NUEVE: KIM TAEHYUNG, THE SATYR
TaeHyung soltó un pequeño gemido cuando sintió; de nuevo, aquel roce en su entrepierna. No estaba seguro de lo que estaba pasando, pero tenía demasiado sueño, no quería abrir los ojos.
O al menos así fue hasta que distinguió un gemido más... que no era suyo.
Abrió los ojos en el momento preciso que todos los recuerdos de la noche anterior se desbordaron en su mente como una avalancha. Se sobresaltó un poco, abriendo los ojos de golpe y encontrándose con la castaña cabellera de JungKook recostada en su pecho cómodamente.
Movió las piernas un poco, notando de inmediato la razón de sus gemidos y los de JungKook. Ambos tenían las piernas enredadas con las del otro, por lo que era de esperarse que sus entrepiernas quedasen juntas y frotándose constantemente entre sí.
No le tomó demasiado darse cuenta de que no podía moverse, pues los brazos del castaño estaban fuertemente aferrados alrededor de su cintura, dejándole inmóvil.
Cerró los ojos con fuerza, intentando plantearse una idea de lo que le diría a JungKook y cómo este podría reaccionar ante la historia nada trágica que TaeHyung estaba deseando contarle, pues quería que él entendiese el porqué de su actitud de siempre y la de anoche.
No iba a ser algo fácil de contar, porque probablemente el menor se reiría de él. Pero JungKook le gustaba y quería intentarlo con él. Por más que eso le costase el autocontrol, deseaba que con JungKook no fuese únicamente algo sexual.
Sintió un par de cosquillas en el cuello y miró hacia abajo, encontrándose con que JungKook parecía estar despertando pues se movía inquieto; su cabello cosquilleaba en su cuello y no pudo reprimir sus impulsos, acariciando sus cabellos delicadamente.
JungKook paseó sus manos por el abdomen de TaeHyung, poniéndole nervioso.
—¿Jungkookie?
JungKook le miró en ese momento y TaeHyung temió que pudiese escuchar el inquieto y fuerte latido de su corazón, éste se había agitado notablemente al ver la adorable cara de JungKook recién despierto, con pequeños y hermosos ojos perezosos medio abiertos, sus labios exquisitos y rosas como siempre y sus cabellos apuntando en todas las direcciones, dándole una apariencia más que preciosa.
—Buenos días, Tae —murmuró. Trepó hasta quedar sobre TaeHyung y le besó la mejilla—. ¿Cómo dormiste?
TaeHyung le miró, estupefacto. ¿Acaso había olvidado lo que sucedió en la madrugada?
Era cierto que deseaba que JungKook recordase cada minucioso detalle como él lo hacía, pero de cualquier modo, aún no sabía como lidiar con ello. Así que no tenía idea de qué hacer o qué decir.
—B-Bien. —Se limitó a responder, forzando una sonrisa—. ¿Y tú, Koo?
JungKook rio, sacudiendo sus hombros, confundiendo al mayor.
—Hace un par de horas estabas "JungKook, me gusta el control", "JungKook, cállate", "JungKook, eres muy inquieto". JungKook, JungKook, JungKook —se burló enarcando una ceja.
TaeHyung enrojeció por completo. JungKook apoyó sus manos en su pecho y en éstas, su cara.
—Es un poco inverosímil que ahora me digas, Jungkookie o Koo.
El pelinegro se mordió el labio inferior.
Debía admitir que se había estado armando de valor para contarle todo a JungKook desde hace más de una semana pero justo en ese momento ni una sola palabra era capaz de salir de su boca.
Pero parecía no ser necesario, pues estando completamente hundido en sus pensamientos, lo único capaz de sacarle de ahí fueron los tercios labios de JungKook posándose sobre los suyos.
JungKook se acomodó de modo que quedó sentado sobre el abdomen de TaeHyung y enredó sus dedos en el cabello creciente de la nuca del mayor, quién se derritió instantáneamente ante el toque, enlazando su lengua con la de JungKook.
Kim se recostó contra el cabecero de la cama, sentándose y haciendo deslizar a JungKook por su estómago hasta que su trasero cayó en su entrepierna. Jeon se acomodó, moviendo sus caderas contra las del más alto, a lo que éste no pudo evitar jadear en medio del beso, apretando los ojos y apartando al menor, quien le miró con los ojos anhelantes y brillosos; con los labios hinchados y rojizos.
