Estuve así por un rato cuando razoné que alguien me podía ver y estaría en problemas. Me sequé las lágrimas y me dirigí hacia la habitación 504, la de los Carrington.

Entré y me encontré con los señores Mason y Amelia. Descriptivamente no eran tan blancos pero tampoco eran de tez morena, eran tono medio, pero sí eran más morenos que los señores McGraw. La señora tenía unos hermosos ojos azules y su cabello era castaño y el señor tenía los ojos color miel y el cabello igual que la señora.

Al verme sonrieron, por lo que les devolví la sonrisa.

-Buenos días, les traigo buenas noticias. Su pequeña está en perfecta salud así que si gustan ya se la pueden llevar a casa. Hoy mismo les daremos de alta a madre e hija.

El señor Mason le dio un fuerte abrazo a su esposa, seguido de un beso. Se me hizo muy tierna esa imagen. Dos padres alegres por el nacimiento de su bebé.

Lástima que no fuera así con los McGraw.

Tenía de alejar esos pensamientos de mi mente si no quería ponerme a llorar ahí mismo. Debía de disfrutar el momento de felicidad con los Carrington. Aunque sinceramente era difícil por lo de Chloe.

-¡Muchas gracias, enfermera!

El señor Mason me abrazó, y sé que si la señora Amelia no siguiera conectada a tantos tubos, haría lo mismo.

Lo que me gusta de este trabajo es que ayudo a otras personas y eso me hace sentir bien.

Pero no siempre es así.

-Ahora mismo traigo a la bebé. ¿Cómo le pondrán?

Ambos se voltearon a ver y me dieron unas grandes sonrisas de emoción.

-Se llamará, Brooke. Brooke Carrington.

Salí de la habitación y me dirigí hacia la sala de recién nacidos.

Mientras caminaba recordé la emoción de los señores Carrington cuando les dije que Brooke estaba bien y pronto se la podrían llevar. Se convertiría en una de mis imágenes favoritas.

Cuando llegué a la sala noté que habían nuevos bebés, por lo que me fue más difícil encontrar a la bebé.

-Alysha, has visto a la bebé número 62?

Alysha era una compañera de trabajo. Era dos años mayor que yo, por lo que tenía más experiencia.

-No, te ayudaré a buscarla.

Comenzamos a caminar entre las incubadoras viendo los números de nacimiento de los bebés y fichas de sus padres para distinguirlos.

Pasaron unos minutos y no la encontrábamos.

Brooke, ¿dónde te metiste ahora?

-¡Aquí está!

Dirige mi mirada hacia la dirección de donde provenía la voz y me encontré con la imagen de Alysha cargando una bebé envuelta en una manta rosa.

La tomé con sumo cuidado y la llevé a la habitación 504. Ya había hecho esperar mucho a los padres.

Entré muy entusiasmada a la habitación y entregué a Brooke en los brazos de su mamá. La señora comenzó a sacar lágrimas de felicidad mientras le hablaba a su bebé.

Iba a comenzar a llorar también de la alegría, cuando algo hizo que casi se me bajara el azúcar del susto.

Cuando la señora Amelia abrió la manta me encontré con una hermosa niña de piel blanca y pequeños ojos verdes.

Mierda.

Ella no era Brooke Carrington.

Era Chloe McGraw.