04
Me hacen sentarme en un sofá impoluto que se encuentra ocupado por un chico al que no logro ver la cara aún. Y cuando me mira algo dentro de mí se queda atascado en mi garganta, haciéndome tragar duro. Es él, es el chico que frenó frente a nosotros casi ocasionando un accidente. Estoy en shock y sé que probablemente mi rostro esté mostrando todo el miedo que siento. Su pelo es de un color marrón clarito y sus ojos miel están mirándome sin interés. No me doy cuenta de que llevo rato mirándole hasta que una voz aleja mi mirada de sus facciones.
–Vaya Bieber, le has gustado a la chica. –Bromea Aiden, que se encuentra de pie junto a una chimenea apagada.-
Los demás ríen con él y yo no puedo evitar agachar la cabeza tras pestañear varias veces, pensando que lo que menos debería importarme ahora mismo es que me han pillado mirando a un chico extremadamente caliente. Pero sé que mi cara se ha vuelto roja cuando la siento ardiendo.
Él parece no reconocerme y si lo ha hecho está disimulando tremendamente bien.
–Al tema. –Dice la voz a mi lado.–
No quiero mirarle porque quiero evitar cualquier tipo de comentario que me haga sonrojar de nuevo, quedando como una inútil frente a todos.
–¿Alguien me puede explicar qué cojones ha pasado? –Su semblante es serio y sus facciones se han endurecido un poco más, hasta el punto que da hasta cierto miedo.-
–Me ha visto, tío. –Dice el chico que reconozco como él que ha intentando robar el coche y que me ha golpeado en la cabeza hasta dejarme inconsciente posteriormente.-
–No puedo creer que a estas alturas aún cometas estos putos errores de novato, Caleb. –Suspira frustrado.-
Y es cuando decido que tengo que hablar porque necesito salir de aquí sin que me pase nada.
–No diré nada. –Todas las miradas se posan en mí y por un momento me arrepiento de haberme pronunciado.- No diré nada, de verdad. Pero necesito volver a casa, porque si mis padres ven que no estoy van a preocuparse.
Y de repente las expresiones a mi alrededor ya no son de enfado si no de incredulidad, y no coinciden con la reacción que esperaba por lo que he dicho.
–No me jodas. –Bromea Jack.- Resulta que estás delante de un grupo de tíos que podrían hacerte daño y lo único que te preocupa es que tus padres se enfaden. –Ríe sin humor.- Vamos, no me jodas.
–Mira, no sé como de peligroso serás pero apuesto que mi madre enfadada da más miedo que tú. –Digo sincera.-
Recuerdo una vez que no fue capaz de contactar espiritualmente con Budha y estuvo una semana entera sin hablarnos a penas.
Todos ríen ante mis palabras menos Jack, que parece enfurecido.
–Mira niñata... –Dice acercándose a mí pero antes de que pueda siquiera tocarme un cuerpo le enfrenta, parando su caminar.-
–Relájate. –Dice el chico de ojos miel posando una mano en su pecho.- Si no puedes soportar que te pongan en tu lugar no se lo pongas tan fácil.
Su voz suena tan fría que un estremecimiento me atraviesa la columna. Parece que la temperatura en la habitación ha bajado varios grados y no soy la única que lo nota. Todos a mi alrededor miran al chico frente a mí.
Jack gruñe y regresa a su sitio, golpeando el hombro de un compañero que se encuentra delante del sofá en el que estaba.
Me hago pequeña en el sofá cuando lo siento sentarse a mi lado de nuevo, esta vez un poco más cerca de mí.
Un chico que parece un poco más mayor que el resto da un paso al frente y se toca la barbilla, pensativo. Sus ojos azules me miran y luego miran al chico que me aturdió.
–Va a volver a su casa. –Afirma.-
Nadie dice nada por lo que llego a la conclusión de que es el líder de lo que sea que sean todos ellos.
–Pero vamos a controlarte. –Dice mirándome esta vez.- Si dices algo, si siquiera te vemos rondar cerca de alguna comisaría, nadie parará a Jack de hacerte daño, ¿has entendido?
Asiento repetidas veces y mis manos tiemblan, por lo que las oculto entre mis piernas.
