Mi Vecina De Atrás

De Danny (Dach [danielcch4])

Hola a todos, mi nombre es Adrián… Y créanme cuando les digo que tengo que contar esto, porque si no exploto. Es una corta, pero sensual historia en la que sinceramente no tengo ni idea de cómo llegué hasta ese punto. No se cómo pasó, siempre he sido un chico serio, que no se mete con nadie y con mis dieciséis años llevaba una vida de lo más tranquila. El sexo nunca lo había visto como algo imprescindible, pero ya estaba cansado de hacerlo todo con la mano y ya era hora de sentir nuevas sensaciones y adquirir un poco de experiencia; así que me propuse quitarme es barrera e encima, quería dejar de ser virgen…
Todo comenzó una tarde cualquiera, en un día de mayo y por consiguiente los aguaceros eran una moda. Yo me encontraba en mi ordenador, leyendo y perdiendo el tiempo como siempre. De repente escucho la voz de mi madre gritando mi nombre, a lo cual respondo. Me dijo que le hiciera el favor de recogerle la ropa en la azotea porque estaba lloviendo. Yo, cumpliendo la orden subí de inmediato y ahí comenzó todo. Mientras recogía las sábanas observé a mi vecina de atrás actuando de forma muy coqueta con el chófer del esposo, la muy perra, (que está muy buena por cierto) andaba con una lycra que le marcaba sus buenas nalgas de veintitrés años paraditas y redonditas, con su singular cintura y sus curvas envidiables. Su nombre era Matha, apenas la conozco; pero siempre ha sido la lujuria del barrio, con la que todos quisieran tener aunque sea un roce. Lo que más me extrañó fue exactamente verla sola con el chófer, lo que me hizo pensar de ella “Perra infiel, yodas son iguales”
En fin, volviendo a mi historia, ante aquel coqueto suceso me escondí entre las sábanas y entre la ranura de una y otra pude observar el show, o mejor dicho la porno en vivo y en directo: Ella comenzó a besar al chófer en la puerta de la casa, a lo que él respondió cogiéndole las tetas con una mano y la otra la introducía por debajo de la lycra con el fin de llegar hasta el “tesoro húmedo”. Ellos estaban algo mareados porque no paraban de reírse a carcajadas mientras sus lenguas danzaban juntas, parece que del mareo no encontraban la llave, lo que no impidió que en medio de la entrada de su casa el hombre se sacara su verga, erecta y supongo que muy dura, a lo que Martha sin pensarlo dos veces comenzó a chupar y lamer como si fuera un dulce. Yo me quedé sin aire al ver eso y era tanto el impacto que se me había olvidado tanto la ropa como el aguacero. De momento escuché a mi madre gritando de nuevo y reaccioné y entré con la ropa algo mojada, al igual que yo
Me pasé toda la tarde dándole cabeza  a lo que vi, no me lo creía aun: una joven que parece tan buena y por otro lado es una tremenda zorra. Todo esto me hizo pensar y formular algo aparente malvado pero oportunista, a lo que llamé “chantaje beneficioso”. Era una oportunidad única, tenía que chantajear a mi vecina y salir de una vez y por todas de esa gran “V”.  Por un momento me sentí mal porque yo no era ese tipo de persona pro por el otro lado ya quería salir de eso.
En los próximos días me propuse chocar con ella en algún lugar, la comencé a seguir y calcular sus salidas, no me conocía  sin haberme dado cuenta ya era un maniático. Gracias a mi esfuerzo y a las colas coincidí con ella en el mercado donde ambos estábamos a punto de comprar pan, yo  iba detrás de ella en la cola, no sabía muy bien que decirle, la cola pasaba y no me salía ni una sola palabra de la boca. Ella ya estaba  comprando y cuando se iba la agarré por el brazo y le dije al oído “Te vi en tu puerta, y por cierto; que rico mamas”. Ella abrió los ojos de una manera increíble y se fue sin decirme ni una palabra. Al otro día cuando venía del colegio la vi cerca de su casa, le guiñé un ojo, a lo cual ella me llamó y yo accedí a su llamado muy sorprendido. Ella  con una cara muy normal, pero en el fondo preocupada me dijo: ”Por favor, no digas nada, te lo suplico”. Al escuchar eso vi mi oportunidad y sin pensarlo le dije: “Puedo hacerte ese favor, pero con una condición: quiero que se repita la escena del chófer de tu esposa, pero esta vez conmigo”. Ella se quedó sin aliento, la vi con intenciones de darme una bofetada pero sabía que no le convenía. Entonces  lo pensó por un momento y me dijo: ”OK, pero solo una vez a lo cual yo le dije:
- Me parece perfecto, ¿estás ocupada ahora?
