f-fuck... jimin.

JungKook y Mark no tardaron absolutamente nada en empezar a murmurar cuando divisaron a TaeHyung ingresando en la cafetería acompañado de, nada más y nada menos que Park JiMin.

—¿Qué mierda les pasa a ustedes dos? Parecen dos viejas chismosas. —se queja YeonJun, dirigiendo su mirada hacia sus dos amigos, quienes le miraron estupefactos y después, señalaron hacia donde TaeHyung se encontraba acompañando a JiMin por algo para almorzar—. Oh, miren, TaeHyung está con el niño anaconda.

JungKook soltó una carcajada.

—¿Le contaste a YeonJun? —inquirió Mark, mirando acusadoramente a JungKook.

—De hecho, fue Tae quien me contó. Estaba tan desesperado de que el niño anaconda lo perdonara, que nos contó a todos su… hermosa y romántica primera charla. —respondió Choi con tranquilidad y sarcasmo. Mark estuvo a punto de regañarlo.

—Hola, chicos. —saludó TaeHyung, sonriendo con un poco de tensión. Sabía que sus amigos podían ser algo… raros, y a él no le importaba, sólo que, esta vez, no quería asustar a JiMin—. Eh... él es Park JiMin. Va a ser nuestro amigo ahora.

YeonJun, JungKook y Mark se miraron entre sí con un poco de sorpresa.

—Yo soy JungKook, encantado de conocerte. —saluda el rubio, estirando una mano hacia JiMin. Él le corresponde el saludo con timidez.

—Un gusto... —susurra, sonriendo.

—Mi nombre es Mark Tuan y tú... ¡eres una ternura! —exclama, apretando una de las mejillas del pelinaranja. Este se queja por lo bajo, pero sonríe avergonzado.

—G-gracias...

—Choi YeonJun. —dice el pelinegro, sacudiendo levemente su mano. JiMin asiente en forma de saludo—. Así que... tú eres el niño anaco...

Las palabras de Choi fueron interrumpidas por las manos de Mark sobre su boca y las histéricas risas de JungKook.

—No le hagas caso a YeonJun, JiMin, no sabe lo que dice. —le asegura el mayor de la mesa al menor, sonriendo tranquilizadoramente—. Y dime, ¿qué estudias?

TaeHyung casi se siente morir de un infarto. Si no fuese por Mark, YeonJun habría dicho algo verdaderamente estúpido e imprudente, lo que habría desencadenado un ataque de pánico en JiMin y de seguro habría salido huyendo.

Iba a ser un poco complicado que JiMin y sus amigos se llevasen bien, pero esos idiotas estaban advertidos: tenían que ayudarle a entrar en confianza con su objetivo o TaeHyung se vería obligado a hacerles pasar vergüenza con sus novios, ya que ser el consejero de todos sus amigos y su cofre de secretos tenía ventajas con aroma a chantaje.

—Ah… Mmh...

De nuevo JiMin empujaba en su interior, más duro, más rápido. Oh, joder, podía sentir todas y cada una de las hinchadas venas sobresaltando y palpitando por la carne caliente… o al menos, eso era lo que se imaginaba.

TaeHyung no podía entender porque, pero cada vez que pasaba más tiempo con JiMin, sus fantasías se volvían mejores. Más realistas, más deliciosas.

Movió su mano con más rapidez, buscando llegar lo más rápido posible. No tenía demasiado tiempo, pero no había podido evitarlo.

—M-mierda… JiMin... —susurró, intentando vanamente morder sus labios para acallar sus quejidos placenteros. Pero, en el fondo, se sentía insatisfecho. Aunque la potencia de su vibrador estaba al máximo y aunque se encontraba moviéndolo fervientemente adentro y afuera en su entrada, no se sentía del todo satisfecho.

Porque lo que TaeHyung quería no era masturbarse pensando en JiMin, lo que quería era que el pelinaranja lo masturbara mientras le metía ese gran y deseable pedazo de carne que cargaba entre sus piernas y al que, al parecer, no le daba uso alguno. TaeHyung siempre pensó que eso era un absoluto desperdicio.

Sacudió sus caderas un par de veces más antes de correrse ruidosamente y en abundancia sobre su propia camiseta.

Otro orgasmo más a la lista de "Pajas que me hago pensando en JiMin", se dijo a sí mismo, riendo sin gracia una vez se hubo recuperado un poco de la euforia de su corrida.

Habían pasado alrededor de tres semanas desde que incluyó a JiMin en su grupo de amigos y, ¿quién lo diría? Todos se llevaban de maravilla. Aunque el pelinaranja seguía siendo la criatura más tímida del planeta, lograba hablar sin tartamudear con YeonJun y se reía de los chistes de JungKook. Incluso Mark los había invitado a cenar en su departamento, donde JiMin tuvo la oportunidad de darse cuenta de que JackSon, su compañero de equipo, era pareja de Tuan.

TaeHyung bufó al darse cuenta de que había manchado su camiseta, la que recién se había puesto para salir.

No estaba en sus planes ponerse caliente antes de salir con sus amigos, pero estaba hablando con JiMin y a este no se le ocurrió mejor idea que enviarle una foto de cómo iba vestido.

