papás
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Jajaja!!!
No podía evitar que las risas salieran de su boca, podía sentir como el aire silbaba en sus oídos y golpeaba ligeramente sus mejillas mientras su cuerpo daba vueltas.
Más, más!!!
Adoraba que le diera vueltas en el aire.
Un pequeño gritito salió de su garganta cuando fue arrojado en alto, para después ser atrapado por unas manos más grandes y fuertes,para caer en el pasto junto a su...padre y rodar por el suelo.
Los dos soltaron la carcajada felices por el juego.
El pequeño se aferraba, inconsciente, a esa vieja y anticuada camisa, respirando ese aroma silvestre que lo hacía sentir seguro.
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Ah! Esta juventud de ahora, de verdad ya no hay respeto.
Aiacos era fuerte, jodidamente fuerte, las grandes alas de Garuda y sus garras tenían un filo demencial, corto con facilidad el muro donde se escondió. El anciano salió girando, evitando que esas garras lo apresaran, pese a su tamaño el animal era muy rápido.
Una especie de rugido broto de su tráquea, lanzó un feroz picotazo que Sage apenas alcanzo a esquivar, el anciano cayó en el suelo lastimando su tobillo y...soltando la daga.
Garuda rápidamente lo apreso de una de una pierna y comenzó a elevarse, Sage alcanzo a tomar los restos de una varilla antes de abandonar el suelo.
-Maldito escuincle, Respeta a tus mayores!!!
Enojado, el anciano apretó con fuerza el artilugio de metal, respiro hondo e hizo una abdominal, clavando con fuerza la barra de metal en la pata de la bestia.
Garuda soltó un grito y abrió sus patas, dejando caer a Sage, por fortuna para el viejo no estaba muy alto y termino cayendo en unos suaves arbustos, de esos que parecen hechos de hilos verdes.
-ahu, ahuch...ya estoy viejo para esto!!!
-señor Sage.
Sísifo llegó a ayudarle, el policía le ayudo a levantarse.
Grrr!
Garuda rugió furioso arrancándose la vara de su pata, sangrado en el proceso.
-no, no te irás.
Sacando fuerza de quién sabe dónde, ya que se veía como un viejito delgado y delicado, Sage tomo un cacho de roca y se lo aventó dándole directo en el pico, rasgando una parte, el peliplata continuó arrojándole restos de piedras, todas ellas dando directo a su rostro, al final Garuda terminó en el suelo cubriéndose con sus alas.
-woahooo!...quiero tener su fuerza cuando tenga su edad.
-no pierdas tiempo...ve por la daga!
-ah....s... sí!...
Sísifo fue a buscar el arma mientras Sage continuaba deteniendo a Garuda. El anciano se hecho a correr directo a él, con una agilidad felina trepó a su espalda, arrancando algunas plumas en el proceso, cerró los puños y comenzó a golpearlo en la cabeza.
-em mis tiempos...👊👊👊...los niños eran obedientes y respetaban a sus mayores...👊👊👊...no intentaban devorarlos...👊👊👊...necesitas aprender modales...👊👊👊...
El pobre Garuda ya comenzaba a sangrar y la cabeza le daba vueltas, chillo cuando Sage mordió su cuello, el anciano aplicó un candado a su cuello y comenzó a asfixiarlo.
-señor Sage, ya encontré la daga quiere que...lo...ayude...😓
No, quién necesita ayuda era Aiacos.
-Sísifo la daga!!!
El castaño le arrojó el arma, Sage la tomo y la clavó en uno de las alas del ave. Bajo de un brinco y se alejó antes de que la tierra se abriera, miraron asombrados como las manos del Dios arrastraban a un apaleada ave.
-jmp! Eso te enseñará a respetar a tus mayores😬
-...😮...
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Es qué no le entiendo, se quejó mirándolo con sus ojos acuosos, se desesperaba muy fácil.
No te desesperes...mira, es fácil.
Se sentó a su lado, acariciando su cabello intentando calmarle ya que estaba frustrado por que no le salían, le explicaba nuevamente como resolver las operaciones, con toda la paciencia y cariño con el cual se enseña a un niño, logrando que el chiquillo se relajara y lo intentará de nuevo.