- No - me respondió - Incluso estoy sola, es ahora o nunca - pensé “esta es más perra de lo que yo pensaba
- ¿Por qué estamos perdiendo el tiempo? – dije nervioso, mentira, totalmente nervioso.
La seguí a su casa. Al llegar le cogí su boca con la mía y coloqué su mano en mi miembro, ya que quería que la escena fuera lo más parecida posible. Estaba enfermo y lo peor era que me gustaba. En seguida entramos a su casa, comencé a tocar sus pechos y nalgas lo que me provocó una erección incontrolable. Ella me dijo: “Relájate y disfruta de todo, que solo es una vez, un trato es un trato y espero que cumplas tu palabra”. Luego del consejo seguimos, estábamos en sofá. Poco a poco le quité la blusa y el sostén y vi sus enormes y ricotes pechos, los que amasé y besé sin cesar, esto me excitaba mucho y mi verga me dolía mucho de hacer presión por la tela del pantalón. Matha lo notó y se puso de rodillas para sacar de una vez al torpedo a punto de estallar. En ese momento me vinieron recuerdos de algunas pornos que había visto. Cogí su cabeza con mis manos y la coloqué cerca de mi miembro. Ella abrió la boca y  ¡¡¡WOW!!! Era todo tan cálido y húmedo allá dentro que no quería salir de ahí. Ella me la chupaba de una forma inexplicable y yo gemía de placer supremo. Sentía nuevas sensaciones que trajeron consigo un calambre que me avisaba que estaba a punto de venirme, pero eso es lo que ella quería así que no la complací. Le dije que parara y que acabara de quitarse la ropa, accedió a mi petición y pude observar su cuerpazo, la envidia del barrio… no lo creía, Martha desnuda  frente a mí. Enseguida llegamos a la cama, la tiré boca arriba y comencé a besarla por sus dos pachos para luego ir bajando hasta su abdomen y fui bajando y bajando hasta llegar de nuevo al “paraíso húmedo” Allí quise retribuirle todo lo que hizo por mí  y comencé a pasar mi lengua por sus otros labios y jugar con su clítoris mientras ella gemía sin cesar aunque no sé si eran o no fingidos (cosa que no me importó) Yo estaba a millón - Quiero penetrarte”, le dije. Ella, para salir de mí aceptó mi petición. De pronto abrió una gaveta y sacó un condón, el que me negué a usar; pero ella muy seriamente me dijo. ”Sin esto no hay aquello” “Ja me está chantajeando… está bien ahora estamos a mano”. Coloqué el puto condón  en mi pene erecto y comenzamos. Apenas comenzamos vino otro “WOW”, era algo tan rico, TAN RICO que no tengo palabras. Yo estaba debajo y ella arriba, por lo que tenía total control de la penetración y a la vez me hacía gozar de placer. Pero yo era ambicioso  y querría  sentir mucho más  y le pedir para cambiar de posición: yo arriba y ella abajo. En el transcurso del cambio aproveché  y me quité el condón para luego arrojarlo al piso, ella no sospechó ni por un segundo. De nuevo empezó lo rico y yo coloqué mi pene a la entrada de su vagina, sabiendo el riesgo al que exponía, pero mi ambición era mayor que mi preocupación  y sin pensarlo dos veces hice una fuerte penetración a lo cual ambos respondimos con gemidos y un placer indescriptible pude sentir en mi cuerpo. Enseguida ella se dio cuenta de mi fraude, pero al igual que yo se dejó llevar por el goce dejando atrás los prejuicios. Así estuvimos por un buen rato, sudando, follando y gritando de placer por unos veinte minutos, experimenté nuevas posiciones mientras que la besaba, jugaba con sus senos y amasaba sus nalgas. Ya estaba llegando al punto que no quería llegar: el clímax; pero que más daba, ya no era virgen así que mi propósito estaba cumplido y mi ser satisfecho. Me dejé llevar definitivamente por la sensación: mi ritmo cardiaco aumentó al igual que la velocidad de mi penetración, ella gritaba y gimoteaba, lo cual me ponía más caliente hasta que (…) Ambos tuvimos orgasmos simultáneos que sentimos desde la punta de los pies a la raíz del pelo y me hizo arquearme, doblarme y venirme dentro de ella mientras sentía oro fluido alrededor de mi pene. El mejor orgasmo de mi vida, honestamente.
Al instante me dijo. ”Ten palabra de hombre y de esto a nadie” Acepté sin dudar mientas le decía que mi boca era una tumba.
A partir de ese día todo cambio, me sentí alguien totalmente nuevo. Con respecto a mi vecina, más nunca pasó nada, al fin y al cabo un trato es un trato  y aunque no lo crean nos convertimos en buenos amigos, sin embargo yo no pierdo la esperanza de acostarme de nuevo con ela, pero mientras tanto para mí solo es Matha, mi vecina de atrás

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