4.-
Un día me hizo falta para instalarme completamente en la casa.
Bueno, técnicamente no es una casa, es un ático doble. Abajo tienen la cocina, el salón, una habitación y un baño, y arriba dos habitaciones y un baño. Cam insistió en que me quedase con el baño, pero le dije que utilizaría el de abajo. Ya es suficiente con que me esté acogiendo.
Le pregunté a Cam si tenía total libertad para decorar la habitación, y dijo que sí, por lo que pinté las paredes de crema, menos una, que la pinté de aqua. Ya había una gran cama, que era la de invitados, así que le puse un bonito edredón aqua con cojines. Tiene un enorme armario empotrado de madera blanca con el que me voy a llevar muy bien.
Hoy iré a comprar las cosas que me faltan: un escritorio, una silla, unas estanterías y un puf. No me gustan las mesitas de noche, por lo que pensaré algo para iluminar.
Y también compraré cortinas, quiero cortinas a juego con la habitación para rematarla.
-Cam, voy a comprar lo que me falta. -grité bajando las escaleras. Le encontré tirado en el sofá, viendo How I Meet Your Mother.- Bueno, me quedo un ratito. -dije acomodándome encima de Cam.
Por suerte o por desgracia, soy muy menuda, y una pluma. Cam y yo llevamos poniéndonos así para ver la tele años. Incluso una vez me quedé dormida tumbada en su espalda. Sierra nos sacó una foto y la tenía en el corcho de mi habitación. Parecía una foto tumblr ''relationship goals''.
-¿No te ibas? -preguntó divertido cuando acabó el segundo capítulo. Miré el reloj en mi muñeca y abrí los ojos.
-Mierda, sí. Es muy tarde. -me levanté y revisé que llevaba todo en mi bolso: cartera, llaves, funda de las gafas, gafas de sol, y demás cosas de mujeres como maquillaje y un pequeño frasco de colonia.
-¿Segura que no quieres que te acompañe? -preguntó sentándose en el sofá como una persona normal.- A lo mejor necesitas mi ayuda.
-¿A un Ikea un viernes por la tarde? Acabas antes poniendo en Twitter ''Ey, estoy viviendo con mi mejor amiga.'' -ironicé.- Creo que sabré arreglármelas.
Negó con la cabeza mientras reía. Le mandé un beso cuando estaba en la puerta.
-¿Cuándo vas a aceptar nuestra relación? -gritó gracioso y solté una carcajada.
Me he gastado doscientos dólares. Shit. Aunque por lo menos la habitación quedará preciosa. Problema: no me he dado cuenta de que no podía llevarlo a casa sola.
Con la dignidad hecha pedazos, marqué el número de Cam, que respondió a los tres tonos.
-Hola bae. -saludó. Escuché risas de sus amigos de fondo y maldecí por lo bajo mientras mis pies jugaban con una colilla apagada en el suelo del aparcamiento del Ikea.
-Ey, Cam. Verás, necesito que me hagas un favor. -hablé mucho más bajo de lo normal, incluso yo lo noté.
-Oh, esto no pasa todos los días, te escucho. -pude notar su imbécil sonrisa al otro lado de la línea.
Di una fuerte patada a la colilla, y está desapareció por el hueco de una alcantarilla. Cerré los ojos con fuerza, pensando en la forma menos humillante de decirlo.
-Necesitoquevengasapormí. -solté lo más rápido que pude. Decirlo rápido era lo menos humillante. Como cuando te quitan una tirita.
-¿Brook? Se escucha mal, ¿puedes repetirlo? -y no, la burla de su voz no pasó desapercibida. Se lo estaba pasando en grande a mi costa.
Suspiré.
-Necesito que vengas a por mí. No me he dado cuenta de pedir que lo llevasen a casa y ahora ya no puedo, y estoy sentada encima de una torre de cajas de muebles con un puf envuelto en plástico arriba de todo mirando como los coches entran y salen cual idiota. ¿Vienes o no?
Pude diferenciar la carcajada de Cam entre unas cuantas más. Apuesto todos mis ahorros a que tiene puesto el manos libres.
-Por supuesto que sí, estoy allí con el coche en cinco minutos. -hizo una pausa.- Pero antes, ¿eres imaginaria?
-Te odio, Cameron Alexander Dallas. -murmuré.
-Se te sigue oyendo muy mal. -se burló de nuevo.
-Sí, soy Brook. La mejor amiga de Cam, aunque no sé muy bien por qué él es mi mejor amigo. -sonreí sarcástica.- ¿Te vale?
-Nos vemos en cinco minutos, bae.
