25.-

—Mantén tus sucias manos fuera de mi vestido blanco, Matthew. —fue lo primero que escuché al entrar en el piso de Kate. Habían pasado dos días desde que Cody se había ido. Miré a Jack Johnson divertida, y este me devolvió la misma mirada.— ¡Estás lleno de chocolate! ¿Quieres estarte quieto?

Me reí en alto y Kate se asomó por una de las puertas.

—¿Brook? —recorrió la estancia con los ojos hasta pararse en mi.— ¡Cielo! —se tiró encima de mí y me reí.— Matt se está portando mal conmigo.

—Es un tonto. —dije acariciando su espalda y ambas reímos. Cuando se separó vi que Kate tenía la nariz manchada de chocolate y no pude evitar reírme en su cara.

—Me voy a cambiar. —suspiró caminando de nuevo hacia la puerta adornada con fotos de todo tipo. Su vestido también estaba manchado de chocolate.

Me acerqué a Cam y pasé mi brazo por su cintura, dándole un medio abrazo.

—Me haces eso a mí y te llevas una hostia... —dije riéndome y Cam negó con la cabeza acompañándome.— Menos mal que valoras tu vida.

Caminé por la estancia. El piso era parecido al de Friends, pero un poco más pequeño. Nada más entrar estaba la cocina, conectada al salón. La pared del fondo tenía dos puertas y la de la derecha otra. Todo estaba lleno de fotos y cosas de colores. No había dos tazas iguales colgadas en la cocina y tampoco dos cojines con el mismo estampado en los sofás. Todo tenía un aspecto de segunda mano que me encantaba.

Me tumbé en el sofá mirando el techo, el cual estaba lleno de palabras.

Definitivamente me encanta este piso.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —pregunté leyendo las palabras. Parecían no tener conexión entre ellas, pero muchas formaban frases.

—Estamos esperando a que lleguen los demás. —dijo JJ y le miré frunciendo el ceño.— Los Dolan han ido al aeropuerto a recoger a Shawn. —explicó y miré a Cam alzando una ceja, que sonrió como un niño pequeño.

—Me acabo de enterar. —mintió. No dije nada, me limité a mirarle seria.— Puede que me lo dijeran hace un ratito. —hizo una pausa.— Vale, lo sabía. Pero en mi defensa diré que...

—En tu defensa hostias, Cameron. —le corté. Me levanté del sofá y caminé hasta la puerta donde Kate estaba hace unos minutos. Entré cerrando de un portazo y me crucé de brazos.

La rubia, que estaba abrochándose los vaqueros, me miró curiosa.

—¿Qué te ha hecho la puerta, Brook? —bromeó y me froté la cara frustrada, lo que hizo que dejase las bromas a un lado y se acercase.— Ey, ¿qué pasa?

—Voy a matar a Cam. ¿Podré alegar enajenación mental si lo hago ahora? Un par de meses en prisión preventiva, vigilada con una pulserita de localización y listo.

—Tengo un amigo en derecho, se lo puedo consultar. —lo dijo tan seria que me hizo reír.— No te ha dicho que venía Shawn. —negué con la cabeza.— Brook, te lo digo como amiga, tienes que dejar de consentirle tanto. Si no quieres conocernos tan rápido es tu decisión.

La miré culpable. No quería que lo malinterpretase, porque como ya he dicho, estaban siendo todos muy buenos conmigo.

El caso es que he estado sola durante tanto tiempo que tener tantos comienzos de amistades a la vez me agobia. Me había acostumbrado a la soledad y me encantaba.

—Sé cómo te sientes. Matt me hizo lo mismo. —se encogió de hombros.— Me presentó a todo Magcon junto, de repente tenía delante de mí a nueve chicos a los cuales no conocía de nada, haciéndome miles de preguntas a la vez. —sonrió de lado.— Al principio es más difícil. Porque sabes que son amigos de Cam, pero no sabes si puedes confiar en nosotros sólo porque él lo haga.

Esta chica debería estar haciendo psicología, no biología. Se ha equivocado de carrera.

—Lo único que puedo decirte es que eres bienvenida en esta pequeña familia, al cien por cien. —sonreí y la abracé con cariño.

