Epílogo

Hoy era el día.

Me encontraba caminando sobre ese frío suelo de arena. En algunos lugares había un poco de pasto pero en realidad todo estaba muerto. Todo. En ese momento sentía que no tenía emociones. No era que en sí no las tuviera, si no que estaba tratando de no sentir tristeza y como tampoco sentía felicidad simplemente estaba neutra. Pero mi sentimiento en este momento era muy parecido al de sentir un enorme vacío dentro de ti. Como si algo te faltara. Y en realidad eso pasaba.

Iba con un vestido negro junto con unos zapatos de suela baja del mismo color. Me gustaba ese color, pero esta vez hubiera deseado no tener que vestir así. Llevaba el cabello recogido en una coleta, pues tenía que al menos arreglarme pero sin tomarle mucha importancia.

En mis manos llevaba unas flores blancas y amarillas para dejárselas a ese ser tan querido. Eran realmente hermosas, tal y como lo era ella. De alguna manera esas flores me hacían recordarla.

Mis padres iban delante mío agarrando a Rosie de las manos por en medio de ellos, estaban algo tristes pero no tanto como yo. Por eso había decidido apartarme un poco de todos mientras me dedicaba a caminar viendo todo el paisaje que me rodeaba. Habían muchas personas, algunas neutras, otras llorando pero la mayoría triste. Todo eso tampoco ayudaba en mis sentimientos, pero no iba a dejar que eso me desmoronara en ese momento. 

De pronto sentí una mano en mi hombro indicándome suavemente que me diera la vuelta. Al girarme me encontré con Hanna. Me había sorprendido, puesto que tenía mucho que no hablábamos después de lo sucedido cuando se enojó conmigo.

-Eh, hola Chloe. Quería disculparme por lo de aquel día en el hospital. Fue muy grosero de mi parte pero en ese momento me sentía destrozada por lo de Hayley. Era mi mejor amiga y con esto...- le comenzaron a salir lágrimas de sus ojos y todo el esfuerzo que había hecho por contenerme de llorar estaba comenzando a no funcionar para nada. Hanna se había puesto a llorar mientras se tapaba la cara y fue allí donde me di cuenta de que necesitaba consuelo, así que decidí abrazarla para que se desahogara.- Simplemente no puedo creer que se haya ido. Ya no tendré más a mi mejor amiga.- había comenzado a llorar aún más mientras yo también lo hacía.

-Lo siento Hanna, y me duele también. Ella era una guerrera que simplemente no pudo luchar más. Pero hizo lo mejor que pudo para no hacerle daño a nadie, aunque su miedo haya sido mayor que ella y se dejara llevar por eso. Después de todo somos humanos y los sentimientos vienen con nosotros. Y como siempre, todo tiene su fin.

Le había comenzado a acariciar su cabello para consolarla hasta que se separó un poco de mí. Había dejado la manga de mi playera algo mojada pero en ese momento no importaba, pues ya se había calmado un poco.

-Gracias por consolarme, Chloe. Si te soy sincera, tú también eres una guerrera. Siempre has sabido salir adelante a pesar de todos los problemas que se te han presentado. Realmente eres un ejemplo. Y lamento por todo lo que te hicimos pasar desde un principio.

-No hay por qué pedir disculpas, después de todo no fue tan malo, ya que conocí a unas personas maravillosas que ahora me tienen mucho afecto.

Me envolvió en sus brazos como si fuera un abrazo de madre a hija, expresando toda la gratitud y cariño el una a la otra.

-Es mejor irnos, pues ya comenzará todo esto.- explicó ella.

Caminamos hasta donde estaban todos reunidos en una rueda alrededor del ataúd alargado de madera color café claro, en estos momentos se encontraba cerrado y adornado de bellas flores a los lados y por encima. En seguida me coloqué al lado de mis padres y mi madre me rodeó con su mano derecha en señal de apoyo.

-Bienvenidos sean, hermanos...- comenzó a decir el sacerdote mientras todos le poníamos atención. La mayoría de las personas tenían el rostro rojo, dando a notar que habían estado llorando por un gran rato. Era bueno, pues daba a conocer que Hayley era muy querida por varias personas. Pero también era triste, pues ya no la tendríamos más con nosotros. -Hoy estamos reunidos aquí para despedir a una gran persona, Hayley Johnson.

 Ay Hayley, no sabes cuánto me había dolido tu partida.

A pesar de que no nos conocíamos mucho, siempre me habías apoyado y ayudado. Habías hecho lo mejor por mi familia biológica, mi familia adoptiva y por mí, aunque muchas personas no lo entendieran de esa manera. Me habías dado unos maravillosos años de vida en compañía de las mejores personas, y eso era algo de lo cuál me sentía agradecida por tener la gran dicha.

Ese día en el hospital, me habías despertado de mi coma a pesar de que los doctores dijeran que quizá estaría otro tiempo así. Gracias por haberme cuidado todo este tiempo, aunque a veces yo no me diera cuenta, gracias por todo lo que hiciste por mí.

Así habíamos estado, escuchando la palabra de Dios y el sermón del Sacerdote hasta que al casi concluir con la ceremonia anunció que los que gustáramos pasar a despedirnos podíamos hacerlo antes de iniciar con el Rito de sepultura.

Hanna fue la primera en pasar, pues en cuanto lo dijo ella comenzó a caminar hacia el difunto cuerpo. Había tardado un poco expresándole sus últimas palabras. Cuando terminó, los padres de Hayley se acercaron y así poco a poco fueron pasando las personas. Por respeto no los veíamos y tratábamos de no ponerles atención. Aparte que no nos interesaba, pues todos estábamos en un trance de tristeza y agonía.

Luego de que vi que habían dejado de acercarse decidí que era mi turno. Aunque ya le había expresado cosas en mi pensamiento, pues también quería decir algo breve en persona. Solo para despedirme.

Caminé lentamente hasta quedar al borde de la cavidad y quedé mirando profundamente la caja cerrada tratando de imaginarla levantada en frente de mí y viéndome con esos ojos azules, en vez de acostada y con los ojos cerrados. Lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos en cuanto logré eso, pues sabía que con el tiempo me olvidaría de algunos de sus rasgos y no la tendría más para verla.

-Solo quiero que sepas...- comencé en un susurro- que te agradezco todo lo que hiciste por mí, Hayley Johnson. Y sí, te perdono. Aunque no hay por qué pedir perdón, total, agradezco que me hayas dado a la familia incorrecta.- puse una rosa sobre su tumba y me alejé. Recordando todos los hermosos momentos por los que había pasado gracias al error de esta enfermera. Tenía razón, no siempre merecemos lo que nos pasa pero creo que lo que mejor que me ha pasado es que me hayan entregado a la familia equivocada.




Sigue leyendo la segunda temporada más adelante...

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