03
Y se quedó en shock mirando al chico en la tarima quien lloraba y sonreía a la vez, tratando de dar lo mejor de sí. Y recordó que Dong Min fue vendido por su padre, pero nunca, imaginó que pararía en aquel lugar.
Menos siendo usado como entretenimiento.
—Ha sido mi pareja durante muchos años, lo amo. —Bin volteó su rostro lentamente hacia Mingyu, tratando de entender sus malditas y sucias palabras.
¿Amor? ¿Era eso amor? ¿Dejar que lo humillaran y que depravados lo tocaran?
—Creo que tú y yo tenemos un concepto equivocado de amor.
—Él siempre quiso esto, fue entrenado para esto. Yo solo le hice un favor. —explicó orgulloso, como si realmente la realidad fuese así.
Y Bin quiso desbaratarle la cara con un balazo en ese mismo instante, pero algo lo detuvo y eso fue, su pensamiento analítico.
Estaba ante la oportunidad más grande de su vida, después de 16 años buscándolo, por fin lo tenía en frente y no podía solo provocar un tiroteo sabiendo que su doncel es la "pareja" del hijo de un narcotraficante y por más poder que ejerciera ahora en la organización, sabía que no era lo adecuado.
El show terminó de la forma más bizarra y asquerosa posible, con un hombre acompañando al doncel frente al público y corriendose en su cara sin gracia, todo para humillarlo. Y el pelinegro se obligó a apartar su mirada en todo momento tratando de vomitar al escuchar sus quejidos.
No podía ser verdad, su amado no pudo terminar en un lugar tan asqueroso y menos con alguien como ese tipo. ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué se sentía tan impotente? ¿Por qué tenía un cargo de consciencia terrible que lo estaba ahogando?
Si tan solo su bastardo padre les hubiese ayudado, nada hubiera resultado así. Nada. Si tan solo su padre no hubiese hecho eso a sus espaldas...
A ese punto del partido, estuvieran ambos casados, liderando lo que se supone debían heredar, siendo un matrimonio estable y sin ataduras crueles. Le hubiese regalado a Dong Min una vida llena de comodidades y amor, dond pudiera ser feliz y su rostro no conocería más lágrimas.
Dong Min no sería usado como entretenimiento para adultos con fetiches y perversiones grandes, alejadas de la sociedad común.
Y tuvo que dejar sus pensamientos un momento dado a que Mingyu le llamaba.
—¿Qué le pareció? —preguntó refiriéndose al espectáculo que acababan de presenciar. Le intrigaba de alguna manera ya que pudo notar como su ahora socio, se quedó hipnotizado al verlo.
—Interesante. —se limitó a responder dado a que no pensaba evidenciar su clara molestia e intriga.
—Como puede darse cuenta, el negocio va muy bien. Es un sitio bastante concurrido a diario y nuestra forma de entretener es bastante ostentosa en comparación a otros lugares.
—Sí. Me doy cuenta que hay una estabilidad que deseamos mantener.
Porque sabía que para entrar, se debía pagar una cantidad bastante alta y que no se le entregaba una chica a cualquier cliente, sino solo a los seleccionados por Kim. Y esto aplicaba al doncel, supuso.
—¿Y ya decidió?
—¿Qué?
—Las chicas que quiere. Déjeme decirle que todo lo que hay en este lugar y se presenta a nuestros clientes, está a su disposición.
—¿Así como... Tu doncel? —Y si iba a aprovechar la oportunidad, lo haría.
El rostro del hombre formó un gesto en desagrado, el cual Bin notó, pero que al mismo tiempo Mingyu disimuló.
—¿Quiere un rato con él?
—Me parece interesante... Jamás había visto uno en mi vida y me da curiosidad saber... Que se sentirá probarlo.
Trató de hablar como cualquier otro asqueroso pervertido en aquel lugar para que no se notaran sus segundas intenciones.
—Bueno... Lo que me pide es un poco... ¿Difícil?
—Entiendo que es tu pareja, yo solo-...
—No, no. Descuide. No es eso lo que me importa. En realidad, solo me tomó por sorpresa.
—Entonces... ¿Lo va a considerar? —ya tenía ganada su oportunidad, solo faltaba el pase libre.
—Por supuesto que sí. El hecho de que haya venido hasta aquí y que nos incluya como parte de la organización a mi familia y a mí, es algo que no sabría ni como pagárselo. Darle al doncel no es nada en comparación a lo que usted nos dio, señor Moon.
E hizo una seña a su gente para que escoltaran a Moon.
—Le había preparado un cuarto para que disfrutara de mis chicas, dado a que solo quiere al doncel no sé si las cosas cambian.