Salimos y traté de no mirar a Cam, aunque él intentaba todo lo contrario, claro.

Matt estaba tirado en uno de los sofás, comiendo patatas fritas de un bol.

—¡Brook! Vas a conocer a Shawn. —dijo feliz. En un momento de lucidez, recordé que Shawn era el chico que decía conocerme, pero yo no recordaba haber hablado con ningún Shawn.

Probablemente se habría confundido. Anda que no hay morenas de ojos verdes en Los Ángeles.

—Vamos a poder demostrarle que se equivoca. —dijo Cam con una sonrisa. No se la devolví, claramente.

Debería haberme ido en ese momento. Plantarle cara de una vez para que entendiese qué estaba dispuesta a soportar y qué no. Pero como siempre, cuando se trataba de Cam siempre era más permisiva. No podía pasar por alto que había sido mi único amigo durante años y que me había apoyado siempre, por mucho que quisiese.

Así que me senté en el sofá y puse mi mejor sonrisa para conocer a otro amigo suyo. Porque de alguna manera se lo debía. Y el chico no se merecía mis borderías por culpa de Cameron.

Pasó casi una hora de bromas y risas hasta que el timbre sonó. Miré nerviosa a Jack y este me abrazó brevemente.

—Va a salir todo muy bien. Es un chico muy dulce.

—Entonces no nos vamos a llevar bien. —fruncí mi nariz y Jack rió.

—Os llevaréis genial, igual que te llevas bien con los demás. —asentí intentando convencerme a mí misma. Me giré a tiempo para ver como Kate abría la puerta y aparecían los dos hermanos, acompañados de otro chico.

Y ese chico...

Ese chico me sonaba. Pero no sonarme como me sonaba Aaron en el coche. Yo conocía a ese chico.

Entrecerré los ojos para enfocar bien su cara. Quizás era mi vista, que había fallado durante un momento, pero no. Cam debió de ver mi cara, porque dio media vuelta y apoyó sus manos en mis hombros.

—¿Qué pasa, Brook? —murmuró preocupado.

—Le conozco. Hablé con él en la fiesta. —fruncí el ceño a la vez que me caía del burro y la realidad me abofeteaba.— ¿Cameron? ¿Qué fue exactamente lo que te dijo?

—Que le parecías especial.

—Intercambiamos cuatro frases como mucho. —dije sin entender. Es imposible saber si una persona es especial o no con la conversación que tuvimos.

Una de dos. O es realmente enamoradizo o simplemente tenía curiosidad porque le había dicho que era amiga de Cam.

Me quedo con la segunda.

Shawn ya había saludado a todos menos a nosotros dos. Se acercó a Cam y le dio un rápido abrazo. Apoyó su mano en el hombro de mi amigo y le sonrió.

—¿Todo bien? —preguntó y Cam asintió con una gran sonrisa.

—Fantástico.

Se giró y me miró con una gran sonrisa. Tenia las mejillas sonrosadas y el pelo desordenado, como si no se hubiese peinado por la mañana.

—No sé si me recuerdas. —dudó al decirlo.

—Me acuerdo de ti. Pero no sabía que eras tú. —sonreí nerviosa. ¿Qué narices se supone que tenía que decir?

—¿Qué tal el viaje? —preguntó Kate cortando el momento incómodo. Nota mental: hacer un mural a Kate por salvarme el culo.

A partir de ahí la conversación fue degenerando. Empezamos hablando del viaje, luego de las turbulencias, de aviones desaparecidos, de las pirámides de Egipto y por último de extraterrestres.

Las amistades se forjan con las conversaciones de teorías conspirativas, cada día lo tengo más claro.

—Yo creo que somos un experimento de una raza superior. —argumenté.

—¿Y cómo explicas los dinosaurios, entonces? Si los alienígenas nos hubiesen soltado aquí de un día para otro no habría evolución. —como se nota que Kate estudia biología.

—Eran los antiguos residentes del planeta. —me encogí de hombros.

—Pues yo creo que hay dos razas alienígenas. Una quiere acabar con nosotros, mientras la otra nos protege. —dijo Grays.— Aunque también defiendo la teoría de Brook. Seguro que han hecho porras para ver cuántos millones de años tardábamos en cargarnos el planeta.

