Capítulo 13

NO PODÍA RESPIRAR. Sentí como si mis pulmones fueran a colapsar, mi pecho a contraerse. Miles de pensamientos cruzaron mi mente, intentando descifrar por qué él estaba aquí. Lo dejó todo claro cuando rompimos. Yo no era suficientemente buena. Él pasó página. Estaba empezando a aceptarlo, a entenderlo. Ya no tenía ni idea de lo que sentía.

Harry se levantó casi instintivamente, incluso protectoramente. No hizo nada más, ni tampoco Justin. Me di cuenta de que estaba sosteniendo algo en su espalda, y cuando reveló lo que era, quise llorar. Tenía un ramo de flores. Mi mente viajó a la noche de nuestra graduación, de todos los bailes de fin de curso. Rosas todo el tiempo.

"Sé que no quieres verme," empezó a hablar, muy cuidadosamente. "No estoy aquí porque quiera volver contigo. Estoy aquí porque todavía me importas."

Me llevé las manos a la cara, no estaba segura de si quería seguir mirándole con todo este dolor que estoy sintiendo.

"¿Cómo sabías que estaba aquí?" Me las apañé para hablar, deshaciendo el nudo de mi garganta.

"Lacy trabaja aquí. Es enfermera y te vio venir."

"¿Lacy?"

"Mi novia." Pude verle a través de mis dedos. "Yo, uh. Te he comprado esto. Las rosas son todavía tus favoritas, ¿verdad?"

Pasé mis manos por mi pelo, entonces las dejé caer sobre mi regazo cuando me aseguré de que no iba a llorar. "Sí," susurré. "Lo son."

Justin sonrió, dejándolas en la mesa al lado de la cama. Harry estaba vigilándole de cerca, con los ojos entrecerrados y la mandíbula tensa. Quise alcanzar su mano. Para sentir la calidez una vez más. Sin embargo, no pude hacerlo. Incluso en frente del hombre que me engañó, no me sentía bien expresando afección hacia otro con él estando de testigo.

"¿Podemos, uh, hablar unos minutos?" Justin alzó sus cejas hacia Harry. "A solas."

"Ni lo pienses, tío."

Ambos dirigieron sus miradas hacia mí y sentí cómo aumentaba la tensión. Mi cabeza empezó a doler y froté mis sienes. Molesta con el hospital en sí y por estar ligeramente enfadada por el regreso de las migrañas, murmuré que estaba bien.

"Un par de minutos," aclaré. "Eso es todo."

Justin asintió y Harry me miró preocupado, como si estuviera confirmando absolutamente que todo estaba bien. Cuando estuvo satisfecho de que la respuesta era correcta, a regañadientes salió de la habitación. Justin se sentó en el lugar que Harry previamente ocupó, manteniendo una distancia justa entre nosotros. No podía mirarle, y estaba segura de que él tampoco me estaba mirando.

"Lo siento," dijo, sólo sonaba parcialmente sincero. "Por la manera en la que rompí contigo. No debería haber hecho eso."

Y entonces me enfadé. Ojalá hubiera podido agarrar la mano de Harry, decirle que se quedara, para mantener lejos a Justin. No quería hablarle. No quería revivir todo lo que habíamos perdido. Estaba enfada y dolida y sólo quería dormir con la compañía de Harry, y sólo su compañía. La presencia de Justin había tenido un impacto negativo en mí ahora, pero puede que también él tampoco quiera estar aquí. Aunque no iba a achantarme, ya no más.

"Sí, bueno, no puedes cambiar eso ahora, ¿verdad?"

Suspiró. "¿Vas bien?"

"Resulta divertido que no te hayas interesado por mí hasta que me hospitalicé," me quejé, sorprendida por esta nueva franqueza. Nunca había sido tan honesta con Justin, tan abrupta. Sentaba bien el no tener que preocuparse por ser golpeada por Justin debido a algo que dijera. Sentaba genial decir lo que pensaba.

"Delilah..." sacudió su cabeza. "No seas así."

Me reí sin humor, pero mordí mi labio mientras él siguió.

"Todavía me importas. Sólo que ya no te amo. No como solía hacer. Pero todavía me importas," dijo, sonando desesperado intentando que le creyera.