—No puedo... no puedo, JungKook —murmuró, revolviéndose el cabello.
—¿Qué no puedes? —indagó, enarcando una ceja,
TaeHyung dudó muchas veces antes de mirarlo pero al final, lo consiguió.
—No puedo hacer nada contigo hasta que no sepas... todo —confesó, mordiéndose el labio inferior.
JungKook sonrió, comprensión brillaba en su mirada y TaeHyung tuve contenerse un infierno para no lanzársele encima en ese momento.
—Bueno, empieza —pidió JungKook, acariciando levemente las clavículas del mayor.
—Primero... siéntate en otro lugar, no puedo concentrarme si estás ahí.
Le hizo saber, señalando un lugar a su lado en la cama. JungKook soltó una risita traviesa y se acomodó donde TaeHyung le había pedido.
—Ahora empieza.
El mayor se lamió los labios, ansioso.
—Soy un sátiro.
Soltó TaeHyung de golpe. JungKook se sobresaltó.
—Eh... bien, supongo que-
—No he terminado —lo interrumpió—. La primera vez que tuve sexo fue a los dieciséis. Fue con una chica y fue... horrible.
La mueca de asco en el rostro de TaeHyung hizo reír a JungKook.
—No lo intenté hasta medio año después, pero esta vez fue con un chico. Él no quería dejarme ser el activo por mi falta de experiencia, pero me negaba a ser el pasivo, así que esa noche sólo nos tocamos y no pasamos del sexo oral. A pesar de eso, fue una de las mejores noches de mi vida. Así que asumí que el problema eran las chicas. —Hizo una pausa—. Entonces me eduqué en el tema del sexo homosexual y empecé a hacerlo con chicos demasiado seguido. No podía estar un fin de semana sin estar entre las piernas de un chico... con el tiempo empeoró porque los chicos no eran suficiente para mí. Por más que me había traumado con el tema de las chicas, no pude resistirme. Empecé a hacerlo con chicos, chicas y ambos al mismo tiempo. Llegué al punto de que no poder pasar un día sin tener sexo. Mi resistencia se volvió aterradora.
TaeHyung hizo una mueca de angustia.
—Podía hacerlo cinco veces seguidas... incluso a veces sentía que no quedaba satisfecho. Mi familia se dio cuenta... fue lo más vergonzoso que tuve que admitir ante ellos pero en ese punto yo sabía hace mucho que tenía un problema de hipersexualidad. Así que fui a tratamiento durante un año y medio. Para cuando salí tenía dieciocho, que fue cuando me fui de intercambio.
» Cuando llegué a América me di cuenta de que llamaba mucho la atención. Las personas me caían por todos lados. Así que pensé que no era bueno para mi autocontrol tener la tentación así de cerca. Siempre he sido un chico un poco tímido, así que me encerré en mí mismo y así funcionó. O eso parecía. —Cubrió su cara con las manos—. Hasta que tuve que volver a Corea y entonces tuve que entrar en el equipo y ahora todos están detrás de mí...
TaeHyung se calló de repente. Quizá una apresurada confesión después de una historia tan patética como aquella no era una buena idea... lo mejor era esperar por la reacción de JungKook.
Así que volteó a mirarlo, encontrándose con los adorables ojos de JungKook muy abiertos y perdidos en la nada, procesando la información recién recibida.
—Bueno... yo no sé que decirte —admitió, encogiéndose de hombros—. Lo único que puedo pensar es que no te va a servir de nada reprimirte sexualmente. Todo saldrá peor. Además, tienes las bases de tu tratamiento y las pautas a seguir, sabrás que hacer cuando sientas necesidad de tener sexo... como lo has hecho todo este tiempo.
—Hay un problema más grande que ese —murmuró, mirando al castaño fijamente.
JungKook correspondió la mirada, sonrojándose levemente.
—¿Cuál es el problema? —preguntó, moviéndose para volver a su posición anterior; sobre el regazo del mayor.
TaeHyung tragó saliva, desviando su mirada de los labios a los ojos del menor en repetidas ocasiones.
—Que me gustas.
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