Latidos del pasado
- Está bien, comenzad. - Decía Leo quien daba la señal para empezar. Con tan solo escuchar estas palabras, tanto Riku como Sora se abalanzaron sobre Sinon. Parecía que al hacerlo de forma tan rápida, la pequeña no tendría opción de escapar, grabe equivocación. Con tan solo una sonrisa aquella pequeña se tiró contra ellos y saltó por encima de sus cabezas, dejándolos totalmente sorprendidos. Ambos se giraron al unísono, la cosa se ponía interesante por momentos.
Un intento tras otro todos fallaban, sino se interponían el uno entre el otro, un árbol lo hacía. La pequeñaja era más hábil de lo que pareciera en un principio. Al final decidieron que no importaba quien pero la atraparían, así que la acorralaron de tal forma que Riku saltó para atraparla sabiendo que escaparía, pero quedaría a merced de que Sora la atrapara en pleno vuelo. Un plan simple pero eficaz si de otro ser se tratara, ya que la pequeña en lugar de saltar alto, lo esquivó hacia atrás, sonriendo a la par que giraba y encaraba al joven de cabello castaño que en ese momento se abalanzaba sobre ella. Tan solo bastó el esperar a que los brazos del chico hicieran el movimiento para poder esquivarlos y de esta forma poder saltar por encima de su cabeza, pateándolo en su espalda para de esta forma terminar escapando justo cuando acababa el tiempo. A su vez Sora debido a la patada, terminaba cayendo sobre Riku, quien le preguntaba si se había hecho daño.
Por otro lado se escuchaba un "se acabó " y un " ¿queréis galletas?" que provenían de la cocina. Los ojos de Sinon se iluminaron y salió corriendo para comer algunas, mientras que los jóvenes seguían en el suelo asegurándose el uno y el otro de que el contrario no tuviera heridas debido al golpe.
- Sora, estoy bien. - Lo abrazaba diciendo esto. - Pero tú podrías estar en problemas. - Sonreía ahora con malicia.
- Riku... - Se quejaba totalmente avergonzado, pero el mencionado en lugar de alejarse, colocó su cabeza sobre el pecho de Sora.
- Tu comenzaste, ahora déjame permanecer así un poco más. - Una persona normal quizás lo hubiera pateado, pero no Sora. El joven, al contrario que cualquiera lo abrazó de vuelta y comenzó a acariciar su cabello. El pensamiento de que así parecía un niño venía a su mente, cosa que le parecía muy tierna.
Sora incluso sin sus recuerdos sentía que aquello parecía de lo más normal, como si hubiera ocurrido un sin fin de veces hacía ya tiempo. Era cierto, en su niñez realmente se repetían aquellas escenas pero con los roles intercambiados, siendo Riku quien consentía a Sora, pero esta vez el joven de cabello plateado no dejaría pasar la oportunidad de sentirlo cerca una vez más.
Sora no paraba de observar el rostro de Riku, quien había cerrado los ojos durante unos instantes. Su rostro parecía tan calmado en ese momentos. Sora sonrió, era lindo. En ese mismo instante el otro abrió sus ojos y alzó su mirada, topándose de lleno con aquel rostro feliz y por raro que parezca, tranquilo. Riku sonrió de forma gentil y suave, y poniendo una mano sobre la mejilla del otro, lo acercó y besó. Fue corto, pero lo suficiente para que la cara de Sora se volviera roja como un tomate, y su corazón empezara a latir como loco.
- Riku... ¿ por... - No era capaz de terminar la frase mientras tapaba su rostro con sus manos.
- Eres demasiado lindo. - Reía mientras usaba su mano para apartar las del contrario y de esa forma volver a contemplar aquella linda cara. - ¿ Acaso te disgusta? -
- ¿ Eh?... - Sora no podía pensar con claridad, pero si tenía una cosa clara, disgusto no sería la palabras correcta para describir lo que sentía en ese momento. Era extraño, pero por alguna razón le gustó.
- ¿Entonces? - Lo observaba con un poco de malicia ya que conocía en cierto modo la respuesta. Sora por su parte apartaba la mirada.
- No es que me disguste... es solo que me hace sentir raro. Se que no es algo que se haga con cualquiera y además, se sentirá bien si la otra persona es... especial, pero... -
- Deja de pensar cosas que no tienen sentido, simplemente déjate llevar. - y diciendo esto lo volvió a besar. Por un instante Sora pensó en apartarlo, pero no pudo, no quería. Estaba disfrutando tanto de aquel toque, de aquel abrazo y de la persona que se los estaba dando. Quería que aquello no terminara nunca. Al final se separaron un poco, lo suficiente para poder ver como el rostro de Sora seguía rojo y posteriormente este se escondía en el cuello de Riku.
- ... - Riku sonreía. Momentos más tarde fueron llamados para la cena.
- Sora, ¿ qué te ocurre?, ¿ te sientes mal?. - El mencionado tan solo negaba con la cabeza. - Es raro, estás muy rojo. -
- Tan solo estoy algo cansado, ja, ja, ja, ja. - Una sensación de incomodidad recorría su mente. ¿ Cómo le iba a contar lo que pasó con Riku momentos antes?, era demasiado vergonzoso. - Voy a darme un baño. - Y de esta forma se levantó a toda prisa.
- Parece que algo bueno ha ocurrido. - Decía Leo mirando con una expresión que decía "confiesa don Juan".
- ... No se de qué hablas. - Decía mientras su sonrisa no podía ser ocultada. Estaba demasiado feliz como para no mostrarlo, y ahora pasaría toda la noche abrazando a su compañero. - Si me disculpáis también tomaré un baño. -
- Descarado... - Decía Sinon mientras este dejaba la cocina y se dirigía al baño. - Al menos podría haber dado las gracias. - hacía puchero y bufaba en señal de queja. Mientras tanto Sora se aseaba en el baño a la par que su cabeza estaba en las nubes. Su cerebro todavía no era capaz de procesar toda aquella situación, y digamos para abreviar, que sus problemas incrementarían en un instante. Mientras este seguía en su mundo, Riku entraba desnudo y se disponía a imitar al anterior. En cuanto Sora se percató de que el anterior no llevaba nada, inmediatamente giró su cara totalmente avergonzado. Riku volvía a reír una vez más pensando en lo tonta que era la situación, pero a su vez totalmente adorable. Terminó de lavarse y entró a la bañera, dando un suspiro de alivio y comodidad al notar que el agua estaba a una buena temperatura.
- Quién iba a decir que la pequeñaja iba a ser tan dura... - Comenzó a decir para rebajar la tensión. Sora suspiró en señal de derrota dando la razón al otro al recordar aquella interminable media hora.
- La subestimamos demasiado por verse como una niña. - Ambos notaron un golpe de culpa en sus cabezas al unísono que los regresó a la realidad. Sora no podía haber dado más en el clavo. - Y pensar que nos lo advirtió, demonios. - Por unos momentos Riku quedó pensativo, pero no durante mucho tiempo, ya que era consciente de que el agua caliente no era tan buena compañera para pasar el rato durante demasiado tiempo, por lo que al salir obligó al otro a hacerlo aunque al principio se resistiera un poco. Esa noche, tal y como Riku lo quería, terminaron durmiendo abrazados.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top