13.- Suerte
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1021.
13.- Suerte
El primer contacto entre sus labios fue tímido, Jagged apenas se atrevió a iniciar el movimiento, temeroso de que se apartase de repente y le soltase una dolorosa bofetada o que se sintiera obligada a aguantar un contacto indeseado. Sin embargo, la mano de Penny escaló hasta su mejilla para acariciarla y le correspondió de una manera tan rotunda que le encendió al instante. Los siguientes besos fueron ardientes y apasionados, sin rastro alguno de duda.
—Penny...
Ella tiró de él hasta derribarlo con ella sobre el sofá.
—Te quiero, Jagged —declaró por si necesitaba confirmación de que así era.
Las manos de Jagged buscaron el dobladillo de su camiseta para colarse por debajo y explorar un poco de piel oculta, ella le facilitó la labor, arqueando ligeramente la espalda. Penny le imitó explorando la piel a su alcance bajo la camiseta de Jagged, hasta que logró quitársela y dejarla caer al suelo.
—No tengo condones —murmuró contra su cuello—. ¿Y tú?
—Tampoco.
—En mi defensa diré que no esperaba que pasase nada durante este viaje.
—No tienes que justificarte, lo entiendo.
Lo sabía, pero necesitaba dejarlo claro. Había otras maneras de disfrutar de mimos subidos de tono, pero existía la posibilidad de que con eso no hubiese suficiente y no iba a cometer un error, no con Penny. Se incorporó y recuperó la camiseta recién quitada del suelo.
—Espérame aquí, no te vayas a ningún lado, ¿de acuerdo?
—Aquí estaré.
Le echó un último vistazo como si temiera que se desvaneciera como un hermoso sueño. Salió al pasillo y comprobó que no había nadie por allí, se metió en el ascensor y cruzó el vestíbulo para saltar a la calle. Había una farmacia cerca, esperaba que no hubiese cola porque había una hermosa mujer esperando su regreso. La suerte le sonrió, no había más clientes, pidió los condones y regresó a la suite con el corazón martilleándole en el pecho. Metió la llave magnética en la cerradura y dudó antes de empujar la puerta, le daba miedo que ya no estuviera allí, que se hubiese arrepentido, que hubiera sido fruto de su imaginación; logró empujarla y al asomarse se la encontró en pie, en ropa interior, esperándole.
—Madre mía, eres preciosa.
Ella dejó escapar una risita, alargó el brazo hacia él que avanzó como si estuviera hipnotizado.
—¿Por dónde íbamos? —preguntó ella recibiendo un beso apasionado.
Jagged la llevó con él más allá del sofá, para evitar la curiosidad de Fang, se metieron en la habitación de Jagged comiéndose a besos. La ropa desapareció rápidamente y se enredaron sin dudas ni temores, dejando que sus cuerpos tomasen el relevo a las palabras.
Compartieron besos, caricias y risas, y se acomodaron para recuperar el aliento.
—Siento mucho haberte arruinado el plan de anoche.
—¿Qué quieres decir?
—Lo de la cena y todo eso. —Penny se incorporó y le miró con el ceño fruncido—. Encargaste esa cena increíble para los dos y yo me dediqué a ser más imbécil de lo normal.
—Yo no encargué la cena, creía que habías sido tú, aunque me pareció extraño.
—Espera —musitó Jagged—, si no la pedimos ninguno de los dos ¿quién fue?
Fang cruzó por un instante por su cabeza, pero era un cocodrilo, no hablaba ni llamaba al servicio de habitaciones.
—¿Pudo ser Pierre?
—No, Pierre no ha sido —determinó Penny, él no se metería nunca en ese tipo de asuntos.
Eso sólo dejaba a dos sospechosos.
—Que cabrones —farfulló Jagged—. Ahora lo entiendo todo.
—¿Qué?
—Estuvieron provocándome con lo de Julien, insistiendo en que seguro que te gustaba porque es un tipo guapo. Querían ponerme celoso y lo consiguieron.
—¿Quieres decir que han sido tus hijos?
—A menos que Fang me oculte unas habilidades especiales para encargar la cena, sí.
La idea le resultó graciosa, rió enterrando de nuevo la cara en el hueco entre su cuello y su hombro. Suponía que tenía razón, eso también explicaría ese interés por saber qué pensaba de él a nivel personal y la insistencia en que era un hombre extraordinario.
—¿Vas a decirles algo?
—No, fingiremos que no lo hemos descubierto y, desde luego, seguiremos como si nada de esto hubiera ocurrido.
»Si quieren jugar al Cupido que continúen con ello, nosotros jugaremos al despiste.
—¡Guau! Que maduro es eso —replicó riendo divertida.
—Oye, estoy intentando ser un buen padre, uno ejemplar, y se me descuelgan con una estrategia de comedia romántica de los noventa. Podrían haberme preguntado si estaba interesado en ti, no hacía falta montar todo esto.
—La diferencia es que ellos tienen catorce años y tú cuarenta.
Jagged le acarició los cabellos con suavidad.
—Según mi página web tengo treinta y seis.
—En ese caso sólo nos llevamos dos años de diferencia, no seis.
—Tengo suerte entonces, no soy tan viejo.
La quería mucho y tenía la increíble suerte de que ella le correspondiera, aunque tendrían que mantener una conversación seria sobre qué tipo de relación iban a mantener, porque la suya no era una vida normal precisamente.
—Jagged... no juegues conmigo, no te lo podría perdonar nunca.
—Puedes estar tranquila, no es esa mi intención.
—Tampoco quiero un simple día de pasión.
Le acarició la espalda desnuda, al parecer, Penny necesitaba mantener esa conversación ya. Lo sentía un poco precipitado, pero como con ella no quería cometer errores irreparables estaba más que dispuesto a ello.
—Yo apuesto por muchos días de pasión, no me importaría que fuese cada día de hecho. Pero no sólo eso.
»Tendremos que hablarlo al volver a casa.
—En casa...
—En el mundo real. Pero quiero estar contigo, en una relación —musitó antes de que se hiciera una idea equivocada—. También quiero hacer las cosas bien, no quiero repetir los mismos errores de siempre, así que quiero ir despacio y encontrar nuestra dinámica en nuestro día a día normal.
—Lo entiendo —declaró ella. Sus dedos acariciaron la piel desnuda de su pecho—. Lo hablaremos en casa.
—Penny, vuelve a decirme que me quieres.
Ella se incorporó de nuevo para poder mirarle a los ojos.
—Te quiero, Jagged.
—Yo también te quiero, Penny.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Los dos tortolitos han avanzado, a pesar de los malos entendidos.
Nos leemos mañana.
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