Capitulo 4
El tiempo es algo cambiante, al igual que las personas, sus emociones y pensamientos.
El tiempo en Arendelle había cambiado, del invierno, una época llena de frío, de pruebas y resistencias, pero con una bella y hermosa cualidad, unir a las personas en los peores momentos, en especial a dos que compartían similitudes con aquel clima, de aquel invierno habíamos vuelto a la primera, una hermosa época relacionada al amor y sentimientos, cosas que estaban a punto de emerger para los corazones de hielo, ser tocados por la calidez de la primavera.
Para ambos, los últimos meses habían sido espléndidos, la compañía del otro les había servido para distinguir las bellas cualidades que su poder era capaz de crear, ambos habían podido mirar sus maravillas, cosa que solos no pudieron identificar.
Elsa ya no creaba escarcha al tener un sobresalto, tal vez y no era la mejor persona lidiando con sus emociones, pero ahora eso ya no interfería con sus poderes, se sentía más libre y completa al poder expresar lo que sentía sin temor a provocar otro nuevo mal, sin temor a ella misma.
Jack disfrutaba el hecho de estar con alguien que compartía el mismo don, ahora tenía con quién jugar a guerra de bolas de nieve sin terminar en discusiones con Conejo, sentirse cerca de alguien que compartía lo mismo que él, era como si todos aquellos siglos de soledad se esfumara al ver la sonrisa de la Reina.
Claro estaba que ya no eran las mismas personas, habían tenido un cambio, uno que se había dado gracias al otro, y aquel había sido un cambio para bien, y no hay nada más bello que poder sufrir un cambio gracias a una persona que se preocupa por ti.
Al estar juntos el tiempo parecía ir más rápido, pues apenas y lo sentían pasar, no les alcanzaba el poco tiempo que tenían para pasar juntos, o así lo sentían, sin embargo, a veces les parecía que se había congelado gracias a su magia, pues en algunas ocasiones al mirarse fijamente podían sentir una conexión que hacía que todo fuese más lento, o sentir que sólo estaban ellos dos,
Sin duda ya no eran ellos, ahora sentían ser las mejores versiones de ellos mismos, que todo le podían mientras se mantuvieran juntos, y díganme si eso no es lo importante en la vida, encontrar a alguien que te haga sentir fuerte y confiado en todo lo que hagas.
Sin darse cuenta ambos se habían enamorado del otro, no sabían bien en que momento había pasado pero ahora ya no podían alejarse de su mitad congelada, y de alguna forma ambos lo sabían sin tener que decirlo, tan sólo lo sabían, con sus miradas, con sus gestos, con los abrazos, las acciones dicen mucho más que las palabras, y para ellos no había palabra que pudiese describir lo que sentían, porque iba mucho más allá del amor, ahora eran una sola alma, representada en dos personas que estarían juntas de por vida.
Cuando Anna se enteró de la noticia chillo de la emoción, amaba tanto a su hermana y verla tan feliz al lado de alguien le daba tanta emoción, su reservada y distante hermana había logrado conectar con alguien más, alguien que estaba dispuesto a estar con ella aceptando todo lo que representaba.
Las cosas iban viento en popa hasta que surgió una nueva inquietud en la reciente pareja, ¿Podrían estar juntos para toda la vida? Era algo más que evidente para Elsa el hecho de que Jack y ella era diferentes en cuanto a los aspectos de la edad, pero al saber que aquella y tal vez era su única oportunidad de amar decidieron arriesgarse y amar con toda la intensidad que pudieran, y por el tiempo que les fuera permitido.
Aunque otro problema era el hecho que a Jack no podía verlo nadie más que la familia Real, ellos ya estaban acostumbrados a ese tipo de cosas. Su solución, una idea de Norte, quien fue capaz de crear una magia igual a la que Jack usaba con los niños, sólo que con mayor nivel para usarla en todo aquel que pusiera un pie en Arendelle, y usado como copos de nieve la gente lo recibió logrando conocer a la persona que se había robado el corazón helado de su Reina.
Esta vez fue la oportunidad de Anna de planear la boda de su hermana, tal vez no poseía un don como el de ella para crear maravillosas decoraciones, pero era dedicada en lo que hacía y eso bastaba, Elsa prefería algo simple y tradicional pero Anna no estaría satisfecha hasta darle lo mejor a una de las personas que más adoraba.
La boda fue celebrada en la capilla Real, nuevamente Olaf y Sven fueron los padrinos, pero esta vez tuvieron a una nueva integrante que divertida montaba encima de Sven mirando a toda la gente llena de curiosidad.
Ahora era el turno de Jack para esperar a la novia en el altar, y a pesar de su personalidad tranquila y segura no pudo evitar sentirse nervioso ante la espera de su Reina, o tal vez el hecho de que Elsa lo había obligado a usar zapatos en esa ocasión el causante de que se sintiese así.
Finalmente la Reina entro a la capilla, luciendo su hermoso vestido, algo clásico y tradicional, con una larga cola que se arrastraba al entrar, su cabello, peinado con elegancia igual que siempre y luciendo en alto su corona sin llevar algún velo que le cubrirse el rostro.
Al encontrarse las dos miradas heladas no pudieron evitar reír con nerviosismo, Jack posó su mano sobre la mejilla de Elsa sintiendo todo el calor que emanaba y calmando así a ambos corazones latentes de alegría.
—Jack — Interrumpió Anna sus miradas —. Se supone que debo decirte que quieras, cuides y respetes a mi hermana — Recito imitando la formalidad que Elsa había usado —. Pero créeme, con lo que e visto, no me quedan dudas que tú eres el indicado.
Ahora sus almas de hielo podrían ser tocadas con el calor de la otra, un calor que ni siquiera sabían que tenían, viviendo su amor con libertad, sin el temor a sus poderes, o a su oscuridad, sabiendo que sólo se tiene una vida para amar, y era algo que iban a hacer todos los días de su vida, amarse, cuidarse y protegerse.
Y las alegrías no pararon de llegar para la familia, pues el anuncio que les hizo Elsa unos meses después dejo a todos llenos de alegría.
Ahora una nueva vida yacía dentro de el vientre de Elsa, una nueva vida estaba a punto de emerger, la familia no paraba de crecer, y en el fondo agradecían aquello, volver a tener una familia llena de amor y alegría, algo que a todos les hacía falta.
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