4. we will find a way through the dark


4. we will find a way through the dark




         MARNIE era ordenada, le gustaba tener el control de las cosas y por supuesto, el de sus pensamientos (Tristemente, no lo tenía).

Su tiempo se dividía entre cumplir cada punto de su lista de deberes y sobre pensar hasta la más mínima cosa insignificante que sucedía en su vida.

La mente de Marnie se obligaba a odiar cada parte y recuerdo que la tenía ligada a su vecino. De verdad quería hacerlo. Pero su corazón no estaba poniendo nada de empeño en ello, ni esfuerzo.

Después de su pequeña discusión en el trayecto de la escuela a su casa junto a Peter, Marnie decidió apresurar sus pasos y dejarlo atrás. Por otro lado, él decidió respetar su decisión de no hablar más pero la siguió a una distancia considerable sin perderla de vista hasta que la vió entrar a su casa sin mirarlo una última vez.

En la cabeza de Marnie no paraba de recrear la misma escena una y otra vez; Sus ojos marrones mirándola, la forma en que su cuerpo parecía vibrar por la desesperación, la preocupación que tenía remarcada en todo su rostro mientras trataba de hacerle comprender lo mucho que la necesitaba.

Simplemente, todo de él.

Y ahora, lo único que quería, era dejar de pensar en él.

Por lo que buscó que su tarde se basara en hornear galletas y brownies, tratando de mantenerse lo suficientemente ocupada para no permitir que en su mente siguiera divagando el nombre u rostro de su vecino.

Eddie llegó un tiempo después a la casa después de dejar a Gwen en Oscorp.

Notaba algo distinto en él, parecía distraído y su aspecto no era el mejor comparado a como lo había visto cuando fue a recogerla a la escuela.

Estaba sudoroso y su cuerpo temblaba como si sufriera escalofríos por el frío, a pesar de ser primavera. Marnie no pudo ni acercarse a preguntar que era lo que había sucedido, solo intercambió unas cuantas palabras con él sobre lo cansado que estaba antes de subir a su habitación y encerrarse toda la tarde.

Marnie se preocupó pero no lo cuestionó, así como él respetaba su espacio, ella haría justamente lo mismo.

Dejó sobre la mesa un plato lleno de brownies y galletas para él recién horneadas para él, esperando a que en el momento que su hermano decidiera bajar, se las comiera.

Ella subió a su habitación con su propio plato de galletas y un vaso de leche dispuesta a terminar su ensayo de Historia.

Se colocó sus audífonos antes de sentarse en su escritorio cerca de la ventana lista para terminar de redactar su trabajo en la computadora. Sus piernas estaban cruzadas sobre la silla giratoria y tenía una galleta mordida a la mitad en su mano que masticaba distraída. Estaba aislada de la realidad y más enfocada en finalizar sus deberes.

En eso se basada la mayor parte de su tiempo, sin embargo, ningún día podría compararse a aquel.

Marnie nunca esperó que aquella noche, hubiera un vigilante fuera de su ventana, en un traje de rayas azules y rojas, indeciso entre si tocar o simplemente irse. Se veía tan concentrada en lo que hacía que muy probablemente ella se asustaría en cuanto lo viera.

Él decidió que lo mejor sería tocar y tratar de llamar su atención.

Pero no fueron los toques lo que la hicieron voltear, fue el mismo reflejo de la pantalla de su computadora lo que la hizo girar sobre su silla encontrando ahí fuera de su ventana al gran héroe de New York.

Marnie removió sus audífonos y se acercó a la ventana con el ceño fruncido, aún no creía lo que sus ojos observaban. Ella abrió la ventana y él alzó su mano en un saludo tímido.

—Hey...

—¿Si sabes que esta es mi casa? —Marnie arrugó el ceño levemente—, ¿Mi habitación?

Si tan solo pudiera ver debajo de su máscara quizá se habría encontrado con su rostro sonrojado por la vergüenza.

—Sí, bueno... Yo sólo quería asegurarme de que estuvieras bien... Ayer te veías muy afectada.

—¿Estabas preocupado por mí? —arqueó su ceja en curiosidad y una leve sonrisa burlona tiró de la esquina de su labio, olvidándose de borrarla como eventualmente se recordaba. Peter estaba maravillado con eso—. ¿El Hombre Araña siempre se preocupa por todas las damiselas en peligro que salva?

—¡No! Quiero decir sí, pero... —Él suspiró antes de rendirse. En ese momento no era Peter el chico que ella detestaba, era el Hombre Araña el que le había salvado la vida la noche anterior. Ella no podría odiarlo tanto por eso, ¿verdad?—. Lo que viviste ayer fue algo... Traumático.... Yo sólo quería ver como lo estabas llevando. Te prometí que te protegería, ¿recuerdas? Solo me estoy asegurando de hacerlo.