Si había de lo que TaeHyung se arrepentía, era de haberle presentado a JiMin a su amigo Mark. Pues este había obligado a cambiar por completo su armario, de modo que Park ahora vestía como un jodido fuckboy demasiado caliente para la cordura de cualquier persona con la capacidad de verlo.

TaeHyung se sentía un poco enojado consigo mismo por no poder controlar los impulsos y las reacciones de su cuerpo, pues su polla respondió a la foto antes de que sus manos pudiesen escribir un mensaje concreto que no implicara rogarle a JiMin que lo follara hasta perder la consciencia.

—¡TaeTae! —gritó JiSoo desde abajo, haciéndole sobresaltar. Soltó un bufido ante el apodo, no porque le molestara, sino porque probablemente JiMin (quien, probablemente, estaba abajo esperándole porque se supone que irían juntos al encuentro con sus demás amigos) lo había escuchado y eso le avergonzaba—. ¡Apresúrate que tu novio te espera!

TaeHyung no pudo evitar dejar escapar una risita al oír aquello. Si JiMin estaba allí abajo y había escuchado a JiSoo decir aquello, de seguro estaba por morirse de la vergüenza.

Se cambió con rapidez a una camiseta blanca con otra a cuadros por encima, dándose una última chequeada en el espejo para agarrar su teléfono y salir corriendo de la habitación.

Una vez abajo, se encontró con la adorable escena de JiMin completamente ruborizado ante las insistentes preguntas de su amiga.

—¿Desde hace cuánto sales con TaeTae? —la sonrisa de TaeHyung se borró en el momento en que el adorable apelativo salió a la luz.

—Bien, ya basta. Lo estás acosando. —se queja el castaño, caminando hacia el par y agarrando a JiMin del brazo para apartarlo de su amiga, quien hace un puchero ante la actitud de su mejor amigo.

—Sólo conversábamos, TaeTae, no es para tanto. —responde la pelinegra, cruzándose de brazos.

—Te conozco, JiSoo. Sí es para tanto. —dice JungKook, señalándola acusadoramente. Se dirige hacia el perchero para tomar su chaqueta de cuero favorita y sus llaves—. No me esperes despierta. —se burla el castaño, lanzándole un beso en el aire. JiSoo ríe, sarcástica.

—Jennie, Rosé y Lisa vendrán hoy, así que mejor no vuelvas. —la chica le sonríe ampliamente, despidiéndose con la mano—. Un gusto conocerte, novio de TaeHyung.

—Se llama JiMin, tonta.

—Ya lo sabía. Él se presentó solito cuando llegó, TaeTae. —le hace saber su amiga, sonriendo con inocencia. El mencionado rueda los ojos.

—U-un gusto. —murmura el pelinaranja, sonriendo tiernamente. JiSoo suelta un chillido emocionada.

—Oh, TaeTae, es tan adorable que si no lo cuidas, me lo robaré. —le advierte su amiga, haciendo el amago de estirarse para apretar las mejillas del pelinaranja.

—Mejor concéntrate en tu novia y aleja tus garras de él. Nos vamos. —gruñe TaeHyung, jalando a JiMin hasta su cuerpo y saliendo apresuradamente del departamento.

Una vez fuera, se priva a sí mismo de observar a JiMin detalladamente, pues una erección era lo que menos quería en ese momento, así que simplemente se limita a sonreírle y empezar a caminar hacia el ascensor.

—Te ves bien, TaeHyung  —murmura, esbozando una sonrisa cohibida.

—Gracias, JiMin.

Ambos ingresan en el ascensor y el descenso comienza, incómodamente silencioso.

"Infiernos, ¿por qué huele tan bien?", gruñe TaeHyung en su mente, haciendo una mueca de fastidio.

—E-es adorable que tu hermana te llame TaeTae... —habla JiMin, rompiendo el silencio y tomándose un gran trago de valor para mirar a su amigo a los ojos.

—No es mi hermana. —le aclara el menor, apresuradamente, soltando una risita.

—Oh, lo siento, pensé que...

—No importa. —le resta importancia porque sabía que si no lo hacía, JiMin estaría disculpándose lo que quedaba de transcurso—. Es mi mejor amiga.

El mayor asiente, atento a las palabras de TaeHyung.

—¿Es divertido compartir departamento con ella? —inquiere, genuinamente curioso.

—Cuando no hace perversiones con su novia, sí, claro. —suelta TaeHyung, sin percatarse de con quien estaba ni qué clase de comentarios se debían decir en su presencia, pues el chico se avergonzaba por todo.

JiMin, en cambio, simplemente preguntó:

—¿JiSoo tiene novia?

El castaño se toma la molestia de mirarle sorprendido por unos segundos antes de responder con una sonrisa:

—Síp. Y si crees que ella está loca, pues no has conocido a su novia. —TaeHyung niega con la cabeza, parecía estar recordando algo—. Se merecen la una a la otra.

Y la conversación da por finalizada en ese momento, pues el ascensor se detuvo en la recepción, salieron de él y se dirigieron hasta el auto de JiMin.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top