Extra
La oficina de repente se llenó de las respiraciones pesadas de Gavi y Manuel quienes se estaban besando con furia, no sabía muy bien si las manos que tenía en su espalda eran solo de Manuel o de Marc, le acariciaban con fuerza y de manera ruda, eso solo hizo que se excitara más.
Gimió algo alto cuando sintió los dientes del mayor y lo jalaron hacia él solo para ahora enredar sus dedos en su cabello, no entendía como había perdido tiempo sin haber intentado acercarse a Manuel.
Marc soltó un sonidito celoso y su amigo lo tomó bien, pues se alejo del castaño para que ahora se acercara él.
—¿Estará todo bien si entramos al mismo tiempo, Gavi? ¿Podrás soportarnos a los dos?—Marc vio como los ojos de Gavi que antes estaban cerrados por los besos de Manu se abrían lentamente solo para mirarlo fijamente.
—Eso era lo que querías ¿o no?
—Marc... — Jadeó fuertemente cuando sintió la mano del muchacho en su entrepierna acariciándolo tentadoramente, sabía que esa era su fantasía pero aún estaba en un estado de shock.
El podía ser un buen chico y tomar muy bien a los penes de los dos chicos.
—Dame un beso, Marc.—Marc lo tomó por las mejillas y dejó algunos besos en sus labios antes de moverlos correctamente, los labios de Gavi a pesar de delgados se movían sensualmente contra los suyos y los soniditos que escapaban de su boca solo lo hacían ansiar más por estar dentro de él. Antes de que el mayor se sintiera celoso se separó de la boca del muchacho dejando un hilo de saliva.
—Gavi, solo tienes que decirnos que estas completamente seguro de lo que haremos.
Manuel asintió con la mirada oscurecida por la lujuria, no era una sorpresa si al final del día se los quería llevar a los dos a su cama para repetir solo ese jodido beso.
—Vamos dulzura, sé muy bien que nos puedes tener a ambos.—La expresión de la cara de los mayores solo lo hizo desear más, quería más de ambos.
—Sí...—Se estaba sintiendo muy caliente, demasiado y sus piernas temblaban por la anticipación.—Estoy muy seguro ¿No ven lo caliente que estoy? Este es mi sueño hecho realidad.
Manuel recorrió su mirada por el cuerpo del muchacho con ganas de despojarlo de sus pendras y morder su cuerpo para avisar al resto de personas que el lugar estaba ocupado. Por lo que le sonrió a su amigo con maldad.
—Pero primero deberíamos quitarle la ropa ¿No crees, Marc?
Marc le desabrochó los pantalones e hizo que el castaño se levantara un poco para bajárselos rápidamente, aprovechando para pasar sus manos por el trasero de este.
Se sentía increíble entre sus manos por lo que apretó con fuerza con ganas de dejarle sus manos marcadas en este; mientras tanto Manuel mordía el cuello de este dejándole marcas, tantas que se imaginó al muchacho caminando al siguiente día con uno de esos sacos de cuello que tanto le gustaban, así que desabrochando su camisa volvió a desear que esto se repitiera de nuevo.
—Manu, deberías quitarte el pantalón.—Marc le sugirió con esa voz sensual, siempre que quería hacerle una mamada.
—Gavi y yo podemos chupártela ¿No es así, Gavi?
—Sí.—Los hinchados labios del muchacho se curvaron en una sonrisa de inocencia fingida.
Por lo que en un par de minutos Manuel también estaba casi desnudo, contra una de las paredes de la oficina viendo como los dos chicos lo miraban desde el suelo lamiéndose los labios con anticipación.
Como Marc era el más confiado entre los dos, fue quien puso sus manos en el borde de los boxers del mayor y los bajó lentamente, sin perderse la mirada hambrienta de Gavi, el miembro de Manuel saltó erecto y con gotas de presemen en la punta.
—Gavi, tienes una boquita muy linda.—Marc levantó su mirada hacia el y sonrió tímidamente.—Se que puedes lamer muy bien el presemen de nuestro Manu ¿Verdad?
