Capítulo 4
Pestañé ligeramente hasta recuperar completamente la consciencia. Me reincorporé poco a poco y estaba perfecto, como si no me hubiera tirado desde esa azotea, cosa que me sorprendió demasiado. Al levantar la mirada pude observar que estaba en medio de una calle y no había gente, solo sombríos edificios. Todo estaba vacío. Todo era desconocido para mí excepto un gran inmueble que era el lugar donde trabajo así que decidí adentrarme en él.
Entré y el lugar se encontraba exactamente igual a las calles, completamente vacío. Di unos pasos para acercarme a las escaleras y unos gritos me estremecieron. “¡Asesino!”
No pude soportar la fuerza de esos gritos así que tapé mis oídos y salí del sitio pero esos gritos infernales no cesaban, incluso tuve la sensación de que aumentaron su intensidad.
- ¡Basta! – Grité al aire con todas mis fuerzas en un intento de acabar con esas voces pero fueron en vano.
Yo no he hecho nada, no sé de quién carajo sean esas voces pero no soy un asesino y lamentablemente ahora mismo soy como un barco perdido en un mar de falsedad y soledad.
- ¡No soy un asesino! ¡Déjenme en paz! ¡No soy un asesino! – Grité prácticamente suplicando a la nada.
Las voces cesaron y las puertas de mi trabajo se abrieron inmediatamente como una señal de que pasara. Descubrí mis oídos y caminé hacia la entrada con paso cuidadoso. Entré y subí las escaleras hasta llegar a mi oficina en el tercer piso. Abrí la puerta y todo estaba en su lugar, apagado, como si nadie lo hubiera usado en días a excepción de una computadora que estaba encendida. Me acerqué a ésta y estaba abierta en un archivo que decía:
Grabación 129827 Fecha: 10/7/14
Ese fue el último día que la vi, fue el día del pleito en el trabajo, el día en que me asaltaron y me dispararon. ¿Por qué hay una grabación de ese día aquí? Necesito averiguar más de esto.
Abrí el archivo y éste contenía un video en la oficina. No era una grabación de cámara de seguridad, más bien era como si lo estuvieran filmando en primera persona.
En el video pude observar que Fernanda y Mauricio estaban discutiendo y llegó un punto en que él empezó a golpearla entonces, quien sea que sea el camarógrafo, interviene porque se escucha la voz demasiado cerca.
- ¡Déjala en paz idiota! – Dijo el camarógrafo.
- ¡Tú no te metas en mis asuntos! Ella se lo ha buscado y tú no eres nadie para decirme qué hacer o qué no hacer.
Se ve un puñetazo proveniente de la persona que está grabando hacia Mauricio.
- La dejas en paz o te reviento a puñetazos ahora mismo cabrón.
Mauricio se levanta y se acerca a un cajón que hay en su escritorio, saca un 9 mm y apunta al que lleva la grabación.
- Haber hijo de puta no sé si me hayas entendido, voy a hacer lo que se me dé la gana con ella ¿entendido?
- ¡Déjalo en paz! – Le replicó Fernanda tomándolo de la espalda y tratando de quitarle el arma.
Al momento en el que ella se abalanzó contra Mauricio él la tomó por la blusa y la golpeó, dejándola en el piso. Después de ver esto la persona que grababa se lanzó contra Mauricio y trató de quitarle el arma. Las manos de ambos luchaban por tener el dominio del peligroso artefacto porque quien sea que la poseyera terminaría con el conflicto de una vez por todas.
El camarógrafo lanzó a Mauricio contra el escritorio para hacerse con el arma más éste no se zafó y ambos cayeron rodando en el suelo golpeándose. Mauricio tomó el control de las riendas al hacer a un lado al desconocido que estaba filmando y le disparó en la pierna dejándolo mal herido en el suelo. Acto seguido se escucharon unos gritos de una mujer, probablemente de Fernanda, y después el sonido de una puerta siendo azotada.
A partir de ese momento se ve una cámara de seguridad fija en el techo en la pantalla e instantáneamente cambia la vista al punto de la otra cámara, mostrando a Fernanda inconsciente y desangrándose. Y al lado del escritorio me encontraba yo, con una bala atravesándome la pierna derecha.
Después de mostrar esa escena la grabación terminó.
Ahora comprendo todo, realmente no he asesinado a Fernanda, ha sido ese maldito hijo de perra el que lo ha hecho y me ha inculpado pero ahora sé la verdad.
Desperté instantáneamente y aparecí en la azotea del hospital, justo en el borde.
- ¿Estás seguro de querer hacer eso? – Me preguntó el doctor.
- ¿Sabe qué doctor? No voy a hacer esto.
- ¿Ah sí? Yo lo he visto tan seguro de esto.
- He cambiado de opinión. – Dije colocando un cigarro en mi boca. – Tal vez aún hay algo que tengo que hacer.
- ¿Y qué es eso que tiene que hacer? – Dijo curioso.
- Demostrarle al mundo que soy inocente, ¿me podría prestar su encendedor por favor?
- Me alegra saber eso Leobardo. – Dijo mostrando una sonrisa y estirando su mano con el encendedor. – El juicio será mañana
- Perfecto.
Nos quedamos un rato contemplando el hermoso cielo que había, apenas había caído la noche pero seguía la esencia del Sol presente. Después de eso me llevó de nuevo a mi habitación, me esposó la mano izquierda a la camilla y se fue.
No sé por qué he tenido esa visión pero ha iluminado mi mente, me ha mostrado la verdad y es hora de que el mundo conozca al asesino que está suelto en las calles, Mauricio.
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