14: La muerte como el arte

Las pasarelas a pesar de ser divertidas no suelen ser perfectas como la mayoría imagina, mucho menos cuando te vez obligado a asistir.

Aiden había bajado del R8 en compañía de Nick después de pasar gran parte del día vagando por la ciudad.

Parecía haber pasado mucho tiempo desde la última vez que había pisado aquel lugar, cuando conoció a Genevieve entre los aspirantes que anhelaban un book fotográfico.

La recepción era fantástica, brillante y clásica que caracterizaba el buen gusto que Stephano poseía incluso para los pequeños detalles. Nada comparado con lo que posiblemente sea el backstage.

Nick dejó escapar un silbido que se prolongó en un gesto de asombro al explorar el lugar con la mirada.

Aiden soltó una pequeña carcajada mirándole de reojo. — no te emociones, es solo la recepción. — el castaño comenzó a caminar buscando algún rostro conocido, a pesar de que la mirada de todos resultaba incomoda al paso, y más al divisar a Wesley a la lejanía, actuando como un peSebastian junto al resto de sus amigos. 

— ¿Vas a dejar que te siga afectando?— la voz de Nick mencionó observando a la misma dirección que él.

—Mentiría si te dijera que no se ve irresistible incluso cuando actúa como un completo idiota. — Respondió Aiden dejando escapar un suspiro. — Pero estoy orgulloso de haber terminado con él.

— ¿Porque lo dices? Eran una de las parejas más románticas y mencionadas en el mundo del espectáculo. —Nick aprovechó para tomar una copa de champagne al pasar de los múltiples meseros que recorrían la estancia. —Y hasta yo lo sé. — Le dió un pequeño sorbo.

— ¿Porqué nadie admite que lo más fascinante de todos los diarios parisinos es la parte donde me quieren hacer sentir una completa basura? —Aiden siguió caminando con la esperanza de poder pasar desapercibido hasta que una mano tiró de su brazo.

— ¡Hey!— Un chico de tez apiñonada, con una ligera barba de tres días esbozó una amplia sonrisa. — Aiden ¿Atrasaste tu boda con Wesley?

Nick se atragantó con el champagne al escuchar aquella pregunta. Justo cuando el resto de los chicos voltearon al unísono, incluido su exnovio.

—Ho, Sebastian. — Aiden apartó su brazo en un movimiento suave. — cuánto tiempo. — esbozó una pequeña sonrisa, un tanto forzada mirando rápidamente los amigos de Wesley. Sebastian Bissett era un conocido poco memorable, el mejor amigo de su ex novio, cuyos padres eran dueños de una cadena de hoteles con el nombre de Bissett Resorts.

Y la única razón por la que había llamado su atención era para molestarlo.

Aiden no dejaría pasar la oportunidad para repetirlo. — Wesley y yo rompimos nuestro compromiso hace un año más o menos.

Sebastian frunció el ceño confundido. — ¿Porqué no me entere? ¿Cuándo sucedió tal cosa?

—Nos dimos cuenta de que no funcionaria, sabes que la universidad no fue la mejor etapa de nuestras vidas. — Wesley se encogió de hombros excusándose como cualquier adolescente con miedo a ser expuesto. — decidimos que lo mejor era terminar dos años de relación como amigos.

—Porque sus amigos son tan ninfómanas como él. — Aiden elevó una ceja recriminando a Wes con la mirada. — no tenía idea de que prefería salir con pelirrojos.

—Aiden, vámonos, necesitas encontrar a Stephano. — Nick tomó al castaño por el hombro. Algo en su interior le insistía por mantener en distancia a ese par antes de que todo pudiese empeorar.

—Incluso para tener una discusión necesitas de un guardaespaldas. — una voz femenina interrumpió aquella discusión.

Aiden y Nick voltearon al mismo tiempo. Genevieve se aproximó hacia ellos, con un vestido brillante de lentejuelas platinadas, ceñido al cuerpo y escotado en una pierna.

Una Femme Fatale, provocativa, amenazante.

— hablar de las personas que no conoces me parece un acto de mal gusto. — la chica rubia se detuvo firme cara a cara con Aiden desde su primer encuentro durante la fiesta de Clarice.

Por otra parte Aiden le dedicó una mirada indiferente de pies a cabeza, antes de notar que Preston Archer estaba a su lado, como una sombra a sus espaldas. — Usar el vestido de un cadáver también lo es. — Miró con detalle cada parte de forma acusatoria. — Si no mal recuerdo, ese vestido lo uso Gia para el aniversario de Saint-Clare hace un año.

