✒ Fase I ✐
Título: La hechicera y el rey dragón.
Personajes: Katsuki Bakugo, Ochako Uraraka, Izuku Midoriya, (mención), Enji Todoroki (mención), Eijiro Kirishima (mención), Krista Litzer (OC)
Shipps: Katsuki x Ochako
Anime: Boku no Hero Academia
Advertencia: Au Medieval. OOC
Cantidad de Palabras: 916.
El apacible reino de los Todoroki, sitio calmo donde viajeros de otras tierras llegaban para conocer debido a sus bastos campos y gente amable, se encontraba en diversas complicaciones gracias a un grupo de dragones negros que había al parecer, emigrado a esa zona.
El rey Enji no encontraba que solución factible tener para lograr deshacerse de esas criaturas, ya que ninguna de las topas que había enviado regresó de entre las afueras del reino, y no se encontraba en condiciones de seguir permitiendo que más de sus valientes guerreros perdieran la vida en vano. Se sentía básicamente derrotado, pensando en alguna solución que parecía no llegar hasta que recordó al pequeño clan que se encontraba cercano a la aldea.
Pasaron un par de días hasta que los irritados gritos de alguien resonaban entre los pasillos, llamando la atención del mayor y poniendo en alerta a su escolta pues creían que se trataba de tal vez algún enemigo. Las grandes puertas de madera se abrieron de golpe para mostrar a un fúrico rubio cenizo, caminando a paso decidido hasta quedar a una distancia considerada.
—¡¿Qué mierda quieres, viejo?! Se supone que no tengo permitido entrar en tus tierras y aun así mandas a tus hombres a fastidiarme —generó ligeras explosiones en sus manos
—¡¡BAKUGŌ!!
—¡¡CÁLLENSE, JODER!!
—Cállate tú, maldito desquiciado —espetó molesta Krista, descendiendo a su lado y tomando de su brazo para jalarlo un poco.
—Jodida arpía, déjame...
—No le faltes el respeto al rey Todoroki. Deja de actuar como un niño —, lo regañó interrumpiendo su sarta de insultos antes de ver al mayor y darle una reverencia—. Lo siento mucho señor si mi rey ha sido descortés.
—DESCOR... —, no pudo terminar lo que diría porque la chica tronó sus dedos, logrando silenciarlo con una mordaza de viento.
Apenas los ánimos se calmaron, el mayor explicó el problema que existía y como es que las soluciones que aplicó no funcionaron. Observó al rubio quien tenía una cara de muy pocos amigos, estaba cruzado de brazos y le daba una mirada asesina. Enji suspiró con pesadez antes de pedirle ayuda.
—Todos los dragones son distintos —indicó Katsuki con un tono de molestia en su voz—. Deberá pagarme bien por eliminarlos.
—Considéralo un hecho —afirmó el mayor mientras que el rubio sonreía complacido antes de marcharse.
A regañadientes debió ir junto a Izuku, quien era el único en el reino que era capaz de tener alguna solución contra esas criaturas. Krista observó los libros mientras Katsuki jugaba creando pequeñas explosiones en sus palmas. La puerta del local del peliverde se abrió de golpe, dando paso a la joven hechicera Ochako, quien también había sido llamada para aquella misión.
—¿Qué haces aquí, cara redonda?
—Bakugō... —espetó antes de apartarle la vista y fijarse en la azabache—. Krista.
Ambas jóvenes se saludaron para luego empezar a trazar un plan, lo conveniente era que fueran con un equipo, aunque realmente quienes irían al frente serían Katsuki y Ochako, pues eran la combinación perfecta ya que uno domaría a los dragones y la otra evitaría los poderes mágicos de estos.
Ya cerca del mediodía, el grupo de chicos se encontraba en las colinas cercanas a donde se encontraban los seres místicos. Kirishima había sido acoplado más que nada para lograr dar pelea y proteger también a Katsuki.
—Debemos identificar al líder, si lo derroto a él, los demás deberán seguir al que ha ganado.
—No suena fácil —inquirió la castaña
—Y no lo será, cara redonda. Por eso cuento contigo
Aquellas palabras tomaron desprevenida a la chica, pues realmente estaban cargadas de sinceridad y seguridad. El rubio no mintió, de verdad confiaba en ella y en que todo saldría bien. Algo que, aunque no deseaba aceptar, aprendió de su hermanastra y escolta, Krista.
Se infiltraron con éxito gracias a que la azabache logro repeler sus aromas con su quirk de viento. Todo parecía ir bien hasta que uno de los dragones que parecía regresar al sitio se percató de los intrusos y con sus gruñidos se encargó de poner a todos alerta. Los jóvenes se dispersaron, Kirishima adquirió su forma dragón y se metió a la pelea siendo cuidado por Krista, mientras lograban distraer a los demás de Katsuki, quien junto a Ochako no tardaron en dar con el líder de aquella colonia.
La batalla que Katsuki y la inmensa bestia negra de ojos rojos tuvieron fue bastante intensa, pero gracias a la colaboración del rey de los dragones y la joven hechicera pudieron obtener una excelente victoria. Aunque el chico no salió ileso, pues tenía un brazo roto al igual que un par de costillas. Afuera ya no se escuchaban los gruñidos ni chillidos de aquellos seres colosales, algo que los hizo dudar un poco hasta que una brisa fresca trajo consigo un mensaje: "lo logramos".
—Déjame ayudarte.
—No necesito tu ayuda, cara redonda.
—Sin mi ayuda no lo hubieras vencido, tonto —, se cruzó de brazos con enojo.
—Como sea —bufó y tras un momento de pensarlo, la vio—. Bien...
Sonriendo ante la respuesta se acercó a inspeccionarlo, recitando un conjuro que envolvió sus manos de una tenue luz rosa, dirigiendo esta al pecho ajeno, sonrojándose un poco debido a su tacto con el marcado abdomen ajeno, mas concentrándose en que lo hacía para ayudarlo a sanar.
—Ba-Bakugō... ¿Te sientes mejor? —preguntó dudosa y el silencio reinó unos segundos.
—Ahora sí —murmuró suave, con una tenue sonrisa mientras la observaba a los ojos.
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