¿Cinco minutos? Más bien pasaron veinte hasta que vi su coche entrando en el aparcamiento y a Cam conduciendo a diez por hora, con las gafas de sol puestas y una gorra que ayudaba a taparle la cara, con el brazo por fuera de la ventanilla mientras movía los dedos en el volante, al ritmo de la música. Probablemente Drake. La viva imagen de un Cam relajado.
Cuando me vio empezó a reírse y redujo aún más la velocidad si cabe. ¿Que va, a treinta centímetros por minuto? Capullo.
-Abuela, acelere. -dije cuando estuvo más cerca y sabía que me oiría. Como predije, Headlines sonaba bastante alto dentro del coche.
Bajó rápido de un salto y me ayudó a meter todo en el maletero.
-¿Te costó mucho tragarte el orgullo? -preguntó divertido una vez estuvimos dentro del vehículo. Me puse el cinturón y recogí las piernas sobre el asiento, como acostumbro a hacer.
-Una media hora, más o menos. Estuve pensando absolutamente todas las opciones que tenía antes de admitir que necesitaba que me acompañases. -confesé y Cam dejó de mirar la carretera un segundo para mirarme y reírse.
-Eres demasiado orgullosa. -me revolvió el pelo y bufé.- Por cierto, ahora los chicos quieren conocerte.
-¿Qué chicos? -pregunté con miedo.
Llevo tres años evitando a cualquier amigo famoso de Cam. Como ya dije, alguna vez he hablado un poco con ellos por teléfono. Cam me habla muchísimo de ellos, varias veces quiso llevarme a Magcon, pero no quiero entrar en ese mundo. Estoy feliz en el anonimato, gracias.
-Estaba con Aaron y con los Dolans. -se encogió de hombros. Pensé un poco y les puse cara a los Dolans -estoy casi segura de que son los gemelos-, pero no a Aaron. Los chicos de Magcon siempre los confundo.
-Siento haber interrumpido.
Hizo un movimiento con la mano, indicando que no pasaba nada. Escuchamos un poco la canción en silencio, hasta que Cam volvió a hablar.
-De todas maneras les he prometido que les conocerías pronto. -dijo como si nada. Creo que mis ojos se abrieron lo máximo posible. Mi boca hizo una pequeña O de sorpresa. Cam mantenía la vista fija en la carretera, evitando ver mi cara.
-¿Qué? -murmuré después de unos segundos.- ¿Qué? -repetí esta vez más alto.- Lo hemos hablado mil veces, no quiero conocerlos.
-Al menos deberías conocer a Nash y a Aaron. Son mis mejores amigos. Y ellos están deseando conocerte. -dijo tranquilo.
Me froté la cara con desesperación. Este chico no hay quien lo aguante, os lo juro. Que no os engañe su fachada de niño alegre y bueno.
-¿Cuántas veces hemos tenido esta discusión? ¿Cuántas veces la vamos a tener otra vez? -pregunté enfadada sentándome hacia él. Ya casi habíamos llegado al bloque de pisos, y durante todo el trayecto hemos discutido, aunque no es que fuese muy lejos.
-Las veces que hagan falta para convencerte. -bromeó sonriendo y le fulminé con la mirada, indicándole que no era el mejor momento para bromas. Se puso serio y me miró un mili segundo.- Oye, estamos viviendo juntos, vendrán a casa. Al final les acabarás conociendo.
-¿Por eso insistías en que debía quedarme contigo? ¿Para que no me quedaran más narices que conocerlos? -mi tono de voz detonaba que estaba muy enfadada. ¿Tan difícil es respetar que no quiero entrar en todo eso? Yo he respetado que él sí quiera.
Pegó un frenazo al llegar a la calle. Por allí no suelen pasar coches por lo que he visto estos días, pero aún así se ha parado en medio de la carretera.
-No, te pedí que vinieses a casa porque eres mi mejor amiga, y vamos a vivir cosas maravillosas y mil aventuras cuando pierdas el puto miedo de volver a abrirte a los demás. Nadie te va a hacer daño. -dijo cabreado.
Enfadar a Cam es bastante difícil, pero yo tengo un don para eso.
Le miré con los ojos algo húmedos. Eso había sido un golpe bajo, y se estaba dando cuenta. Su cara pasó de enfado a arrepentimiento en muy poco tiempo.
-Lo siento, no quise decir eso. Pero es que llevo tres años esperando para ver a una de las personas más importantes de mi vida junto con mi segunda familia.
Suspiré cansada. Salí del coche, y él me siguió. Cargué como pude una estantería y la silla del escritorio.
-No me vas a convencer en esto Cam.
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