Hola, antes que nada muchas gracias por leer. Jamás pensé que tuviera tantas lecturas y es gracias a vosotros. Aquí les dejo una edición más inocente que hice de ese cuanto para un trabajo de la escuela. Es corto pero espero que lo disfruten. Un abrazo, Ale

Probablemente la mayoría de ustedes alguna vez tuvo a alguien especial cuando era niño. En mi caso su nombre era Ángela. Y desde el momento en que se mudó a mi vecindario me enamoré totalmente de ella a la edad de doce años. Con el paso del tiempo  se volvía más hermosa: esa cabellera rubia cada vez se hacía cada vez más larga, sus ojos azules, cada vez más llenos de alegría y su sonrisa… esa sonrisa  te dejaba sin aliento. A la edad de dieciocho años  decidí arriesgarme y confesar por fin mis sentimientos hacia ella; pero algo terrible pasó ese día: fui el chico más feliz del mundo y al momento siguiente el más desgraciado del universo. La razón? En pocas palabras enfermedad terminal.  No pude tenerla ni dos semanas a mi lado, la muerte se la llevó tan rápido que no puede decirle cuanto significaba para mí, tan deprisa que solo tengo de recuerdo nuestro primer beso, tan fugaz que solo recuerdo vagamente su olor… Al final partió con una sonrisa, feliz por esos últimos días a mi lado.  Gracias fue su última palabra hacia mí, y  la mía fue un no parar de te amos a tal punto  que tuvieron que sacarme del hospital cuando la muerte la reclamó porque no dejaba de gritar esas dos palabras
Fui un robot luego de aquello, prometí que seguiría adelante después de su muerte, se lo prometí. Pero cómo hacerlo si la razón por la que vivía se había ido, al final lo decidí: viviría por ella y cumpliría esos sueños que nunca pudo. Así fue como me convertí en el profesor tan apasionado que soy ahora.
Mi vida volvió a cambiar ese primer día de clases en que debuté como profesor: ante mis ojos se encontraba una alumna tan parecida a Ángela que tuve que pellizcarme para darme cuenta que el momento era real.
No paraba de sentir que esto ya lo había vivido, que los momentos que pasaba junto a mi estudiante ya los había vivido antes con alguien más… Era un sinnúmero de continuos dejavus.
Volví a enamorarme, mi corazón comenzó a latir por Evangeline igual o incluso más fuerte de lo que latió por Ángela. Y esta vez sí pudimos disfrutar del tiempo juntos sin preocuparnos por caer en las garras de la muerte. Para mí esa primera vez en la que hicimos el amor fue simplemente indescriptible ¿cómo describir lo infinitamente felices que nos sentimos en ese momento? Esa fue la primera de tantas veces que pasó, siempre con cariño y ternura por parte de ambos…
Señor juez y señores de este jurado, así fue como empezó todo