Me atreví a mirarle. "No más trucos, Justin. Por favor."

"¿Trucos?"

"Estoy cansada de que digas una cosa y después te contradigas a ti mismo. No mientas más. Sé honesto o vete. No estoy de humor."

Su mandíbula se tensó. Si hubiera dicho algo así cuando todavía estábamos juntos, me habría dado algo más que un asqueroso moratón que ocultar. Pero no podía hacerme nada aquí. Y si lo hiciera, estaba segura de que Harry estaba de pie justo al otro lado de la puerta. Por una vez en mucho tiempo, me sentía a salvo de él. Casi me reí de lo confortante que era.

Estábamos en un tenso silencio, yo mirando por la ventana y Justin al suelo. No había nada que decir. Al menos no por mi parte. No se estaba disculpando, y no parecía que lo fuera a intentar. Un simple "lo siento" era suficiente para él, incluso aunque era obvio que ni siquiera lo decía en serio.

"Pensé que nos estaba haciendo un favor, ¿sabes?" se acercó aún más a mí. "Así podría salir con la chica que me gustaba y tú podrías ir detrás de tu entrenador."

"Madura," siseé. "Sabes que la única persona que me importaba eras tú."

"He madurado, Delilah. Eres tú quien no parece comprender que no existe tal cosa como 'el amor verdadero'. De verdad, te amé mucho. Pero eso fue hace años. No te he amado desde la graduación, pero tú no pareces entender en ese cerebro que no soy un príncipe."

"Si es así como realmente te sentías, ¿por qué seguiste con el paripé tanto tiempo?" Es sorprendente cuán tonta me estaba sintiendo. Me imaginé a mí misma llorando ahora. "Fuiste un miserable conmigo."

Se irritó, echando las manos al aire. "Me sentía mal por ti. ¿Es eso lo que quieres escuchar? Ganaste peso y sabía que nadie querría estar contigo. No quería que estuvieras sola, porque sé que lo odias. Pero ahora le tienes a él ahí fuera—" señaló a la puerta. "—así que no veo ningún problema en haberte dejado."

Ahora podía sentir que estaba luchando contra las lágrimas.

"Así que me hiciste pasar por todo un infierno durante ocho años, ¿sólo porque te sentías mal por mí?" me mofé, intentando ver la lógica y no pude. "¿Cómo sabes que no habría encontrado a alguien? Encontré a Harry."

Justin se burló. "Encontraste a alguien igual de lamentable. Pero deja de intentar hacerme sonar tan vil. Te amé los primeros cuatro años de relación, Delilah. Habría hecho cualquier cosa por ti, lo que es el por qué fue tan difícil dejarte ir."

Estallé en histeria—parcialmente llorando, parcialmente riendo. "¿Difícil dejarme ir? Tú no fuiste el que tenía que usar maquillaje para ocultar moratones cada vez que ibas a la calle. No eras el que lloraba cada noche porque sabías que nunca serías lo suficientemente bueno. No eras el que se esforzó tanto para ser otra persona solo para que alguien te amara. No, Justin. Era yo la que no podía dejarte ir. Me desechaste como si fuera un sucio papel."

Le pillé con la guardia baja, eso era obvio. Estaba intentando encontrar las palabras, pero finalmente se rindió y se levantó. Se inclinó y besó mi frente, causándome un estremecimiento. Entonces llevó sus labios a mi oreja. "Espero que obtengas la ayuda que necesitas," susurró, entonces se fue, dejándome para mirar las rosas que hacían resurgir recuerdos demasiado dolorosos.

***

Era tarde, quizás mi quinta o sexta noche en el hospital. No estaba exactamente mejorando. Pero escuché la voz del doctor fuera de mi habitación. No podía averiguar quién estaba hablando con él, pero al escuchar mi nombre surgía la intriga. Estaban hablando de mí y yo estaba justo aquí. ¿No merezco saber sobre lo que están hablando?

Precisamente esto es el por qué no confío en los médicos. Ellos mentían. Una y otra vez, ellos mentían. Eran como todos los demás; todo aquel que alguna vez haya hecho una broma tiene que estar a mi alrededor. ¿Cómo los mentirosos podían obtener tal trabajo? Se supone que deben salvar a las personas, no herirlas más. ¿Por qué no me decían nada? Odiaba ser tratada como si fuera una patética damisela que no podía soportar la verdad. No iba a ser frágil nunca más. Me negaba.