Gavi asintió energéticamente antes de tomar la punta del mayor y metérselo en la boca, gimió extasiado pues nunca había disfrutado tanto tener un pene en su boca y aun más cuando se encontró con la mirada de Marc lamiendo la base, por como se movía su mayor como si no pudiera contenerse sabía que ambos estaban haciendo un buen trabajo.
Mientras que Manuel solo podía sentirse en el cielo, una mamada de Marc era genial pero con ambas bocas en su miembro era algo que no podía explicar bien.
Pronto cerró sus ojos e intentó no dejarse caer, se sostuvo con fuerza de la pared. La sala se llenó de chasquidos y su miembro sentía los besos y lamidas de los dos, luego soltó un gruñido cuando las lenguas de ambos chicos pasaran ambas por la punta de su pene, chupándolo con fuerza e incitándolo a correrse, pero no, quería hacerlo dentro del culo esponjoso de Gavi.
—Se ven muy bien ahí abajo.—Su voz salió ronca, todo se sentía tan bien. Su cabeza estaba dando vueltas por la excitación y todo estaba tan caliente, el sudor corría libremente por su frente.
—Arriba, los dos.—Llamó la atención de los dos muchachos quienes parecían más acalorados que él.
—Hay que preparar el bonito trasero de Gavi.—Soltando el pene de su mayor, sintió como Marc se puso de pie rápidamente y empujó Manuel contra la pared, ambos envolviéndose en un beso caliente. Se levantó con lentitud, sentándose en la mesa de proyección mandando al carajo que más personas se sentaban ahí; la verdad si que le importaba un carajo porque se sentía aún más duro viendo como Manu ahora había pasado sus manos al bonito trasero de Marc, ese que siempre le había gustado pues se veía muchísimo mejor que el suyo.
Luego se sintió algo celoso el quería estar en medio de los dos, así que se empezó tocar soltando gemidos bajitos tratando de acaparar nuevamente la atención de los dos chicos.
Manuel se separó del de cabellos rubios, dejando un pico sobre sus labios y se dio la vuelta solo para ver como el chico que quería joderse desde hace un tiempo atrás los miraba con un puchero, de esos que le dedicaba al mocoso de Ferran cuando no le prestaba atención. Se soltó los botones de su molesta camisa y la lanzó en la mesa, acercándose cautelosamente.
—¿Estas celoso, Gavi?—El muchacho asintió lentamente apretando sus labios.—Tienes toda nuestra atención ahora, te ves muy bien ahí.
—Manu, Marc.—Sus pestañas se movieron con lentitud en dirección a los muchachos, sabia que eso los calentaría más.
—Hagámoslo...—Manuel sonrió divertido y ayudó a bajarle los pantalones a su amigo, no era mal momento para presionar al menor para que suplicara por ellos.
—¿No es eso a lo que vinimos, dulzura?
—Manu...—Se relamió los labios que ahora parecían estar resecos, normalmente las personas hacían lo que querían y ahora esos dos le estaban poniendo el trabajo más duro, esto en vez de molestarle solo le gusto más, el trato casi cruel que tenían.
—Marc...
—Eres muy bueno, te voy a preparar muy bien para que no te duela.—Marc colocó sus manos en las blancas piernas del menor, y lo atrajo hacia el.—¿Quieres besar a Manu?—Sonrió cuando su menor asintió obedientemente.
—Bien, siempre tan bueno, puedes decirme cuando me detenga.
Tomó el frasco de lubricante y esparció el liquido por sus manos, viendo como los dos chicos nuevamente se comían la boca, sabía muy bien que a Manuel le gustaba Gavi desde un tiempo atrás, cuando lo encontró estudiando con él, pero no se quiso acercar a él porque pensaba que Manu tenía solo su atención fija en él, tal vez esa fue la misma razón por la que él decidió rechazar cómicamente los coqueteos por parte de él. Pero ahora mismo acariciando la entrada de este con lentidud, supo que no le bastaría solo una vez.
