45: Traiciones
Croissants, chocolate caliente, frutos rojos. Gia tomó el desayuno la mañana de año nuevo en la mansión LeClair, y los antojos no se hicieron esperar. A pesar de haber despertado bajo el techo de Alfred, sentía que no podía sentirse mejor acogida gracias a Dominico.
Ambos habían salido con el oficial Tanner para ajustar los detalles faltantes de la fiesta de esa noche, y con detalles se refería a comprar el silencio de los medios de comunicación y la policía.
No podían arriesgarse a un escándalo más, no con todos los cambios constantes que habían arrastrado a la familia de Aiden a una pésima reputación, una mucho peor que la que ella había logrado unos años atrás entre fiestas y rupturas amorosas.
Pero sus recuerdos fueron interrumpidos por el vibrar de su teléfono. Puso la mirada en blanco al ver que se trataba de Irina antes de responder. — ¿Cómo conseguiste mi número? — frunció el ceño dejando de lado su plato a medio comer.
—Tienes tanta clase como tu padre. — respondió Irina desde el otro lado de la línea. — ¿Eso importa? No necesitaría llamarte de no ser algo relevante para mi tío y su familia.
—Pudiste hablarle directamente a Aiden. — sugirió Gia con desinterés mientras picoteaba las frambuesas con un tenedor.
—Lo haría, pero me tiene bloqueada en todas partes. — admitió Irina con evidente naturalidad.
—En su lugar yo también lo hubiera hecho, le vendiste a Franco la historia de que Aiden tenía una E.T.S. después de anunciar su compromiso con Wesley. — Gia bufo enredado algunos mechones de su cabello entre los dedos.
—En fin. — hubo un instante de silencio. —Creo saber algo. — Irina bajo la voz, como si necesitara susurrar para mencionarlo. —Ayer, cuando llegue a la residencia de Bianca, Baptiste gritaba como loco, parecía bastante preocupado y molesto.
—Todos los matrimonios tienen desliz de vez en cuando. — La interrumpió Gia con obviedad, ella aun no contraía nupcias con Domenico, pero había vivido con él, el tiempo suficiente para saber que a pesar de todo, ni siquiera tener una pareja estable era sencillo.
<<Pero solo un amateur deja evidencia de sus errores>>.
—Esta mañana ambos salieron rumbo a la iglesia de Madeleine para acordar la hora de la misa. Me quede dormida en la habitación de huéspedes, pero no pude evitar la tentación de echar un vistazo a la habitación principal, Bianca tiene innumerables pares de Manolo en su armario, son hermosos...
Gia elevó una ceja esperando que Irina dejara de balbucear. — ¿Qué más haz descubierto?
Un suspiro de desilusión se hizo presente. —Encontré algo que posiblemente pueda inculpar a Baptiste Jouvet. — la voz de Irina se desvaneció en un tono lleno de satisfacción. —Tengo la máscara del asesino entre mis manos.
— ¿Hablas enserio? — Gia agrando la mirada, pero al alzar la vista noto que Aiden la observaba desde el marco de la puerta, como si su presencia le impidiera entrar en la cocina aunque fuese solo para tomar algo de agua. — Te espero aquí cuanto antes, debo colgar.
Gia terminó la llamada antes de dedicarle una media sonrisa a Aiden. — Bonjour.
—Bonjour. — respondió el chico mientras cruzaba el lugar para llegar a la alacena y tomar un vaso. — ¿Con quién hablabas? — Aiden la miro de reojo.
—Con Irina. — Gia respondió pesarosa como si deseara olvidarlo. — va a llegar pronto, creo que lo que tiene que decirte es realmente importante.
Aiden asintió lentamente repetidas veces—Cierto. — apretó los labios. — olvide que dejamos de contarnos todo cuando me dejaste esa carta falsa de suicidio para desaparecer.
— ¿De verdad?— Gia negó con ironía, como si deseara que Aiden pudiera tener disposición para hablar después de lo agotadora que había sido la tarde de ayer. — Quería una excusa que sonara convincente, no podía confiar en nadie. — negó suavemente esperando que el enfant terrible pudiese comprender.
—Y decidiste confiar en mi hermano ¿Por?
—Porque no tenía opción. — la chica lo interrumpió tajante. — necesitaba que mi padre no sospechara nada, y la idea de mi muerte fue la única salida, Dominico se ofreció a hacerlo.
— ¿A cambio de qué? — bufo Aiden. — ¿De qué te acostaras con él?
— ¡No! — El semblante de Gia mostró algo de indignación aparente.
—Por favor. — el chico se acercó a ella quedando cara a cara. — Todos sabían que mi hermano siempre estuvo enamorado de ti.
—Eso era solo un secreto a voces. — Gia tensó la mandíbula. Parecía haber olvidado lo que significaba discutir con alguien como Aiden.
—Toda tu vida fue un secreto a voces. — el chico alzó ambas manos al aire. — siempre incierta, con algunas mentiras de por medio, pero jamás con acciones que no te beneficiaran de algún modo. Dices querer explicarme las cosas, pero elegiste mi pasarela, tomaste a Dominico como cómplice y ambos me arruinaron la vida.
—Estas exagerando las cosas. — Gia apartó la vista por un momento antes de responder. — Si fueras tan inocente como dices ¿Por qué hay un asesino asechándote? — la chica se cruzó de brazos. Era tan hermosa e imponente aun conservando el pijama. —No te conviene ponerme en contra tuya.
— ¿Estas amenazándome? — Aiden dejo el vaso de lado. —Porque de ser así, quizá deba dejar que Preston Archer exponga las fotografías que Franco siempre tuvo miedo de publicar.
—Todos terminaríamos en prisión por eso. — Gia no pudo evitar esbozar una sonrisa en su semblante. — La única razón por la que Franco jamás publico las fotografías, fue porque también está implicado. Todos saben lo que hicieron, es conmovedor que quieran lavarse las manos.
Existen dos cosas que jamás se recuperan cuando cometes un crimen. La credibilidad, y la inocencia.
Y ninguno recordaba lo que significaba tener ambos.
Se escuchó un leve portazo a la lejanía que les obligo voltear inmediatamente. Alfred y Dominico habían vuelto con un semblante victorioso.
— Tenemos buenas noticias. — el padre de Aiden pasó la vista de Gia a su hijo mientras suavizaba su semblante. — pospondrán la nota sobre el homicidio del oficial Dugés hasta que hayan pasado las fiestas y la boda de Bianca.
—Es increíble. — Aiden sonrió amplio encogiéndose de hombros. — la fiesta no será opacada por un cuerpo. — Observó en dirección a Gia. — Y más vale que no sea falso. — Fijó su vista en Dominico antes de dirigirse a la puerta principal. — Si Irina llega pueden decirle que tuve un contratiempo.
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