Maneras De Pensar

🔴 Advertencia🔴 Ya que la anterior es de dos chicas esta es de dos chicos... Ya les avisé, por si no quieren leerla, el propósito de estas historias es que sean para todos los gustos así que pues... Alguna tenía que haber de este tipo.Os dejo, y agárrense que vienen curvas Un abrazo
Alhec

Mi nombre es Adriano, tengo 19 años y tristemente nunca he tenido suerte en el amor. Cada vez que empezaba a enamorarme de una chica como por causa de una maldición siempre rompíamos (por causas ajenas a mi voluntad) Pero así es la vida, qué se le va a hacer… Generalmente soy algo tímido a la hora de conocer gente nueva y aun que tuve que mudarme hace seis meses con mis padres aún no he hecho un amigo que valga la pena. Es mi manera de ser y créanme cuando digo que he intentado cambiar pero es imposible. Generalmente me gusta hacer todo tipo de deporte y la mayoría de las veces me levanto temprano y voy caminando hasta la universidad, que queda como a quilómetro y medio. En mi caminata siempre me abstraigo del mundo y me sumerjo en mis pensamientos. Ese día lo hice tan bien que no me di cuenta del chico que iba en el mismo sentido que yo hasta que tropecé con él
-Perdona, es que iba muy metido en mis ideas- dije intentando disculparme por mi estupidez
-No importa, yo también iba metido en mi mundo- respondió con una voz lastimera mientras disimuladamente se limpiaba una  lágrima que rodaba por su mejilla derecha.
Era un chico común y corriente, de más o menos mi estatura y complexión: un poco alto y delgado. Lo que más me llamó la atención fue la barba que llevaba en el mentón y que yo estaba tan ansioso por lograr. Cuando lo miré a los ojos se me fue al alma al piso, tenía unos increíbles ojos café, nada del otro mundo pero tan expresivos que enseguida pude tener una noción de lo que pasaba por su corazón
-Mal de amores, no?- dije enseguida- Te encuentras bien?
- Si no pasa nada, el ESTÚPIDO de mi ex - ¿en serio había dicho estúpido? o sea que él es… me dejó loco que me soltara eso así de rápido, pero rápidamente me di cuenta de que se le había escapado. Al ver su cara me di cuenta de que la mía no estaba ayudando a que se sintiera mejor
-Perdona, es que me dejaste algo sorprendido- dije tratando con todo mi ser de no estar aparentando lo que sentía- Yo tengo un amigo que es así así que no te preocupes- mentí, él era el primer gay con el que cruzaba pero estaba dispuesto a mentir como un bellaco después de que casi lo espanto con mi cara con tal de que se sintiera mejor-Me llamo Adriano, y tu?
-James, un placer, eres de por aquí?
-Más o menos, ahora voy para la universidad
-¿En serio? También yo!, ¿vamos juntos?, si no te importa, es mi primer día y estoy algo nervioso
-No hay problema- respondí mientras pensaba que seguro yo estaba más asustado que él
Sinceramente los primeros días estaba algo nervioso porque nunca había hecho amistad con alguien así, no es que tenga prejuicios pero era algo totalmente desconocido para mí. Generalmente coincidíamos cuando íbamos a la universidad, además de compartir alguna que otra asignatura en común. Con el paso de los días pude conocerlo mejor y al cabo de una semana pude tener una idea bastante clara de cómo pensaba: era algo impulsivo a veces y decía lo que estaba pensando, sin importar lo que fuese si le preguntabas algo se sopetón, era más tímido que yo así que los dos hicimos buenas migas bastante rápido, al final me alegré por haberlo conocido porque al fin tenía alguien en quien confiar y James era bastante transparente. Se había mudado a esta ciudad después de un desengaño amoroso y había alquilado un piso no muy lejos del campus universitario, y como de vez en cuando se sentía algo triste por dejar atrás casi todo decidí ir a visitarle de cuando en vez. La primera vez que fui estaba algo nervioso, no sé por qué James