Forth.
— ¿Entonces tú eres mi amigo? — cuestionó, curioso.
El contrario no respondió solo movió su cabeza confirmando la pregunta. Ninguno dijo nada al respecto, permanecieron en silencio por unos minutos hasta que una idea cruzo por la mente del niño.
— ¿Prometes cuidarme y quedarte conmigo para siempre? — estiró su pequeña mano elevando su meñique buscando sellar la promesa a hacerse.
Aquella promesa quedo sellada cuando el niño sintió otro meñique enlazarse con el suyo propio; sonrió en grande, la mano de su nuevo amigo era muy cálida.
— Bang Chan — pronunció el nuevo nombre otorgado por el niño que aun sostenía su meñique, promete cuidarte siempre que lo necesites.
Abrazó su cuerpo con fuerza, Lee hace rato se había dormido pero Bang no quería soltarlo. Seguía acariciando su cabello, retenía las lágrimas producto del miedo y dolor que sentía al ver a Felix de esa manera. Era la primera vez en mucho tiempo que volvían a verse y lamentaba que fueran en aquellas condiciones.
— Voy a cuidarte Lix, justo como te lo prometí — musitó aún si el pelinegro no podía escucharlo.
Con un ruido sordo la puerta de la azotea fue abierta dejando ver a dos enfermeras que al visualizar a Lee corrieron hasta él, tomaron su pulso y otras cosas más, suspirando de alivio al percatarse que el chico respiraba. Nadie notó la presencia de Bang, por lo que tan rápido comprobaron Felix seguía con vida lo llevaron de vuelta a dentro. Bang quedó solo en ese lugar dejando al fin salir sus lágrimas.
Uno, dos, tres, cuatro días sometido a intravenosas, antibióticos y analgésicos.
Su diagnóstico fue bulimia nerviosa.
Tenia muy presenta el llanto de su madre al escuchar las palabras del médico, la mirada inexpresiva de su padre. Todo era tan abrumador que el sentimiento de ser una decepción para sus progenitores nublo toda su cordura y se sumió en una total tristeza. Se suponía que todo aquello lo hizo porque creyó que de esa manera dejarían de verlo con asco, ¿Por qué lo miraban con lastima entonces? ¿En qué se equivoco?
Los días que pasaron después de su intento de suicidio Choi no volvió algo de lo cual estaba sumamente agradecido. Sin embargo al casi quinto día dentro del hospital se encontró con la presencia de Seo Changbin.
— Hola — saludó tímido —. He venido porqué quería saber cómo te encuentras. No has vuelto a la escuela desde hace muchos días y me preocupe así que bueno aquí me tienes.
Lee se mostro confundido ante la visita de Seo, ciertamente de todas las personas nunca espero que Seo Changbin fuera a visitarlo, mucho menos espero que se preocupara por su bienestar.
Hacía mucho tiempo que alguien se acercaba a preguntar por su estado. Aún de esa manera no estaba seguro sobre si debía de confiar en él; su confianza en las personas se quebró, ahora era muy difícil para él relacionarse con ellos. Sin embargo justo en esos momentos se sentía tan solo y triste que tal vez confiar en Seo no era mala idea.
— Hola. Gracias por tu preocupación ahora estoy mejor, no pude volver a clase porque no me lo permiten pero creo que ya falta poco para salir de aquí — exclamó emocionado.
Changbin se acercó a su lado, tenia una expresión seria pero no parecía como una mirada seria de las que son serias.
— Sabes, quiero disculparme por todo — desvió su mirada —. Sé todo lo que has sufrido y la verdad quiero disculparme por nunca prestarte atención y ayudarte cómo se supone un buen compañero de clase debe de hacer. Por favor discúlpame Lee Felix — inclinó su cuerpo en una reverencia de 90 grados.
Los ojos de Felix se aguaron, Seo jamás había presenciado alguno de los acosos por parte de Choi, tampoco era uno de los muchos chicos que lo encontraban como un objeto para criticar y burlar. Ahora él venia a disculparse cuando no tenia una razón para hacerlo.
— No tiene porque disculparse. No ha sido su culpa — formó una sonrisa leve.
— Felix, si tú lo permites me gustaría ser tu amigo. Quiero cuidarte y ayudarte, en todo lo que pueda. Déjame ser tu amigo — su cuerpo seguía inclinado.
El rostro de Lee se transformó en uno lleno de sorpresa, durante muchos años ninguna persona se había acercado con la intención de ser su amigo, la mayoría de las personas lo evitaban como si él tuviera algún tipo de enfermedad contagiosa.
— No sé si sea correcto confiar en ti, no lo tomes personal pero he tenido malas experiencias — declaró jugando con sus manos.
Ante aquellas palabras Seo levantó su cuerpo dejando la reverencia, mirando con alivio al contrario pues creyó que recibiría un insulto o un rotundo 'no'.
— Esta bien que creas eso, supongo que es normal — se encogió de hombros — . Pero puedo asegurarte que no quiero lastimarte, no tengo otras intenciones, solo quiero ayudarte. Sé lo que has estado pasando por culpa de Choi SeoHun.
Felix se estremeció ante la mención de ese nombre.
— T-tú ¿Cómo lo sabes?