No pensó que su preocupación le pudiera afectar, encontraba regularmente molesto ver a alguien preocupándose por ella misma. No porque no le importara, le incomodaba causar algún sentimiento negativo a las personas que la rodeaban. Sin embargo, con el Hombre Araña... Ella estaba en deuda. Y le incomodó ese sentimiento extendiéndose en su pecho por su causa.

Era agradecimiento.

Marnie no dijo nada, y sólo con un gesto lo dijo todo. Ella se hizo a un lado y le invitó a entrar por la ventana de su habitación.

Podría ser considerado algo estúpido de su parte ya que él muy a pesar de ser un héroe, seguía siendo un desconocido. Pero, él le había salvado la vida la noche anterior y ahora mostraba real preocupación a pesar de ser solo una chica más de Queens comparada a todas las personas que él salvaba a diario.

Y además, extrañamente él le transmitía un sentimiento de seguridad.

Marnie se repitió que solo estaba mostrando su amabilidad porque estaba en deuda con él. Sólo eso.

Él aún sorprendido con la reacción de la joven, se adentró a su habitación antes de que ella cerrara la única brecha de oportunidad que tenía de volver a hablar con él. (Incluso, si fuera únicamente con el Hombre Araña en ese momento).

Con la poca luz que había, aún pudo observar las marcas rojas debajo del cuello de Marnie que tanto había tratado de ocultar en la escuela. Tenía una blusa de tirantes negra ligeramente holgada y debajo unos shorts para dormir cortos. Y seguía luciendo tan hermosa como siempre, para Peter, Marnie era la chica más hermosa que sus ojos pudieron apreciar jamás.

Peter mantuvo sus ojos sobre su rostro ignorando los profundos impulsos de ver sus piernas por respeto.

—Uhm, esta tarde hice galletas de arándanos y algunos brownies de vainilla... ¿Quieres? —ofreció Marnie sin saber como iniciar una conversación o simplemente, cómo agradecerle sin tener que decir las palabras exactamente. Al final, ella no era la persona más sociable que existía.

Él sonrió debajo de la máscara encontrándola sumamente adorable.

—¿Tú horneas?

Peter Parker sabía que ella lo hacía pero el Hombre Araña no y realmente, él solo quería una excusa para escucharla hablar.

—Sí, la mayor parte del tiempo estoy horneando. —se encogió de hombros y giró para ver su plato de galletas casi vacío por lo que lo miró señalando la puerta—. Iré a la cocina a traerte algunas. No te vayas... No tardaré. —ya se estaba yendo pero regresó rápido asomándose por la puerta encontrándolo en la misma posición. Estaba parado en medio de su habitación como si temiera tocar algo u dar un mal paso que pudiera incomodarla. Marnie lo señaló con su dedo como una pequeña amenaza—. Y no te atrevas a hacer algún ruido, mi hermano está durmiendo a lado. Ya sabes, paredes delgadas.

—No planeaba hacerlo... —musitó nervioso pero Marnie ya se había ido corriendo en busca de su postre.

Peter recorrió la habitación de la chica con un poco de duda si hacerlo o no al principio pero poco a poco se fue atreviendo a ver las fotografías y los posters pegados en su pared.

En el pasado había estado en esa misma habitación incontables veces cuando eran inseparables y sin embargo, parecía ser la primera vez que estaba ahí. Las paredes seguían de un tono rosa pastel pero ahora estaban mayormente cubiertas de posters de Star Wars y películas de slashers que a Marnie tanto le fascinaban.

Se acercó al escritorio para ver su pequeña colección de figuras de Harry Potter que tanto se había esforzado en el pasado en juntar, estaban perfectamente colocadas en repisas por orden de importancia que ella les daba. Pudo ver a los gemelos Weasley junto a los Merodeadores hasta el frente.

Una sonrisa volvió a aparecer en los labios de Peter viendo que estaba haciendo su ensayo aún cuando apenas se los habían dejado esa mañana.

Ella era así, dedicada y siempre se esforzaba más que el resto. Quizá no era la número uno como lo era Gwen Stacy pero ella siempre ponía empeño en cada cosa que hacía, más que para tener un reconocimiento, lo hacía por ella misma como si buscara demostrar que siempre podía superarse si se lo proponía.

Algo le llamó su atención, pudo ver que a lado de su libreta y junto a la computadora debajo entre todos las hojas de estudios, sobresalía una fotografía pequeña. Él la jaló un poco reconociendo esa fotografía. Eran ellos. Bueno, eran los tíos de Peter, él mismo y Marnie, los cuatro miraban sonrientes a la cámara. Él lo recordaba muy bien. Fue tomada por él en una de las muchas cenas que tuvieron juntos. Pero lo que hacía esa fotografía especial, y lo que le daba nostalgia era que en ése momento todo parecía más sencillo. Ellos eran felices.