Tanteó suavemente, sin ganas de hacerle daño y puso adentro el primer dedo, sintió al chico removerse y gemir bajito. Así que decidió moverlo, lentamente, acariciando el interior del chico.—Marc...
—Ahí voy, cariño.—Agregó un segundo dedo, encontrando algo de resistencia así que siguió moviendo el primero en círculos, relajándolo hasta que el segundo entro con lentitud.
—¡Ah!—El gemido salió de sus labios, aún cuando se seguía besando con Manuel, se sentía más caliente así que meneó sus caderas en contra de sus dedos.
El tercer dedo entró un poco más fácil y el menor casi parecía querer llevarse sus dedos, así que los movió rápidamente en forma de tijera intentando abrirlo más para sus penes.
—¿Crees que puedes tomar ahora uno más?
Gavi levantó su mirada y se separó de los labios del mayor, coquetamente solo para sonreír
—Claro que puedo tomarlo, solo muévete un poco más rápido.
—Estarás tan abierto para nosotros, cariño.—Manuel sostuvo su rostro con dulzura, dejando suaves besos en sus mejillas.
Gavi gimió más fuerte removiéndose algo adolorido porque en verdad estaba ardiendo, jamás pensó sentirse tan abierto como ese momento. Vio la mueca de lujuria del mayor y como Marc estaba intentado no ir más rápido solo para no lastimarlo, además que los besos de Manu ahora estaban en el lóbulo de su oreja arrancándole más placer.
—Creo que ya estas listo, querido mío.—Manuel lo bajó de la mesa e hizo que se inclinara sobre esta, dejando sus piernas abiertas.
—Marc y yo estamos limpios, sabemos que tu también.—Sus manos acariciaron la espalda del chico, con lentitud.
—Utilizaremos condón ¿Vale? No te dolerá mucho si estamos bien lubricados.
—Sí...—Se quejo al sentirse vació, estaba ansioso, más que nunca.—Podrían solo moverse de una jodida vez.
Los dos chicos se rieron y colocaron una buena cantidad de lubricante en sus miembros, también ansiosos por joderse el culo de Gavi.
—Marc, ábrelo más para mi ¿Sí?—Manuel dejó unos besos en los labios del mayor antes de bombear su pene, tocándose suavemente.
Manuel entró de una sola estocada, abriéndose paso mientras que Gavi apenas pudo abrir sus ojos por lo repentino que fue. Atinó a gemir ruidosamente por la intensidad de los movimientos.
Marc se concentró en seguir los movimientos del pene de Manuel, sabía como se estaba sintiendo Gavi, caliente como el infierno porque su amigo era el mejor polvo del mundo, siempre sabia como dar en los puntos correctos y hacer llorar del puritito placer, por lo que la imagen que le daba el trasero de Gavi siendo penetrado por el mayor, era genial.
Quería creer que Manuel también le decía cosas calientes como cuando lo hacia con él y es que los grititos que soltaba casi lo hacían correrse ahí atrás mientras que se acariciaba.
Manuel se dejó de mover, y dejó que el menor metiera lentamente uno de sus dedos aún cuando el estaba dentro, se sintió extraño y Gavi parecía estar a punto de echarse a llorar pero se contuvo. Cuando metió el segundo pudo sentir las paredes expandirse más, más húmedas que antes.
Por otro lado Gavi sentía como todo estaba muy caliente, se sentía muy extraño todo pero sin embargo no quería detenerse quería que los dos estuvieran completamente dentro de él.
Además que sentir como el pene de Manuel golpeaba su próstata con cada estocada solo lo llevaba a un punto de locura que jamás había sentido, quería echarse a llorar por todo lo que sentía, además que su cabeza se estaba llenando de los sonidos de Marc gimiendo, si eso no era el cielo por lo menos podría decir que se acercaba a esa concepción solo esperaba poder terminar junto con los dos.
De repente sintió un dolor en su espalda baja, que lo hizo girar su cabeza para ver de donde provenía y se encontró con la cara roja de Manuel, probablemente sintiéndose mejor que antes porque Marc estaba entrando en el y dolía como el demonio.
Gavi gimió demasiado fuerte, lo que llamó la atención de los dos chicos.