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-alejate de él!
Una pequeña lata de pintura salió rodando hasta los pies del reptil, ocasionando que el animal derrapara un par de metros lejos de Kardia.
El Heleno aún se encontraba muy cansado, incluso se podía apreciar que, irónicamente, respiraba con dificultad y un poco de sudor resbalaba por su frente, había ocupado casi todo su ectoplasma para alumbrar el camino de sus amigos, aparte que sin la daga podía sentir como su espíritu comenzaba a desequilibrarse, escuchaba gritos y aullidos dentro de su cabeza que empezaban a confundirle.
-KARDIA!
Degel se interpuso entre Rada y su griego, mirándolo desafiante con la daga en mano, no permitiría que dañará a su compañero.
-De...gel...
Kardia intentaba pararse, pero las piernas le fallaban y le dolía el costado, el coletazo lo había lastimado.
El reptil lanzó una dentallada, el galo la esquivo e intento cortar, pero Rada retrajo el cuello evitando la navaja, un zarpazo y Degel rodó por el pasto, logró pararse esquivando la punta de la cola que dejó un cráter. El dragón comenzó a lanzar golpes y Degel se vio obligado a retroceder.
-no... déjalo...
Arrastrándose Kardia comenzó a dirigirse donde su peliverde.
Degel intentaba cortar pero no lograba darle, el chico terminar acorralado en un pasillo circular cerca de la salida.
Dió un brinco cuando el peso del cuerpo de Whiver hizo que el techo temblará. El animal se desplazaba desde las alturas intentando atraparle.
-ah!
Alcanzo a agacharse evitando la cola y salvando por los pelos la garra, se sentía como un pequeño ratón en una jaula,a a espera que una gran mano bajará a sujetarlo y apresarle con fuerza hasta extripar su último aliento.
-tengo que.....
Pero si bien Degel no era tan fuerte como Kardia, si era listo y un excelente improvisador, sus ojos se clavaron en una serie de cajas de madera que había al final, de puntillas pero a gran velocidad corrió hasta ellas.
Rada bajo la cabeza y hecho un vistazo rápido, parece que no había nadie, esto lo sorprendió ya que no vio a ningún alma salír.
La mirada rojiza escaneo el lugar, todo se veía en silencio, bajo con cautela mirando entre los postes, era imposible que escapará, nadie había salido de ahí.
Degel espero paciente hasta escuchar los pasos toscos de la bestia. Cuando esté bajo la trompa para olfatear las cajas el galo broto de ellas y mancho con pintura la cara del dragón.
Radamanthys por inercia salto atrás, para evitar cualquier ataque, chocando contra una columna que no resistió el peso de este y se quebró.
El improvisado techo comenzó a colapsar, Degel logró salir de milagro, el galo tosia debido a la cortina de polvo que se levantó. Cuando se giró logró ver como los ojos de Radamanthys se inyectaban de ira, asustado, terminó enredándose con sus pies y cayó al suelo, Radamanthys intento atraparlo pero....
-alejate de él....
El dragón lanzó un grito de dolor mientras retrocedía. Kardia había clavado su aguja en el abdomen.
- Degel ahora!!!
El galo corrió y corto una de las patas de Whiver. La tierra comenzó a abrirse y las manos esqueleto salieron. La bestia intento huir se separó de su avatar, que cayó de forma pesada al suelo y con cortes en su pierna y abdomen, y comenzó a volar, por desgracia no lo consiguió. Las esqueléticas manos de Yum-kimil lo sujetaron de la cola y de un fuerte tirón lo obligó a entrar.
-Kardia!!!
Degel llegó corriendo donde su pareja, el Heleno estaba muy cansado y las voces en su cabeza lo estaban volviendo loco. Degel lo acunó entre sus piernas y lo ayudo a sujetar la lanza que el llevaba. En cuanto el peli azul apretó la daga...las voces cesaron, ahora entendía porque todos los fantasmas actuaban como locos en el hospital, fuese lo que fuese este hechizo transtornaba su mente.
-ah...que cansado...
