4: Un gran Affair
Estar comprometida con Baptiste era lo que Bianca deseaba desde el momento en que le vio la primera vez en el museo de Louvre. Un joven apuesto, de rostro anguloso y ojos avellana, el cabello color caramelo y ondulado que a sus ojos parecía la viva imagen de una escultura romana. Alguien que deseaba convertirse en un magnate, y al mismo caminaba de la mano ahora junto a ella en el parque Monceau. — Hace tiempo que extrañaba esto. — Susurró Bianca acomodándose un mechón rubio platinado tras la oreja.
— ¿Qué cosa? — Baptiste la miró con algo de desconcierto en su semblante.
—Caminar sin cámaras por todas partes. — Bianca se detuvo en seco y sus ojos se encontraron con los de Bap. Intensós, cálidos y luminosos como un atardecer.
— Igual que antes. — Susurró el joven rozando sus labios en una suave sonrisa. — Serás la novia más hermosa de todas...
Bianca abrió la boca para responder cuando el puente se llenó de risas, que por alguna extraña sensación le hicieron voltear a su dirección, y en efecto, divisó a Genevieve Gallagher, caminando de la mano con Wesley Goldman sosteniendo una docena de peonias.
— Lo que faltaba.
Baptiste giró de inmediato al observar la expresión de Bianca mientras su sonrisa se desvanecía en menos de un parpadeo. — No pensé que Wesley estuviese en la ciudad.
—Después de su traición hacia a mi hermano, me sorprende que siga frecuentando los mismos lugares que nosotros. — respondió Bianca con un aire de desagrado. Sin embargo, lo mejor fue observar al top model neoyorkino cambiar su expresion por un gesto atónito mientras se acercaba al oído de Genevieve, mostrando la inevitable incomodidad en su semblante.
—Es irritante, los turistas nunca terminan. — Baptiste suavizó su expresión y ahora era su prometida la que parecía recriminarle con la mirada.
— ¿En realidad importa? Siguen actuando como si fueran adolescentes. — Bianca rodó los ojos con fastidio. — Siempre protagonizando escándalos, embriagándose los viernes por la noche, intentando parecer maduros a los ojos de sus padres.
— ¿Algo que desees contarme respecto a tu pasado en el colegio? — Baptiste la interrumpió abruptamente regresando la vista a su dirección con un aire burlón.
— No seas idiota. —Bianca le recriminó intentando contener un poco de paciencia. — Ir a Nueva York fue lo mejor que le pudo haber ocurrido a Aiden. — aparto la vista, fijándola en algún otro punto del lugar. — Una parte de mi desearía que todo esto termine pronto, pero sé que si mi hermano se declara culpable por el asesinato de Gia Lombardo...
— ¿Podemos olvidarnos de Aiden por un momento? — Baptiste la interrumpió nuevamente con un tono ligeramente insistente. — Tu hermano ha sido el único tema de conversación desde hace un año, y con su regreso París está a un paso de convertir su vida, y la de toda la familia en una nueva tendencia.
Bianca alzo la vista para encontrarse nuevamente cara a cara con su prometido. Baptiste jamás había hecho un comentario parecido, pero estaba cruzando un límite que ni siquiera ella sabía que existía. — ¿Crees que me agrada que mi familia sea conocida por los escándalos que ha causado mi hermano menor? — Deslizó una mano por su sedoso cabello platinado. Había subido el tono de su voz sin darse cuenta de que las personas a su alrededor comenzaban a divisarlos con pequeñas miradas hostiles. Entre ellos Genevieve Gallagher y Wesley Goldman.
—Parece que aquí nunca tendremos paz. — Wesley susurro a la rubia casi a regañadientes mientras apartaba la vista hacia el concreto. Había olvidado lo incomodo que era caminar por la vía pública sin ser señalado por un crimen que parecía ser más importante que cualquier otro acontecimiento desde los últimos meses.
Eso no te importó cuando te fugaste con Aiden a Nueva York para asistir a la gala del MET. — Genevieve esbozó una media sonrisa.
El chico de ojos grisáceos frunció el ceño, como si hubiese olvidado algún detalle importante sobre su relación pasada. — ¿Aiden te lo menciono? — Volteó a mirarla de reojo antes de quedarse pensativo.
—Wes, su llegada fue una de las icónicas en toda la noche, fueron la primera pareja homosexual en besarse sobre las escaleras de la galería, en la gala más importante de Manhattan. Todo el mundo lo sabe. — La joven de cabello platino se acomodó el cabello fijando la vista en Baptiste a la lejanía y su semblante cambio en un instante.
