Third.
Algo andaba mal en su cuerpo, desde que despertó se sentía diferente, no tenia suficientes energías y el cansancio cubría todo su cuerpo, dejándolo agotado tan solo por mover un dedo.
Ahora que estaba en la escuela, trataba de enfocar su vista en el pizarrón, su cabeza le dolía y el aire inhalado no era el suficiente por lo que tenia que respirar con fuerza y varias veces para regular su respiración.
Miro a su alrededor, en momentos veía doble, y no podía escuchar con certeza las palabras de su profesora. No supo en que momento exacto fue pero no lo soporto más y cayó al suelo en un ruido sordo que llamo la completa atención de todos.
— Bang, Seo. Por favor lleven a su compañero a la enfermería — ordenó, tratando de mantener la calma.
Los mencionados con rapidez se levantaron de sus asientos y fueron a socorrer a su compañero que yacía inconsciente.
Seo tomó el cuerpo de Felix entre sus brazos y corrió hasta la enfermería. No dejaba de mirar a su compañero, Lee se veía completamente diferente. Tenia ojeras, su piel estaba más pálida de lo normal. ¿Era posible verse así de pálido?
Bang corría junto a Seo, siendo consciente que la respiración de Felix se volvía cada vez más pausada y lenta, era como si estuviera dormido profundamente.
— Date prisa Changbin, creo que Lee no esta respirando bien — Bang tenia miedo, no era cercano a Lee, pero era su compañero y le preocupada verlo mal.
Las palabras dichas alertaron a Seo, y sin importarle dejar atrás a Bang echó a correr más rápido.
Cuando al fin estuvo en la enfermería, Seo comenzó a gritar buscando la atención de la enfermera a cargo.
— ¡Oh dioses! — exclamó sorprendida —. Déjalo sobre la camilla ¡de prisa!
Una vez dejo a Lee sobre la camilla, la enfermera comenzó a checar sus signos vitales.
— No esta respirando bien, su presión esta por los suelos y sus ojos están amarillos — anunció a los presentes sin dejar de moverse, caminaba de un lado preparando una intravenosa —. Listo, con esto estará bien un rato — dijo una vez le colocó la intravenosa a Felix —. Chicos, ¿Ustedes son cercanos a él?
Los dos presentes negaron, entre asustados y preocupados, acababan de ver como su compañero casi iba al otro lado.
— ¿Qué ha ocurrido? — preguntó
— Estábamos en clase de biología y entonces él simplemente se desmayó — respondió Bang
— No quiero mentirles, pero su compañero presenta síntomas de bulimia nerviosa. Sí estoy en lo correcto, eso explicaría porque su aspecto esta en ese estado, ¿Saben desde cuando esta así?
Los chicos volvieron a negar. Seo se sintió verdaderamente culpable, sentía que era su culpa por no prestar atención a su compañero, Bang estaba del mismo modo, incluso peor que Changbin.
— N-no lo hemos visto comer — respondió Seo —, tampoco beber agua.
— Esto es un asunto grave. Les agradecería que regresaran a sus clases, yo debo solicitar permiso para trasladar a su compañero a un hospital.
— ¿Hospital? — interrogó Bang.
— Tranquilo — su mano se posó en su hombro —. Me encargaré de que Lee se recupere y nada malo le suceda — aseguró —. Ahora vuelvan a clase, no pueden quedarse aquí.
Sin poder ir en contra de las palabras de la enfermera, Seo y Bang volvieron a clase preocupados e intranquilos.
— ¿Dónde está Lee Felix? — pregunto Choi, una vez Seo se sentó junto a él — ¿Lo dejaron quedarse en la enfermería? Que suerte.
Sus palabras no tenían ni una pizca de preocupación, eso provocó que Seo le diera una mala mirada.
— Ojalá fuera sólo eso, fue llevado al hospital.
Seo pudo jurar que vió una ligera sonrisa en los labios de Choi.
Abrió sus ojos lentamente, no reconociendo el lugar donde se encontraba. Al tiempo fue consciente que se encontraba en un hospital por el sonido que producía la maquina a su lado y el olor a desinfectante. Estuvo unos minutos procesando lo ocurrido cuando la puerta se abrió dejando ver a un joven vestido con una bata blanca.
— Hola Felix, soy el doctor Kwon — saludó él doctor con una sonrisa —. ¿Cómo te sientes?
— Creo que bien — mintió, aún sentía su cabeza doler y su cuerpo muy cansado —¿Pronto podré irme?
El doctor le sonrió —. No mientas, sé que estás cansado. Y no, me temo decirte que te quedarás aquí al menos dos días — los ojos de Lee se abrieron de sobremanera al escuchar las palabras del médico —. Tu cuerpo ahora está desnutrido y tienes una ligera deshidratación, un poco más tarde y no sé qué hubiese sucedido.