—Eso no importa, ella ya no está entre nosotros, y no necesito de tu aprobación para decir que debo o no usar. — La chica de cabello dorado tensó la mandíbula queriendo clavar una mirada mortífera en los ojos del castaño.

—Cierto. — Aiden frunció el ceño pensativo un tanto exagerado. — no entiendo porque me sorprende. — Volvió a fijar la atención en ella. — Tu madre recicla hombres, y tú los vestidos de tu difunta hermanastra.

Genevieve apretó los puños antes de irse contra Aiden, sin embargo Nick intervino inmediatamente. — ¡Suficiente!

Preston negó con un semblante molesto queriendo hacer lo mismo que Genevieve, pero Aiden le retuvo de las muñecas mirándolo hacia abajo. Para su suerte el pelirrojo era una frente más chico que él — ¿Siempre tienes que ser el centro de atención?

—No te tengo miedo. — Aiden esbozó una media sonrisa. — Las ratas de ciudad son algo con lo que puedo lidiar fácilmente.

Sebastian y Wesley se acercaron para separar a Preston y Aiden de inmediato, antes de que el pelirrojo explotara por completo, pues Wesley sabía que el castaño no era alguien que soliese pelearse a golpes, mucho menos ahora que había estado hospitalizado, y no quería averiguar si Preston querría enviarlo allá de nuevo.

El joven pelirrojo gozaba de una mejor condición a la de su ex novio.

— ¡Carajo siempre tienes que echarlo todo a perder!— musitó el chico de ojos grisáceos reprendiendo a Aiden.

Segundos antes de que el castaño fuera capaz de articular palabra alguna las luces se apagaron de forma repentina, provocando que la mayoría de los presentes comenzará a gritar y especular. Aiden se abrazó al primer cuerpo que tuvo en frente.

— ¿Que está sucediendo?— Genevieve tomó fuerte el brazo de Nick, el único hombre que podía hacerla sentir segura ahora que había pasado de la ira al pánico en un solo paso. — No lo sé, no te despegues de mí. — Respondió el oficial Tanner casi como una orden.

Las luces titilaron lastimado la vista de Aiden como el flash de una cámara. Como un relámpago en la oscuridad, permitiendo que Preston observara por una milésima de segundo a Wesley apegando a Aiden contra su hombro, mientras Sebastian se mantenía inmóvil a su diestra.

Las luces volvieron a titilar, una última ocasión, sin embargo, cuando la estancia recuperó el cálido brillo dorado, algunos cuerpos aparecieron entre la multitud envueltos en sangre. Modelos que Stephano Lombardo habría conseguido para la pasarela de reapertura.

— ¿Qué demonios?— Sebastian agrando la mirada. Genevieve se cubrió la boca con la palma de su mano. Los cuerpos estaban acomodados como una pila de cadáveres, una escultura de maniquíes humanos, fríos, pálidos como el mármol envueltos en carmesí.

—Wes... — Titubeó Aiden aún apegado al chico de ojos grises.

— No tengas miedo, solo hay que buscar una forma de salir. — respondió el chico de cabello negro con el fin de apaciguar sus ansias.

Aunque para sorpresa de los presentes, la sangrienta composición tenía algo más que mostrar. Los megáfonos comenzaron a sonar con algo que para Genevieve resultó familiar, y nada grato de recordar.

— ¿Usted cree que Gia Lombardo fue asesinada por algún conocido cercano?

—Sí, así es.

— ¿Cree que el hijo de Aiden LeClair tenga motivos personales para hacerlo?

—No tengo idea, pero tienen las grabaciones, él aparece en la cinta con el cadáver.

— ¿Entonces quiere decir que para usted, Aiden LeClair es culpable de dicho asesinato?

—Así es, creo que Aiden acabo con la vida de mi hermana.

Aquella cinta era un recuerdo íntimo y secreto. Las declaraciones durante el interrogatorio de Genevieve que habían sido usadas para la gala de aquella noche, Aiden había tenido una oportunidad para abrir los ojos. A veces creemos que nuestro mejor amigo jamás nos dará una puñalada por la espalda, pero quizá los burdos argumentos de la rubia, habían sido suficientes para arruinar la vida del enfant terrible.

¿Por qué Genevieve Gallagher traicionaría a su mejor amigo?

Dicen que las amistades se cuentan con los dedos de una mano, pero por desgracia, incluso uno mismo puede ser su propia destrucción.


https://youtu.be/AdfK3hjHhT0

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