas que acabábamos de escalar, y que gané. Se burló, pero sonrió. Añadí, "El mundo no es tan divertido cuando no eres un crío."

Suspiró, poniéndose boca abajo y enterrando su cara en la parte posterior de su codo. "Estoy cansada y a la vez no lo estoy. ¿Eso tiene sentido?"

"El suficiente."

"Bien, porque no me apetece explicarlo."

Dudando sólo un momento, me tumbé, descansando mi cabeza en su espalda. Sentí su risa, pero no dijo nada, así que sonreí y cerré los ojos. Esta noche era una de esas que no quieres que acabe, porque cuando lo haga, significaría que hubo una oportunidad de tener una noche que nunca más ocurriría.

Como si estuviera prolongándolo, cambié de tema sólo para escuchar su voz. "¿Recuerdas a la ex de la que te hablé?"

"¿La que asustó a Gemma?"

"Sí, pues bueno, vino al gimnasio el miércoles. Intenté esconderme en mi oficina y dije a la recepcionista que la dijera que yo no trabajaba allí, pero me vio antes de que pudiera cerrar la puerta."

"¿Qué quería?"

Resoplé, frotando mis ojos un poco fuerte. "Intentarlo de nuevo. Ya sabes, tener otra oportunidad. Aunque en verdad creo que le gusta darme dolor de cabeza."

Y sinceramente lo creía. Nicole solía empezar discusiones simplemente porque estaba aburrida. Actuaba como si hubiera hecho algo malo solo para captar mi atención. Flirteaba con otros tíos a posta para sacarme de quicio, y si no le daba la "charla de novio celoso" que ella quería, se empeñaba más y más en flirtear hasta que me enfurecía y montaba un escándalo allá donde estuviéramos.

Era una pesadilla estar con Nicole. La peor parte de todo es que me enamoré de ella. Habíamos estado juntos por poco menos de un año cuando finalmente me harté. Me quedé en su apartamento hasta que reuní suficiente dinero para comprar un piso donde vivir, entones se despertó con el otro lado de la cama vacío. No era tan cruel como para desaparecer sin decir nada. Intenté hablar con ella la noche anterior, aunque no me tomó en serio, así que le escribí una carta y la dejé en mi lado de la cama.

Y ella lo había aceptado, o al menos eso pensé.

"¿Cuánto tiempo estuvisteis juntos?" preguntó Delilah, sacándome de mi ensimismamiento. Se retorció un poco, así que me senté a su lado y ella pudo ponerse boca arriba.

"Poco más de un año. Lo dejamos hace casi seis meses."

"¿Aún te importa?"

"Pues claro que sí. No de esa manera, pero no voy a actuar como si nunca me hubiera importado, ¿sabes?"

Asintió, mirando al cielo. Tenía esa mirada en sus ojos que podías decir que estaba pensando en Justin. No podía culparla. Como siempre me recordaba, habían estado juntos ocho años. Ocho años. Eso es demasiado tiempo para estar con alguien y luego mandarlo todo a la mierda. Lo admitiré, no quería saber cómo se siente eso. Nunca podría sentir lo suficiente que Delilah tuviera que experimentar tal cosa.

"Odio el sentimiento," dijo en voz baja, "Casi como culpabilidad porque no le extraño tanto como debería. No sé si haber estado con él por tanto tiempo lo hiciera un poco más soportable, pero debes pensar que tendría que ser lo opuesto."

Asentí con aire pensativo. Delilah a menudo me decía que se sentía mal por no extrañarlo tanto, y yo no iba a decirle que me alegraba de ello, pero ojalá se diera cuenta de por qué no le echa de menos. Su corazón sabía, al igual que su cabeza, que era por la manera en la que había sido tratada, y aún así se negaba a admitirlo. No tenía experiencia para seguir tocando el tema, pero Gemma había estado más feliz después de decirnos a Mamá y a mí lo que había pasado.

Sabía la respuesta, pero pregunté de todas formas. "¿Saben tus padres... sobre el, ya sabes, abuso?"

"No es algo por lo que quiera preocuparles. Además, no estoy con él ya. No hay motivos para sacar ese tema."

No discutí con ella sabiendo que sería casi imposible cambiar su parecer. Y, como mencioné antes, no tenía experiencia con el tema. No podía imaginarme lo difícil que tiene que ser recordarlo, y no poder compartirlo.