-estas bien?!
Sonrió un poco al ver la cara de preocupación de su frances con un poco de trabajo se elevó y le dió un beso en sus labios.
-tranquilo francesito...jamás te dejaré solo.
-...tonto...////.
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Te duele mucho...
Un poco... quiero vomitar.
Toma...bebé ésto...
Waack! Esta amargó.
Te asentará el estómago.
Una sobada rápida a su estómago, una cena muy ligera y a la cama, el nene se quedó dormido muy rápido, despertó a las tres ya que quería ir al baño, le sorprendió un poco al ver a esos dos en su habitación.
Degel se encontraba dormido a su lado, abrazándole, mientras Kardia descansaba en una silla a un costado suyo.
Su abuelo tuvo que salir por negocio, sabía que no tenía de qué preocuparse, esos dos eran muy cuidadosos y responsables cuando se trataba de su pequeño nieto.
Quieres ir al baño
si.
Con cuidado y sin despertar a Degel Kardia lo cargo y llevo al sanitario, el rugido en su estómago había disminuido y ya no dolía tanto, cuando regresaron Degel ya estaba despierto, tomo a Manigoldo y lo acomodo de nuevo en la cama acostándose a su lado, el chiquillo protesto que ya no era un bebé pero se dejó mimar, adoraba que fueran tan atentos con él.
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Ok...Minos siempre le cayó mal, engreído, arrogante, un imbécil que se creía súperior a todos, como si fuese la última coca del mundo.
Por lo que siempre quiso partirle la cara...estaría feliz en este momento de poder hacerlo de no ser porque...este maldito media ahora casi diez metros! con un gran pico, garras, la cola de víbora y una fuerza descomunal...hijo de su...madre...ahora lo odiaba más!!!
Manigoldo había intentado alejarlo de Albafica, pero ese maldito animal se lanzó directamente contra él, logró quitar al chico y se lo hecho al hombro cual costal de papas...de verdad estaba muy delgado.
-maldita sea, bastardo, deja a Albachan en paz.
Le estaba costando mucho trabajo moverse, esquivar esas garras de León y la serpiente cargando al peliceleste era toda una proesa.
Albafica se sentía tan mal e inútil en esos momentos, no entendía porque su novio lo quería matar ni como carajos se transformó en esa bestia, tampoco sabía por qué su cuerpo estaba en tan mal estado, ni mucho menos quien era ese sujeto que lo estaba protegiendo... Manigoldo...sabía que lo conocía, pero no recordaba de dónde.
Hay!
Los dos calleron al piso, aunque fue el cangrejo quien se raspo, se paró de un brinco y rápidamente cargo a su amigo, logró esconderse tras unos rosales antes de que Minos los atrapara.
-uf...estás bien?
Con mucho trabajo afirmó, sabía que era un peso muerto y por su culpa su compañero estaba cansado.
-no te preocupes Albachan...te sacaré de aquí.
Miro a todos lados buscando un escondite para Albafica, si podía dejarlo en un lugar seguro podría luchar contra Minos.
-ahi...
El pescado captó el problema y señaló un pequeño hueco entre los rosales. Manigoldo lo vio no muy convencido, podría lastimarse con las espinas.
-debe haber otro....
-estare bien... déjame....
El menor le sonrió tristemente, con un poco de trabajo se arrastró internandose en la pequeña madriguera que los rosales formaban, se astillo un par de veces pero no dijo nada.
-volvere por ti...
-si....
Le regaló una sonrisa y sus dedos se soltaron.
La cola de serpiente reptaba por el pasto, buscando el aroma del chico, llegó hasta unas hortensias, no había nada, continuó desplazandose hasta llegar a los rosales. Un muro formado por espinas gruesas y filosas, adornado con rosas tan rojas como la sangre, con cuidado el animal se adentro, su vista térmica le aseguraba que había algo en el fondo, una mancha rojisa que desprendía calor.
Una sonrisa interior se formó en Minos, las patas de León comenzaron a avanzar despacio, ocultas bajo las almohadillas de estas, mientras se acercaba su "cola" reducía su tamaño, era un felino apunto de devorar su presa.