Agarrando el monitor donde mi vía estaba conectada, me levanté. Fui de puntillas sigilosamente hasta la puerta, presionando mi oreja contra ella. La conversación había ido al silencio, pero podía escuchar pasos yendo de un lado a otro. Finalmente, un suspiro. Entonces, la voz del doctor.

"Odio decirlo, pero no está suficientemente estable como para decidir por sí misma. Voy a tener que preguntar a su madre mañana..."

Una enfermera mucho más gentil, pero su tono de voz era traicionero. "Será mejor para ella."

"No puede seguir así."

"Estoy totalmente de acuerdo."

Se alejaron, dejándome confusa. ¿Qué era lo mejor para mí? ¿Qué iban a decirle a mi madre? Estaba bien. ¿No podían verlo? No estaba comiendo porque no tenía hambre. Además, la comida del hospital no era demasiado buena. No tengo hambre. Estoy bien.

Regresé a mi cama, tumbándome. Ojalá Harry estuviera aquí ahora mismo, así él podría haber escuchado de lo que estuvieran hablando. Les habría dicho algo, seguro. Pero le había dicho que se marchara a casa, como hacía con mi familia todas las noches. Estaban mucho más que exhaustos. No merecían estar así, no por mi culpa.

Cerré los ojos, recordando la visita de Justin. ¿Había sido muy dura con él? Las palabras salían de mi boca antes de siquiera pensarlas dos veces. Sé que me había hecho cosas crueles, pero, ¿era correcto devolverle la crueldad? La gente siempre dice que no deberías rebajarte a la altura de tus enemigos. ¿Me había rebajado? Me había empezado a sentir de esa forma. Hundiéndome, hundiéndome, hundiéndome. Cada día un poco más que el anterior.

Intenté dormir, pero no podía dejar de pensar en las palabras del doctor. Me asustaban, y estaba ya suficientemente asustada en este lugar. ¿Qué querrían hacer para que yo no fuera lo suficiente 'estable' como para decidir por mí misma? ¿Y quién dice que no estoy estable? Estoy bien. ¿Cuántas veces más tengo que decirlo?

Estoy bien, estoy bien, estoy bien.

Nadie parecía creerme, excepto quizás Harry. Aunque tenía alguna que otra duda.

Dejé salir un suspiro y me imaginé algo más. Algo relajante, algo de ensueño. Una cabaña en la nieve con una gran chimenea. Libros apilados que llegaban hasta el techo, todos para que los leyera, y una mullida manta sobre mis hombros. Una taza de chocolate reposaba sobre la mesa a mi lado, y escuché una risa proveniente de atrás mía. Una preciosa risa, una que instantáneamente traía una sonrisa en mi cara y paz en mi mente.

En algún lugar de la felicidad de esa risa, me dormí.

***

Mi madre apartó el pelo de mi frente, tarareando una canción que me solía cantar cada noche cuando era una niña. Mantuve los ojos cerrados para que siguiera cantando. Aunque en un momento, le dejé saber que estaba despierta trazando una sonrisa en mis labios.

Agarró mi mano y la sujetó, mirándome con sus brillantes ojos. "¿Cómo has dormido?"

Señalé al monitor con mi cabeza. "No se callaba."

"¿Al menos conseguiste transponerte?"

"Un poco."

Sonrió, pero había algo que reflejaba preocupación en su mirada. Sabía que estaba asustada por mí. No escuchó cuando la dije que estaba bien. "Delilah," dijo suavemente, "¿podrías comer algo para así poder llevarte a casa, por favor?"

Suspiré. "No puedo comer si no estoy hambrienta."

"Cariño, debes hacerlo. Está bien tener hambre."

Tensé mi mandíbula. "No tengo hambre."

Sus ojos se llenaron de lágrimas, y su agarre se acentuó en mi mano. "Delilah, ¿sabes lo que me están pidiendo que haga? Si no comes, van a ponerte un tubo en la nariz y no quieres ver algo así. Todo lo que tienes que hacer es comer algo. Incluso aunque sólo sean dos cachitos de gelatina, serían suficientes para que te dejaran ir."