siempre causaba en mi un estado se semi-alerta en mi subconsciente. La estrategia que adopté fue pretender que era tan hetero como yo y funcionaba también que a veces me costaba creer que a James le gustaran los tíos. Una vez nos pusimos a hablar por teléfono hasta altas horas de la madrugada, mi mecanismo de defensa está activado cuando yo mismo saqué el tema del sexo. Gran  error. Para colmo a lo largo de nuestra amistad seguí mintiendo a James respecto a mi amigo-gay-imaginario que se mudó (tenía que evitar que  James lo conociera, si es que eso fuera posible) al otro lado del mundo por lo que mi amigo-gay-real no se cortó en lo más mínimo por el teléfono. Luché por no alejar de mi oreja el teléfono, no colgar y prestar atención por si me preguntaba algo mientras rezaba que el gobierno no nos estuviera espiando. El relato no fue la mezcla de semen, saliva y vaselina que yo me estaba imaginando. Aquello fue una descripción  de una pornografía ganadora de la teta… bueno mejor dicho el pene de oro. Boquiabierto me quedé cuando confesó  que en ocasiones podía tener dos orgasmos seguidos, sin periodo refractario, cada uno con su respectiva eyaculación. Luego de aquello yo decidí terminar la conversación por lo tarde que era  y porque necesitaba digerir la conversación. No logré dormir esa noche. ¿Dos orgasmos? ¿En serio? Se repetía una y otra vez mi cerebro. Por la mañana fue peor, cuando lo miraba lo veía involuntariamente en una de “esas cosas” que le hacía a amantes ficticios que mi mente creaba. Al cabo de unos días mi mecanismo de defensa vino al rescate y puede seguir pretendiendo que nada había pasado, por lo que la mayor parte del tiempo lo veía como un hermano, error que pagué muy caro.
Comenzamos a ir al gimnasio por la tarde, como quedaba muy cerca de su departamento yo llevaba ropa extra y me duchaba allí, algunas veces hasta dormía el cuarto desocupado. Un día yo aproveché para darme un baño mientras James iba de compras. A la hora de salir de la ducha no encontraba ni la toalla ni mi ropa interior, alguna vez que otra me pasaba, pero en mi casa, siempre tomaba notas mentales cuando estaba en la casa de mi amigo.
-Juraría que lo había llevado para el baño-dije en voz alta mientras me paseaba por la sala, desnudo, ni corto ni perezoso buscando mi toalla y mi bóxer. Total James no estaba en la casa.
Graso error: James estaba sentado en el sofá sobre sus dos piernas cruzadas disfrutando del espectáculo que estaba dando.
-¿Buscabas esto?- preguntó refiriéndose a mi toalla y ropa interior, que sostenida en su mano luego de mirarme y oler el bóxer como si fuera un perfume
De piedra me quedé, mi cerebro no podía procesar todo aquello y James oliendo mi ropa interior mirándome no me lo ponía fácil.
Dato útil: siempre me ha excitado que me miren con deseo cuando estoy desnudo, y la mirada de James era más intensa que todas las demás que me habían dado juntas. Esa mirada significaba vamos a follar, y en este caso intensamente. Mi pene fue creciendo exponencialmente mientras yo luchaba por retomar el control de mi mente. James sonrió mientras miraba expectante  mi creciente erección y verlo no sé por qué me estaba poniendo a mil. Necesitaba tiempo  para controlar mi nerviosismo y me dirigí al baño a toda prisa. Él fue más rápido que yo. Me envolvió con sus brazos mientras me abrazaba, mi espalda contra su pecho mientras acariciaba todo mi cuerpo para bajar a mi entrepierna y comenzar a pajearme lentamente. Sentía los pelos de su mentón rosando mi espalda y erizándome de pies a cabeza
-Mira lo que me has hecho hacer, me gustas tanto que he tenido que hacerte esto- me dijo mientras alternaba cada palabra con un beso en mi oreja -Quiero hacerlo contigo todos los días-tragué en seco, estaba haciendo vibrar cada parte mi cuerpo, mi esqueleto parecía querer escapar de mi interior.