Los ojos rojos brillaron con malicia cuando descubrió a Albafica, el chico cubrió su boca para no gritar mientras le veía aterrado, como supo que estaba ahí.
La serpientes estaba por atacarlo cuándo...movido por su instinto brinco atrás, Manigoldo había estado a punto de cortar la cabeza de la víbora.
No se había alejado mucho, sabía que ese maldita estaba tras Albafica, dudaba que fuera por el ritual, más bien... motivo personal.
Manigoldo se lanzó contra el, intento cortar pero Minos retrajo la cola, el grifo lanzó un zarpazo pero Manigoldo lo esquivo mientras lanzaba una estocada. Las alas se elevaron alejándolo del peligro.
-maldita gallina! Que pasa, enfrentarme como hombre...o es que tienes miedo...marica!!!
Por desgracia Minos tenía un enorme defecto...se encendía a la primera.
Molesto el animal se lanzó contra el Italiano.
Manigoldo era ágil y rápido, no en valde Kardia le había enseñado a pelear...y Degel a planear. Esquivo todos los golpes que Minos arrojaba, pero no retrocedia, más bien era le enorme bestia quien se vio en la necesidad de alejarse. Lo acorraló cerca del kiosko, las patas de Minos se enredaron con las escaleras y termino cayendo al pie de estas, Manigoldo iba a terminar pero la cola de serpiente salió a la defensa, está lanzaba mordidas al chico, una de ellas casi atrapa su garganta.
Sus ojos se abrieron sorprendidos, era como ver una de esas películas viejas donde el héroe pelea contra un moustro en la batalla final....solo que con mejor calidad y presupuesto.
Manigoldo hacia todo lo posible para destruir al moustro mientras esté se defendía de forma salvaje, pese a su velocidad el pobre italiano ya tenía algunos cortés hechos por las garras y colmillos, pero desgraciadamente aún no podía hacer uno el.
Desesperado decidió arriesgarse, se alejó un poco y espero a que la serpiente atacará, coloco su brazo y está lo mordió, Minos sonrió divertido, ahora solo tenía que...pero el chico no tardó en darse cuenta de su error, inmediatamente intento regresar a la víbora pero Manigoldo la sujeto, el cangrejo sonrió victorioso mientras elevaba la daga...
Ahhhhh!!!!
La cabeza del animal fue cortada de tajo, los ojos rojos de la víbora perdieron brillo y termino abriendo sus fauces.
La luz apareció bajo las patas de Grifo, desesperado el animal intento huir.
Se podía ver como el espectro se separaba de su avatar, que quedó inmóvil, las manos esqueléticas lograron sujetar las patas de León, pero grifo era necio, comenzó a picotear desesperado los huesos que lo apresaban intentando safarse.
-maldito!!!
A diferencia de sus compañeros Minos no perdió la conciencia, el peli gris se lanzó Furioso contra Manigoldo y comenzó a pegarle, todo esto cerca de la grieta que se había abierto en el suelo.
-Manigoldo!!!
Los golpes iban y venían, Minos sangraba del culo pero poco parecía importarle, la adrenalina del momento había nublado su sentido del dolor.
En golpe en la mejilla provocó que la sangre manara de la cara del cangrejo, pero este no se quedó atrás le impacto un puñetazo en el ojo izquierdo al pariente del pastor ingles.
Yum-kimil ya se había artado, ese patético espectro le hizo perder la paciencia.
La tierra tembló y una espectral figura apareció, era un hombre en claro estado de putrefacción, su cara era un cráneo adornado con un hermoso tocado de plumas y...restos de piel, las cuencas de sus ojos eran dos pozos tan profundos y enigmáticos que parecían escanear tu alma, un ligero brillo carmesí se podía apreciar en el centro de estos. La deidad gruñó furiosa, sujeto con ambas manos a Grifo y...de un jalón arrancó ambas alas, el espectro cayó en el abismo, pero el dios no se retiró, faltaba por reclamar aún un par de...almas.
