54: Madeleine

Al día siguiente...

A pesar de que nos impaciente la demora, el tiempo siempre sigue su curso, y cuando llega el momento, no puedes escapar de tu destino.

Las bodas se verían mejor en negro una vez que sabes que estas a punto de sufrir la peor de las perdidas. Tu libertad.

Bianca había pasado los últimos días pensando en cómo sería su vida si decidía casarse con Baptiste, hasta aquel momento mientras Aiden terminaba de acomodar su delicado velo de organza como el que llevaba su madre años atrás.

El vestido de novia original había tenido pocas modificaciones, y a pesar de que Bianca era una hermosa novia contemporánea, su vestido perlado seguía manteniendo la esencia clásica sobre décadas pasadas.

—Todos tienen razón, eres la novia más hermosa de Francia. — Aiden ladeo el rostro admirando a su hermana como la viva imagen de su madre.

— ¿Enserio lo crees? — la chica de cabello platinado esbozo una sonrisa sutil en su semblante, casarse siempre había sido una de sus ilusiones más grandes, sin embargo, todo se había convertido en una lenta y tortuosa pesadilla desde que Caterina le advirtió sobre la fragilidad en la salud mental de su prometido.

— ¿Por qué no lo haría? — Aiden puso la mirada en blanco bufando mientras le acomodaba el ramo de orquídeas blancas entre las manos. Creía que su hermana en efecto era hermosa, lo que no quería atreverse a imaginar era verle desposarse con Baptiste sabiendo que era alguien de cuidado. —Ahora, debemos apresurarnos, Nick va a escoltarnos a la iglesia.

Bianca asintió tomando una gran bocanada de aire antes de bajar por la escalinata donde Alfred y Clarice la esperaban junto a Gia y Dominico. Aiden iba detrás ayudándole con el vestido. <<Carajo>>. Pensó mientras se concentraba en mantenerlo intacto para la ceremonia. Ni una sola mancha, o cualquier desperfecto debían aparecer antes de la boda.

—Magnifique. — Clarice sonrió complacida de ver a la hija de Alfred en su gran día.

— ¿Lista? — Alfred le ofreció su mano para acompañarla hasta el automóvil donde Nick esperaba con un semblante serio. Esta vez no usarían el R8 de Aiden, sino una limosina.

— ¿No invitaste a alguien a la boda? —Clarice retuvo a Aiden un tanto confundida, y aunque deseaba arrancarle los ojos supo conservar la cordura.

—No, iba a invitar a Burke, pero no responde mis llamadas desde ayer. — respondió el castaño con aires de desilusión.

—Bueno, Wesley estará ahí con sus padres, Alfred los invito, ya sabes, por lo buenos que han sido contigo desde que te conocieron. — Clarice posó una mano sobre su hombro a modo de consuelo. — espero que todo lo que haya sucedido hasta ahora no te impida volver a diseñar, el vestido de tu hermana ha quedado maravilloso.

De un segundo a otro, Aiden sintió que le hirvió la sangre. Ver a Wes como plato de segunda mesa no era una opción, mucho menos después de saber que al final hubiese preferido darse una oportunidad con Irina, y que aquel ramo de flores serian recibidas en su tumba.

Por otra parte, los Goldman habían hecho muchas cosas por él en el pasado, pero no significaba que debía depender de ellos aun después de lo ocurrido desde su regreso a París. — Debo decir que no necesito a un hombre para sentirme completo, pero por primera vez me complace saber que le abres las piernas a mi padre, o de lo contrario ahora estarías completamente sola.

Clarice agrando la mirada ofendida y se mantuvo de pie en su sitio observando al chico caminar hacia la limosina con su hermana sin poder hacer o decir algo al respecto.

Gia y Dominico salieron por su lado, sabían que se encontrarían con Genevieve en la iglesia, y que debía aparecer con Franco solo para facilitar su jugada, tenían que llegar a tiempo tal como lo habían acordado todos para salir a tiempo y detener la exposición de fotografía en el Garnier

Los invitados ya habían comenzado a especular sobre la demora de Bianca, y Margot Jouvet estaba molesta e impaciente por ver a Baptiste esperando por su prometida con la incertidumbre de su llegada.

Como si el día que había permanecido nublado hubiese sido un mal augurio.

Caterina se encontraba sentada a un lado de su madre con las argollas, con un brillante vestido plumbago, y el cabello recogido en un rodete, como lo habría hecho Irina de haber sido dama de honor, deseando para sus adentros que la hermana de Aiden no cruzara por las puertas de la iglesia...

Pero ese día, sus plegarias no habían sido escuchadas.

Solo fue cuestión de presenciar a Bianca llegar a la iglesia, seguido de Aiden, con un traje del mismo color que Caterina, y que para bien o para mal pudo divisar a Kenneth y Charlotte Goldman entre los presentes, y a lado suyo, a Wes, con quien evito mantener el contacto visual.

El órgano hizo eco en todo el lugar, todos se pusieron de pie, y en efecto, la prensa cuyas miradas juiciosas se concentraron en ambos, a pesar de estar poco iluminado, había cierta belleza y elegancia en el interior y de no ser por los invitados, posiblemente todo sería mucho más llevadero.

Cuando Bianca llego a lado de Baptiste quien seguía l, él la recibió con una sonrisa encantadora que posiblemente habría ensayado con anterioridad.

