13.-

Llego tarde.

Bajo corriendo las escaleras para entrar en el baño e intentar hacer algo productivo con mi pelo, pero es casi imposible por lo que lo dejo en una simple coleta. Dentro de mí mantengo un debate interno: ¿maquillaje o natural? Natural, sin duda. ¿Qué más, qué más? ¡Crema! ¿Dónde habré metido...?

-¡Brook! ¡Tengo una buena noticia! -Cam se asoma por la puerta abierta del baño y me mira frunciendo el ceño.- ¿A dónde vas? -pregunta confundido.

-He quedado con Kate y creo que llego tarde. -miro el reloj en mi muñeca. Sí, definitivamente llego tarde. ¿Por qué me echaría esa siesta? Siempre hago lo mismo. ''Sólo quince minutos'' se convierten en dos horas.

-Ah. -puedo notar la decepción en su voz. ¿Por qué? Ayer le pregunté si haríamos algo y respondió que no por lo que me tomé la libertad de organizar una tarde de chicas a la que obviamente Cam no estaba invitado. Con Sierra lejos necesito una amiga que no sea Cam intentando ser femenino.

-¿A qué viene ese cambio de humor? -pregunto mirándole.

Se encoge de hombros como si no fuese nada. Tengo exactamente dos minutos para salir de casa así que le hago un gesto para que se apure en responder.

-Es que acabo de quedar con Aaron. Tenía ganas de que os conocieráis. -hizo una mueca de tristeza y por un segundo me sentí culpable. Cam lleva queriendo que le conozca desde que son amigos, es de quien más me habla junto con Nash.

-Lo siento Cam, pero no pasa nada, le conoceré otro día. -besé su mejilla y pasé por su lado para caminar hasta la puerta.- ¡Nos vemos por la noche! -exclamé y salí de la casa dispuesta a correr para no llegar tarde.

Durante el camino desde casa hasta la playa vi a decenas de personas en monopatín y me di cuenta de que podría ir en él, en vez de corriendo. Hace ya unos años cuantos años que Cam me enseñó. Sonreí ante el recuerdo de aquel verano. Sin duda uno de los mejores en nuestro tiempo de amistad.

Cuando llegué al paseo, al lugar acordado con Kate suspiré aliviada al ver que aún faltaban un minutos para la hora. En serio odio llegar tarde. Aún así la rubia ya estaba allí.

-No me hubiese muerto por esperar cinco minutos. -dijo a modo de saludo.

-Lo sé, pero es una cosa que estoy intentando corregir. -siempre llego tarde a los sitios. Siempre. ¿Cuántas veces habría ido a detención por llegar tarde a clase en los cuatro años de instituto? Decenas.

Empezamos a caminar por el paseo marítimo. Era el primer contacto que tenía con Los Ángeles de día, porque con Cam nunca podemos ir a sitios como este donde hay tanta gente y casi siempre es de noche.

Me gustaría conocer algo la ciudad antes de empezar la Universidad. Una idea pasó por mi cabeza.

-Kate, ¿tú qué haces? Es decir, ¿estudias o trabajas? -pregunté de repente curiosa. Que Kate estuviese en la facultad sería maravilloso. Empezar en un sitio nuevo desde cero es difícil.

-Empiezo segundo año de Biología. -sonreí. En el instituto solía ser la mejor en biología porque me encantaba. Ya hablo como una Universitaria ''En el instituto solía...''

-Yo empezaré primero de Educación Infantil. -sonreí orgullosa.

-¿Te gustan los niños? -preguntó de repente sorprendida.

-Mi mejor amigo es Cam. -bromeé y las dos nos reímos con ganas.- Sí, me encantan. Son tan divertidos...

Kate negó con la cabeza meneando su pelo.

-Yo no tendría paciencia. Es decir, me gustan. Pero no como para aguantarlos toda la mañana cinco días a la semana. -rió.- Cuando quieras te enseño el campus. Nuestras facultades no están muy lejos, de hecho.

-Te lo agradecería. -seguimos caminando y charlando de cosas relacionadas con la Universidad hasta que vimos una bajada a la playa.- ¿Podemos bajar? -pregunté ilusionada.

La rubia asintió y bajamos a la playa. Al principio casi no se podía caminar de toda la gente que había con sus toallas estiradas, pero luego en la orilla del mar se estaba mucho mejor. Con las sandalias en la mano me acerqué al agua y entré en ella casi hasta las rodillas.

Adoro la sensación de la arena en los pies, sentir como se hunden. La última vez que estuve en la playa fue con Cody, a principios del último curso. Me había estresado al ver todos los trabajos que tendría que hacer y cuando me vio, simplemente me quitó la mochila y los apuntes de la mano, me subió a su coche sin decir nada y condujo hasta que llegamos a la playa. Pasamos el resto del día allí.

-Está buenísima, ojalá hubiese traído bikini.

Recuerdo que cuando era pequeña y mis padres descansaban los domingos nos traían a la playa. A mí no me gustaba nada porque Lauren me obligaba a ser su esclava toda la tarde, y si no me tiraba algas a la cara.

Cuando crecimos y dejamos de ir juntas me empezó a gustar.

-Otro día venimos a pasar el día. -me guiñó un ojo y las dos sonreímos.

Como predije, Kate y yo estábamos siendo muy buenas amigas.

Después de una larga y divertida tarde en la que nos habíamos conocido muchísimo más, ambas tuvimos que despedirnos. Ella vivía muy cerca de la playa, en un pequeño apartamento que tenía alquilado sola, mientras que Cam y yo vivíamos en una urbanización no tan cerca de la playa, pero que permitía tener más privacidad.

Caminé de noche por las calles de Los Ángeles. Cam me ha dicho mil veces que no haga eso, pero me gusta disfrutar de estos pequeños momentos, aprovechar que estoy sola y pensar en mis cosas. Cuando llegué al edificio subí en el ascensor. ¿Estaría Cam ya en casa? Había quedado con Aaron, pero no sabía dónde. A lo mejor habían ido a Sorti's.

Metí la llave en la cerradura y abrí la puerta. Dejé el manojo de metal en un plato de decoración donde dejamos todos los juegos de llaves y ví que estaban las de Cam y las del coche.

-Hola. -dije en alto. La tele estaba encendida y había restos de una tarde de chicos: palomitas, cervezas, mandos de la play tirados de cualquier manera en la mesa...

-No puede ser. ¿Le has visto? -preguntó Cam bajando las escaleras emocionado.

-¿De qué hablas? ¿A quién tendría que haber visto? -pregunté confundida.

-Aaron acaba de irse hace un minuto. Un minuto. ¿No te lo has encontrado en el ascensor o... ?

-No he visto a nadie Cam. -me reí y mi amigo frunció el ceño.

-Bueno, ¿y qué tal el paseo? -preguntó volviendo a ser Cam normal.

-Bien, hemos estado en la playa, en el paseo, hemos comido algodón de azucar...

Empecé a relatarle todo el día a Cam y le dí la razón en que las playas de Los Ángeles eran preciosas aunque sólo hubiese visto una.

Me prometió que me llevaría a otra antes de que empezase el curso.

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