Me costaba pensar claramente mi cuerpo estaba ganando la batalla contra mi mente y la verdad es que James estaba haciendo muy bien su tarea.  Cerré los ojos mientras sentía el calor se su cuerpo en mi espalda, sus manos sobre mi cuerpo y  aliento en mi nuca. Por instinto y porque realmente  tenía ganas giré mi cabeza buscando su boca y esa barba que me estaba volviendo loco. Mientras lo hacía recordé el relato que me contó ese día y no puede evitar sonreír al pensar que lo comprobaría de primera mano. Cuando nos besamos fue como una explosión, sus labios eran fuego y los míos gasolina pura. La textura de su lengua buscando con ansias la mía fue más de lo que puede soportar mientras gemía y el relieve en su mentón aunque pinchaba, me encantaba cada vez más mientras aún continuaba masturbándome
-Mmmmm- gimió mientras yo pensaba quedarme en esos labios para siempre. Sin dejar de besarnos fui volteándome hasta quedar frente a él. De tripas corazón me separé de ese súper beso para mirarle a los ojos. Mi saliva de hacía más espesa, mi corazón parecía querérseme salir y mi miembro dolía de excitación mientras esa mano seguía haciendo lo suyo. En esa mirada había lo mismo que yo sentía, miedo, deseo y una pizca de ternura. Por si fuera poco estaba temblando más que yo, ese fue el golpe de agua que barrió con mi mente y eliminó todo rastro de heterosexualidad exclusiva que tenía. Me desaté. Sin aviso y no sé cómo lo tomé por el cuello, lo arrinconé en una pared; pasé mi lengua por su mejilla izquierda para besarle de una  manera tan ardiente que los dos tuvimos que separarnos por algo de aire.
Ambos sonreímos mientras James luego se mordía los labios para lamérselos mientras se quitaba su camiseta. Esta vez fue él el que se acercó a mí, sentir el calor de nuestros cuerpos fue algo increíble y mientras nuestros labios se volvían a fundir por instinto bajé su pantalón y bóer de un golpe. Mientras nos comíamos a besos, casi literalmente porque las mordidas se estaban haciendo cada vez más dolorosas pero no por eso menos excitantes las sensación de nuestros penes rozándose, atrapados entre nuestros abdómenes me encantó. Con los ojos cerrados sentí como tomaba a ambos para pajearlos simultáneamente. Gemidos iban y venían por toda la habitación cuando, sin previo aviso fue descendiendo mientras dejaba tras de sí una estela de besos. En un instante mi pene desapareció por completo en su boca mientras tuve que morderme la lengua para no gritar. Era por mucho el mejor sexo oral que me estaban dando en toda la vida. Enrosque su pelo castaño entre mis dedos, cerré los ojos para concentrarme en sentir cada cosa que James me hacía. Era increíble, con una mano acariciaba mis testículos y con la otra sobaba mis nalgas. Por los sonidos de a gusto que hacía supe que él también esta disfrutando de la experiencia. Tras sacárselo por completo de la boca se tomó su tiempo para mirarme
-Tienes un buen fusil- y comenzar a masturbarme mientras esperaba mi reacción.
-Que bien lo haces cabrón- dije en voz baja
-Dilo otra vez.- comenzó a lamerme el glande hasta bajar a la base- No sabes cuánto tiempo he estado soñando con esto; todas las cosas que he querido hacer contigo- sonreí.
-Muéstrame lo que sabes hacer- respondí
-Ya te dije que yo era activo- confesó con pena- así que si no quieres aún hay otras cosas que podemos hacer, por ti no me importa esperar lo que haga falta. Y si quieres paramos ahora mismo- esas palabras llegaron a lo profundo de mi ser, realmente se preocupada por mí, no quería que hiciera algo de lo que arrepentirme.