Estaba mirando fijamente a Delilah otra vez, inintencionadamente pero en el fondo me cautivaba. Sentirme de esta manera me hacía ser tímido para decírselo, especialmente cuando ha salido de una relación de ocho años hace un par de semanas. Pero no estaba seguro de cuándo tiempo más podría aguantar hasta romper la distancia y chocar mis labios contra los suyos.

Sacudiendo mi cabeza, internamente me dí una hostia. No podía seguir pensando en eso o lo acabaría haciendo, y no quiero arrepentirme. No quería ser la persona que se arrastrara por otra al minuto que estaba disponible. Necesitaba que fuera mutuo. Ella tenía que sentir lo mismo que yo o el rechazo me volvería loco.

"Te has callado," notó. "¿Qué pasa?"

Nada que quieras saber, te lo aseguro.

"Cosas." Me encogí de hombros, intentando parecer indiferente.

Me miró con los ojos entrecerrados, convirtiéndose justamente en alguien que me sepa leer. "De acuerdo, Sr. Reservado. Me quedaré aquí tumbada hasta que decidas hablar."

"Eso no es justo, Delilah. Sabes que el silencio va a hacerme decir lo que pasa por mi mente."

"Precisamente por eso me voy a callar."

"¡Eso es cruel!" discutí, casi en pánico.

Delilah cerró sus ojos, no respondió.

Enterré mis uñas en las palmas de mis manos, mordí mi labio inferior e intenté hacer lo posible para mantenerme callado. ¿Por qué mi odio por el silencio siempre tiene que joderme? No. Podía hacerlo. No hablaría. No soltaría ni un sonido. Delilah se rendiría y sería el fin de todo esto.

¿A quién quería engañar? Era persistente, tanto como yo tenía deseos de llenar el silencio con palabras inútiles.

De pronto, era más consciente de mis rarezas infortunadas. La única cosa que podía hacer era aguantar tanto como fuera posible, rezando a Dios para que ella dejara el tema. Bajo diferentes circunstancias, la situación podía no haber sido tan mala. Pero esta era Delilah, con el corazón recientemente roto, y diciéndola lo que estaba pensando previamente sobre empañar toda la confianza que había desarrollado entre nosotros. No podía perderlo cuando había sido muy duro obtenerlo.

Después de cinco minutos, estaba apretando los dientes y hundiendo las uñas en mis palmas. Los ojos de Delilah seguían cerrados, su rostro mostraba paciencia. Esperaría toda la noche si tenía que hacerlo, y eso me frustraba tanto a la vez que me entusiasmaba. Soltarlo todo me quitaría un peso de encima, pero, ¿podría transferírselo a ella?

Ocho minutos y treinta y dos segundos. Estaba contándolos en mi mente para distraerme, esperando que centrarme en otra cosa lo hiciera más fácil.

Nueve minutos y quince segundos... dieciséis, diecisiete, dieciocho...

El silencio estaba matándome. Odiaba no tener palabras para soltarlas, incluso aunque no tuvieran sentido. Necesitaba conversación, necesitaba interacción. Nunca me había gustado el silencio.

Recurrí a morderme el labio, pero me pasé con la fuerza y me hice sangre.

Arranqué hierba, pero llegué a la zona que sólo tenía tierra.

Inhalé profundamente, lo que Delilah tomó como victoria. Sonreía para sí misma aunque no hizo ningún movimiento.

A los once minutos y veintinueve segundos, solté un exasperado gruñido.

Delilah, esto no es justo!"

No respondió.

Froté mi cara, agarré mi pelo con una mano, me levanté y caminé un poco. Sabía que estaba haciendo una montaña de un grano de arena, pero esto era importante para mí. No quería apartarla de mí o molestarla. Necesitaba encontrar el momento perfecto, y éste no lo era.

"De acuerdo, estaba pensando en ir a buscar a Des y Gem para ir con ellas a hacer el 'truco o trato'."

La mentira era demasiado obvia--Delilah no se lo tragaba.

"¿Estaba pensando en lo que quiero cenar mañana?"

Nada.

"¿Que necesito ir de compras pronto?"

Firme como una roca.

