18
La música resuena en las cuatro paredes de mi habitación y mi cabeza se mueve inconscientemente al ritmo de "Use Somebody" de Kings of Leon.
Sigo aturdida aún por las confesiones de Justin de esta misma tarde, dándole más vueltas al tema de las que se merece. El espacio a mi alrededor se encuentra bastante bien ordenado a pesar de mi búsqueda de algo que ponerme para las carreras. ¿Cuál es el código de vestimenta? ¿Tienen siquiera uno?
"Pues claro que no, Jayne. Son unas carreras, no la MET gala.", mi consciencia me recuerda, y ojalá pudiera sacarla de ahí y darle una buena tunda por todas las veces que se ha reído de mí.
Me decanto por algo sencillo: unos pantalones de tiro alto en negro, un crop-top blanco y unas zapatillas blancas.
La bocina de un coche más allá de mi casa me hace saltar en el sitio, viendo un mensaje en mi teléfono después de Juliet que me indica que están fuera esperándome.
Me despido de Nora, mi galgo, y salgo fuera cerrando la puerta con llave, asegurándome de que tengo todo lo necesario.
Louis me recibe con un abrazo en cuanto entro en su coche y Juliet tiene un deje de preocupación plasmado en su rostro, supongo que por lo que ha pasado antes en el centro comercial.
Los dos van en los asientos delanteras, Louis conduciendo y Juliet hablándole de algo a lo que no estoy prestando mucha atención.
Mis pensamientos van del colegio al Voleyball, y pasan a Justin en menos de lo que espero, sacándome un suspiro de frustración que no pasa desapercibido para ninguno de los dos a pesar de la música que retumba en el coche. Ninguno de los dos pregunta nada y me alegro que sepan como soy; nunca soy de discutir ni hablar de lo que siento, prefiero lidiar con ello por dentro.
En menos de lo que me gustaría Louis aparca el coche, viéndome obligada a salir de él.
Las ganas de estar aquí se han esfumado y de repente me encuentro deseosa de estar con Nora en el salón leyendo un libre, sin alteraciones emocionales que me hagan querer estar enfadada conmigo mismo por permitir que esto me esté pasando. Pero, ¿Des de cuando somos capaces de controlar lo que sentimos?
"Intenta mantenerte alejada de él.", me recuerda mi consciencia. "¿Des de cuando te preocupas por mí?", le digo. "Por esta razón deje de preocuparme por ti hace tiempo."
¿Qué demonios significa eso?
–¡JAYNE! -Me empuja levemente Louis, sacándome de mi aturdimiento.– Jesús, pensé que te habías quedado en el limbo de los pensamientos o alguna mierda así.
Miro a mi alrededor, dándome cuenta de que aún estoy parada al lado de la puerta por la que acabo de salir.
–Eh sí, lo siento.
Louis, Juliet y yo nos cogemos de la mano y guiados por ella nos encaminamos hasta dónde se supone que van a estar los coches que van a competir.
Me siento pequeña, pequeña en un lugar que no es el mío y me odio, a mí y a mi orgullo por permitirme cometer la estupidez de meterme en esto cuando sé de sobras que no pertenezco aquí.
Agradezco que nadie nos esté prestando demasiada atención.
Hay gente bebiendo, otro fumando y otro simplemente charlando; una pareja un poco más allá parece estar succionándose la vida el uno al otro como dos dementores y Louis se ríe cuando ve mi cara de disgusto.
–Mi pequeña Jayne aún tiene que crecer. –Su mano me remueve el pelo como si fuera una cría y yo le saco la lengua.–
Y tiene razón, debo crecer, pero no en ese aspecto en particular.
Llegamos al grupo de Ethan y mientras ellos se saludan me mantengo al margen, inspeccionando los alrededores. Con toda la fuerza de voluntad que soy capaz de reunir ignoro el hecho de que Justin deba encontrarse a metros de mí, seguramente hablando con el resto del grupo.
No me apetece hablar con nadie y pasar desapercibida se me antoja de lo más apetecible.
–Hey. –Suelta una voz masculina.–
Me giro hacia estar de frente con el dueño de la voz y sonrío con ternura cuando veo que es Aiden.
–Hola. –Le sonrío.–
–¿Qué haces aquí alejada de los demás?