Él volvió a dejar la fotografía donde estaba y se reincorporó acomodando la fotografía en su lugar cuando escuchó los pasos de Marnie más cerca. Ella entró con un plato lleno de galletas y brownies, en la otra mano, un vaso de leche.

La joven de ojos grises se acercó hasta su escritorio y dejó el plato allí junto a un vaso de leche.

—Se que no puedes comer con la máscara puesta. Entonces tuve una idea. —empezó a decir Marnie con un poco de nerviosismo. No le gustaba no tener control de las reacciones de su cuerpo. Sus manos estaban sudorosas y tuvo que fingir que alisaba sus shorts para secarse—. Quizá y si te sientes cómodo con eso, podrías levantar tú máscara solo hasta que tu boca quede descubierta... Por supuesto, yo no veré si tienes problema con eso... Solo es para que puedas comer. —añadió rápidamente sintiendo un leve rubor rosa cubriendo sus mejillas.

El corazón de Peter estaba acelerado por los nervios y también porque era la primera vez que Marnie parecía ser amable con él en años. Se tuvo que recordar que en ese momento que él era sólo el Hombre Araña. No Peter.

Quizá y si subía un poco su máscara ella no reconocería su mandíbula, su rostro aún estaría cubierto y por la poca luz de su lámpara no iba a verlo claramente. No pasaría nada.

—Sí, claro. —dijo después de unos segundos—. Gracias, Marnie.

Marnie se sentó en el borde de su cama para que él pudiera sentarse en la silla giratoria, aún había suficiente espacio entre ellos para que ninguno invadiera al otro. Marnie tenía su propio plato de galletas y comió mientras lo observaba sentarse y tomar el plato que ella le ofreció.

Ella bajó su mirada al momento en que el vigilante comenzó a subir su propia máscara. Dándole el espacio y confianza para no que se sintiera observado ni incómodo.

—Entonces... —Marnie comenzó a hablar de nuevo, cuando escuchó que él mordía una galleta—. ¿Ese día me seguiste? O... ¿cómo supiste dónde vivía? —preguntó finalmente llena de curiosidad.

Un silencio se creó y ella no se pudo de contener, alzando su vista hasta él para encontrarlo observándola con la galleta a medio camino de su boca. Pareció congelado por su pregunta a pesar de que era lo que ya esperaba. Marnie miró los labios del héroe intrigada tratando de no desviar mucho su atención a su mandíbula bien definida.

Marnie tragó saliva distraídamente.

No estaba lo suficientemente alumbrado pero ella sí podía notar algunos detalles que despertaban más su curiosidad sobre él.

Tenía una linda mandíbula y unos labios carnosos que la invitaban a seguir mirándolos fijamente aunque se obligaba a no hacerlo.

—Hoy te vi. —Finalmente le confesó el vigilante con una voz ronca como si la fingiera para no ser atrapado. Aunque eso no lo detuvo de pensar en los segundos de tensión donde pudo atraparla observándolo detalladamente. Él tuvo que controlar sus ganas de sonreír para no ser reconocido—. Estabas caminando con un chico, bueno, él te estaba siguiendo y yo sólo quería asegurarme que no te pasara nada.

Marnie rodó los ojos al volver a recordar esa misma tarde. Y no pudo evitar musitar un molesto «Parker» que hizo el corazón del Hombre Araña latiera con fuerza en su pecho.

—Sí, bueno, ése chico solo es mi... —Marnie apretó los labios sin saber como definirlo realmente. No, no era su amigo, y estaba segura que tampoco era su compañero porque siempre evitaba que los profesores la pusieran con él. Por eso Miles era su compañero de laboratorio. Ella suspiró—. Es mi vecino. —aclaró—. Sólo me acompañó de la escuela a la casa para tranquilizar a mi paranoico hermano.

Marnie no tenía realmente por qué darle explicaciones o simplemente decirle algo personal sobre ella, no es como si a el tuviera que importarle. Pero, por alguna razón dentro suya le hacía querer aclararle.

Por otro lado, Peter sintió que lo que hacía estaba mal, el simple hecho de estar con ella en su habitación, estaba mal. Era como si de alguna forma él estuviera tomando ventaja sobre Marnie pero al mismo tiempo, era su única oportunidad para hablar con ella en donde no lo estuviera evitando u gritando como lo hacía con regularidad.

Tuvo que odiarse por desear un momento con ella aunque tuviera que fingir ser alguien más.

—Presiento que él no te agrada, ¿no es así? —Marnie bufó provocando que un mechón de su cabello se moviera—. ¿Lo odias?

