10

YYYYY aquí estoy otra vez. Espero que os guste :)


–––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

Hemos vuelto al lugar dónde está mi coche y Justin y Ayden se han puesto a trabajar en él mientras yo aguardo sentada en una banqueta un poco más allá. Balanceo mis piernas y mis manos están bajo ellas, cómo si fuera una niña pequeña.

No he vuelto a ver a Sandy por lo que no he tenido que lidiar de nuevo con sus tonterías y lo agradezco, no sé cuanto va a durar su paciencia y no quiero probarla tampoco.

La idea de que en realidad ellos no arreglan coches sigue rondándome la cabeza, más que nada por qué por mucho que trate de negar lo que ella ha dicho, el día en que encontré a uno de ellos robando un coche sólo me confirman que nada de eso es falso. Pero, ¿realmente Justin se droga? ¿Hablaba de él o hablaba en general? Una parte de mí aguarda la esperanza de qué realmente él pase de las drogas y que tampoco se dedique a robar coches; quiero aferrarme a la idea de que se junta con ellos por amistad más que por trabajo pero sé que no es así.

Normalmente cuando te gusta alguien, hay un punto inicial en que si hay ciertas cosas que no acaban de cuadrarte, aún estás a tiempo de dar media vuelta y largarte; pero extrañamente con Justin sólo quiero saber más y más, a pesar que de tengo la sensación de que debería dejarlo estar. Es curioso como funciona la mente; cuando no sabemos algo y nos atrae, hacemos lo imposible para descubrir qué es, pero una vez lo sabemos y no nos gusta deseamos haber nunca tenido esa curiosidad inicial.

Y sé que con él es exactamente eso: es guapo, su personalidad atrae y tiene un gran signo de interrogante que muero de ganas por responder.

Justin tiene la camiseta blanca manchada de grasa y Ayden sigue trabajando bajo mi coche.

-¿Juegas a Volei, Jayne? -Me dice una voz bajo mi automóvil.-

-Sí, tengo un partido importante este domingo. -Digo sonriendo a pesar de que sé que no me ve.-

Y es cuando alzo la mirada que siento los ojos de Justin posados en mí, con una expresión de curiosidad en su semblante. Se encuentra apoyado sobre el capó abierto de mi coche y tiene una llave inglesa en la mano. Sus brazos se encuentran ligeramente mojados debido a su sudor y flexionados, por lo que me hacen recorrer su cuerpo con mis ojos por más tiempo del que una chica tímida como yo le gustaría.

Cuando vuelvo mis ojos a los suyos, él aún sigue mirándome y el no poder leer lo que está pensando me pone aún más nerviosa.

-¿Dónde juegas? -Pregunta Ayden.-

-En el polideportivo de Sierra Canyons. –Dirijo mi atención a Ayden esta vez.– 

Justin rueda los ojos y se ríe.

-Como no... -Dice, como si fuera obvio, volviendo su atención a mi coche de nuevo.-

-¿Qué? -Pregunto, divertida por la situación.-

-Esperaba que una pija como tú fuera a un colegio pijo como ese. -Dice sin prestarme atención.-

-Lo dices como si eso fuera malo. Además, has venido a buscarme hoy. -Digo frunciendo el ceño.-

Él se encoge de hombros más no dice nada, dejándome con ganas de saber un poco más. 

Reviso mi móvil y navego de aquí para allá para distraerme un poco, hasta que un móvil que no es el mío suena y Justin se incorpora. 

Su cara se transforma por completo y contesta con un nerviosismo extraño en él, por lo poco que he podido apreciar. 

Oigo un murmullo al otro lado de la línea pero no es lo suficientemente claro para que pueda entender bien lo que está diciendo y me desespero, porque de repente Justin se encuentra sonriendo de sobre manera y asiente varias veces con el paso de la conversación. ¿De qué están hablando?

–Gracias. –Dice ahora riendo, colérico de felicidad.– Manténme informado. –Y cuelga.– 

Ayden sale de debajo de mi coche y se limpia las manos con un trapo, poniéndose de pie. 

Justin sigue sonriendo y me muero de ganas de preguntarle el por qué, pero sé que no me concierne y me mantengo callada, a la espera de que tal vez su amigo sí sea capaz de cuestionarle. 