Sus manos están en sus bolsillos traseros y sus labios encogidos en una línea, esperando a que conteste. Su pelo está cubierto por una bandana de color rojo que va a juego con las deportivas. Si algo hacen bien estos chicos es vestirse; todos ellos parecen ser salidos de un partido de la NBA.
–Am... si te soy sincera se me han quitado las ganas de estar aquí.
–Anda, ven.
Aiden se posiciona a mí lado y su brazo pasa por encima de mis hombros, atrayéndome hacia él en un gesto que me resulta conmovedor; él lo es.
Por la forma en la que todo el mundo lo trata parece ser la clase de chico que siempre está rodeado de amigos; alguien en quién contar, en las buenas y en las malas.
Ambos nos acercamos al grupo, riéndonos de una chica que casi confunde la garrafa de gasolina con la botella de alcohol.
–Hola. –Digo en general, sin mirar a nadie en concreto.–
Soy consciente de las miradas que se posan en mí y doy un paso atrás inconscientemente, hecho que hace Aiden tenga que darlo también debido a nuestra posición. Él susurra a mi oído un tranquila, que de alguna manera logra calmarme.
–Ei, Aiden. –Ethan llama su atención.– Hay una chica que me ha preguntado por ti y al verte con ella casi se va llorando.
–¿Qué? –Dice él sin soltarme, con un claro rostro de confusión.–
–Sí, tío. Era rubia y estaba bastante bien. Si no la quieres para ti, me la quedo yo. –Suelta Jack, que decide hacer acto de presencia con semejante comentario.–
Ruedo los ojos y niego con la cabeza; pleno siglo veintiuno y aún hay gente haciendo estos comentario.
–Tío, deja de tratar a las tías como objetos. Es repugnante. –Una voz a la que me he acostumbrado demasiado deprisa me saca de mis pensamientos, haciendo que el corazón me golpeé de una manera que tengo hasta miedo de que Aiden se haya dado cuenta.–
–Venga tío, no me digas que tu no te la hacías. –Suelta Jack en tono de broma pero Justin no deja su rostro serio, ni siquiera cuando él le pasa el brazo por los hombros.–
–Por cada comentario de estos que hagas sobre cualquier chica habrá otro tío haciéndolos sobre tu hermana. Y suéltame, no sé quién te ha dado el derecho para tomarte estas confianzas.
Justin se sacude y el brazo de Jack cae a peso, como su dignidad en estos momentos.
Él afectado decide marcharse cuando ve que nadie va a salir a defenderlo y hay un momento de silencio hasta que Justin decide romperlo, diciendo lo que creo que todos los otros están callando.
–Estoy harto de ese tío y de como se comporta con los demás, como si cualquier persona fuera insignificante para él. ¿Alguien me puede recordar porque mantenemos a este imbécil en el grupo?
– Porque es bueno con las manos. –Caleb suelta.–
De repente una oleada de risas se escucha entre el grupo y el dueño del comentario se pone rojo, tanto que parece que se haya quedado sin respiración. No puedo evitarlo y me junto al grupo entre risas.
–Así que por eso pasáis tanto tiempo juntos últimamente, porque él es bueno con las manos. –Dice Ethan, a lo que todos reímos.–
–Louis puede ayudarte si vas perdido. –Comenta Juliet, ganando otra ronda de risas entre los presentes.–
Louis lo mira de arriba abajo con el rostro serio, poniendo a Caleb más nervioso de lo que ya está. Verlo así, después de haberme golpeado por verlo robando un coche, parece hasta ficticio.
–No creo que esté preparado para lo que puedo enseñarle.
El grupo estalla en risas otra vez y Aiden me apretuja contra su costado al ver que me lo estoy pasando bien. Le miro tratando de saber qué está pensando y encuentro sus ojos ya en mí cara, sonriéndome contento.
–Así me gusta, pasándotelo bien. –Juega.–
Me encojo de hombros con una sonrisa plasmada en los labios y dirijo mi vista hacia los presentes, ocupados siguiendo la conversación entre risas. Y mis ojos dan con alguien, alguien que ya me está mirando y me pregunto cuanto tiempo lleva haciéndolo.
Su rostro es serio y no consigo descifrar lo que piensa, hasta que sus ojos se deslizan hacia abajo hasta posicionarse en el brazo que Aiden tiene en mis hombros. Inspecciona nuestra posición durante unos segundos y luego vuelve a mí, y de nuevo esa expresión en blanco logra confundirme más de lo que ya estaba.
¿En qué estás pensando, Justin?
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