«». Fue lo que quiso responder inmediatamente pero su corazón no la dejó. Ella estaba molesta y herida, incluso había momentos en donde no soportaba ni verlo en los pasillos pero... No, ella no podía decir que lo odiaba.

—Digamos que no es mi persona favorita. —Eso fue todo lo que respondió. Y para Peter, eso fue un avance. Un alivio para su propio corazón—. Pero tú no respondiste antes, ¿siempre entras a las habitaciones de las chicas que salvas? —encontraba algo divertido en molestarlo pero también quería saber que razones tenía para seguirla.

Una pequeña sonrisa apareció en los labios del vigilante y sacudió su cabeza haciendo que Marnie se sintiera atraída por ése pequeño gesto que fue tan atractivo a sus ojos. Y su mente viajó hasta la idea de querer ver el resto de su rostro para probar si era aún más atrayente que en ese momento. Los movimientos de su mandíbula la distraían.

—No, por supuesto que no. Pero sí a las que parecen reaccionar... extrañamente «bien» a eventos traumáticos. —Él subió su vista cubierta por su máscara hasta el rostro de la joven que lo miraba detenidamente—. ¿Siempre reaccionas tan tranquilamente ante cualquier situación donde amerita lo contrario?

Marnie arrugó su nariz y asintió. Un tierno gesto del que probablemente ella desconocía pero que hacía el corazón de Peter correr como loco.

—Digamos que tengo un casi buen control de mis emociones. —«Excepto de la noche anterior y muy probablemente, el de hoy también.» Se contuvo de decir. Marnie se encogió de hombros y tomó otra galleta mordiéndola bajo la mirada del vigilante que seguía cada gesto como si fuera un imán. El ambiente era cómodo y una tensión palpable en el aire que ninguno admitiría—. Le llamo un 'don'. Pero mi hermano le llama Trastorno de Estrés Post-traumático... Claramente, con una mejor retención al dolor. —resopla—. No dejo que eso me defina.

Él sabía que ella estaba siendo sarcástica, una forma de autodefensa para proteger sus verdaderas emociones. No recordaba que sus muros fueran tan altos y sabía que mucho se debía a que él mismo lo había provocado.

—Debe ser duro.

—¿El qué?

—Tener que contenerte tanto. —dijo dejando su galleta sobre el plato sabiendo que tenía toda su atención. Casi podía sentir sus ojos grises atravesándolo con intensidad—. No dejas a las personas conocerte por el temor de que te lastimen y te esfuerzas más por demostrar que estás bien porque es complicado batallar con tantas emociones al mismo tiempo. Eliges el camino que parece más fácil, el contenerte sin saber que llegará el momento en que finalmente todo salga y no sabrás como reaccionar al ser tanto. —se encogió de hombros y continuó—: Y te mientes diciendo que no te molesta, pero la verdad es que no dejas a nadie entrar porque cuesta más cuando ellos se van.

Marnie se quedó en silencio sintiendo su corazón latir con fuerza en su pecho, sus manos temblaron suavemente y tuvo que obligarse a parpadear para dejar de mirarlo tan fijamente. Era como si él pudiera ver a través de ella.

No le gustó.

—¿Es esto una terapia de psicoanálisis? Porque no la pedí. —dijo Marnie mordaz, su ceño fruncido y sus hombros tensos por sus palabras—. No sabía que el ser un héroe también te daba un título universitario.

—No necesito el título para poder ser una persona observadora, Marnie.

—No me conoces, no puedes sacar esas conjeturas sobre mí. 

Él casi soltó una carcajada pero solo logró que sus labios se curvaran hacia arriba en una suave sonrisa mientras volvía a bajar su máscara.

—Creo que eres una persona muy transparente, Marnie, y entre más creas que estás siendo lo opuesto... Más ganas que mi intriga crezca. —se levantó y se acercó solo un poco hasta donde estaba sentada en su cama admirando la manera en que sus ojos grises brillaban a través de la luz de la luna que atravesaba su ventana. Su mano conteniéndose de tocar su delicado rostro—. Creo que deberías desviar más ése 'don' por la repostería porque ya eres increíble en ello. Y menos en tratar de contener algo tan maravilloso como lo es sentir.

Marnie no podía hablar, sus palabras estaban atascadas en su garganta y solo lo observó salir por su ventana despidiéndose una última vez antes de dejarla sola con su corazón acelerado y ojos cristalinos.

No le agradó tener control de sus emociones pero...Sorprendentemente, le agradó la compañía del Hombre Araña.






NOTA DE AUTORA

Hoy por supuesto que hay nuevo capítulo por el cumpleaños número 40 de nuestro precioso Andrew Garfield, mi Spiderman y Leo favorito.

Espero les guste esta historia porque le ando agarrando mucho cariño jskdjsk <3.

Besitos,
Fergie.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top