Tenía 2 o 3 días sin salir de mi habitación, lo hacia solo para comer. Tu llegaste con una botella de vodka y dos vasos de vidrio, los serviste y me tendiste uno.

-Qué pasa?

Bebiste de tu vaso y yo hice lo mismo con el mío, te conté que pasaba, te conté todo y no dijiste nada, me abrazaste y me aseguraste mil veces que todo estaría bien y que estarías conmigo si lo necesitaba. Estuvimos un rato abrazadas hasta que rompí el abrazo y te besé, tu camisa voló a un lugar de la habitación dejándote en brassier.

-No.

-Por favor, lo necesito. -Baje mis besos hasta mi cuello, lo mordí y lo lamí a mi antojo mientras tus manos estaban en mi trasero apretándolo, mis manos viajaron a mi espalda para desabrochar tu brassier y tirarlo en algún lado de la habitación. Tus manos subieron hasta el borde de mi camisa levantándola para quitármela, casi inmediatamente tus manos atrapando mis senos para amasarlos mientras mis boca seguía besando y mordiendo suavemente tu cuello. El sonido del timbre nos detuvo, te levantaste y buscaste tus cosas para vestirte.

-Voy a salir y seguramente llegue tarde, mañana terminamos esto. -Saliste de la habitación terminando de colocarte la camisa.