— En ocasiones me pregunto si los Jouvet sabían a lo que se enfrentaban cuando su hijo mayor pidió la mano de Bianca. — dejo escapar un largo suspiro. — Los LeClair siempre han sido un desastre.
Desde hace tiempo Genevieve había puesto sus ojos en Baptiste, el hombre que cumplía las expectativas de cualquier mujer.
Era casi un infierno imaginar que Bianca, la insípida hermana de Aiden fuera la mujer con la que hubiese decidido compartirlo todo.
— ¿Y a quién le importa leer sobre personas que tienen la vida perfecta? — Wesley cruzó ambos brazos, y Genevieve volvió a prestar toda su atención.
—Nosotros la tenemos, muchos desearían estar en nuestro lugar. — La chica se apartó sus gafas Gucci observando directamente a los ojos de Wesley, quien a su vez pudo notar que quizá poseían el verde más hermoso que hubiese visto jamás, nítido, con un brillo líquido, cuya mirada le provocaba cierto escalofrió.
Un tono único en ella.
—Aiden es un icono de moda en Nueva York desde que mi padre compro toda su colección para exhibirla en el "MET", tú has logrado ser modelo, asistiremos a la boda más grande de toda la década, y yo estoy comprometido con...
—Con tu amante. — Genevieve interrumpió a Wesley. — Lo supe todo en cuanto Aiden regreso a París la primera ocasión. — elevó ambas cejas. — yo también estaría ofendida si mi relación de un año se viera destruida por un estudiante de fotografía.
— Quizá es porque aún no ha tenido su momento — Wesley respondió molesto y tensó la mandíbula. — Nadie conoce a Preston, no tienen ningún derecho de criticar lo que hace. — se apartó un poco deseando estrujar el ramo de peonias hasta sentir que sus nudillos se tensaran adoptando un color pálido.
—Se lo suficiente, o lo que me permite su Facebook. — Genevieve elevó ambas cejas encogiéndose de hombros. — Cambiar a Aiden por alguien como tu prometido fue como rechazar un Louis Vuitton por un Juicy Couture.
Wes titubeo. Era consciente de su gran error al engañar a quien alguna vez llamo "el amor de su vida", pero escuchar a su amiga comparar su situación amorosa con bolsos lo sobrepasaba todo.
Fue cuestión de segundos para que las personas comenzaran a especular. Ambos voltearon una vez que pudieron notarlo, las cámaras telefónicas comenzaron a sonar y ni siquiera era por la discusión que habían ignorado entre Baptiste y Bianca al otro lado del puente. Incluso ellos estaban volteando a la lejanía, donde las personas concentraban su atención.
Aiden había llegado al parque en compañía de un hombre alto y atractivo que tenía una apariencia ligeramente mayor a la suya. Un completo desconocido que dejaba suspirando a cualquier chica que pasaba.
¿Sera un simple amigo o el enfant terrible tendría un "affair" con un completo desconocido?
El castaño parecía sonriente conversando con el hombre misterioso, las cámaras no dejarían mentir, pues Aiden sostenía helado de vainilla y su acompañante no estaba dispuesto a quitarle la mirada de encima.
Aunque fue solo cuestión de segundos para que sus ojos turquesa se oscurecieran con el brillante gris que poseía la fría mirada de Wesley...
Como si el suave y brillante cielo veraniego se opacara por una densa nube que anunciaba una tormenta.
—Tienes razón. — susurro Wesley casi en un susurro. — quizá las vidas perfectas son aburridas. — Elevó ambas cejas antes de suspirar resignado. — las vidas "aparentemente perfectas" son las mejores.
Genevieve apretó los labios, él tenía razón. Las parejas que sufrían una ruptura amorosa no eran ninguna novedad. Mucho menos un cliché como las parejas que aparecen en revistas de adolescentes, pero él sabía que el resto no tenía idea de nada en realidad.
Que Aiden había descubierto la infidelidad de Wesley con un completo desconocido de Brooklyn.
Que en aquel parque estaban por reencontrarse dos ídolos de moda, exnovios, y cómplices de asesinato.
Dos magnates con la conciencia manchada en sangre y con el corazón hecho pedazos. Parecía que un año había sido suficiente para superar a Wesley Goldman.
¿Pero fue suficiente para Wesley olvidarse de Aiden? ¿O temía que el secreto que compartía con él saliera a la luz?
El verano llegaba a su fin, el frio aumenta y los problemas que se avecinan sofocan como una mano alrededor de la garganta.
Sinembargo, las próximas semanas arderán como el infierno.
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