Capítulo 5

Ya habíamos hablado del cambio, del paso del tiempo, pero sólo en pequeños plazos, ahora nos remontamos a un tiempo mucho más lejano, uno en el cual, Elisa, la hija de Elsa y Jack, ya era mayor.
Acababa de cumplir 7 años, era una niña bastante bonita, idéntica a ambos padres, incluyendo los poderes también, siendo Diana su mejor amiga.
Ambas pequeñas siendo igual de curiosas que sus madres, se la vivían jugando y explorando el Castillo en el cual vivían, siempre buscando algo nuevo que hacer, siempre con ganas de aprender.

Solían jugar con los poderes de Elisa, aunque siempre manteniendo precaución pues sus madres aún recordaban el incidente de su infancia y no querían que algo así se volviese a repetir; estos a veces solían poner un poco celosa a Diana, sin embargo se conformaba con su habilidad de entender a los renos.

Paseando por el Castillo se encontraron con sus madres en la estancia que hablaban de un tema que llamo su atención con rapidez.

—Yo simplemente me preguntaba que habría sido de él Elsa, no imaginé que tomariás esa actitud.

—Disculpame Anna, pero recordar aquello no me trae buenos recuerdos.

—Lo siento, es sólo que, bueno, era de hielo, tal vez ya no esté en las mejores condiciones.

La pequeña Diana que era la más decidida de las dos quiso saber más del tema, así que se acercó curiosa para saber de qué hablaban.

—De nada importante cariño, simplemente le preguntaba a Elsa por su antiguo Castillo de hielo.

—¿Mi mamá tenía un Castillo de hielo? — Aquello parecía haber llenado de alegría a la pequeña Elisa.

—Así es Elisa, lo construyó hace años después de una discusión entre nosotras.

Aquello ya era demasiado para Elsa, decidió abandonar la instancia antes de entrar en problemas con su hermana.

—¿En dónde está?, ¿Podemos ir?, ¿Aún sigue allí? ¿Si aún está allí podemos ir? — Las menores parecían muy emocionada con el tema.

— Está en lo alto de la colina, no no pueden ir solas, no se y no.

Después de advertir a las pequeña Anna prefirió retirarse e ir en busca de su hermana para calmar la tempestad que de seguro había provocado dentro del Elsa.

—¿Y ahora qué? — Pregunto Diana con algo de decepción.

—No se, yo quería ir — Le respondió su compañera haciendo un puchero.

—Yo también.

—Pero tu mamá dijo que no podíamos ir.

—Eso no es verdad — Señaló —. Dijo que no podíamos ir solas.

—Es lo mismo, nadie va a querer llevarnos.

—Te equivocas, yo sé de alguien.


Aquello parecía algo gracioso, pero logro funcionar, ambas niñas fueron subidas hasta la colina llevadas por Sven, que había sido convencido por Diana, habían logrado salir con discreción y nadie había preguntado por qué el reno no iba acompañado de su dueño, con el cual siempre era visto.

Su plan era mirar lo más rápido posible pero al llegar quedaron admiradas con lo que estaba frente a ellas, entraron con ansias de ver el interior y quedaron satisfechas al ver qué era tal y como lo esperaban, tan bello y cristalino, lo recorrieron por todos lados, subiendo y bajando las escaleras hasta quedar agotadas, después de eso se instalaron en una instancia para poder jugar con calma.

—Desde aquí puedo ver hasta el Reino del Sol — Expreso Diana asomándose por el balcón.

—No creo que eso sea posible Diana, pero si es una hermosa vista.

Elisa decidió crear un par de tronos para que ambas pudiesen sentarse y admirar la vista, el cielo aun se encontraba lleno de luz, pero desde ese punto admirar el cielo azul era tan sencillo y placentero.

—Creo que necesitamos a alguien más para jugar — Planteo Diana.

—¿Alguien cómo un muñeco de nieve? — Propuso Elisa.

Ambas niñas se miraron cómplices — ¿Y si hacemos un muñeco?

Dicho esto Elisa comenzó a lanzar suaves ventiscas en una sola dirección, comenzó a crear escarcha que fue pasando a ser nieve, nieve que comenzó a acumularse en bolas para comenzar a tomar la forma de un muñeco de nieve.

—Se ve bien — Planteo la mayor —. Pero como que le hace falta algo.

— Si, creo que son sus manos y nariz.

Después de analizar su problema salieron a buscar lo que necesitaban, Elisa se adentro en el bosque buscando varillas y algunas piedras para decorar a su creación, Diana rebusco en el trineo de su padre en busca de alguna zanahoria fresca que pudiese estar ahí, cuando lograron tener todo volvieron para terminar de armar su muñeco, no les costó mucho pues ya antes habían armado y desarmado a Olaf en varias ocasiones.

—Listo, ahora sólo falta el nombre.

—Que se llame Daysi — Propuso Diana recordando que su padre había dicho que esa era una opción para su nombre.

Elisa quedó encantada con el nombre, y así continuaron jugando con su nueva compañera hasta que se cansaron de tanto jugar, decidieron que ya era hora de volver a casa, querían irse pero no sabían cómo lograrían llevar a Daysi con ellas, para sus pequeños cuerpos sería muy complejo cargarla, así que salieron a ver si Sven podría subir por las escaleras pero eso era mucho peor que su primera idea, regresaron para intentar sacarla ellas mismas pero al llegar no lograron encontrarla en su sitio original, comenzaron a recorrer el Castillo en busca de su muñeco perdido, hasta que lograron verlo, cerca del balcón, en donde había sido creado, mirando hacia el atardecer que ya era evidente, había llegado hasta ahí ellas sola, había cobrado vida, su muñeco de nieve ahora tenía vida.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top