9.-

Creo que ahora mismo soy la viva imagen de un universitario en verano.

Camiseta por las rodillas, calcetines gorditos -aunque haga un calor del demonio, los adoro-, moño mal hecho, gafas enormes de pasta negra y un querido sofá que me acompaña en mi tarde de series.

No sé qué narices está haciendo Cam. De hecho no estoy segura de si está en casa, pero ahora mismo casi que me alegro. Si estuviese aquí se estaría comiendo todas mis palomitas.

Suena el timbre y miro la puerta con rencor, como si fuese su culpa que me tenga que levantar. Vuelve a sonar y me levanto enfurruñada. Arrastro los pies hasta la puerta y la abro. Al otro lado me encuentro con Matt y Kate.

No, perdón. Matt y Kate totalmente arreglados como si fuesen a salir de fiesta.

—¿Qué haces así? —pregunta Kate con cara de horror.

—Pues... esto... —me giro y veo el sofá junto el bol de palomitas que me reclaman. Vuelvo a mirar a los rubios.— Estaba viendo series y tomando palomitas.

Se miran entre ellos y pasan.

Sí, claro. Adelante.

Bueno, seguramente habrán estado aquí más días que yo. No me extrañaría en absoluto.

—¿Cam no te ha avisado? —pregunta la rubia.

—¿Avisarme de qué? No me ha dicho nada, creo que está en el baño. —hago una pausa. Un momento... Matt y Kate arreglados, Cam en el baño y su sospechosa afirmación de que hoy no haríamos nada ni vendría nadie. Ese capullo.— ¡DALLAS! —grito a todo pulmón, y a los cinco segundos aparece en lo alto de las escaleras con un vaquero y sin camisa.— ¿Cuándo pensabas decirme que íbamos a una fiesta? —medio grito enfadada.

—Cuando no te diese tiempo de decir que no.

—Ahora tampoco me da tiempo de arreglarme, chico listo. —le fulmino con la mirada.— Me quedo comiendo mis palomitas, gracias. —me giro hacia el sofá y descubro que Matt está sentado comiendo las palomitas y mirándonos.

—¿Qué? La discusión estaba interesante. Por mí no paréis. —dice y se lleva otro puñado de comida a la boca.

Miro a Cam, que me mira haciendo pucheros. Por favor, esa mirada la inventé yo.

—No, Alexander. Encerronas no. —me cruzo de brazos y baja las escaleras de dos en dos.

—Por favor.

—No.

—Por favor. —se pone de rodillas.

—No. —niego con la cabeza.

—Friego el baño las próximas cuatro veces. —pone mirada de cachorrito. Le fulmino con la mirada. Eso es una oferta muy tentadora, pero tengo que aprovecharme de la situación.

—Cinco. —eso es casi lo que queda de verano.

—Hecho. —dice al instante y me abraza.— Corre, ve a arreglarte.

Miro a Kate suplicante y ella asiente. Subimos al piso de arriba y entramos a mi habitación. Abro la puerta del armario donde están los vestidos, faldas y demás.

—Necesito que escojas algo que me vaya bien. Voy a ducharme corriendo. —salgo corriendo al baño de abajo.

Antes de entrar veo a Matt viendo Big Bang por donde lo había dejado.

Entro en el baño y me ducho lo más rápido que puedo. Al salir me cepillo el pelo y me hecho una crema para que se me formen ondas en las puntas. Me pongo la ropa interior que llevé y vuelvo a salir enrrollada en la toalla.

—¡No se puede andar en paños menores por la casa, Brook! —exclama Cam divertido.— Regla número dos.

—Que te den.

Llego a mi habitación y un bonito conjunto está tendido en la cama. La verdad es que sólo me lo había puesto una vez. Es un dos piezas corto, blanco y azul estampado.

—Me encanta. Ni se me había pasado por la cabeza. —sonreí a Kate.

—No te he escogido zapatos por si preferías ir de plano.

—De hecho sí. Tacones los justos. —nos reímos. Me fijé en que ella apenas llevaba tacón.

Presiento que seremos buenas amigas. Ambas somos bastante sencillas. Me pongo el conjunto con unas sandalias y cojo mi pequeño estuche de maquillaje. Sólo me echo rímel y base.

—Brook, ¿os falta mucho? —escuho que grita Cam desde abajo.

—Cinco minutos. —grito en respuesta. Cinco minutos que tardo en secar un poco mi pelo. Bajamos y noto que aún lo tengo húmedo, pero por el camino se secará.

Bajamos en el ascensor y subimos al coche de Matt, que tiene los cristales tintados. ¿Todos los coches de los chicos los tendrán?

El camino se pasa rápido entre historias y risas. Me acabo de acordar de que Matt es el que se pasa la vida comiendo.

R.I.P mis palomitas.

Llegamos a una casa bastante grande en unos veinte minutos. Hay un montón de coches aparcados en la calle y seguridad en las puertas.

—¿Seguridad? ¿En serio? —pregunto mientras caminamos hacia la puerta.

—Para que no se cuele nadie. Es vuestra garantía para seguir en el anonimato. —explica Matt. Miro a Kate y esta asiente.

Vaya.

Entramos en la casa y no se ve como la típica fiesta loca que me imaginaba. No del todo, al menos. Hay una zona del salón habilitada como pista. A lo lejos puedo ver la cocina llena de vasos rojos de plástico y al final una gran galería que da al jardín con piscina, donde la fiesta no se detiene.

Pero lo curioso es que me suenan muchas caras. ¿Todas estas personas son famosas?

