Soy brillante
''Efímero: Que dura poco o es pasajero'' Anoto en mi libreta de notas, una de mis palabras favoritas.
Prendo mi televisor y veo en las noticias que un hombre había cometido un acto de crueldad contra una mujer. Todos los vecinos lo habían abucheado y queriendo hasta matarlo, pero como marca la tradición; siempre es la víctima quien tiene la última palabra de si meterlo preso o no ¿Y qué había hecho la pobre mujer? ¡Lo había perdonado dejándolo libre! ''Porque lo amo y es el padre de mis hijos!'' ¡Vaya idiota! Pude ver mi pasado tras las grietas de esa paupérrima señora, sumisa y dominada por el vándalo de su marido. En ese entonces deseé que todas las chicas que estuvieran pasando por lo mismo, encuentren el camino de salvación como lo hice yo. Pues un hombre no lo es todo en la vida, siento lástima por mí misma al recordar a ese castaño que alguna vez amé. Qué horror, lo había puesto tan por encima de mí que había olvidado el valor de mi propia existencia, que podía ser feliz por mi propia cuenta y sin necesidad de la intervención de alguien más. Que mi existencia es muy valiosa en este planeta a lo que llamamos ''Tierra''.
El televisor seguía repitiendo la misma tontería, entonces control en mano, lo apagué. Me lo quedé mirando un rato, esa pantalla negra que se divisaba ante mis ojos me hacía ver el vacío de esos sentimientos que alguna vez sentí por alguien a quien creí fuera de mi alcance. Pues siempre pensé que nunca lo alcanzaría. Luego bajé la mirada y vi todos los apuntes de mi libreta, que estaba llena de pensamientos y reflexiones de diversos filósofos, músicos y autores que lograban mantener mi autoestima al tope; cada vez que los leía. ''Soy increíble'' pensé después dibujando una enorme sonrisa que ocupaba toda la hoja de las tantas que tenía mi libreta. ''Escribir es divertido'' ¿Acaso hay otra cosa mejor que escribir? Pienso que el arte literario es una de las ramas más valiosas que existen dentro de esa inconmensurable área.
''Es como pintar o tocar música. Puedes expresar al máximo tus sentimientos sin necesidad de palabras, creas un mundo en el que tú lo diriges como y tal quieres que sea. Te desfogas mientras algo crece dentro de ti, un sentimiento de alivio, de confianza ¡Eres tú misma! Puedes escribir tus propios versos, crear una historia en la que tú le das forma y color. Entonces cobra vida cuando ves tu obra maestra y resplandece como las estrellas de ese inmenso mar negro. Se lo muestras al mundo y les dices: ''¡Mira lo que hecho! ¿Te gusta? ¡Ésto es lo que he logrado!'' Luego miras al cielo y alardeas a los cuatro vientos: ¡SOY BRILLANTE! Porque dentro de tantas cosas, encontraste el mundo donde por fin perteneces; te alegras porque sientes que eres buena en hacer algo que puede agradarle a los demás. Donde puedes brillar''
Siempre me he sentido de esa manera, con el arte de escribir somos como uno solo. Kentin recitándome los versos que yo escribía ¡Pues era muy malo haciendo poemas! Recordar esto aún me trae un poco de nostalgia, pero como dije, está en el pasado. Incluso cuando haces historias que no parecen tan originales, te jactas porque te divertiste haciéndola y te queda precioso el acabado. Como si estuvieras diseñando un hermoso vestido con todo tu esfuerzo, aunque el de la otra persona se parezca el tuyo ¡Igual tiene valor! Siento que me puedo expresar mejor en una carta que en una confesión.
Me paré del sillón de mis recuerdos y me dirijo a mi habitación a arreglarme, pues había acordado encontrarme con Priya a las 5.00pm. Maquillarme también me resultaba divertido, jugar con los colores para que tu rostro adquiera un nuevo aspecto y hable por sí solo; pero hasta eso me hacía recordar al militar. Siempre me decía que no me pusiera sombra de ojos marrones, a pesar de que era mi color favorito; le cedía sus caprichos como buena chica obediente que era. ¿Era en serio? ¿Hasta eso? Bueno no importa, ahora gozo de más libertad y podía pintarme como se me daba la gana, y claro que me puse ese color. Luego un gloss stick en mis labios, unos aretes negros en forma de aro ¡Y listo! Una miradita al espejo... ¡Qué preciosa, caramba! Mi cabello suelto y mi camiseta marrón junto a mis shorts jeans, me combinaban de lujo. Mostrando más... libertad.
Me apresuré en dirigirme a la puerta, pero me topé con mi hermosa madre; a quien la saludé con un cariñoso ''Hola'' acompañado de un abrazo y ella me lo devolvió con la misma intensidad. Aquella persona que me dio la vida, también fue mi punto de apoyo en los momentos donde tenía que sobrevivir a aquella temeraria tormenta ¿Alguna razón más para querer con todo el alma a una madre?
- ¿A dónde vas hija? - preguntó ella con una sonrisa llena de gozo.
- Voy a reunirme con Priya mamá, quiero aprovechar el tiempo con ella.