-Te he dicho que quiero saber de qué eres capaz. Yo también quiero hacerlo contigo- hice una pausa para tomar su rostro y mirarlo a los ojos- Todos los días-sus ojos brillaron de una manera muy tierna. Volvimos a besarnos pero de una manera más delicada, como queriendo sellar al pacto
-Ven, estrenemos la cama- me dijo mientras se levantaba, acababa de librarse de lo quedaba de ropa, me daba una cachetada en la nalga y me tomaba de la mano para llavearme a su habitación. Entramos girando mientras nos besábamos y reíamos como idiotas. Cuando estábamos cerca de la cama me empujó con fuerza y caí sobre mi espalda. Fue ahí cuando pude contemplar su cuerpo. La tenía igual de grande que yo, me dio mucho miedo pero decidí que no importaría sufrir un poco con tal de hacer el amor con él. Se abalanzó sobre mi mientras nuestras pollas se enredaban sobre nuestros cuerpos, rodamos por toda la habitación tocándonos. La sensación de su pene en mi mano me gusto y me calentó aún más si es que eso ye era posible. Se sentía caliente y podía sentir la circulación de su sangre en sus gruesas venas. Comencé a pajearlo mientras él hacía lo mismo conmigo y nos besábamos lentamente, disfrutando de cada décima de segundo juntos. Tras un tiempo me volteó de espaldas. Tras un tiempo me tumbó boca abajo
-Necesito que te relajes- susurró de manera sexi en mi oído
Simplemente asentí mientras me besaba en la nuca, acariciaba mis caderas y se dirigía a mis nalgas. Las besaba con ternura mientras pasaba su nariz, labios barba por cada centímetro de esa parte de mi cuerpo. La verdad es que me gustaba y me hacía cosquillas de una manera que no se explicar y aquello me hizo entrar en confianza. Por unos momentos se alejó y tras volver separó mis nalgas y untó algo frío alrededor de mi ano.  Su dedo fue rodeando mi abertura mientras una oleada de frío me recorría en intervalos.
-Relájate- me dije a mi mismo.
¿Eso es un dedo dentro de mí? ¿Ahora dos? Mentiría si no dijera que me dolió, y que me costó reprimir el reflejo de contraer mis esfínteres un poco pero luego fue la incomodidad fue dando lugar al goce de tal manera que me hizo recuperar la erección que había perdido con el nerviosismo.
-Voltéate, quiero hacerlo mirándote a los ojos-obedecí
Me tomó de mis caderas y las levantó un poco para un mejor acceso. Tomó la vaselina y después de embardunar su arma de destrucción masiva la colocó a la puerta de mis entrañas. El dolor fue desgarrador, tuve que cerrar los ojos y morderme la boca hasta sacarme sangre con tal de no gritar. James se detuvo con la penetración por medio minuto, al abrir los ojos lo encontré mirándome algo nervioso.
-Deberíamos parar- dijo
-No
-Pero te está doliendo, y mucho. Y yo… no quiero que por apresurarnos pierda alguna oportunidad de tener algo contigo… Tú llevaste mi vida a flote cuando estaba hundida, te portaste como un guardián para mí y yo sin quererlo… me he enamorado de ti y por eso quiero que paremos. Porque no quiero verte sufrir.
Al sentir que se retiraba lo poco que había entrado en mi recto tomé su cintura y tiré hacia a mí lo más fuerte que pude. Sentí sus escrotos en la 'periferia de mis nalgas y solté todo l aire que tenía en mis pulmones. Luego lo abracé y lo atraje hacia mí para besarlo lentamente. El dolor palpitante quemaba mis intestinos pero al menos estaba ya todo dentro
-Por qué lo has hecho?- susurró en mi oído- yo hubiera esperado
-Pero yo no, fóllame
-Que dijiste?