— Pero... — le era terriblemente incómodo mentir, pero quería regresar a casa —, me siento bien.
— Ese cuento no me lo creeré fácilmente — sonrió ligeramente. "Este doctor sonríe mucho". Pensó —. Tus tutores no tardan en llegar, te recomiendo relajarte, aún debemos de realizarte unos estudios.
Sin agregar algo más el doctor se fue, claro, dedicándole esa sonrisa.
Una vez estuvo solo soltó un suspiro. ¿Qué se suponía que debía de hacer ahora? Su madre llegaría en cualquier momento y pediría explicaciones sobre su estado. Él simplemente no quería hablar del tema, estaba cansado de vivirlo, contarlo sería demostrar que él no era el fuerte hijo que su madre tanto decía tener.
Se hundió en sus pensamientos, sólo era audible su leve respiración, el sonido que la máquina emitía. Eso, hasta que la puerta se abrió, creyendo que era su madre limpió rápidamente sus mejillas y se esforzó por formar una sonrisa.
Su sonrisa fue cayendo lentamente al ver detenidamente que no era su madre, no era la señora Kang, o su padre. Era Choi SeoHun.
— V-vete, p-por favor — sin notarlo las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos.
— Sabes que no puedo irme. Si ya estás aquí en un hospital, ¿Por qué no mejor te mueres ya? — habló rondando por la habitación — Ya estamos hartos de la gente como tú, me molesta este tipo de gente, eres Lee Felix un chico al que nadie le presta atención, un chico que come demasiado y fastidia a otros con su sola existencia. ¿Crees que para las personas a tu alrededor es fácil? Ya todos estamos hartos de tu existencia.
— D-detente, eso no es cierto — la máquina comenzó a sonar con rápidez, al compás del palpiteo de su corazón.
— ¡Me molestas Lee! Molestas a todos en la escuela, incluso molestaste a todos cuando decidiste desmayarte, molestaste a Seo y Bang. Por favor desaparece, eso es lo único bueno que puedes hacer en tu miserable vida.
Choi lo miro una ultima vez antes de salir por la puerta actuando como su nada hubiese ocurrido.
Lee Felix ya estaba harto de todo.
Su larga cabellera estaba un poco despeinada, su respiración era acelerada, sus manos temblaban. Aún así se esforzó por hablar normal.
— Lee Felix, es mi hijo, digame donde esta.
La persona frente suyo la miró, con rostro estoico volvió su vista a la computadora, tecleando el nombre que le habían solicitado.
— ¡Dese prisa! — su corazón latía frenéticamente, no podía soportar que su pequeño bebé estuviera en un lugar como este.
— Habitación 324 tercer piso, torre 2.
Sin esperar algo más sus piernas se movieron con rapidez hasta el lugar que le habían dado. Abrió la puerta esperando encontrar a su hijo, sin embargo solo había mantas mal desordenadas y una vacía habitación.
Abrió la puerta dejando que el aire exterior le golpeara. A pesar del frío, la sensación que le causo fue como una pequeña libertad.
Las palabras antes dichas por Choi resonaban en su mente, tal vez era cierto que solo era una molestia para las personas, tal vez esa era la razón por la que sus padres evitaban estar cerca suyo, siempre decían que era por trabajo pero no estaba seguro de ello.
Solo quería dejar de sentirse como un estorbo, quería dejar de ver las miradas desagradables de las personas, quería dejar de escuchar las palabras susurradas a sus espaldas. Solo quería dejar de sentir.
Miró abajo, tenia miedo, mucho miedo. Pero aún con las lágrimas brotando de sus ojos se dejo caer, se entrego por completo a su dolor, esperando que todo acabara y él pudiera estar en paz sin ser un estorbo.
Solo fueron breves segundos donde sintió su cuerpo descender, después nada, ¿Eso fue todo? ¿Tan rápido sucedió? Entonces se percato de la fuerza externa que le impedía su caída.
— No — musitó.
Cuando abrió los ojos, ya se encontraba en piso firme, no colgaba de algo. Más bien ese algo lo tenia fuertemente apretado contra su cuerpo, abrazándolo.
— Estoy aquí, estoy aquí Lixie — su voz parecía la de un ángel, suave delicada y transmitía paz —. Perdóname, ahora estoy aquí y no voy a dejarte.
Las caricias sobre su cabello lo estaban arrullando, la suave voz seguía susurrando palabras que ya no comprendía, y él poco a poco volvía a caer en la inconsciencia. Antes de volver a dormir, pudo ver el rostro de la persona que lo salvo.
— Chan — él era la única persona que lo había llamado Lixie, y también era la única persona que siempre estuvo ahí.
— Sí Lixie, soy yo. Ahora duerme, estaré a tu lado cuando despiertes.
Confiando en su palabra, se dejó llevar por su suave voz. Cerró los ojos y dejó de sentir las caricias sobre su cuerpo.
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