–Aiden, llévala a casa.
–Yo lo haré. -Se adelanta el chico a mi lado.-
–Al final resultará que te gustan las morenas, Justin. –Ríe un chico que no había hablado aún.-
–Que te den, Ethan.
Así que se llama Justin. Y de repente me doy cuenta de que su nombre le queda jodidamente bien. Se levanta y se dirige a la puerta pero yo soy incapaz de moverme aún.
–¿Vas a venir o tengo que arrastrarte? –Dice Justin des de la puerta.-
Me levanto con nerviosismo y me acerco a él en el recibidor. En cuanto me ve coge unas llaves que hay encima del mueble y abre la puerta para desaparecer tras ella. Le sigo sin ganas porque una parte de mí me grita que este chico solo significa problemas y los he estado evitando toda mi vida.
Alza su mano y presiona un botón, desbloqueando un coche que hay en el patio húmedo frente a nosotros. No me he dado cuenta de lo bonita que es la casa hasta que estoy fuera en el patio. Un extenso terreno se abre frente a mí y a pesar de estar oscuro veo varios coches aparcados en la fría noche.
En cuanto llegamos a su coche abro la puerta del copiloto y me meto dentro, sin esperar que él lo haga. Está parado fuera quitándose la sudadera azul que llevaba y se mete en el coche, dejándole en la parte trasera después. Lleva una camiseta básica blanca que le queda sumamente bien y noto su brazos marcados en cuanto gira la llave y el motor ruge. Posa sus manos en el volante y el coche avanza.
Han pasado diez minutos en los que ninguno de los dos dice nada y no entiendo por qué no me ha preguntado mi dirección aún.
Han pasado otros diez minutos y estoy empezando a aburrirme, por lo que me inclino y presiono el botón para encender la radio.
Una canción actual resuena en todo el coche y la reconozco de inmediato, por lo que la canto en voz baja. Soy consciente de su mirada puesta en mí pero no dice nada, cosa que agradezco.
Sé que tal vez debería sentir miedo pero algo dentro de mí me dice que todo va a estar bien y me aferro al presentimiento.
De repente apaga la radio y el silencio vuelve a establecerse en el aire.
–Necesito que me digas dónde vives. –Su voz suena ronca.-
Le indico mi dirección y parece saber a la perfección el nombre de cada calle pues tras cinco minutos reconozco dónde estamos y sé que no queda nada para que lleguemos.
No me doy cuenta de que estamos justo frente a mi casa hasta que no detiene el coche. Ninguno de los dos dice nada y soy consciente de que debería salir del coche y olvidar de una vez lo que ha pasado esta noche, pero algo me retiene. Necesito saber si sabe quién soy, necesito saber si recuerda que fui yo la chica que se encontraba dentro del coche con el que casi choca.
–¿Me recuerdas? –Digo, jugando con mis manos, sin tener el valor de levantar la mirada y enfocarla en él.-
No dice nada y cuando creo que ya no va a contestarme, su voz se mezcla con la del aire del exterior.
–No sé de qué me hablas. –Dice manteniendo su actual tono frío.-
Ladeo la cabeza y observo la parte lateral de su cara, pues esta mirando por la ventana del piloto. Algo en su tono me hace pensar que está mintiendo.
–Casi nos haces tener un accidente hoy.
Y entonces me mira, para desviar sus ojos a sus manos después.
–Tienes que irte.
–Sé que estás mintiendo. -Digo, enfrentándolo.-
Quiero golpearme infinitamente por decidir ser valiente justo ahora frente a un chico al que no conozco de nada y que probablemente no le importe hacerme daño, pero soy así y no soy consciente de las palabras que digo hasta que estas ya están dichas.
Su mirada se posa en mí y sé que está enfurecido.
–Vete. –Dice inclinándose hacia mí hasta llegar a la manilla de la puerta y la abre, obligándome sutilmente a abandonar su coche.-
Dejo un suspiro en el aire y le miro por última vez antes de salir con toda la dignidad que soy capaz de reunir, aproximándome a la puerta de mi casa. Miro por última vez hacia atrás, sólo para captar la parte trasera de su coche desapareciendo en la esquina. ¿Qué está pasando?
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