–¿Qué? –Le pregunta Ayden.– 

Justin niega con la cabeza aún sonriendo y  se acerca a Ayden. 

–Qué la vida es maravillosa, Ayden. –Le dice palmeando su hombro. –

Y entonces desaparece, dejándonos a los dos con ganas de saber quién le ha llamado y qué demonios le ha dicho esa persona para que ahora esté tan contento. 

–No puedo arreglar esto sólo, capullo. –Le grita Ayden alzando ambos brazos, pero Justin ni siquiera se gira.– 

Ayden posa sus manos en su cintura y me mira después, cómo tratando de saber qué va a hacer con mi coche. 

–Se está haciendo tarde y no voy a poder arreglar esto, creo que lo mejor será que te lleve a casa. –Asiento.– Ven, espérame dentro mientras me ducho, no tardaré. –Me sonríe y le sigo.– 

Es la misma casa a la que me trajeron cuando vi a uno de ellos robando un coche y no me doy cuenta de que me he quedado estática hasta que Ayden se ríe. 

–Siéntete cómoda, Jayne. Ya eres bienvenida aquí, de verdad. 

Me encojo de hombros y ando hasta encontrar un sillón dónde sentarme para esperar.

–Ahora vuelvo. –Me dice Ayden.– Siéntete como en tu casa y si tienes hambre o sed sírvete tu misma. 

Y entonces desaparece escaleras arriba. 

Miro a mi alrededor y me doy el tiempo necesario para recordar el espacio a mi alrededor. Cuando estuve aquí la anterior vez no presté atención a nada porque estaba asustada y lo único que quería hacer era salir pitando.

Todo parece estar bastante en orden a pesar de que quién parece vivir aquí y me gusta porque se siente bastante hogareño. 

Me recuesto un poco más en el sofá y trato de apaciguar la incomodidad de estar en un lugar que no me pertenece en nada. Si no fuera porque Ayden me ha pedido que entrara con él, me habría quedado fuera esperándole.

Oigo alguna que otra voz pero no reconozco ni qué dice ni quién lo hace, por lo que sólo me queda esperar que no se acerquen a dónde estoy y me haga tener que explicar el por qué de que esté aquí. 

De repente unos pasos se escuchan des del fondo del pasillo y Justin aparece. Me gusta verle así; a pesar de no saber qué es lo que ha hecho que se haya puesto tan contento, me gusta. Pero entonces se encamina a uno de los sofás sin siquiera mirarme y se sienta en él, apoyando sus pies en la pequeña mesa frente a él. Por algún extraño motivo mi pecho se encoge por unos instantes y trato de aliviarme mirando de nuevo mi teléfono.

El silencio a nuestro alrededor se siente tenso pero estoy segura de que sólo yo lo siento así, porque él parece estar muy sumido en algo que hay en su móvil. 

Suspiro y me paso las manos por el pelo, tratando de relajarme y pensar que Ayden va a aparecer pronto. 

Entonces Justin alza los ojos y me mira, cómo si acabara de caer en la cuenta de que he estado ahí todo el tiempo. 

–¿No te vas?

Sus palabras me duelen un poquito más de lo que me permito y frunzo el ceño. 

–Quiero decir, ¿necesitas que te lleve? –Se rectifica pero no duele menos.– 

Y antes de que pueda decir algo, Ayden le interrumpe. 

–Yo la llevo. –Me sonríe Ayden.– 

Ahora es Justin quién frunce el ceño y no deja de mirarnos hasta que ambos desaparecemos por la puerta, dejándolo atrás. 

Nos encaminamos al mismo Range Rover con el que me ha traído Justin y Ayden me abre la puerta del copiloto para que pueda entrar en él. Me acomodo y oigo la puerta del piloto abrirse, para verlo luego sentarse y encender el motor. 

–Sé lo que he visto en tu ojos, Jayne. Y creo que deberías dar marcha atrás y abandonar ese camino. 

Su tono es de preocupación y en parte me preocupo yo también, porque tampoco quiero tener estas sensaciones. 

Y no sé si lo he entendido mal o si realmente Ayden me ha insinuando que deje de sentir lo poco que sea que esté empezando a sentir por Justin. 



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top