—¿A qué te refieres?
—No sé si usted sabía, pero ese doncel es una bestia. No puede estar con gente alrededor, por lo que lo mantengo encerrado, listo solo para el show o si alguien de valor me lo pide.
Y quería asesinar a Mingyu en ese instante al escuchar el tono tan despectivo que usaba para referirse al doncel.
—¿Es cómo tu perro, Kim?
—Por supuesto. Un bastardo al que hay que disciplinar. Como sea, por favor siga, mi gente lo llevará hasta la habitación.
Con sus guardaespaldas detrás, siguió a los hombres de Kim hasta donde podría estar con el doncel a solas. No lo iba a negar, el niño que una vez se ocultó y se apagó dentro de él, estaba resurgiendo en ese momento y temía cometer una locura solo por puro impulso.
Pero no iba a negar que deseaba con toda su alma encontrarse con Dong Min, ser reconocido por él y que ambos huyeran de ese maldito infierno aún cuando debía matar a quien sea.
Y si se ha ensuciado las manos con bastardos sin valor que les debían dinero, ¿Por qué no lo haría por la persona que más amó y que todavía, sigue amando?
Era un acto razonable para él y no lo discutiria.
En su andar se escuchó un grito lastimero, sin embargo, lo ignoró; pero al dar unos pasos más, se encontró una especie de calabozo y pudo suponer que habían tenido a alguien o algo dentro.
—¿Para qué es eso? —preguntó con clara curiosidad a uno de los hombres.
—Es la habitación del doncel. —solo asintió, siguiendo el paso y sintiendo choques en su pecho una opresión y la espinita que lo perforaba de lado a lado junto a su molestia incrementando.
Finalmente, le abrieron las puertas de la habitación muy bien acondicionada y antes de entrar, Mingyu le hizo una no muy agradable recomendación.
—Si desea embarazarlo, lo puede hacer, nosotros nos encargamos del resto.
Y solo entró sin soltar una palabra porque le parecía la cosa más asquerosa que le pudieron decir ese día. Porque entendía que un doncel era algo extraño, que un doncel era tan especial dado a la estructura fina de su cuerpo, que algunos eran hermafroditas, el hecho de poseer características androginas y en especial el hecho de que podían quedar embarazados, era lo que más despertaba el morbo.
Porque incluso él como jefe de la mafia conocía cada uno de los espacios en donde se vendían a los donceles, como hacían tráfico de niños y obligaban a los donceles a reproducirse para poder sacar otro niño doncel. La verdad es que había una lista inmensa de abominaciones qué el ser humano era capaz de hacer y todos eran cómplices porque conocían los hechos y no denunciaban, o transformaban esa enfermedad en algo para su conveniencia.
Y dado a que él conocía el fin cruel qué le dieron a su doncel, eliminó de raíz la prostitución en la organización y se rehusó a forzar a otros a acostarse con él. Si bien, de vez en cuando es complacido con alguna otra prostituta, pide de ante mano que todo sea consensuado por un respeto a la chica. Trata de ser diferente aún cuando su mundo no le permita un cien por ciento hacerlo.
Decidido, solo pudo dar pasos hacia la cama qué se encontraba del otro lado de una pared que dividía la entrada de aquel sitio y sus ojos por poco se caen en lágrimas, al ver al doncel atado de pies y manos en aquella cama, con sus ojos vendados y completamente desnudo.
—Dong Min... —el ser llamado por su nombre hizo que se quedara sin aliento. Bin supo que fue demasiado apresurado el haber hecho aquello, pero quería lanzarse sobre él y abrazarlo.
Es por eso que quitó la venda de sus ojos y el doncel pudo ver ese rostro familiar que había extrañado por años. Sus ojos parpadearon en señal de miedo y ansiedad, sin poder creer que Bin estuviera frente a él. Peor aún, que lo estuviese viendo de esa manera.
Mingyu le hizo saber que un cliente muy estimado quería acostarse con él, renegó ante aquello ya que odiaba que su "esposo" lo entregara a otros hombres para follarlo y lo peor era quedar embarazado siempre y tener un aborto a las pocas semanas.
Pero Bin estaba ahí, ahí frente a él y probablemente él haría lo mismo, por lo que estaba impaciente y deseando no le hiciera nada.
—Dong Min... —se arrodilló en la cama para ver su rostro de cerca, aquel lastimado y deshecho rostro no hablaba más que dolor y sufrimiento. Observandolo, fue quitando los grilletes para liberarlo y cuando estuvo libre, pensó por un momento que Dong Min lo abrazaría o se alegraría de verle... Pero no fue así.