—Vamos al jardín. Deben de estar allí. —escucho que dice Cam. ¿Quién debe de estar en el jardín?

Me coge de la mano y salimos al jardín donde se está mucho más a gusto. No hay esa sensación de agobio que había dentro.

Mi amigo da una vuelta sobre sí mismo hasta que encuentra lo que busca. Camina decidido hasta unos chicos sentados de espaldas y le tira del pelo a uno que lo tiene bastante largo. El chico se gira enfadado pero al ver a Cam sonríe.

Ese, sin duda alguna, es Nash Grier. El mejor amigo de Cam. Sé de él porque fueron muy amigos, hasta se compraron el piso juntos. Pero al final algo no funcionó y Nash se fue de casa.

Siempre supuse que volverían a ser amigos y él volvería al piso, pero al parecer ya son amigos y su habitación sigue vacía.

Sus ojos celestes se paran en mí y sonríe.

—¡Brook! ¡A mis brazos! —y prácticamente se tira encima de mí. Se separa riendo.— Así que los rumores son ciertos, al fin has decidido salir de tu agujero.

Cam le advierte con la mirada y yo me pego más a él inconscientemente.

—No me malinterpretes, no lo decía por mal. Me alegro. —sonríe. Se gira y le da una colleja al chico que estaba sentado a su lado.— Maleducado, saluda.

El chico se soba la parte afectada y se levanta de al lado de la rubia. Se gira y me quedo flipando. ¿Pero cuántos años tiene este chaval? Un momento, se parece muchísimo a Nash. ¿Nash tenía un hermano? Sólo recuerdo a la pequeña rubia.

—Hola, soy Hayes Grier. —me da un beso en la mejilla.— ¿Y tú eres... ? —pregunta mirándome de arriba abajo.

Muy mayor para ti.

—Brook. —respondo escueta. Aún estoy tratando de averiguar cuantos años tiene. No le echo más de dieciséis, ni de coña. ¿Quince, quizás?

De un momento a otro me encuentro sola con Nash. El tal Hayes se ha sentado otra vez con la rubia -que le debe sacar unos cuantos años- y Cam ha desaparecido. Genial.

—Te veo un poco perdida. —ríe Nash. Más que un pulpo en un garaje.— ¿Por qué no damos una vuelta por la fiesta? Quizás conozcas a alguien más, creo que los Jacks iban a venir.

¿Más gente? No, por favor.

—No te preocupes, creo que... iré a por algo de beber. Sí. Hasta pronto. —sonrío amable y me escapo lo más rápido que puedo. Camino a la cocina donde ahora se está un poco más relajado.

Aún así hay que ir esquivando vasos al andar. Menos mal que no traje tacones.

Cojo un vaso de un montón limpio y lo lleno de cerveza. Si alguna vez habéis probado la cerveza sabréis que es asquerosa, pero con el tiempo te acostumbras al sabor. Me tomo la cerveza sola, apoyada en la encimera y observando a toda la gente del salón. ¿Qué diferencia hay entre una fiesta normal y esta?

Probablemente que la cantidad de seguidores que suman entre todos sea mayor a los minutos que cualquiera de nosotros pueda vivir.

—A mí tampoco me entusiasman las fiestas, si te consuela. —dice una voz a mi lado. Me giro y veo a un chico muy guapo, en vaqueros negros y camiseta gris. Tiene un cuerpo trabajado, una voz y una cara muy dulces.

—Me estoy aclimatando. —examino su cara. Este chico me suena mucho más que cualquiera de los otros. ¿Será amigo de Cam? No me extrañaría.

El chico rie.

—Si, a veces cuesta. El alcohol ayuda. —se encoge de hombros y eleva su vaso. Choco el mío con el suyo y bebemos.

—Creo que conozco a tres personas en esta fiesta. —pensé en Nash y Hayes.— Cinco como mucho. —me reí.

—¿Con quién has venido? -pregunta sonriendo.

—Esto... con Cam. Cameron Dallas, ¿le conoces? —pregunto algo torpe. Problablemente todos se conozcan entre todos en esta fiesta. A diferentes niveles, pero conocidos.

—Sí, sí... bastante bien. —hace una pausa y ríe.— ¿Entonces, qué te trae por Los Ángeles?

—Una carrera. Educación Infantil concretamente. —el moreno sonríe. Vi a lo lejos a Kate y aprovecho para ir junto a ella, pero antes me giro hacia el chico.— Ha sido un placer. —sonreí y me dispuse a caminar hacia la rubia.

—¡Espera! ¿Cómo te llamas?

—Brook. —le miro un segundo al decir eso y pude notar un brillo en sus ojos, pero me voy antes de que Kate se mueva y no la pueda encontrar.— ¡Rubia! —exclamo y varias chicas se giran, entre ellas Kate. Las dos reímos hasta que por fin estamos cerca.— ¿Dónde se ha metido Cam? Desapareció al presentarme a Nash.

Kate -que es más alta que yo y ve más lejos- echó un vistazo a la sala pero negó con la cabeza.

—Ni idea. Matt también ha desaparecido. Odio cuando me hace esto. —me reí, ya que estábamos en las mismas.— Que les den, vamos a tomar una copa.

—Me parece genial. —caminamos hacia la cocina y el chico había desaparecido. Le preguntaría a Kate quién era, pero no me dijo su nombre.
Sin saber cuándo ni dónde, Kate tenía una botella de Vodka en las manos y una gran sonrisa en su cara.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top