Capítulo 1: Este soy yo

Mis pasos se volvieron lentos y muy pesados en cuestión de segundos. El cuchillo en mi mano estaba agarrado lo necesario para no caerse, ayudado por el sudor que había llegado a mis dedos. Mi respiración era sorprendentemente lenta, dejándome usar mi sonrisa malévola como una entrada y salida para el oxígeno.

La mujer frente a mí soltó un grito que podría haber aturdido a cualquiera que hubiera puesto su oído a rozar con sus labios. Sus piernas comenzaron a patalear desaforadamente en el suelo para alejarse de mí, sin quitarme esos ojos atemorizados de encima. Su remera estaba manchada con un rojo que reconocía con facilidad, el cual indicaba nada bueno para aquel que se encontrara con esta escena.

Finalmente, pude acercarme cuando ella se dio por vencido. Me coloqué encima, soltando una muy extraña risa la cual nunca había practicado. Y apretando con fuerza, alcé mi cuchillo al aire bruscamente para luego bajarlo a toda velocidad.

-¡Corte! -gritó el hombre al costado del escenario- ¡Corte, corte, corte!

Detuve mis movimientos por unos segundos hasta que finalmente largué un suspiro de decepción y ayudé a mi compañera actriz a levantarse.

-Frenen un poco la música -continuó el director-. Zayn, ¿qué pasa?

Mis ojos se mostraron confundidos. Por más que la pregunta era simple, no lograba entenderla.

-¿Qué ocurre con qué? -pregunté.

-Tu actitud. Si fuera un espectador, no entendería que eres un asesino. No te ves como uno. No pareces uno. Lograría comprender que solo estás actuando.

-Lo siento -me disculpé.

-Piensa que estás a punto de matarla. ¿Seguro que James se comportaría así ante esa situación?

-Pues no, porque no soy él.

-Exacto. Por eso tienes que pensar qué haría él en esta situación. No tú, él. Un asesino.

Asentí rápidamente, aunque de hecho no me creía capaz de lograrlo.

-Beck, tú estuviste genial -indicó el director, colocando con exageración su mano sobre el pecho-. Me convenciste con el grito. Sigue así.

-Gracias, Will -agradeció la nombrada, sonriendo ampliamente.

-Vamos, repitan la escena -ordenó el hombre, aplaudiendo-. Zayn, ya sabes.

-Sí, sí -dije con un tono irónico, arrastrando mis pasos hacia un extremo del escenario.

Largué otro suspiro una vez llegado al sitio y volví a mirar a mi falsa víctima. Traté de repasar mi guión mentalmente una última vez para que no hubieran errores causadas por la memoria en esta pasada.

Mi trabajo en esos momentos era hacerme pasar por un asesino para la obra de la secundaria Highmore. No pensé que me interesaría actuar, pero cuando tuve la oportunidad, la aproveché y la disfruté. Por esa razón estaba en esos momentos allí.

Rumores dicen que esta obra está hecha para que los estudiantes aprendan a defenderse cuando se enfrenten a una situación parecida. ¿Por qué? Porque hace ya un año que hubieron asesinatos en el pueblo en el que vivo; Livetale. Ninguno de las nueve víctimas dejaron una pista de quién podría ser su asesino, y tampoco parecían tener una relación entre ellos. En resumen, era inútil investigar.

Pero raro es que ya nadie parece darle mucha vuelta al tema. Si me preguntaran, diría que la mayoría se ha olvidado de que ciertas personas faltan entre nosotros. Incluyo en esas personas al asesino. Éste no pareció volver a atacar en meses, y por eso ya las cosas volvieron, ciertamente, a la normalidad.

Aquella vez cuando escuchamos la noticia del primer asesinato, todos estábamos súper asustados, obviamente. Era la primera vez que alguien muriese con semejante brutalidad en Livetale. Preferiría no entrar en detalles, pero realmente el asesino se pasó de la raya al matar a su primera víctima. Desde ese momento, la seguridad aumentó en ciertas zonas, y las personas caminaban con más compañía y precaución que antes.

La música que indicaba el comienzo de la escena sonó por los parlantes, dándome la señal de que tenía que moverme y dejar de pensar en otras cosas. Me concentré para que, con algo de duda, mis pasos empezaran a volverse lentos y fuertes. De nuevo, Beck gritó desde el suelo y así alejarse de mí. Volví a colocarme arriba de ella, y esta vez con más brutalidad, alcé mi cuchillo de mentira para bajarlo y simular clavarlo debajo de su axila izquierda.

-No, no, no, no -dijo Will, volviendo a detener la escena-. Zayn, sigues siendo tú.

Para él es fácil decirlo, pero en realidad cuesta convertirse en alguien que no eres; mucho más si sabes que tendrás a cientos de personas mirándote una vez que lo hagas.

