05.- Viajar
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1120.
05.- Viajar
Un elegante coche se detuvo, a las nueve en punto, junto al Liberty. Los dos chicos que estaban asomados por cubierta observaron el vehículo con curiosidad y sólo se movieron al ver bajar a su padre y a Penny tan coordinados que parecía que pasasen horas practicando.
—Mamá, papá está aquí.
La mujer se plantó tras sus dos hijos y les acarició el pelo con suavidad mientras fulminaba a su ex con la mirada.
—Os ayudaré a bajar las maletas.
Se colgaron las mochilas que llevarían en la cabina, Luka arrastró su maleta y Anarka la de Juleka. El chófer bajó del coche y abrió el maletero para acomodar dentro todo el equipaje.
—Te lo pido por favor —masculló Anarka—, sé un adulto responsable durante estos días. No quiero tener un infarto antes de llegar a los cincuenta.
—Deja de preocuparte, todo va a ir bien.
—Cuida bien a Juleka.
—Nanarki, por favor —replicó poniendo los ojos en blanco—. Los voy a cuidar como si estuvieran hechos de porcelana, tranquilízate.
Se vio envuelta entre aquel par de brazos que tanto añoraba cuando se sentía desanimada. Aunque lo suyo hubiese acabado en desastre hubo un tiempo en que aquel refugio era el único que necesitaba para que todo fuera bien. Daba los mejores abrazos del mundo, te envolvía como una cálida manta, ejerciendo la presión justa y te invitaba a apoyar la mejilla sobre su hombro y enterrar la nariz en su cuello. Se sintió cómoda y relajada.
—Te llamarán cada día, comeremos cosas sanas y no les dejaré trasnochar, ¿de acuerdo? Confía en mí.
—Si pasa algo no me lo ocultes.
—Te doy mi palabra de honor.
»¡Vamos todo el mundo al coche!
Los dos adolescentes se despidieron de su madre y se sentaron atrás con Jagged entre ellos, Penny ocupó el asiento del copiloto. El coche arrancó mientras Anarka les decía adiós con la mano.
Unos arañazos se dejaron oír desde la parte trasera del vehículo, en un espacio entre el asiento y el maletero, Jagged les tranquilizó explicándole que era Fang a quien no le gustaba estar allí porque estaba acostumbrado a ir a los pies de Penny y él. Se habían preguntado si el animal les acompañaría y, al no verlo, creyeron que lo habría dejado en algún centro para mascotas especial.
Desde el asiento delantero Penny les explicó cómo estaba organizado el tema del vuelo. Le dejarían las maletas a Pierre, el chófer, que se encargaría del check-in, ella por su parte se haría cargo de acomodar a Fang para que los de la aerolínea no tuvieran problemas. Ellos mientras tanto esperarían en el área de descanso para pasajeros y embarcarían juntos. Luka supuso que lo que decía su madre sobre que no había que dejar nada al azar con Jagged era cierto, porque Penny lo tenía planificado al milímetro.
Al llegar al aeropuerto se separaron según las instrucciones de Penny. Juleka había pisado aquel mismo aeropuerto unos meses antes para ir a Nueva York con la clase, pero jamás se habría imaginado llegar a sentarse jamás en la lujosa sala de espera VIP.
—Poneos cómodos, aún falta un buen rato para el embarque. Comprad algo en la cafetería si tenéis hambre o sed —murmuró sacando de su cartera dos billetes de cincuenta euros.
Los dos chicos miraron los billetes sorprendidos, con veinte tendrían más que suficiente para un par de refrescos y sándwiches.
—¿Necesitáis más?
—Papá, eso es mucho dinero —declaró Luka.
—¿Lo es? —preguntó sorprendido—. La verdad es que es Penny quien siempre se encarga de esas cosas.
—Y tenemos nuestro propio dinero.
—No, no. Guardáoslo para compraros cosas allí, a esto invito yo.
Cogieron uno de los billetes y compraron algo para picar y se sentaron junto a su padre, Penny se les unió algunos minutos después.
El embarque fue puntual y se encontraron acomodados en la zona de primera clase. Los asientos eran comodísimos y se reclinaban por completo para dormir, también había servicio de cáterin. Había sido absurdo pensar que viajarían en clase turista, dudaba que su padre se mezclase con el común de los mortales en un avión.
Penny se enfrascó en la lectura del libro que había llevado con ella, con los auriculares puestos, oía la conversación de los tres convertida en susurros. Quería otorgarles una cierta intimidad, el vuelo era demasiado largo como para pasárselo de pie. Creía que se le iba a hacer más raro tener a sus dos hijos por allí, sin embargo, su carácter tranquilo hacía que fuera sencillo. La mano de Jagged se apoyó sobre su hombro con suavidad, se quitó los auriculares y cerró el libro.
—¿Necesitas algo?
—Hemos pensado en jugar un rato a las preguntas, queremos que participes.
Miró a ambos adolescentes que asintieron con suavidad.
—Está bien, de acuerdo.
—Pasatiempos preferido —soltó Jagged al ver que nadie se animaba a empezar.
—La música —contestó Luka.
—El cine —susurró Juleka.
Jagged miró a Penny esperando su respuesta.
—Leer.
—Las compras —finalizó el rockero.
—¿Sin qué no salís de casa? —preguntó Luka.
—Mis guantes.
—Los teléfonos móviles.
—Epinefrina.
—¿Epinefrina, papá? —preguntó de nuevo Luka.
—Soy alérgico a un montón de cosas —respondió riendo como si fuese la mar de divertido en vez de algo sobre lo que preocuparse—. ¿Y tú, Luka?
—Sin mi chaqueta —contestó comprendiendo que no se refería a alergias, si no al juego.
—¿Pareja?
La pregunta de Juleka a penas se escuchó.
—No desde que Marinette y yo lo dejásemos.
—No, hace tiempo que no tengo —declaró Jagged encogiéndose de hombros.
—Yo tampoco tengo.
Juleka miró a su hermano que asintió animándole a contestar a su propia pregunta.
—Sí, Rose.
El juego continuó durante un par de horas hasta que el sueño les venció. Estiraron los asientos y se prepararon para dormir. Jagged dejó su asiento para estirar las piernas, se sentía un poco entumecido, se daba cuenta de que estaba demasiado tenso. Se refugió en el baño para hacer algunos estiramientos de manera discreta antes de regresar a su asiento.
Se detuvo junto a Penny que estaba ovillada en su asiento, no se había tapado. La conocía, era friolera, si no se tapaba se resfriaría y no podría descansar bien. Tomó la manta y la tapó con afecto. Agradeció la pequeña ironía de ser él quien cuidase de ella para variar. La adoraba. Le acarició el pelo con suavidad acomodando algún mechón. Sonrió.
—Buenas noches, Penny.
Cuando se movió para imitarles y dormir se encontró con la mirada de Juleka, se sobresaltó.
—¿Q-qué? ¿Necesitas algo?
—El baño...
—Oh, claro, es aquella puerta —murmuró señalando el lugar correcto.
¿Le habría visto? Esperaba que no. Se estiró y sólo cuando Juleka hubo regresado cerró los ojos.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Arranca el viaje y se acaba la introducción. Quería escribir un capítulo más largo, pero he salido tardísimo de trabajar y no me ha dado tiempo a más.
Nos leemos mañana.
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