Frunciendo mis labios, casi lo suelto pero me las apañé para contenerme. Gruñí otra vez y murmuré. "No puedo."

Esto captó el interés de Delilah. Abrió sus ojos, frunciendo el ceño. No dijo nada todavía, obviamente a propósito, porque hablé otra vez.

"No puedo decirlo, ¿vale?"

Ahora, pareciendo un poco preocupada, se apoyó sobre sus codos en el césped. "¿Era algo de tu familia?"

"No." Pero no podía hablar de eso tampoco.

Ladeó su cabeza, entonces extendió su mano para que la ayudara a levantarse. Lo hice, un poco desalentado cuando apartó su mano una vez que estuvo de pie. "No quiero ser cotilla, Harry. Especialmente porque respetaste mi privacidad. Pero sufriste diez minutos de silencio, eso me dice que te está molestando muchísimo."

"Once."

"¿Qué?"

Bajé la vista al suelo. "Once minutos de terrible silencio."

Se rió entre dientes. "Vale... pues once minutos. Eso lo hace mucho más duro."

Tomando otra bocanada de aire, lo solté despacio. "Estoy en esa situación donde quiero decir algo, pero a la vez no quiero."

"He pasado por eso antes, y usualmente me arrepiento de no decir nada." Se encogió de hombros. "Así que sólo dilo."

"No creo que pueda."

"Simplemente suelta la primera cosa que pase por tu cabeza, porque eso será lo que más te moleste de todo."

"¿Puedo besarte?"

Ambos abrimos los ojos perplejos por mi pregunta. No había pensado que de hecho soltara lo primero que pasara por mi cabeza, pero lo hice. Había sido susurrado y dudoso, pero lo había dicho. No lo suficiente bajo para que Delilah no lo escuchara, y no podía decir si había sido algo beneficioso o destructivo. Su rostro no daba ninguna pista de lo que estaba pensando, simplemente estaba boquiabierta y con los ojos abiertos del shock.

Tenía un par de opciones: podría ruborizarme de la vergüenza y seguir evitando el contacto visual, rezando por lo mejor; podría dejar que la humillación me abrumara y marcharme antes de que me dijera nada; podría mantenerme en pie y estar seguro de mí mismo lo mejor que pudiera, da igual cual fuera su reacción.

Prefiero la opción dos. No creo que pudiera aguantar la situación un segundo más en frente de ella después de mi confesión. Quería huir del miedo y seguro que ella también, para evitar darme una respuesta porque no podría encontrar una bonita manera de rechazarme. Ojalá no hubiera abierto la boca.

Sorprendentemente, ocurrió la tercera opción. Me quedé en pie, preparándome para que lo peor ocurriera aunque esperaba lo mejor. Miré su rostro en anticipación, esperando a que me diera alguna pista de lo que estuviera pensando. Estábamos tan cerca que me acordé. No sabía si ella se había acercado un par de pasos o ambos lo hicimos. Pero estaba lo suficiente cerca como para oler su perfume, floral y embriagador, nuestras caras a centímetros de distancia.

Entonces la más extraña, aunque aliviante cosa ocurrió--era el momento perfecto.

Delilah tomó el último paso delante y cerró la pequeña distancia entre nosotros, sus suaves labios se presionaron contra los míos.

Era mi turno de estar en shock por lo ocurrido, pero eso rápidamente se disipó y dio lugar al deleite. Después de dudar un momento, tomé su cara entre mis manos, disfrutando del hecho de que ella me estaba permitiendo estar así de cerca. Me asustaba que ella no estuviera preparada para seguir, que fuera demasiado tímida o estuviera asustada. Era indescriptiblemente increíble sentir tal unión entre nosotros, casi una confianza irrompible que nunca imaginé que pudiera compartir con ella.

No quería apartarme, pero desgraciadamente el momento debía terminar. Cuando rompimos la distancia, todavía no podía dejarla ir del todo. Mis manos seguían en sus suaves mejillas, mis pulgares acariciando sus pómulos, sus labios. No podía arriesgarme a no sentir este momento otra vez. La memoria tenía que ser precisa.

Delilah me miraba fijamente, con la más débil sonrisa en sus labios. "Sí, puedes."

Usé su última respuesta como excusa para besarla otra vez.

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Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

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