-Lo siento, Will -volví a disculparme-. Es que no me siento capaz de hacerme pasar por un asesino.

-Tonterías -dijo-. Sí que puedes. Ya lo has demostrado antes. Intenta ser él.

Intentar ser él, ¿eh?

-¿Y cómo puedo hacerlo? -pregunté, aún confundido.

-Dejando de pensar que eres Zayn y convirtiendo tu mente en una que quiere matar.

Inhalé algo de aire. Aún no tenía idea de cómo podría hacerlo. Repito, no tenía la manera de saber cómo pensaría el personaje. Debo añadir que apenas empecé a interpretar este papel semanas atrás, por lo que aún no tenía una idea completa de quién era éste.

El timbre indicó que la hora había finalizado, evitando que tanto Beck como yo pudiéramos volver a nuestros lugares de inicio de escena. Mis ojos se clavaron sobre Will, quien largó un muy fuerte resoplido. Se notaba que a él le gustaba dirigir esta clase de cosas, pero probablemente mi falta de experiencia le estaba haciendo el trabajo difícil.

-Está bien -dijo afligido, volviendo a mirarnos-. Ya es hora. Vuelvan a casa.

Mi compañera y yo nos miramos una última vez antes de bajar del escenario y agarrar nuestras mochilas ubicadas en los asientos del fondo. El resto de los estudiantes que participaban en la obra se levantaron de sus sillas también, dirigiéndose sin interrupciones hacia la salida.

Fui el último de los jóvenes en salir por las puertas y hacia la salida de la secundaria. Apenas pisé fuera, el aire fresco recorrió mi cuerpo, y el olor a primavera llegó a mi nariz. Varios de los estudiantes de otros clubes se encontraban reunidos en la entrada al lugar, algunos pocos fumando y otros estudiando. Avancé sin prestarles atención hasta mi bicicleta, la cual agarré con rapidez para subirme a ella y comenzar a pedalear hacia mi hogar.

Livetale es un pueblo tranquilo si dejamos de lado los asesinatos que mencioné previamente. No es más que un pueblo típico donde hay adolescentes que hacen fiestas cada semana y donde los vecinos te saludan cada vez que te ven. Es un pueblo pequeño a comparación con otros, pero una vez que vives allí te das cuentas de que es más grande de lo que parece. Cuenta con todo lo que una ciudad simple tiene y está rodeado de árboles.

Al principio puede parecer una ciudad misteriosa, pero luego te das cuenta de que es un pueblo como cualquier otro. Sin embargo, no niego que tenga sus secretos o sus pueblerinos locos. Ya con el tema de los asesinatos es fácil darse una idea que no es completamente normal. Pero tampoco digo que unos asesinatos haga al pueblo extraño, pues de estos hay en todos lados, solo que quiero dejar en claro que hay ciertas cosas que aún no tienen sentido.

Luego de unos minutos, mi bicicleta frenó frente a mi casa. Ésta era algo pequeña, pintada de celeste y con los bordes blancos. Seré sincero, no estaba en muy buen estado. Mi padre nunca se ocupa de mantenerla o de limpiarla, por lo que soy usualmente yo el que tiene que hacer la mayoría de las cosas, en las cuales no soy bueno. Y como fue construida por mis bisabuelos años atrás, podríamos decir que ciertas cosas parecen querer salirse de su lugar.

Apoyé la bicicleta sobre el césped suavemente, frente al buzón. Y con pasos deprimentes, caminé hacia la puerta.

-Llegas tarde -quejó mi padre, sentado sobre el viejo sofá y tomando un último sorbo a la botella de cerveza.

-No es cierto -indiqué, cerrando la puerta sin mucha fuerza-. Mira bien el horario. Es la hora de siempre.

Pasé por detrás del sofá sin siquiera revisar si mi padre se había dedicado a mirar la hora. Él era adicto al alcohol, y por eso tenía que lidiar yo con casi todo. Me alegro de que no se enoje con facilidad, pues por alguna razón tiene paciencia, pero si le tocas el botón incorrecto, es recomendable esconderse. Es de esos que se sientan y miran televisión todo el día, solo que de vez en cuando sí hace lo que debería, como trabajar.

-Zayn -me llamó mi padre con su característica voz grave-, ¿sabes si llegó la cuota?

-¿Cómo voy a saberlo si acabo de llegar? -pregunté, frenándome antes de la puerta de mi habitación.

-A lo mejor lo habrías visto en la puerta -dijo. Era fácil entender por el tono de las palabras que estaba borracho.

-No vi nada allí -contesté.

-Rayos -masculló-. ¿Cómo quieren que paguemos si nunca nos llega el papel?

Entré a mi habitación y cerré la puerta antes de que pudiéramos hacer contacto visual. Apenas apoyé mi cabeza sobre la pared, mi celular vibró, causando que lo sacase el bolsillo.