El doncel solo se acostó boca abajo y elevó su trasero con sumisión, sabiendo que de él nadie podía buscar más que sexo, aún si eso incluía a Bin. Al final era un hombre más dentro de un mundo tan repugnante y si no se acostaba con él, Mingyu lo dejaría sin comer durante tres días y pensaba... En lo que le podía hacer a su...
—¿Qué estás haciendo, Min? —la voz cálida y a la vez preocupada de Bin, le hizo prestar atención, y quiero responder, más no encontraba una respuesta lógica. —Min-...
Bin intentó tocar su hombro, pero se dio cuenta que Dong Min estaba llorando y se asustó.
—Déjame... —su voz apenas y se escuchaba.
—Min-...
—¡Déjame! —gritó con furia, esperando solamente el golpe en su rostro. Aunque no recibió más que un rostro confundido y temeroso.
—Min...
—No me hagas nada, por favor. —Y pidió con voz rota y lastimera, y Bin quiso abrazarlo, pero entendió finalmente que Dong Min estaba en shock y por eso actuaba así. —No trates de follarme, no quiero-...
—No te haré nada, Min. —miró sus manos lastimadas, sus muñecas hechas sangre y ni hablar de su cuerpo lleno de moretones, lo peor es que no lo notó antes, pero... Dong Min tenía un bulto en su abdomen... Estaba embarazado.
Todo fue tan shockeante, porque esa era la palabra que se necesitaba en esta ocasión. Porque los dos estaban destrozados por dentro y eran tantas emociones dentro de sus cuerpos qué no hallaban qué decir o hacer, solo se les quedaba el aire metido en sus pulmones.
Y que más da que no hubo más que el sonido de sus hipidos y el de sus mocos al ser sorbidos, y Bin... Bin solo deglutía su saliva por su garganta, tratando de tragarse ese nerviosismo.
Dejó pasar unos pocos minutos y comprendió la situación retorcida en la que estaba. Por lo que tomó uand decisión pronta.
—Tengo que hacerte algo para que crean que me acosté contigo. Lo siento.
Acercó su rostro a su cuello con sus labios comenzó a besar una zona en específico. Que más da que terminó clavandole los dientes hasta que soltó un gemido lastimero y dejó al separarse, un hematoma en carne viva con sus dientes alrededor.
—Si llega a preguntarte, dile que fui una bestia o algo. No te delates porque puede irse contra ti. Sé que tengo una promesa en pie y-...
—¿Promesa? —sus ojos una vez más se pusieron llorosos. —Yo no te conozco, así que no hables de promesas que no existen.
—Min, yo prometí cuidarte, ¿Recuerdas?
—No sé nada, solo sé que soy una puta y estoy casado con mi dueño. No pintas nada aquí, no te necesito.
Y le hubiese dicho algo que le ayudara con su argumento, pero ni hubo más que silencio. Un silencio incómodo al caer en cuenta de la realidad una vez más.
—Esa promesa sigue en pie aún cuando la hayas olvidado. —se puso de pie, se quitó el saco y la corbata y dejó de afuera su arma para que lo respetaran. —Yo si te recuerdo, Lee Dong Min.
Y tomó de sus labios un poco de ese labial que se escurría y se manchó su propia boca para parecer que se habían besado o algo, incluso llenó su camisa para disimular y sin más, salió de aquel cuarto dejándolo tan confundido.
En su salida de aquel club, varias chicas se le acercaron y haciéndose pasar como un casanova, terminó siguiendoles el juego, sabiendo perfectamente que Mingyu lo observaba y también, porque quería hacerle creer que no estaba interesado en Dong Min.
—¿Qué le pareció el servicio, señor Moon? —estaba emocionado por saber.
—Muy bueno, ese doncel es una maravilla de carne. Tan jugoso y sublime. Cada maldito segundo follandome valió la pena.
—Y espero que pueda ser de su agrado siempre que quiera. Sabe que está a su disposición.
—Me encantaría, más si sé que puedo embarazarlo.
—Cuente con ello la próxima vez. Tendrá esa vaca limpia y lista para recibir su premio.
—Me parece estupendo.
Se despidieron, siendo el último tema tocado de la noche, el cargamento de drogas que le entraría por la mañana y sin más que hacer allí, se fue.
Echó una última mirada a aquel sitio y sintió su corazón tan débil.
Su Dong Min...
Todo su sufrimiento, la falta de su otra mitad, la incertidumbre... Todo eso que sufrió en silencio durante 16 años, más el odio hacia su padre por haber sido un hijo de puta de primera.
Porque gracias a ese perro que ahora está pateando en los infiernos, su Dong Min terminó con esa gente.
Porque fue su padre quien lo vendió y se quiso lavar las manos por mucho tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top