—Lo siento, Gavi, podemos detenernos si quieres.—Marc habló preocupado, viendo los ojos de Gavi con lágrimas, pero sin embargo este negó y apoyó sus manos en el borde de la mesa.
—Entonces entraré por completo ¿Sí?
Manuel besó su espalda casi con dulzura, intentando apaciguar el dolor que estaba sintiendo. El cuerpo de Gavi tembló al sentir los dos penes de los chicos en su interior, se sentía muy lleno así que sin poder contenerlo más se corrió dolorosamente y sollozó por el golpe de emociones, ni Manuel ni Marc se movieron esperando a que el chico entre sus cuerpos controlara su respiración
—Muévanse ya.—Otro sollozo más partió de su boca y volvió a recostar su cabeza en la mesa, respirando entrecortadamente.
Marc sonrió casi con maldad y se movió lentamente, notando como la espalda de Gavi se arqueaba pero sin embargo se relajó cuando los dos chicos se empezaron a mover intentando que sus miembros no salieran por completo.
La sensación de por si estaba resultando ser deliciosa, los gemidos de Gavi ya sonaban como si fueran gritos, no les preocupaba mucho que alguien fuera hasta allá por que por suerte estaban en el último piso y nadie se acordaba que las oficinas más grandes quedaban justo ahí.
—¡Más!—Rogó Gavi, sintiendo como golpeaban justo en ese lugar, no intentó levantar su cabeza para mirarlos por que sabía que si lo hacía se iban a dar cuenta del estado en el que estaba, con el cabello regado en la cara húmedo por el sudor y rojo por lo excitado que estaba nuevamente.
Ambos se movieron por un rato tan fuerte, sintiendo como la entrada de Gavi se abría más para ellos, además que ellos también estaban a punto de llegar.
Manuel entre jadeos tomó de los cabellos a Marc y lo besó lentamente, gimiendo ambos entre sus labios.
—Gavi.—Lo llamó el mayor y el chico gimió en respuesta.
—¿Podemos corrernos aquí?—El rubio delineó la espalda baja del castaño, casi llegando a su pomposo trasero.
—Háganlo.
Luego de un par de movimientos más, Manuel y Marc salieron de Gavi con lentitud, se masturbaron un poco más antes de correrse en el lugar donde había tocado Manuel y escuchando como Gavi gemía por lo caliente que se sentía todo hasta que el se corrió por segunda vez. Tomaron un par de minutos antes de recomponerse y ayudaron al chico (luego de limpiarlo) a sentarse en la mesa.
—Ahora tengo mucho sueño.—Murmuró con los ojos medio cerrados, sintiendo como sus caderas empezaban a doler.
—Te llevaremos a nuestro dormitorio ¿Te parece?—Marc besó su mejilla suavemente y tomó la ropa de los dos.
—Eso estaría bien.—Gavi aleteó sus pestañas suavemente hacia sus dos chicos y tomó su ropa con pereza.
Manuel tomo su mentón con suavidad y dejo un pico en sus labios.—Estuviste genial, espero que podamos repetir los tres.
—Entonces...—Ferran lo presionó con la mirada mientras que su novio Pedri también intentaba enterarse del chisme.
—¿Cumpliste con tu loca fantasía sexual con los dos chicos opuestos?
Gavi se rió alegremente aunque su trasero en verdad le dolía, demasiado, además que ya había empezado a rechazar otras ofertas con sus polvos habituales.
—No debería decirte por mal amigo y por venderme a mis dos chicos.—La cara de arrepentimiento del mayor lo hizo reírse aún más.
—No te sorprendas si un día de estos le cuento a Pedri una de tus fantasías sexuales.
—¡Gavi!—El rostro del chico se puso rojo, pero sin embargo no perdió detalle de lo que Gavi dijo mientras que lo amenazaba.
—¿Tus chicos?
En eso los dos chicos antes mencionados se sentaron en su mesa y le dieron un beso cada uno.
—Ugh, doble novio, doble problema y doble p.
—¡Maldito mocoso!
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