"Hey" decía el mensaje. "¿Todo bien?".

Sonreí muy levemente antes de lanzarme a la cama y comenzar a escribir en el pequeño teclado del aparato.

"Como siempre", respondí. "Nunca nada es especial en mi vida".

Toby era un amigo muy cercano a mí. Fue uno de los únicos que se acercó a mí para interactuar. No es para nada como yo, pero es eso lo que nos hace ser tan buenos amigos. Digamos que él tiene más popularidad que yo en la secundaria, y tiene una actitud más energética.

"No digas eso. Ahora que te uniste a la obra no tienes excusa", dijo por mensaje.

"¿Qué tiene que ver la obra con ser especial?".

"No sé. Solo quería resaltarlo".

Reí brevemente por su respuesta para luego volver a escribir. Logré entender con facilidad que quería que yo le preguntase lo mismo.

"¿Y tú?", escribí.

Casi instantáneamente después, la pantalla de mi celular mostró que mi amigo me estaba llamando. Largué una pequeña carcajada antes de atender.

-Hola -dije, sonriendo por más que él no lo notaba.

-Hey -dijo él a través del aparato. Su voz mostraba cuán feliz estaba.

-¿Como fue tu día? -volví a preguntar con un tono burlón. Repito, sabía que necesitaba contarme lo que le sucedió en el día.

-Muy bien, gracias por preguntar -respondió, contestando con exageración. Probablemente entendió que lo había descubierto-. El entrenador del equipo me eligió como capitán.

Me sorprendió lo directo que fue al decir aquello. Para aclarar, él jugaba baseball.

-¿Qué? ¿Lo dices en serio?

-¿Por qué bromearía? -contestó notablemente contento.

-¡Dios! ¡Felicidades, Toby! -dije, feliz por él.

-Gracias, gracias -agradeció. Apostaría a que hizo una reverencia sin importar que nadie lo mirara-. Mañana empezaré mi primer día como alguien importante en el equipo. Solo que no sé ser capitán. No tengo ni una idea de qué decir o hacer.

-A ver... ¿No tienes un entrenador? -pregunté.

-¿Cuál es tu punto?

-Que trates de copiar lo que él estuvo haciendo todo este tiempo.

-No es tan fácil.

-Puede ser, pero por algo te eligieron a ti como capitán.

-Justamente me preocupa que se enteren de que no sé dirigir un equipo y me saquen el título.

-No te molestes -traté de tranquilizarlo-. El resto entenderá que es tu primer día.

-Sí, sí, tienes razón -dijo, suspirándole al micrófono del celular, el cual casi me deja sordo-. Tengo miedo, a decir verdad, pero tendré que acostumbrarme. Como sea, ¿qué tal va la obra?

-¿Densa? -contesté, dudoso-. Will me pide que haga cosas que no puedo.

-¿Como cuáles?

-Como no ser yo -respondí, riéndome-. ¿Te acuerdas del personaje que me tocó? ¿James, el asesino? Bueno, Will dice que no me parezco a él, que no tengo actitud de asesino.

-¡Ja! No te imagino siendo uno.

-Ese es el problema. No sé qué hacer con él. No sé cómo ser él... Entonces ahora estoy atascado hasta que finalmente logre convencerlo.

-Hagamos esto -dijo Toby. A juzgar por el ruido, supe que se estaba sentando-. Deja tu mente en blanco. ¿Lo tienes? Ahora piensa, ¿por qué mataría un asesino?

-Por distintos motivos.

-¿Pero James por qué mataría?

-Por gusto. Porque le gusta matar.

-Bueno, entonces, ¿cómo sería una persona a la que le gusta matar?

-No lo sé... Will me dijo prácticamente lo mismo, pero no sé cómo hacerlo. Tendría que ser James para entenderlo. Tendría que matar para entenderlo.

-Rayos.

-No soy una persona a la que se le resulte fácil entender a otros -reí.

-En eso te creo -dijo, riéndose también. Aunque, inmediatamente después, pude escuchar una voz femenina, la cual calló a mi amigo-. Ok, ahí voy. Zayn, me tengo que ir.

-Oh, está bien -dije, algo afligido-. Te veo mañana.

-Nos vemos -saludó él antes de colgar.

Solté el celular sobre la cama y cerré los ojos brevemente. Inhalé también todo el aire que podían aguantar mis pulmones y exhalé lentamente. Por más que quería distraerme, mi mente seguía ocupada con lo de la obra. ¿Qué podía hacer para volverme alguien como James?

Fue ahí cuando le di una última vuelta a las palabras de Will.

"Sí que puedes. Ya lo has demostrado antes. Intenta ser él".

Intentar ser él, ¿huh?

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