—Bipartidismo no. O eres de nutella o de nocilla. Las dos no puede ser. —respondió Ethan serio y todos reímos.

Miré la hora en mi móvil y me sorprendí al ver que eran las dos de la madrugada. Inmediatamente de mi boca salió un bostezo y me tapé la cara con la camiseta. Me apoyé en el hombro de Ethan cerrando los ojos.

—¿Vas a dormir? —preguntó divertido.— Vaya, Brook, no aguantas nada.

—Shh, sólo voy a descansar los ojos. —me quejé.

Poco a poco dejé de prestar atención a las conversaciones. No estaba del todo dormida, pero tampoco despierta.

—Brook, nos vamos. —escuché la voz de Cam proveniente de algún lado. Abrí los ojos desorientada y me di cuenta de que me había quedado un poco dormida.— Son las tres de la mañana, nos vamos a casa.

Asentí y me levanté del sofá. Me froté la cara con cansancio y me despedí de todos. Cuando llegué a Shawn este me miró divertido y con las mejillas todavía sonrosadas.

—Me ha gustado conocerte. Oficialmente. —dijo con su gran sonrisa.

Este chico es muy guapo, ¿o es cosa mía?

—Lo mismo digo. —sonreí aún medio dormida y le abracé.— Nos vemos. —me despedí de todos con la mano y le lancé un beso a Kate.

Por alguna razón, Cam estaba serio.

—¿Qué te pasa? —pregunté cansada del silencio. No obtuve respuesta.— ¿Me puedes decir qué te pasa?

—''No sé si me recuerdas''. ''Me ha gustado conocerte''. No te ha quitado la mirada de encima en toda la noche, Brook. —espetó saliendo del ascensor y caminando hasta su coche. Le seguí acelerando el paso. Siempre que Cam se enfada anda como si fuese a perder un avión.

—Dime que estás bromeando. —dije cansada.

—No es ninguna broma que a un amigo mío de repente le gustes.

—¿Cómo quieres que le guste si casi no hemos hablado? Tuvo un pequeño crush conmigo, vale. Yo también los he tenido. Y ahora tenía curiosidad por conocerme. Como Matt. Como Nash. Como Aaron. Como todos.

Me miró no muy convencido y negué con la cabeza.

—No puedes ponerte así por cada chico que me mire.

—No lo he hecho. A Aaron se lo he pasado. Al menos él disimula.

Puse los ojos en blanco. Ya había escuchado algún que otro comentario del estilo por parte de Ethan, pero nunca le había hecho caso. Igual que no se lo iba a hacer a Cam.

—Eres un celoso sobre protector patológico. —dije subiendo al coche y cerrando de un portazo, sabiendo que eso le iba a molestar.

—No, no lo soy. Solo intento protegerte de algo que no te conviene.

—¿A quién no le conviene? —respondí y me mordí la lengua en cuanto las palabras salieron de mi boca. Mierda. ¿Por qué la vida no puede tener un botón de rebobina para patosas como yo que no sabemos medir nuestras palabras?

—¿Qué quieres decir?

Bueno, ya que había metido la pata, ¿por qué no meterla del todo?

—Pues que yo he aceptado todos tus proyectos de novias cuando me mandabas fotos y me hablabas de ellas, y nunca me ha molestado que dejases de prestarme la misma atención cuando eso pasaba. Porque lo entendía. Pero cada vez que un chico se interesa por mí, tú encuentras la manera de espantarle.

Pude ver perfectamente como la expresión de mi amigo cambiaba de indignación a tristeza, y como sus manos dejaban de apretar tanto al volante.

—Supongo que me he acostumbrado a tenerte siempre para mí. Cuando se trata de ti, solo pienso en mí. Y debería ser al revés.

No dije nada por miedo a que ese momento se estropease. Estaba madurando y no pensaba interrumpirle.

—Intentaré ser un poco menos...

—¿Asfixiante? ¿Posesivo?

Rió suavemente y negó con la cabeza. Me miró por un segundo y sonrió.

—Lo intentaré.

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