Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 1009.

29.- Turismo

Jagged se despertó de madrugada con un molesto dolor de cabeza martilleándole en las sienes, Penny, dormida a su lado, se removió y acurrucó buscando su calor mientras él se levantaba para tomarse un analgésico. Hacía mucho tiempo que no le despertaba un dolor de cabeza, seguramente la última vez fue la última en la que se emborrachó. Todo aquello había quedado atrás, ya no era aquel hombre autodestruyéndose, ahora era alguien nuevo y responsable, tenía dos hijos y una hermosa mujer a su lado.

Fang dormía sobre el sofá, ni le oyó trastear en su bolsa de los medicamentos, se tomó la pastilla y regresó a la cama. Era el último día que podrían dedicarse a hacer turismo, quería que pudieran aprovecharlo al máximo, enseñarles un poco más de quién había sido antes de irse a Francia.

—Madre mía, no te haces una idea de lo bonita que eres —susurró contemplándola dormir—. Qué suerte la mía.

Apagó la lamparita de noche y cerró los ojos deseando que el martilleo en las sienes se extinguiera rápido.

El despertador del móvil de Penny rompió su sueño, ella lo apagó rápidamente sumiendo el cuarto en el silencio. La oscuridad se vio rota cuando encendió su lamparita. Se acurrucó a su lado y él la rodeó con el brazo con cariño.

—Buenos días, ¿has dormido bien?

—Buenos días. Sí, muy bien ¿y tú? Estás un poco pálido, ¿te encuentras mal?

—Estoy bien, un poco de dolor de cabeza.

—¿Quieres quedarte en la cama?

Jagged le dedicó una sonrisa juguetona.

—¿Me estás haciendo una proposición indecente, Penny?

Ella le dio un suave golpecito en el hombro.

—No, estoy bien y hoy es nuestro último día aquí, vamos a hacer un montón de turismo —declaró plantándole un beso en la frente—. Os voy a llevar a un sitio genial.

Compartieron una ducha rápida entre besos y pasaron a buscar a los dos chicos para el desayuno.

En la mesa, con Pierre, estaba sentado un hombre que no conocían ninguno de los dos adolescentes. Penny les susurró que era Didier, el batería de Jagged y marido de Pierre, así que se relajaron y le saludaron con educada curiosidad. Mientras esperaban sus desayunos, Jagged, estiró el plano en el que habían marcado los lugares que querían visitar y que estaba repleto de sitios a los que no tendrían tiempo de ir, al menos durante aquel viaje. Jagged señaló un punto en pleno centro del barrio más pobre de la ciudad, uno que no estaba marcado, y con una sonrisa de crío caprichoso les dijo que no admitía discusión posible.

Tras desayunar, Pierre detuvo el coche frente a ellos, era un vehículo diferente, con más plazas. A diferencia de la vez anterior, el asiento del copiloto estaba ocupado por Didier, Penny se sentó atrás del todo y, Juleka, para que no estuviera sola se sentó con ella mientras que, Jagged y Luka, lo hacían en la fila de asientos central.

—¿A dónde vamos?

—Ah, Pierre, aparca aquí mismo. Podéis tomaros el resto del día libre.

—De acuerdo, gracias, señor.

—Hoy vamos a hacer turismo, pero de otra manera —pronunció mientras bajaba del coche y el resto le seguía—. Ya os traje a mi barrio, visteis mi casa y os llevé a algunos de los sitios que frecuentaba.

»Así que voy a enseñaros lo que era vivir aquí.

Aunque ahora sabía que le habían bajado del pedestal en el que la fama le había encumbrado, y que los dos chicos tenían los pies en la tierra, creía que aquel iba a ser el mejor modo de invitarles a hacer preguntas importantes. Tenían que conocerse, no quería que siguieran sintiéndole como una persona desconocida.

Ambos formaban parte de Kitty Section, tal vez acabasen por dedicarse a cualquier otra cosa, y le parecería fantástico, pero quería que tuvieran claro que todo se lograba con esfuerzo y que daba absolutamente igual el lugar del que vinieras, las calles que recorrieras o la educación recibida.

Antes de llamarse Jagged Stone había recorrido aquellas calles, había jugado en ellas, se había roto una pierna saltando de un árbol que ya no estaba allí, pero del que les habló.

Penny conocía todas aquellas historias al dedillo, Jagged le había dado aquella ruta turística la primera vez que le acompañó a Washington y después le prometió que iba a esforzarse más, que se había acabado el beber de más y comportarse como un cretino. No necesitaba saber todas aquellas cosas, pero lo agradeció, porque el hombre cerrado le había permitido conocerle un poco más haciéndola partícipe del camino recorrido hasta haberse encontrado.

—Papá —llamó Luka—, ¿alguna vez te arrepientes del camino que has seguido?

—No, nunca. Es cierto que todo sería mucho más fácil si fuera... no sé, mecánico. Pero me gusta lo que hago. He tomado decisiones acertadas, otras desastrosas, y de todas he aprendido algo importante.

»No pasa nada por equivocarse, de todo puedes sacar una lección importante, basta con querer escucharla.

—Pero no te perseguiría la prensa.

—Tampoco habría conseguido tantas cosas y no me refiero a cosas materiales, el dinero está bien, no voy a mentiros, pero al final no es lo que importa.

—¿A qué te refieres entonces?

Jagged se encogió de hombros, eran demasiadas como para enumerarlas.

—Los sitios que he podido visitar, la gente a la que he conocido, las historias fantásticas que he podido oír.

Rodeó los hombros de Penny con el brazo, ella se sonrojó, aunque no opuso resistencia cuando la acercó a él para besarla en la sien.

—Si me hubiera dedicado a la música no tendría a mi lado a esta mujer.

—Ya estás exagerando —murmuró ella.

—Admitámoslo, si fuera mecánico, camarero, limpiabotas o lo que fuera, nunca habríamos coincidido y, de hacerlo, no me habrías prestado mucha atención.

—Sí, estás exagerando —repitió poniendo los ojos en blanco—. La superestrella no me llama la atención, así que me habría fijado en el barrendero o lo que fueras.

Luka rió cuando Jagged se sonrojó hasta las orejas con aquella declaración.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! No he podido acabar en plazo, pero no os preocupéis que lo acabaré. Sólo quedan dos para el final.
Mañana más.