— Vamos, ambos sabemos que es el chico que solo busca fastidiar a las personas por cosas que no tienen real importancia — tomó una breve respiración, además, cuando te llevamos a la enfermería él pregunto por ti y cuando le dije tu estado actuó de forma extraña, no me puedo fiar de él.
Sin poder evitarlo comenzó a llorar, de pronto todo el dolor, miedo y tristeza se sentían en minoría, la soledad fue reemplazada por la compañía que Seo le transmitía. Changbin sostuvo su hombro por todo el rato que lloró sin pronunciar alguna palabra, era de las primeras veces que no lloraba solo.
Tenia el sentimiento de no recordar algo, si juntaba las piezas lo ultimo que recordaba era saltar, pero ¿Cómo es que no murió? ¿Quién lo salvo? Por mucho que lo pensará no recuerda quien lo salvo o si realmente aquello fue un tipo de sueño.
Suspiro derrotado, ya no importaba, solo debía tomar esa nueva oportunidad y hacerse más fuerte. Tenia que luchar para enfrentarse a los monstruosos fuera de su casa. En esos momentos el solo quería estar acostado junto su madre y que esta le diera mimos en su cabello... ¡Mimos en su cabello! ¡Eso era! Lo ultimo que recuerda es a alguien acariciando sus cabellos mientras le pedía que se quedara, aunque seguía sin poder recordar exactamente quien fue esa persona.
— Hola dulzura — estaba tan centrado en sus pensamientos que no se percato de la presencia de su madre — ¿Cómo te encuentras? He estado hablando con el médico y dijo que pronto podría darte el alta.
No prestó real atención a las palabras dichas por su madre, seguía tratando recordar que es lo que había detrás de su no-muerte.
— ¿Lix? ¿Estás bien, hijo? — el cuerpo de su madre se hundió en la camilla, acostándose justo a su lado.
Era su oportunidad de cuestionar y tal vez llegar a la respuesta.
— Mamá, cuando me encontraron el azotea, ¿No había alguien más?
— No, solo estabas tú inconsciente en el suelo, no había nadie más — respondió con un rostro serio.
Eso lo extraño, ¿Era posible que la persona que evitó que se cayera se fuera tan rápido?
— No le tomes demasiada importancia, solo debes de recuperarte e ir a tus nuevas terapias, he hablado con una terapeuta esta disponible y tienes una cita con ella el próximo jueves.
Hace unas horas su madre tuvo que regresar al trabajo, quedando nuevamente solo. Y estaba aburrido, los juegos ya no lo entretenían, por eso pidió permiso para que pudiera salir de su habitación, permiso que después de muchas suplicas le fue concedido con la condición de mantenerse alejado de las alturas.
La duda seguía presente, existía la posibilidad de que fuera solo una tontearía, pero Felix sabia que debía encontrar la respuesta. Por lo que se dirigió de vuelta a la azotea, no tenia planeado volver a saltar. Tal vez si regresaba ahí los recuerdos volverían.
Antes de poder abrir la puerta una mano se poso sobre la suya poniendo fuerza para retirar su mano del pomo. Se volteo con brusquedad para ver a la persona que lo detuvo.
— Por favor no vuelvas ahí, Lix — la persona frente suyo lucia como un ángel, Lee quedó embobado.
Sus rasgos lucían familiares, al igual que su tacto aunque no entendía porqué.
— ¿Quién eres?
Ante su pregunta la expresión del desconocido cayo recuperándose tan rápido que Lee se preguntó si lo alucino.
— No espero que me recuerdes — contestó —. Solo déjame llevarte lejos de aquí.
El contrario no espero respuesta, soltó su brazo para poder tomar ahora su mano. Su toque era cálido y lo hacia sentir protegido. Minutos después ambos se detuvieron en un pequeño lugar, (Felix no sabia exactamente que era), el chico lo sentó en una superficie solida, para después él poder posicionarse frente Lee)
— No vuelvas a ese lugar. Sé que has pasado por mucho pero esa no es una manera de enfrentar los problemas, tú eres una persona fuerte, te conozco y sé que podrás superar esto — tomando sus manos prosiguió — Eres hermoso, no intentes cambiar porque eso no es lo que verdaderamente eres, tú eres Lee Felix un chico alegre y bromista que puede hacerte el día más feliz, no te enfoques más en lo que eres por fuera, enfócate más en lo que eres por dentro.
La mente de Felix se encontraba confundida, ¿Quién era esa persona y por qué le hablaba como si lo conociera de toda la vida?
— Nos conocemos — dijo casi como si leyera sus pensamientos —. Pero no eres capaz de recordarme ahora — Lee pudo ver tristeza en su mirada —. Tú me creaste después de todo, por eso estoy haciendo esto, rompo las reglas para que estés bien, para que no vuelvas a sentirte solo.
— No lo entiendo, ¿Por qué hablas cómo si supieras quién soy? Yo no te conozco, ni siquiera sé tu nombre.
— Bang Chan — pronunció de pronto —. Ese es mi nombre, el nombre que tu escogiste para mi.
Lo pensó por unos instantes, entonces fue como su desbloquearan su memoria pues los recuerdos con esa persona llegaron de golpe a su mente. Era él, Bang Chan.
— ¿Chan? — preguntó, esperando que fuera él realmente.
— Sí Lix, Chan.
Entonces lo abrazó, se aferró a él con fuerza esperando que no volviera a desaparecer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top