-He dicho fóllame
- Te quiero, y porque te quiero lo haré, lo aremos a tu ritmo si te duele demasiado paramos
Asentí mientras poco a poco comenzaba a mover sus caderas, primero las embestidas eran poco profundas y muy lentas para luego ir ganando en profundidad mientras mi cuerpo se acostumbraba a su miembro. Durante todo ese tiempo James no dejaba de estimular oras partes de mi cuerpo y eso ayudaba bastante a dispersar el dolor. Llegó el momento en el que finalmente James comenzó a bombearme a toda intensidad  mientras el dolor aunque no había desaparecido se volvió soportable y me permitía disfrutar. Mi pene ardía y aun sin tocarme era la misma sensación de cuando James me lo estaba chupando pero multiplicado por mil. Me asombró que James al darme caña me estaba causando ese efecto. Sentía como gotas de pre seminal comenzaban a brotar mientras mis músculos se relajaban y comenzaba mi cuerpo a seguirle el ritmo a l de James. Comencé a gemir de lo lindo a todo pulmón mientras James, ohh James bombardeaba mi cuerpo con estocadas rápidas y fuertes que hacían un ruido muy característico cuando sus testículos golpeaban mi región perianal, y aquello me encantaba. De un momento a otro sentí que las sacudidas eran más erráticas y que todo su cuerpo temblaba mientras algo cálido acababa dentro de mí. James besó mi cuello, luego mis labios y siguió bombeándome
-Ni sueñes que ya he acabado contigo- dijo
-Eso espero porque  yo tampoco he acabado con sentirte dentro de mí
Cambiamos de posición. James se sentó y yo me coloqué a horcajadas sobre él, esta vez no me dolió tanto como esperaba y una vez que la tuve todo a dentro me abrazó separó mis piernas y comenzó a bombearme a un ritmo moderado, sentía su aliento convulso empañándose en mi espalda, los pelos de su barba en mi cuello erizándome y sus manos acariciando mis caderas de tal manera que no sabía que esa parte de mi cuerpo fuera tan sensible, aunque James sabía cómo sacarme un gemido utilizando cada parte mi cuerpo.
-Lo que daría por verte la cara- dije mientras volteaba a verlo estiré lo más que puede mi cuello y pude conseguir un ansiado beso.- Me encantas
-Dilo otra vez
-Me da vergüenza- ambos sonreíamos por lo estúpido que eso sonaba: ¿vergüenza a estas alturas?
-Por favor, te lo suplico
-Me encantas, me encantas, me encantas, me encantas
Repetí una y otra vez mientras el ritmo aumentaba hasta el límite de lo físicamente permitido, mi cuerpo más que temblar vibraba en la misma frecuencia del de James. Cada vez que lo decía otra vez James se volvía más salvaje, mordía mi cuello, lo lamía para luego hacer lo mismo con mi oreja y cada parte que sus insaciables labios tuvieran al alcance.
-Es tu culpa que ya yo no pueda más- se quejó mientras yo aún le provocaba diciendo me encantas.
Tomó mi pene con su mano izquierda, comenzó a masturbarme frenéticamente mientras que colocaba los dedos índices y corazón de la otra mano en mi boca para hacerme callar, los chupé con fruición mientras disfrutaba de cada oleada de placer hasta que ninguno de los dos pudo más. MI semen salió abundante disparado a una distancia tal que me asombró.  El orgasmo fue bestial y aun los dedos en mi boca no me impidieron gritar a la misma vez que James se corría dentro de mí de nuevo. Aún así seguimos haciéndolo durante mucho rato más,  nuestros cuerpos estaban hambrientos el uno del otro y reaccionaban con tan solo estar cerca. Al caer la noche dudaba de tener reserva de esperma en mis testículos y aun así tenía ganas de más de James. Mientras nos duchábamos y besábamos, luego de volver a hacerlo en la ducha nos quedamos mirándonos el uno al otro dejando como único sonido el agua goteando por nuestros cuerpos.
-Creo que ya es hora de afeitarme- pensó en voz alta
-Ni se te ocurra quitarte esa barba- lo amenacé
-Te gusta?
-Me gusta cómo se siente en mi espalda cuando me lo haces, en mis labios cuando me besas y sobro todo porque es tuya- me parecía raro  que confesara estas cosas pero al parecer la sinceridad iba a ser una característica esencial de lo que íbamos a tener- no sé qué tipo de relación vamos a tener, pero si no te apartas de mí, y tengo más de ti, no tengo miedo averiguar adonde es que no llevará- dije esto último mientras lo comenzaba a masturbar y buscaba sus labios otra vez
-Tú también me encantas- dijo antes que nos volviéramos a besar

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