- Está bien, tengan cuidado - dijo sin borrar aquella sonrisa curvada en la comisura de sus labios - No sabes qué feliz me haces verte así.
- No lo hubiera logrado sin tu ayuda, y no te preocupes. Si alguien quiere aprovecharse de nosotras, yo le daré una paliza.
Caminé cuatro cuadras hasta llegar al paradero, me sorprendí ver a mi amiga parada ahí, con la tranquilidad de un búho. Pues habíamos quedado encontrarnos en la pastelería de quince cuadras más adelante, cuando volteó se le iluminó la cara de alegría y yo le devolví la misma sonrisa.
- ¡Holaaaaa! - grité desde lo lejos.
- ¡Holaaa! - gritó también, corriendo hacia mí.
Priya es mi mejor amiga desde que entré a la secundaria. Ella siempre viajaba a menudo debido a que sus padres encontraban trabajo por todas partes del mundo, pero justamente habían encontrado uno fijo aquí en París; algo que les brindara una buena situación económica. Así ella no tendría que hacer nuevos amigos de nuevo y despedirse de los viejos; cosa muy chocante entre los adolescentes de esa edad.
En lo personal siempre he admirado a Priya, no tanto por su extraordinaria belleza que de por sí era despampanante. Con su larga y sedosa cabellera tan marrón como la fruta del cacao, su esbelta figura, sus celestinos ojos impactantes, la perfecta tez bronceada y su procedencia hindú que hipnotizaba a cualquiera. ¡Hasta se podía suponer que es la modelo de cualquier revista de Teen Moda! No solamente por eso, si no por su excepcional capacidad para hablar y entablar una conversación fluidamente sin detenerse, y manipularla según su conveniencia. Una singular chica que conseguía que los chicos más ariscos del salón, no la vuelvan a molestar nunca más. En cuánto a mí, me costaba un poco el arte de la oratoria. Pues como había dicho antes, me expresaba mejor con la escritura; pero eso no me impedía en propinarle su buen porrazo al enclenque que se atreviera a meterse conmigo.
En estos tres años me he hecho más fuerte.
- ¿Qué tal? - me preguntó la morena de mi amiga - ¿Lista para el inicio de clases?
- Creo que estoy lista para escribir de nuevo - dije entre risas.
- ¿Cuántas historias haz hecho en éstas vacaciones? - me preguntó en son de burla y yo le seguí la corriente, divertida.
- Mejor pregunta el número de página de tres cifras, a la cual he llegado.
Nos reímos bastante y tomamos el autobús. Fue muy divertido el viaje y yo completamente ignoré las miradas de asombro por vernos a las dos, tan deslumbrantes aquel día. Sí, yo también lo estaba y Priya tampoco se daba cuenta que los demás chicos caían en la baba por ella; no me sorprendió observar de reojo que por mí también lo hacían y sonreí triunfante. Aunque realmente no quería meterme en ningún asunto referido al amor.
- Han pasado tres años... - habló Priya de ese totalmente innecesario tema, pero como me había hecho más fuerte le seguí el hilo.
- Es cierto, y mira cuánto he conseguido. Gracias a todas las personas que amo he podido sanar mi corazón - dije con una sonrisa triunfante apoyando ambos brazos detrás de mi nuca, pues no importa cuántas veces lo recordara. Ésa victoria siempre me llenará el pecho de orgullo - Ya no muestro una cara falsa a los demás y todas aquellas lágrimas me han vuelto más fuerte.
Priya me miró tiernamente e hizo el mismo movimiento que yo y miró hacia el techo del autobús, de donde colgaba un bonito adorno de oso de felpa. Pero luego, cambió totalmente su semblante por un ceño fruncido y me miró seriamente.
- Nunca me cayó bien ese idiota - dijo - Presentía que no era muy buena influencia para ti.
- Creo que me tuvo entre sus redes - dije simulando una sonrisa - Pero no puedo estar segura. Así que ya olvídate de eso, más bien mira que paisaje tan bonito puede admirarse. ¡Como ése parque de diversiones!
- Tienes razón - dijo ella más aliviada - Deberíamos ir ahí algún día.
Y así nos la pasamos conversando tan alegremente sobre nuestras cosas, hasta que por fin llegamos a nuestro destino. Comí pasteles deliciosos, mis favoritos; como pie de fresa y suspiro de lúcuma. ¡Era como una gran fiesta en tu boca! Priya pidió su postre clásico, torta helada que la hacía relamerse de gusto. Y mientras lo saboreaba, empezó a hacerme plática entrando de nuevo a terrenos peligrosos.
- ¿En este nuevo año que empieza, crees volver a enamorarte?
Lo pensé unos segundos mientras masticaba un gran bocado de pie de fresa. Luego sonreí con suficiencia, la respuesta era completamente obvia.
- Bueno, quién sabe.
Y así nos divertimos en la pastelería, platicando sobre ésas situaciones que puede tocarle a cualquiera en la vida hasta el caer de la noche. Entonces me mantuve a la espera de un nuevo día, mi primer día de clases con la esperanza de que fuera magnífico.
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