Las últimas noches a su lado resultaron incomodas, insoportables, eternas, como la hora de los votos. Palabras vacías, repetitivas, promesas que solo se hacían el uno al otro debido al protocolo.

Casarse debía ser hermoso, especial y genuino, no algo que te hiciera sentir un robot repitiendo las palabras del sacerdote en automático, pero llego el momento donde Caterina se puso de pie, mientras Baptiste expresaba sus votos que de algún modo aquella ocasión no lograban en Bianca ningún suspiro. Parecía mover los labios sin sentido alguno.

Pero aún más decepcionante era saber que no existía el mínimo rastro de emoción en su semblante.

No existe una sensación más incómoda que caminar en dirección a un destino cambiante y un amor incierto, y mientras todos presenciaban la ceremonia, Aiden cuestiono sus sentimientos una vez más.

¿A quién le dedicaría sus votos? ¿Con quién podría prometerse un amor tan grande que solo la muerte podía ser capaz de separar?

Y de pronto, una última frase retumbo en el silencio de la iglesia como una oportunidad para evitar que su hermana cometiera el que podría ser quizá el peor error de toda su existencia.

"Si alguien se opone a la unión de estas dos personas que hable ahora o calle para siempre"

No existe peor sensación que guardar silencio, esperando que alguien se oponga a una boda cuyo destino es el de jamás realizarse, pero a pesar de la tensión en el silencio, las puertas de la iglesia Madeleine abrieron sus puertas para presenciar la llegada de una mujer mayor, que detuvo su paso a mitad de la estancia. —¡Yo me opongo!

Baptiste reconoció a aquella mujer a la lejanía como una penitencia, Alissa Aubriot, su psiquiatra estaba por impedir su boda y formar un alboroto en ella una vez que los murmuros comenzaron a hacer eco en el lugar y la prensa no desperdicio más tiempo en capturar la escena, después de esto la reputación de la familia Jouvet quedaría enterrada, y posiblemente su padre terminaría desheredando a su primogénito. —No puedes hacer nada en lo absoluto.

—Ho Baptiste. — la doctora Aubriot parecía compadecerse de él por la manera en la que su nombre era pronunciado. —por supuesto que puedo, me contactaron para hablar sobre tu comportamiento, y debo decir que en esta ocasión debes elegir entre recibir ayuda, o ir directo a prisión.

— ¿A qué viene todo este alboroto? — Margot se puso de pie caminando para encarar a Alissa Aubriot por las advertencias hacia Baptiste.

—Vengo a impedir que esta boda, tengo pruebas que apuntan que su hijo empeoro durante el tiempo que abandono el tratamiento. — Alissa se mantuvo firme mientras un par de enfermeros y una escolta de policías se posaban a su alrededor. —Puede recibir ayuda, o enfrentar cargos por sus actos.

— ¿Quién la contactó? — Margot inspiró profundo esperando contener la furia que amenazaba por desatarse en cualquier momento, para alguien como ella, la traición y la exposición pública eran el peor de los castigos, y sin lugar a dudas estaba dispuesta a hacer pagar a quien fuera que haya estado detrás de todo.

Alissa por su parte se limitó a apartar un mechón de cabello de su frene con un movimiento delicado. —Me temo que esa información es algo confidencial...

—Fui yo. — intervinó Gia antes de que alguien pudiese cometer cualquier acto impulsivo. La chica se puso de pie mirando hacia Bianca, recordando el miedo en su voz durante la fiesta de año nuevo, en el temor que había sembrado el apellido Jouvet en sus pensamientos. —Que todo Paris se entere. — alzo el tono de su voz girando en dirección a los invitados. —Baptiste encubrió el asesinato del oficial Dugés, intento borrar la evidencia, hasta que Irina llevo las pruebas a la policía.

Las prendas ensangrentadas que Bianca había encontrado en las bolsas de las compras que había realizado su prometido la noche que todo empeoro.

Bianca sabía que eso había sido una gran mentira, que realmente había sido ella la quien entrego la evidencia sobornando al portero del edificio como lo hizo Baptiste el día que encloqueció por completo.

—Siempre he sabido que los LeClair hacen que todo parezca escandaloso, si Livia siguiera con vida tendría todo bajo control. —sentenció Margot con resentimiento evidente en su semblante.

Alfred se había mantenido sereno ante la escena, pero haber escuchado el nombre de su difunta esposa emanar como veneno de los labios de Margot había sido suficiente para caminar a su dirección para hacer énfasis en lo que era evidente. —Tu hijo va a pudrirse en prisión si no dejas de hacer el ridículo y te marchas de una vez...

Bianca posó su atención en Caterina, sin ella realmente nunca hubiese planeado la intervención de Alissa para impedir la boda, y por un instante la compadeció de portar el apellido Jouvet, y todo lo que conllevaría después de todo. Aun entre tinieblas puede haber un halo de luz, quizá por eso la estatua de Madeleine era lo único que resaltaba en aquella iglesia, como la ejemplificación de poder aferrarte a una esperanza en medio de las tinieblas.

Caterinahabía sido ese pequeño pero poderoso halo de luz que le dió esperanza paradetener a Baptiste, que decidió marcharse sin despedirse, o decir algo más,caminando directo a su sentencia seguido de su madre y de su hermana hastadesvanecerse con cada paso.


https://youtu.be/G3aA2VHCxYc

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