T R I G E S I M O P R I M E R O
-¡Ven a busear, Lucia! -Grita Alvaro mientras las olas de la playa lo golpeaban con facilidad-
-No, puedo ahogarme -Digo sentada viéndolo desde el yate en donde estabamos con otras personas-
-Estaré aquí para ayudarte, no te pasará nada malo -Extiende su mano- Lucia, vamos.
-Alvaro, tengo miedo.
-Estoy aqui, no tienes porqué tener miedo, me tienes a mi -Me mira tratando de convencerme-
Tras unos largos minutos de una guerra de mirada buscando la manera de que pueda busear con él.
-¡Bien! Tu ganas esta vez, Álvaro Morata -Asiente riendo-
Me lancé al agua y nadé hasta donde se encontraba el madrileño. Nos adentramos en el fondo del mar, todo era hermoso, más sin embargo, el miedo que estaba en mi seguía y seguía.
-¡Esto es lo mejor del mundo! -Exclame riendo y Alvaro no pudo evitar sonreír- ¡Me encanta, deberíamos hacer esto todos los días! ¿sabes?
-Está bien, mañana vendremos también
-Aplaudí y él beso mis labios-
Esa vez, sentí el beso aún más apasionado, sentí el beso más real, y eso me... Me gustaba, creo.
Tras busear, tomamos la hora del almuerzo, luego estuvimos un rato en la playa y nos dirigimos a nuestra habitación de hotel.
Álvaro se topó con unos amigos y decidieron salir a comer por la noche en grupos.
-¿Así estoy bien? -Digo mientras me miro en el espejo-
-Así estas preciosa, Lucia -Sonrie-
-Bueno, si tu lo dices -Digo arreglando unos toques finales al vestido- Ya estoy lista.
Bajamos a la recepción y tomamos un taxi para dirigirnos al restaurante donde sería el encuentro.
No conocía a ninguno de su grupo, pero tenía un presentimiento de que algo incomodo sucedería.
Se saludaron y nos sentamos para hacer los pedidos.
-Lucia, ella es Alice... Mi ex-novia -Asentí y estreche mi mano, pero ella solo giró su rostro- Alice no quiero que...
-No la tomes en cuenta y ya, Álvaro... De seguro está enojada porque encontraste a alguien de tu talla y eres feliz con esa persona -Dice Fernando, uno de sus amigos-
Cada quien decía su pedido, y el turno fue de Álvaro.
-Yo voy a querer una hamburguesa de dos carnes con papas fritas y una refresco pequeño -Asiente el mesero-
-Y yo también una así -Todos me miraron extraño-
-Ya sé a que se debe tanta gordura -Mire mi vientre y luego mis brazos-
Si, no era la típica chica delgada, podía ser entre rellenita y delgada.
-Alice... -Dice Alessandro-
-No me agrada la chica, y no le seré hipocrita.
Quería decirle tantas cosas que en mi mente se dibujaban segundo por segundo, pero no, quien solo hace pasar vergüenza es ella, no lo seré yo.
Tras cenar, se pidió el postre. Un pastel de chocolate con extra de chocolate en su centro.
-Iré al baño, con permiso...
Unos minutos transcurrieron y al salir de este, me encontré con Lucas.
-Hola Lucia -Me gire a verlo, no quería traspasar palabras con él, no estabamos en un momento oportuno- Que bonito verte.
-Si... Hola Lucas -Digo y le sonreí-
Cada vez, está más hermoso... Pensé.
-¿Y eso que estás por aquí? -Pregunte-
-La madre de Jessica vive aquí en Ibiza, y por eso, decidieron cantarle cumpleaños aquí... ¿y tu?
-Álvaro y yo estamos de vacaciones, pronto volveremos a Madrid -Asintio y bajo la cabeza- Bueno Lucas, nos vemos después...
Me despedí de él con un beso en su mejilla.
Mientras me acercaba a la mesa escuche a Alice decir:
-Ella no está a tu talla, podrías tenerme a mi, perfecta y con curvas, pero quisiste darte el lujo de conocer a otras personas, querido Álvaro...
Álvaro solo se negó pero no respondió.
Me senté tratando de calmar la situación, todos me miraban y yo solo seguí comiendo mi trozo de pastel.
Sin querer, una lagrima bajó por mi mejilla y la limpié con rapidez y uno de los chicos se percató.
-Lucia ¿estas bien? -Y otra lagrima bajó y la limpié-
-Si, lo estoy, gracias por preguntar Alessandro.
No hablé ni pronuncié más palabra. La noche se convirtió en una fatal y sin sentido.
El viaje al hotel fue silencioso.
-Sé que escuchaste lo que dijo Alice, es mentira, me gustas así...
-Ya me lo haz dicho miles de veces, pero esos estereotipos no son algo que pueda controlar, y además, me sentí peor aún cuando no le respondiste nada, y mucho menos, me defendiste -Alejé sus brazos de mis hombros- ya me iré a dormir, buenas noches, Álvaro.
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