Divague 1 (Bokuaka)


Un día de lluvia cualquiera

Akaashi tenía claras dos cosas:

1) Bokuto era un rematador excepcional.

2) Bokuto era una molestia.

Habían otras cosas claro, pero esas no las tenía tan claras. De hecho lo hacían sentir confundido, lo que lo llevaba inevitablemente al punto 2 y sentirse molesto. Lo que, a su vez, hacía que su nivel de certeza de ello aumentara.

—Hey hey hey hey Akaashi, ¿qué haces?

—Ah... nada realmente.

Akaashi se dio cuenta demasiado tarde de su error. Lo que en definitiva era extraño teniendo en claro sus dos certezas.

—¡Dame unos pases entonces! ¡¡Hoy es un buen día para dar pases!! –dijo animado y lleno de convicción Bokuto a un Akaashi, que se veía a lo menos, muy cansado—. Siento algo en el ambiente Akaashi, algo que me dice que hoy mis remates serán mejores –confidenció muy seguro de sí mismo y seriamente.

—Está lloviendo.

—Quizás sea eso, la lluvia me envía un mensaje. El mensaje de que debo entrenar.

—Nadie te detiene.

—Contigo.

—¿La lluvia te dice que entrenes conmigo? – cuestionó un, digámoslo bien; un valientemente impertérrito Akaashi.

—Sí. No sabría explicarlo, pero simplemente lo sé.

Se miraron unos momentos. Bokuto miró a su compañero buscando transmitir con sus ojos los mensajes de la lluvia. Akaashi simplemente miró a su capitán antes de dar la vuelta y seguir su camino.

—¡¡Akaashi!! ¡¡Dame unos paaaseees!!

—No. Es la hora de almuerzo, no te daré pases ahora.

—Pero dijiste que no hacías nada, y la lluvia...

—Me dio hambre. Por cierto...

—¿Cuándo dices que no me darás pases ahora quiere decir que luego sí? ¿Un entrenamiento especial, quizás?

—Dejando eso de lado...

—Creo que es importante que respondas mis preguntas. Como tu capitán, ya sabes. Soy una figura de autoridad.

Akaashi simplemente lo miró.

—¿Dónde está tu chaqueta, Bokuto?

—...

—¿Si?

—¡¡Esto no se va a quedar así!! – fue lo último que dijo el capitán de Fukurodani antes de salir corriendo a buscar su saco.

Akaashi simplemente suspiro.

En realidad, a pesar de todo, tenía una tercera certeza. Unida en parte a la segunda, pero certeza al fin y al cabo.

3) Bokuto era malditamente adorable.

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