Durante la pelea Minos había logrado arrebatarle la daga a Manigoldo, el chico atacó y le hizo un corte en su hombro, Manigoldo grito adolorido y cayó al piso. La cara de Minos era un verdadero poema a la locura, elevó la daga sobre sus hombros listo para clavarla en el pecho de su contrario.
-Nooo!!!
Una rosa se incrustó en su mano, Albafica había salido de su escondite, se había arrastrando con dificultad llegando en el momento justo, una rosa había quedado prendada de sus ropas, pese al dolor de clavarse las espinas, sin saber cómo y de dónde saco fuerza, la arrojó. La flor terminó por clavarse en la mano del peli gris, no ocaciono mucho daño pero si una distracción, distracción que Maní aprovecho.
Golpeó la nariz del mayor y le arrebató la daga, Minos se lanzó de nuevo contra el pero el cangrejo lo esperaba, le detuvo con el hombro mientras clavaba la navaja en su abdomen.
Los ojos miel del noruego se abrieron asustados, las pupilas se contrajeron y un frío monumental recorrió su cuerpo en cuestión de segundos, cayó al suelo mientras un charco de sangre comenzaba a formarse.
Manigoldo cayó de nalgas al frío pasto, respirando con dificultad, el lugar donde Minos lo corto ardía, pero era un ardor... frío, podía sentir como su cuerpo comenzaba a congelarse, cuando se giró a ver quedó cara a cara con el señor de la muerte. El Dios había visto la pelea, no interrumpió ya que era divertida.
Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando vio como la huesuda mano se estiraba para tomar el cuerpo inerte de Minos, este fue arrojado sin ningún cuidado a las entrañas de la tierra.
Las cuencas se clavaron en Manigoldo, la esquelética mano se alargó para reclamar su premio pero...antes de tocarlo dos almas se interpusieron.
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Era un mal hijo....
No lo sabía, pero había veces en que creía que sí.
Podía escuchar las protestas de su abuelo y tío procedentes de la cocina, discutiendo como hacer la lasagna. Él se encontraba recostado en el sillón viendo una película junto a su primo y... sus....
Tenía la cabeza recargada en las piernas de Degel, el cual acariciaba sus cabellos, su torso en el sillón y las piernas, sobre las de Kardia, estaba acostado entre los dos.
Shion dió un gritito y se aferró al brazo del francés, ocultando su miedo, Degel sonrió y cubrió sus ojos, hizo lo mismo con Manigoldo, algo tonto ya que a él no le daba miedo, pero no se negaba porque...le gustaba recibir atención de parte del francés...
Los rostros de sus verdaderos padres, solo los recordaba gracias a las fotos, pero sus voces habían desaparecido de su memoria.
Si, tal vez era un mal hijo, después de todo no le molestaba no recordarles pero....
También tenía la certeza de que tal ves sus verdaderos padres le habían mandado a ese par tan dispar de fantasmas, para que lo cuidarán y protegieran, para que no se sintiera solo y triste.
Y es que Kardia y Degel se habían convertido en...sus padres. Lo cuidaban, lo ayudaban, lo escuchaban cuando lo necesitaba...y lo comprendían, amaba a su abuelo, mucho, pero...no era lo mismo, sabía que Sage daría todo por el, pero no tenía la misma sensación como cuando Degel lo reprendia por portarse mal, o la seguridad que Kardia le infundia en las noches de tormenta, simplemente la relación era otra.
Sonrió cuando Kardia lo cargo y llevo a dormir, reclamando por ser flojo y hacerse el dormido, que Degel lo arropará y ambos le dieran un beso de buenas noches, un beso frío por la falta de temperatura en ambos fantasmas, pero a la vez cálido, que le hacía sentir seguro y amado.
No, no era un mal hijo, el amaba mucho a sus papás, amaba a Kardia y Degel...y siempre lo haría.
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Cuando Sage y los demás llegaron encontraron a Manigoldo llorando, golpeando el suelo y gritando que los regresará, a su lado Albafica, el chico desprendía lágrimas silenciosas, sentía una oprecion en su pecho, le dolía la perdida de...esos dos extraños que lo habían salvado.
Manigoldo lloraba descontrolado...había perdido a sus padres nuevamente.
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