Así que eso es de lo que hablaba el doctor anoche.

Miré a mi madre, perpleja. "No les dejarías hacerme eso, ¿verdad?"

Abrió su boca, entonces la cerró otra vez y dejó escapar una lágrima de su ojo. Su voz temblaba cuando se las apañó para hablar. "Yo sólo...Estoy muy preocupada por ti, Delilah. Mucho."

"No tienes por qué estarlo," le recordé. "Te sigo diciendo—a todos vosotros—que estoy bien."

Presionó sus labios para evitar sollozar, intentó asentir, entonces agarró mi mano aún más fuerte. Cuando se calmó un poco, se secó las lágrimas y me dijo que iba a dejar que Nat pasara a verme. Besó mi frente, más tiempo de lo usual. Cruzó sus brazos sobre su pecho, como si estuviera intentando no derrumbarse, y salió de la habitación.

Sabía que era mi culpa que se estuviera viniendo abajo de esta forma. Pero no podía hacer nada si no me creía. Me sentía horrible por hacerla llorar, por hacerla débil. Podría haberlo hecho más fácil y haberme creído, pero no parecía que estuviera de mi parte. Estaba siendo una madre, y una madre siempre aceptaría la opinión de un profesional antes que la de su hijo. No podía culparla porque se preocupara.

Nat trajo cartas, y terminamos jugando a un montón de juegos. Intentó enseñarme un truco de magia que un amigo le enseñó, pero falló tremendamente y siguió diciéndome que no mirara para así poder hacer trampas. Era genial ser tan infantil con él, como si todavía fuéramos críos con nada serio por lo que preocuparnos excepto un truco de magia que salía mal. Echaba de menos esos días, los echaba de menos un montón.

"Voy a admitirlo," dijo Nat a mitad de su tercer intento. "Sólo he practicado esto dos veces."

"Nunca lo habría pensado."

"También admitiré..." alzó la mirada y sonrió débilmente. "Que me cae muy bien Harry. Al menos más de lo que jamás me había caído el otro tío."

Me sonrojé. "El hecho de que actualmente digas el nombre de Harry me sorprende."

"Eh, como dije. Le apruebo."

Me encogí de hombros. "No estamos saliendo, Nat."

"Por favor. Hasta un ciego podría ver que no falta mucho tiempo para eso."

"¿Podemos dejar de hablar del amor y esas cosas?" mi cara ardía. "Simplemente céntrate en ese truco de magia."

Sonrió. "Vale, coge una carta."

Cogí una, asegurándome de que no pudiera verla

Alzó sus cejas, actuando como si estuviera acercándose para mirar al monitor de mi lado. Le miré mal, presionando la carta contra mi pecho. Se quejó como un crío, pero siguió con el truco como si nada. Me hizo poner mi carta en un lugar de la baraja. (Se supone que él debería estar mirando a otro lado, pero se rindió la primera vez que lo intentó.] Barajeó las cartas, las extendió por la cama y cerró los ojos, sus manos flotaban sobre ellas.

"Basándome en mis cálculos..." agarró una carta al azar. "¿Es ésta tu carta?"

"Intenta otra vez, Magic Man."

"¿Es ésta tu carta?"

"Nope."

"¿Y ésta?"

"Nein."

Echó su cabeza hacia atrás. "Joder. Que le jodan a Jonathan y a su estúpido truco de cartas."

Me reí. "Oh, estás sensible." Le agarré de la mejilla, y apartó mi mano de un manotazo, apuntando su dedo como si estuviera regañándome. Me carcajeé justo cuando la puerta se abrió.

El doctor estaba allí de pie con una enfermera detrás suyo, un tubo extraño en su mano y un bol de sopa en la otra. Tenía una mirada en su rostro, como si tuviera remordimientos por lo que estaba a punto de hacer, pero había más determinación que pena en sus ojos.

"Delilah," dijo, "me temo que tienes que tomar una decisión."

☆☆☆☆

Novela original escrita en inglés por juliaxwrites

Votad, comentad, difundid.♡

All the love, A.






Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top